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Revista mexicana de biodiversidad - Composición y estructura de las comunidades vegetales del rancho El Durangueño, en la Sierra Madre Occidental, Durango, México

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Revista mexicana de biodiversidad

versión impresa ISSN 1870-3453

Rev. Mex. Biodiv. vol.81 no.3 México dic. 2010

 

Ecología

 

Composición y estructura de las comunidades vegetales del rancho El Durangueño, en la Sierra Madre Occidental, Durango, México

 

Structure and composition of the vegetation communities of El Durangueño Ranch, in the Sierra Madre Occidental, Durango, Mexico

 

Elizabeth E. Aragón–Piña1*, Alfredo Garza–Herrera1, M. Socorro González–Elizondo2 e Isolda Luna–Vega3

 

1 Centro de Ecología Regional, A.C. Blvd. Durango 309 A, Col. Valle del Sur, Durango 34120 Durango, México. *Correspondencia: eeapliz@hotmail.com

2 Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR–IPN) Durango. Sigma 119, Fracc. 20 de Noviembre II, Durango 34220, Durango, México.

3 Departamento de Biología Evolutiva, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. Apartado postal 70–399, Coyoacán 04510, México, D.F., México.

 

Recibido: 12 mayo 2009
Aceptado: 06 febrero 2010

 

Resumen

Se analizó la estructura y la composición florística de un bosque templado de la Sierra Madre Occidental (SMO) en el estado de Durango. El área de estudio se ubica en el rancho El Durangueño, cuya vegetación es representativa de la vertiente oriental de la SMO. El muestreo fue al azar, en puntos establecidos en 3 tipos de vegetación dominantes: bosque de encino–pino, bosque de pino–encino y pastizal. Las características estructurales de la vegetación indican que los sitios de muestreo presentan gran heterogeneidad, encontrándose hasta 26 especies en los pastizales, 31 en los bosques de encino–pino y 22 en los de pino–encino, siendo éste el estrato que presentó mayor número de especies (76 %). Los árboles tienen mediana estatura, con densidades similares a otras localidades de la sierra. Los bosques de encino–pino presentaron los valores más altos de diversidad. En los sitios censados habitan 12 especies de plantas endémicas de México, 6 de las cuales lo son para la SMO. Psacalium cronquistiorum B.L. Turner (Asteraceae) se localiza únicamente en Durango y 7 especies están incluidas en la Lista roja de la IUCN. Aunque no hay referencias de incendios en los bosques del área, la amplia distribución de matorrales deQ. striatula sugiere que éstos pueden haber ocurrido en el pasado reciente.

Palabras clave: bosque de encino, bosque de pino, pastizal, cuadrantes centrados en un punto.

 

Abstract

Structure and floristic composition of a temperate forest of the Sierra Madre Occidental (SMO), in the state of Durango, Mexico, were analyzed in order to characterize the different plant strata. The study area is located at El Durangueño Ranch, with vegetation representative of the eastern slopes of the SMO. The area includes 3 dominant vegetation types: oak–pine forest, pine–oak forest and grassland. Floristic composition corresponds to semidry temperate forests and in smaller proportion to humid temperate forests of northern Mexico. Structural characteristics indicate that the sites present great heterogeneity, 26 species of grasslands, 31 in the oak–pine and 22 in the pine–oak, with the stratum under which presented more species 76. The trees are medium sized and the densities are similar to other sites of this mountain range. Oak–pine forests have the highest values of diversity and were similar to those registered in other areas of the SMO. There are 12 species endemic to Mexico, from which 6 are endemic to the SMO, and Psacalium cronquistiorum B.L. Turner (Asteraceae) is endemic of Durango. Seven species are included in the Red list of the IUCN. Grasslands have high floristic richness, combining species typical of the grasslands of lower elevations with species of temperate forests. Although there is no reference to fires in the forests of the area, the wide distribution of Quercus striatula scrub may indicate disturbance attributed to fires in the recent past.

Key words: oak–pine forest, pine–oak forest, grassland, point center quarter method.

 

Introducción

Los bosques templados constituyen grandes reservorios de la diversidad biológica de México (Mittermeier y Mittermeier, 1992). En particular, la Sierra Madre Occidental (SMO), ubicada en la región florística Mesoamericana de Montaña (Rzedowski, 1978), es una provincia florística y fisiográfica que representa el 30% del territorio de México y está considerada un importante centro de diversificación de especies de pinos y encinos, ya que en general los bosques templados de este país contienen más del 50% de las especies de pino y el 33% de las especies de encinos del mundo (Rzedowski, 1978; González y González, 1995; Styles, 1998; Challenger, 1998; Valencia–Ávalos, 2004). En particular, los bosques de pino–encino resguardan una gran riqueza de especies de plantas, resultado de las especies del sotobosque y un alto grado de endemismo (Rzedowski, 1978; Bye, 1995; Sánchez et al., 2003).

