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Teología y vida - Hans Urs von Balthasar exégeta del Nuevo Testamento: Interpretación y acontecimiento de salvación

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vol.50 número1-2Von Balthasar y el giro estético de la exégesis veterotestamentaria: Un caso de estudio. Poder y alianza en la transición de Saúl a DavidLa carne de Cristo como salus in compendio (AH III,18,1), o la gloria de Dios en lo finito: Recepción balthasariana de Ireneo índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Teología y vida

versión impresa ISSN 0049-3449

Teol. vida v.50 n.1-2 Santiago  2009

http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492009000100024 

Teología y Vida, Vol. L (2009), 337-344

ESTUDIOS

Hans Urs von Balthasar exégeta del Nuevo Testamento: Interpretación y acontecimiento de salvación

 

Andrés Ferrada

Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica de Chile


RESUMEN

Este artículo pretende iluminar el método exegético bíblico usado por Hans Urs von Balthasar en el estudio del Nuevo Testamento. Se siguen tres simples pasos argumentativos: Primero se describe el método recurriendo a definiciones y explicaciones del mismo autor a nivel más bien teórico. Luego se lo ilustra con un ejemplo de interpretación concreto: el comentario exegético y hermenéutico del de la petición de glorificación que Jesús hace a su Padre (Jn 17,1-5) en el volumen dedicado al Nuevo Testamento de la afamada obra Gloria (IV Parte, volumen 7) del teólogo suizo. Finalmente se recogen los principales aportes del método a la exégesis y a teología bíblica. Entre estos últimos cobra especial resonancia para las ciencias bíblicas la atención que Balthasar presta a la participación de los intérpretes en el acontecimiento de salvación. En efecto, solo quien vive el Misterio Pascual puede en último término comprenderlo y explicarlo convincentemente. En concreto, el creyente al hacer exégesis del NT y, luego, al reflexionar su contenido teológico, puede darle sentido preciso, pues él vive y posee su núcleo o centro.

Palabras claves: Balthasar, Nuevo Testamento, Hermenéutica, Exégesis, Interpretación.


ABSTRACT

This article proposes to shed light upon the biblical exegetical method used by Hans Urs von Balthasar in his studies of the New Testament. Three simple argumentative steps are followed. First, the method is described by use of definitions and explanations of the author himself at a rather theoretical level. Then this is illustrated with an example of concrete interpretation: the exegetical and hermeneutic commentary on the petition for glorification that Jesus makes to his Father (Jn 17: 1-5) in the volume dedicated to the New Testament from the Swiss theologian´s famous work Glory of the Lord (Part IV, Volume seven). Finally, the principal contributions of his method to exegesis and biblical theology are treated. Among these latter, the attention Balthasar lends to the interpreters´ participation in the salvation event claims special resonance. In effect, only the person who lives the Paschal Mystery can, in the final analysis, understand and explain it convincingly. Concretely, upon engaging in the exegesis of the New Testament and, then, reflecting upon its theological content, the believer can make precise sense of it, for he or she lives and possesses its nucleus or center.

Key words: Balthasar, New Testament, Hermeneutics, Exegesis, Interpretation.


 

¿Qué es la exégesis? Es una pregunta que subyace tras la reflexión creyente de todos los cristianos, en especial los teólogos, pues la fe que profesamos y estudiamos nos ha sido transmitida por la Tradición viva de la Iglesia, cuyo testimonio y recepción más autorizada son las Sagradas Escrituras. La interpretación bíblica, por tanto, es ineludible para la vida e intelección de la fe.

Ahora bien, la Escritura es a la vez un fenómeno unitario y plural. Unitario porque la Biblia da cuenta de una sola economía salvífica, por lo que tiene unidad de sentido. De ahí que hoy se tienda a dar cada vez más importancia a la aproximación canónica en la exégesis bíblica, retomando con matices nuevos la manera como los padres de la Iglesia habían interpretado la Biblia.

La Escritura es también un fenómeno plural, pues en ella confluyen muchos y variados testimonios del acontecimiento de salvación que han sido conservados por la comunidad creyente. En la Biblia se dan cita muchas voces, antiguas y nuevas, que anuncian y/o proclaman, desde ópticas muchas veces bien distintas, el misterio inefable de la salvación de Dios. Incluso en ciertos casos parecieran estar en tensión hasta contradecirse.