La importancia de la SMO no sólo estriba en su alta diversidad sino también porque las especies de pinos y encinos son los árboles más representativos y de mayor interés económico en los ecosistemas de México y del mundo (Sánchez et al., 2003). Dentro de esta provincia se ubica el estado de Durango (71.5% de su superficie) que está considerado como la más importante reserva nacional forestal, generando entre el 25 y 30% de la producción maderable, con un total de 1.78 millones de m3 de madera en rollo anuales (SEMARNAT, 2009). Por otra parte, estos bosques son una fuente importante de servicios ambientales.

La SMO es una provincia de gran interés ecológico por su alta heterogeneidad ambiental, debido a que presenta una gran diversidad fisiográfica y climática; en ella existen ambientes fríos en las cimas, condiciones húmedas en las regiones occidentales y sudoccidentales y semisecas en las partes norte y noroeste (Challenger, 1998). La inclinación y la orientación de las laderas, el tipo y profundidad del suelo y la compleja historia geotectónica del área han permitido que se desarrollen distintas comunidades bióticas que producen un intrincado mosaico de vegetación dentro de áreas relativamente cercanas o pequeñas con gran variación altitudinal, por lo que se ha sugerido que podría existir un gran número de especies endémicas de plantas y animales (Challenger, 1998).

No obstante, son pocos los estudios taxonómico–ecológicos de las especies de plantas que componen los bosques templados de la SMO. Martínez (1945) describió los pinos de la sierra de Durango; Maysilles (1959), Gordon (1968), Passini (1985), Madrigal (1977), González et al. (1991, 1993), Márquez y González (1998) y González et al. (2007) analizaron la distribución de algunos pinos, la estructura y composición florística de la vegetación, así como su correlación con algunas variables físicas; los pastizales fueron estudiados por Gentry (1957) y Herrera (2001).

Sin embargo, debido a la compleja superficie y heterogeneidad de la vegetación de este macizo montañoso, se requiere la inclusión de otros sitios, en especial los que son zonas de transición de la vegetación (ecotonos), donde se entremezclan elementos del bosque templado y de zonas semiáridas.

Este trabajo tiene como objetivos caracterizar la composición florística, detectar las especies importantes para la conservación y/o protección, así como determinar la distribución y la estructura de la vegetación de un bosque templado localizado en la Sierra Madre Occidental (SMO), en el estado de Durango.

 

Materiales y métodos

Área de estudio. El Rancho El Durangueño se ubica en el estado de Durango, en el municipio de Canatlán, a 54 km en línea recta de la capital del estado (24° 27'31"N y 104° 55'55" O; Fig. 1, Cuadro 1). La altitud promedio es de 2 500 m (2 400 a 2 820 m, Garza et al., 2005) y para el área muestreada entre 2 456 y 2 554 m. El predio es una propiedad privada que consta de 10 378 ha. De acuerdo con la clasificación de Köppen adaptada para México, el clima es C(b)(w2), semifrío con lluvias en verano y precipitaciones invernales entre el 5 y el 10.2% del total anual; la precipitación media anual varía de 800 a 1 000 mm. La temperatura media anual fluctuó entre 3.5° y 21.5°C, y la precipitación media anual fue de 505 mm, monitoreada durante el estudio (2005 a 2006) con sensores datalogger.

El Durangueño se ubica en la provincia fisiográfica y florística Sierra Madre Occidental (Rzedowski, 1978; González et al., 2007) y forma parte de la región hidrológica prioritaria 40 Río Nazas (Arriaga et al., 2000, 2002). La fisiografía del predio está conformada principalmente por lomeríos con pendientes complejas que oscilan entre el 25% y el 35%, así como mesetas altas con pendientes uniformes de 0 a 10% (terrenos ondulados) y en menor proporción se encuentran áreas con pendientes pronunciadas, alcanzando un 45% de las consideradas como escarpadas y que representan un 10% de la superficie del predio.

Los suelos son regosoles eútricos, feozems háplicos y litosoles, todos de textura mediana, según el sistema de clasificación de la FAO–UNESCO (1974), adaptada para México por DETENAL (1972). Estos suelos son de color negro o grisáceo con un alto contenido de materia orgánica, de buena fertilidad y moderadamente ácidos. Las rocas son ígneas extrusivas ácidas, principalmente de basalto y toba riolítica, además de depósitos aluviales y coluviales. Los tipos de vegetación dominantes son los bosques de encino–pino y de pino–encino en las partes más altas, correspondiendo a los tipos de bosques existentes en la vertiente interior de la SMO de Durango (Garza et al., 2005). No existen registros de incendios forestales recientes en la zona; el último que se presentó dentro del predio fue en 1965, mientras que en predios aledaños hubo un incendio de gran magnitud en 1997 (M.A. Osio, com. pers.).