¿Cómo acercarse a tantas voces?, ¿cómo encontrar el sentido armónico que entre todas forman, sin por eso mismo diluir la tonalidad propia de cada una? Es una empresa ardua y siempre desafiada por el reduccionismo. En efecto, se corre el riesgo, por una parte, de perder el acontecimiento testimoniado para conformarse con sucedáneos construidos sobre ideas más o menos vagas y bastante ajenas al misterio y, por otra, de enredarse en discusiones teóricas y/o ideológicas que poco sirven para edificar nuestra vida de peregrinos.

1. MÉTODO EXEGÉTICO BÍBLICO DE BALTHASAR

En el último volumen de su obra "Gloria", dedicada al Nuevo Testamento, Hans Urs von Balthasar propone un método de interpretación bíblica que intenta salvar -y lo logra con bastante holgura- ambos desafíos. De hecho, al abordar la intelección de la cifra "gloria", el autor constata con claridad el problema de la exégesis bíblica al que nos estamos refiriendo:

"Desde ahora en adelante aparecerá en el centro de nuestro discurso el uso neo-testamentario de los términos "gloria" (116 veces) y "glorificar" (más de 60 veces). Pero para lograr una recta inteligencia de la cuestión habrá que evitar entender estos términos, dispersos un poco por todas partes en los escritos y estratos del Nuevo Testamento, de un modo sincretista (como lo hace de buena gana la "exégesis de la galería") o como el calco mecánico de sus diversos significados veterotestamentario-judeo-apocalípticos, sino a partir del centro del acontecimiento salvífico neotestamentario. En otras palabras, lo que aquí llamamos "gloria" (de una manera distinta e irrepetible, pero que al mismo tiempo comprende y concluye, tras haberlos transformado, todos los sentidos anteriores) ha de brotar directamente del peso de la acción de Dios en Jesús; más aún, no puede ser otra cosa que autointerpretación de este peso. Si no se sigue este camino que va del centro a la periferia, sino el contrario, que establece estadísticamente lo que se quiere decir en el Nuevo Testamento con el término dovxa, no se obtendrá nunca el verdadero centro, no se reunirán nunca en un rostro distintos trazos. Y, sin embargo, están todos concatenados, más aún, "sólo artificialmente son delimitables" (1).

Esta extensa cita nos ofrece también una buena síntesis del método exegético del Nuevo Testamento del teólogo suizo (naturalmente también del Antiguo). Se trata de una metodología que podemos denominar "exégesis desde el punto de referencia teológico nuclear" o más explícitamente "exégesis desde el acontecimiento de la salvación". Es un método sencillo y profundo que consiste en ir del acontecimiento salvífico a su proclamación en los distintos textos sagrados; del misterio de la salvación de Dios en Jesucristo a su expresión literaria en las distintas obras del Nuevo Testamento. Estas ofrecen trazos del misterio, rasgos que no se pueden aislar unos de otros, pero que tampoco se pueden sumar "cuantitativamente" para acertar en el misterio que intentan desvelar.

Su fundamento no es meramente teórico, sino también vivencial-eclesial. El intérprete creyente parte siempre del misterio que cree y que vive: el acontecimiento de la salvación en Jesucristo. A la luz de este acontecimiento los distintos rasgos que lee o descubre en su reflexión de lo leído cobran sentido. Naturalmente esta vía de aproximación a las Sagradas Escrituras supone que ellas forman parte de una realidad más amplia, la revelación, como autocomunicación de Dios de sí mismo y del designio de su salvación al hombre en el seno de la comunidad creyente y en el contexto de una historia, que se remonta al origen de la humanidad y que continúa en el hoy de la Iglesia (2).

El punto de partida no es una mera preconcepción intelectual o vivencial del misterio cristiano, la cual resulta ser una especie de horizonte de sentido inicial del lector que al fundirse con aquel de la obra leída producen una síntesis nueva de comprensión, un tercer quid que servirá a su vez de preconcepción para una ulterior lectura y así al infinito. Si así se entendiera este método no estaría lejos de las propuestas de interpretación bíblica basadas en las tesis de la hermenéutica contemporánea (Wirkungsgeschichte).

Sin minusvalorar los aportes de las ciencias hermenéuticas, Balthasar va más allá. Propone el misterio mismo de la salvación como punto de partida de la exégesis: un acontecimiento que se explica a sí mismo, pues brilla por sí mismo (3); mejor aún "la acción de Dios en Jesús" está brillando en su irradiación misericordiosa en el hoy de la historia de los creyentes y en el mundo. El autor supone que el intérprete participa del acontecimiento de la salvación en la medida que también él está siendo iluminado por la acción del Espíritu Santo que sigue interpretando la Palabra al cristiano, dándole a conocer lo que recibió de Cristo (cf. Jn 16,13-15). "Esta explicación se verifica en el interior de las estructuras construidas y constituidas por él [Espíritu Santo]" (4): El bautismo y los demás sacramentos que vive, la proclamación de la Palabra y la enseñanza de los pastores que recibe, la diaconía y la comunión fraterna y solidaria en el seno de la comunidad eclesial, etc.

Naturalmente, Balthasar supone también que alguien que no se abre a la invitación de la fe puede conocer (e incluso con gran competencia exegética) los rastros del misterio; éste, sin embargo, le es ajeno. Nuestro teólogo lo sugiere indicando que una cosa son los trazos de "la acción de Dios en Jesús", otra es su rostro, la comunicación vital cara a cara con él.

El teólogo suizo nos explica, con sencillez y gran claridad, la justificación científica de su metodología exegética en una obra de divulgación:

...la sencilla regla fundamental de toda ciencia, a saber, que su objeto determina el método a emplear y solo así determinado puede ser adecuado, "científico". Aquí el objeto es Jesucristo, sin duda en figura humana, pero con la pretensión de anunciar al mundo la palabra definitiva de Dios. Ningún método puramente profano puede ser requerido por este objeto, a no ser que se subordine como instrumento humilde a la única respuesta adecuada a esta Palabra: la fe de la Iglesia (5).

¿Rechaza nuestro teólogo la filología, la crítica textual, la crítica literaria, la crítica de la redacción, la crítica histórica?, ¿obvía todas las connotaciones narrativas, retóricas o psicológicas de los pasajes bíblicos?, ¿desconoce los fenómenos sociológicos e ideológicos que se entrelazan con la Biblia?

Por supuesto que no. Leyendo con atención sus páginas y notas en obras como "Gloria", encontramos por todas partes indicaciones filológicas, psicológicas, históricas, etc. Bástennos como ilustración unos cuantos ejemplos tomados de la página del volumen dedicado al Nuevo Testamento de "Gloria", donde el teólogo suizo explica la petición de glorificación que Jesús hace a su Padre, narrada en Jn 17,1-5 (6):

- Da una razón histórica para iniciar en el cuarto evangelio la interpretación de la cifra dovxa: "comenzamos con la última interpretación neotestamentaria... da la clave de la unidad teológica de la cifra" (7).

- Para el estudio del pasaje bíblico no desdeña recurrir a la psicología a fin de explicar el aspecto antropológico de las afirmaciones de Jesús acerca de su yo y su gloria.

- Es bastante evidente que toma en consideración los términos relacionados con la cifra "gloria" en el contexto de toda la obra juánica, de modo de evitar imponerle significados ajenos al autor del cuarto evangelio (o a su obra).

No obstante estas consideraciones, dicho volumen no puede ser considerado una obra exegética al modo de un comentario bíblico. Basta leer tan solo una de sus páginas para darse cuenta de ello. Sin embargo, es una obra enraizada en una reflexión profunda de la Palabra de Dios, donde la Escritura fluye cristalina, no sólo por la abundancia de citas y referencias, sino también porque es su verdadera alma.

2. ILUSTRACIÓN DEL MÉTODO EXEGÉTICO BÍBLICO DE BALTHASAR

A continuación ilustraremos el método exegético de Balthasar en la página de su obra antes referida: su interpretación de la petición de glorificación que Jesús hace a su Padre (Jn 17,1-5).

1Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.
2 Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado.
3 Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.
4 Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
5 Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese..."

Antes de explicar este pasaje juánico, Balthasar ofrece unas consideraciones desde donde parte su reflexión. Las siguientes son particularmente relevantes para calibrar su método exegético:

- Ofrece primero un presignificado de la cifra gloria (8). Ella designa aquel campo de fuerza que todo ser viviente irradia sobre el ambiente que lo rodea, que en el caso de seres espirituales-sensibles adopta ambas facetas. Después aplica este presignificado a Dios. Respecto de él, gloria designa la manifestación espiritual y sensible de su Yo absoluto y singular, majestad absoluta, que se revela en la creación (cf. Rm 1,20.23) y en su autocomunicación personal en las acciones salvíficas a lo largo de la historia.

- Enfatiza que esta economía salvífica encuentra su cumbre en Cristo. Precisamente en él, en su obediencia hasta la cruz, se autorrevela Dios mismo, el abismo del amor divino. Por tanto, la cifra gloria devela el acontecimiento de la salvación, que es el centro vivo que da sentido a toda expresión acerca de Dios.