Muestreo de campo. Se establecieron áreas generales de muestreo con base en fotografías aéreas a escala 1:20 000, considerando los rodales determinados en el plan de manejo forestal vigente (Asesoría y Servicios en Forestería, 2001). Se realizaron recorridos en campo en esas áreas y con base en la composición florística y las plantas dominantes se seleccionaron los sitios de muestreo. Se generó un mapa de localizaciones utilizando un sistema de información geográfica (ESRI, 1999) a partir de cartografía temática, un modelo digital de terreno (INEGI, 2000) y verificaciones en campo (Fig. 1). Las áreas de muestreo se describieron de acuerdo con algunas características físicas (altitud, pendiente y orientación) obtenidas a partir del modelo digital de terreno (INEGI, 2000), escala 1:250 000, con celdillas de 100 × 100 m calculadas a partir de algoritmos utilizados en ARCVIEW Ver 3.2. mediante la proyección UTM zona 13 norte y el uso de un GPS.

Los sitios seleccionados correspondieron a 3 áreas de bosque de encino–pino, 3 de pino–encino y 3 de pastizal. Cada sitio fue de 0.49 ha (70 × 70 m) con separaciones de 0.73 a 3.87 km, para lo cual se consideró la ubicación de rodales (parches homogéneos estructuralmente) y la definición de unidades fisonómico–florísticas de la vegetación. Los puntos de muestreo se preseleccionaron al azar a partir de los 49 sitios de cada parcela (separados 10 ×10 m) y el número de puntos se determinó mediante la curva de acumulación de especies (Brower y Zar, 1989). En el Cuadro 1 se muestran algunas características físicas de los sitios; los intervalos de altitud variaron de 2 450 a 2 554 m snm, la pendiente de 0.68 a 9.12° y la orientación de las laderas con respecto al norte fue de 60.95 a 341.57° (Cuadro 1). La información de campo se caracterizó de acuerdo con 3 estratos florísticos (Brower y Zar, 1989; Krebs, 1989): alto (árboles con altura mayor de 3 m), medio (plantas leñosas inferiores, árboles y arbustos menores de 3 m) y bajo (hierbas, pastos y arbustos pequeños no leñosos).

Para los estratos alto y medio se utilizó la técnica de cuadrantes centrados en un punto (Mueller Dombois y Ellenberg, 1974; Brower y Zar, 1989; Krebs, 1989). Es una modificación al método del vecino más cercano y uno de los métodos de distancia que con más frecuencia se emplean para muestrear comunidades vegetales, en particular bosques, ya que proporciona una estimación práctica y útil de la estructura. Se usa para estimar frecuencia, densidad y área basal de las especies a partir de la distancia media de 4 individuos cercanos a un punto central. No requiere la delimitación de áreas, siendo menos costoso en términos de tiempo y dificultad cuando se desean calcular densidades arbóreas en zonas de topografía accidentada, es útil, a su vez, para comunidades donde las plantas se encuentran relativamente espaciadas, como es el caso en este estudio.

Las medidas consideradas fueron distancia entre el punto central y las plantas más cercanas de acuerdo con el diseño de muestreo, altura y cobertura de las mismas. Las especies de hierbas y pastos se cuantificaron en cuadrantes de 1 m², 10 en cada sitio de monitoreo, seleccionados al azar de las 9 áreas.

Se identificaron las plantas en los diferentes estratos, considerando fecha, localidad, sitio, punto de muestreo, especie, distancia, cobertura, diámetro a la altura del pecho (DAP) y altura. Se elaboró un pequeño manual de referencia con material fotográfico mediante observaciones y colectas de plantas en sitios aledaños a los del muestreo. El material recolectado se herborizó e identificó por taxónomos expertos del herbario CIIDIR (Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional, Durango) del Instituto Politécnico Nacional.

Las especies se clasificaron por familias y de acuerdo con su endemismo y situación de riesgo (SEMARNAT, 2002; IUCN, 2007) y se destacaron las indicadoras de perturbación. La distribución de las especies se obtuvo a partir de su presencia o ausencia en cada uno de los sitios, considerando los 3 estratos.