Estas consideraciones ponen de manifiesto que, en su reflexión, el teólogo suizo parte del acontecimiento de la salvación -el centro- antes de introducirse en la explicación de la página juánica citada, por más maduros que puedan ser los trazos que de tal acontecimiento ella transmita. En efecto, el cristiano posee, ha recibido -mejor está recibiendo-, este centro pues experimenta que el acontecimiento de la cruz muestra que la "potencia" de Dios irrumpe precisamente desde la más perfecta impotencia. Es la paradoja testimoniada por los autores neotestamentarios con distintos matices. Estos no la configuran ni mucho menos la crean, sino solo la reflejan.

Con todo, la interpretación que Balthasar hace de Jn 17,1-5 comporta también un profundo estudio del cuarto evangelio. Este subraya que Jesús es el Hijo enviado al mundo por el Padre (Jn 17,3; cf., p. ej., 3,14-16) que desempeña su misión entre los hombres como cumplimiento del mandato de aquel que lo envió (ejntolh;.; 10,18; 12,49; 15,10) y, por lo mismo, renuncia a un actuar o hablar autónomos (5,19; 8,28; 12,49; 14,10). Su misión llega a su plenitud en "su hora" -la cruz- (19,2830; cf. 7,30; 8,20; 13,1), donde "desvela toda su verdad" (9). Por eso, afirma con fuerza el teólogo suizo: la obediencia de Jesús hasta la muerte es glorificación del Padre "íntima e indisolublemente, una cosa con la glorificación del Hijo por parte del Padre" (10).

En efecto, la absoluta impotencia del Hijo por obediencia a aquel que lo envió lo remite a otro revelador, precisamente su Padre que lo glorifica. Esta bilateralidad trinitaria en el honrar y glorificar es el sentido de la petición con que Jesús abre su oración en Jn 17,1: "Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti". Así el autor del cuarto evangelio subraya que "en la humildad del Hijo que obedece brilla la ‘grandeza´ o ‘magnificencia´ del Padre" (11) y rompe con ello además la natural autoglorificación humana. En efecto, es instintivo el imponerse ante los demás y buscar el reconocimiento y honra mutua en la esfera social (cf. Jn 5,44; 7,18). Rechazando abiertamente este esplendor (Jn 8,50), Jesús expresa su más íntima comprensión de sí mismo, su verdad. Ésta, con todo, no queda reducida a una pura dependencia de la voluntad humana de Jesús a un designio extraño, sino es "una decisión tomada ya desde siempre que fundamenta toda su existencia terrena" (12) (cf. Jn 4,34; 14,10). Así se advierte nítidamente el sentido del motivo esgrimido por Jesús al Padre para pedirle que lo glorifique: "Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese" (Jn 17,4-5; cf. 13,32).

La obediencia del Hijo manifestada de modo sublime en su muerte en la cruz, como cumplimiento de la obra de amor encargada por su Padre, es para Balthasar la "suprema diástasis" (separación o distinción) que demuestra, "por una parte, la identidad de obediencia y amor en el Hijo y, por otra, la identidad sustancial entre el amor personal del Hijo y el amor del Padre" (13). Esto último queda expresado en las afirmaciones sobre el estar uno en el otro: "Como tú, Padre, en mí y yo en ti" (Jn 17,21; cf. 17,10; 10,30; 16,15). También en aquellas de la participación del Hijo en la gloria del Padre por encima del mundo: "Gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese" (Jn 17,5; cf. 17,24). La gloria común entre el Padre y el Hijo es, en definitiva, el esplendor de su mutuo y eterno amor: Del Padre por el Hijo, "Porque me has amado antes de la creación del mundo... para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos" (Jn 17,24.26); del Hijo por el Padre, "Ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado" (Jn 14,31).

Este amor se hace visible precisamente por medio de la obediencia. Esta es la razón de por qué Jesús, a su vez, exige obediencia a sus discípulos. Así el amor intratrinitario se difunde también en la creación produciendo frutos (Jn 12,24; 15,1-8). Precisamente, los frutos son una segunda razón de la petición de glorificación de Jesús: "Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado" (Jn 17,2).

3. APORTES DEL MÉTODO EXEGÉTICO BÍBLICO DE BALTHASAR A LA EXÉGESIS Y A TEOLOGÍA BÍBLICA

La descripción e ilustración del método exegético bíblico de Hans Urs von Balthasar, que hemos hecho en los acápites anteriores, ha puesto a la luz valiosos aportes para el desarrollo de la exégesis y teología bíblica. A continuación recogeremos los que nos resultan particularmente más significativos:

En primer lugar, pone de relieve la naturaleza misma de la Biblia como testimonio de la autocomunicación de Dios en una economía salvífica, las palabras están íntimamente imbricadas con los acontecimientos que describen o aluden; éstos, a su vez, se suceden y enlazan en una historia donde se prepara, primero, y se realiza, después, la salvación. Ciertamente, su cima es el Misterio Pascual de Cristo. Con todo, también se testimonia en la Biblia la consumación de esta economía en el presente y su plenitud definitiva en el futuro. Por tanto, la exégesis y la teología bíblica son herramientas muy valiosas para ayudar a comprender las palabras que testimonian los acontecimientos salvíficos y también el misterio mismo de la salvación, pero en ningún caso pueden abrogarse poder catalizarlo, delimitarlo o regirlo.

Por lo mismo, cobra especial resonancia para las ciencias bíblicas la atención que Balthasar presta a la participación de los intérpretes en el acontecimiento de salvación. Sólo quien vive el Misterio Pascual puede en último término comprenderlo y explicarlo convincentemente. En concreto, el creyente al hacer exégesis bíblica y, luego, al reflexionar el contenido teológico de la Biblia, puede dar sentido preciso a los distintos trazos del misterio en la literatura vetero o neotestamentaria que analiza y estudia científicamente, pues él vive y posee su núcleo o centro. Desde él adquieren sentido los aspectos más o menos parciales que uno u otro testimonio del mismo ofrece. El creyente ha recibido el conjunto del misterio, por eso es capaz de entender el sentido de cada uno de los trazos que dan cuenta de él: "En el conjunto del edificio cada piedra soporta todo el muro" (14).

Así se pone de manifiesto por qué la interpretación de la Escritura alcanza su exactitud sólo si es hecha con el mismo Espíritu con que fue escrita según la clara afirmación del Concilio Vaticano II:

...Como hay que leer e interpretar la Sagrada Escritura con el mismo Espíritu con que se escribió; para descubrir el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender con no menor diligencia al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe" (15).

En ningún caso, sin embargo, el método exegético bíblico de Balthasar elimina o elude la autonomía de las distintas ciencias y disciplinas que confluyen en la exégesis bíblica: filología, crítica textual, crítica de la composición, crítica histórica, retórica, poética, narratología, sicología, sociología, política, etc. Estas tienen mucho que aportar a la comprensión de los textos bíblicos y al acontecimiento de salvación testimoniado en ellos. Con todo, todas ellas no dan cuenta directamente del acontecimiento de salvación mismo, sino de sus trazos en los escritos sagrados.

Finalmente, el quehacer interpretativo mismo de la Sagrada Escritura del teólogo suizo, testimoniado en su obra "Gloria", muestra la necesidad de que el intérprete del Nuevo Testamento -por supuesto también del Antiguo- considere la complementariedad de las diversas formulaciones del misterio de la salvación en los distintos escritos vetero y neotestamentarios sin aislarlos o reducirlos.

NOTAS

(1) H. U. von Balthasar, Herrlichkeit. Eine theologische Ästhetik, Band III, 2, Theologie, Teil 2, Neuer Bund, Einsiedeln 1969, 221-222; trad. castellana, Gloria. IV Parte. Teología. Vol. 7. Nuevo Testamento, Madrid 1989, 195-197.

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(2) Cf. especialmente DV 2.

(3) Cf. H. U. von Balthasar, Herrlichkeit, Neuer Bund, 225; Gloria, Nuevo Testamento, 199.

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(4) Id., "Dios es su propio exégeta", Communio 8 (1986) 10.

(5) Id., Kleine Fibel für verunsicherte Laien, Einsiedeln 1980, 43; trad. castellana, A los creyentes desconcertados, Madrid 1983, 37.

(6) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 226-231; Gloria, Nuevo Testamento, 200-205.

(7) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 226; Gloria. Nuevo Testamento, 200.

(8) Cf. id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 223-224; Gloria. Nuevo Testamento, 197-198.

(9) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 226; Gloria. Nuevo Testamento, 200.

(10) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 226; Gloria. Nuevo Testamento, 200.

(11) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 227; Gloria. Nuevo Testamento, 201.

(12) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 228; Gloria. Nuevo Testamento, 202.

(13) Id., Herrlichkeit, Neuer Bund, 229; Gloria. Nuevo Testamento, 203.

(14) Id., Kleine Fibel, 40; creyentes desconcertados, 34.

(15) DV 12.