Análisis de información. Se describieron las características de la vegetación de cada uno de los sitios, estimando la cobertura relativa y la frecuencia relativa, mediante fórmulas convencionales (Mueller–Dombois y Ellenberg, 1974; Brower y Zar, 1989; Krebs, 1989; Mitchell, 2007). Se midió el DAP y la altura de los diferentes estratos. Se estimó la densidad (absoluta y relativa) por especie utilizando la fórmula propuesta por Mitchell (2007), para reducir la desviación que ocurre cuando se usa la fórmula de Cottam y Curtis (1956) y los intervalos de confianza.

La riqueza de especies se calculó por medio del conteo de las especies de plantas registradas y la diversidad, mediante el recíproco del índice de Simpson (D = [∑ (ni/N)2], donde ni = abundancia de la especie i, N = número total de individuos de todas las especies), la equidad (1/D) y la dominancia (1–D, intervalo de 0 a 1) (Magurran, 1988, 2004; McAleece, 1997; Hammer et al., 2005). Para detectar las diferencias significativas en los parámetros entre los sitios se emplearon pruebas de ANOVA de 1 vía (Hammer et al., 2005). Se realizó un análisis de agrupamiento entre los sitios de muestreo de acuerdo con el valor de importancia de las especies de árboles y arbustos leñosos, empleando la medida de similitud de Bray Curtis y el método de agrupación de un solo enlace (linaje simple) o del vecino más cercano (Mueller–Dombois y Ellenberg, 1974; Biodiversity Pro ver. 2.0 McAleece, 1997; Past ver. 1.3 Hammer et al., 2005).

 

Resultados

Se registraron 74 especies de plantas pertenecientes a 21 familias, predominando Asteraceae, Fagaceae, Pinaceae y Poaceae (Apéndice 1). Los pastizales se ubicaron en mesas amplias o con lomeríos suaves en la zona norte del área de estudio (10%), entre los 2 496 y 2 520 m snm, en los que se registraron 19 especies de pastos. En estos sitios se observaron pocos árboles, pero el encinillo (Quercus striatula) y un pino (Pinus chihuahuana) fueron los componentes dominantes en abundancia; otros encinos fueron escasos (PAS 1 y 3) y sólo en un pastizal se presentaron 3 especies de pino (PAS 2). Los bosques de encino–pino son la vegetación dominante en el predio (64%), principalmente en las planicies o sitios con escasa pendiente aledañas a laderas poco pronunciadas que incluyen 7 especies de encinos, además de P. chihuahuana (Cuadro 2), donde uno de los sitios (BQP 2) se caracterizó por la mayor riqueza de plantas arbóreas (6 especies de encino y 3 de pino), con madroño (Arbutus spp.) y manzanita (Arctostaphylos pungens); los otros 2 (BQP 1 y BQP 2) tuvieron hasta 5 especies por sitio en el estrato alto (encinos y pinos) y matorrales de manzanita y de encinillo. Estos bosques se caracterizaron por presentar incidencia frecuente de vientos y escasa materia orgánica acumulada.

Los bosques de pino–encino cubren el 11.6% del área, con 3 especies de pinos con densidades medias a altas (P. cembroides, P. cooperi y P. chihuahuana, Cuadro 2), 1 especie de encino dominante por sitio en el estrato alto, y matorral de madroño, encinillo y manzanita en el estrato medio. También presentaron gran riqueza de pastos y diversas especies de herbáceas, que sólo se encontraron en estas áreas, pertenecientes a los géneros Cheilanthes, Dalea, Eryngium, Indigofera, Iostephane, Mandevilla, Notholaena, Psacalium, Stevia y Tagetes. Los encinos representativos fueron Q. arizonica y Q. durifolia.

Los sitios pueden describirse también por la presencia de las especies fisonómicamente dominantes o con altos valores de importancia ((Apéndices 1 y (2). En los pastizales dominaron principalmente P. chihuahuana, con la adición de P. engelmannii en uno de los sitios; en su estrato medio todos los sitios presentaronQ. striatula. En los bosques de encino–pino hubo variabilidad de las especies importantes; en un sitio, los encinos Q. arizonica y Q. durifolia; en otro, se sumó un pino (P. chihuahuana) y en un tercer sitio estuvo repartida la importancia de 3 especies con valores similares (Q. arizonica, Q. durifolia y Q. eduardii). Los manzanillares (Arctostaphylos pungens) predominaron en el estrato medio en todos los lugares. Los pinares predominaron ((Apéndice 2) en los estratos alto y medio; las especies importantes fueron distintas en cada uno de los sitios (P. chihuahuana yQ. striatula; P. cembroides y Arbutus arizonica; P. cooperi y Q. striatula).

En los muestreos se encontraron 16 especies de árboles (21.6%), 5 de arbustos (6.8%) y 53 de hierbas y pastos (71.6%, Cuadro 3) y 6 endémicas de la SMO: Iostephane madrensis, Muhlenbergia flaviseta, P. cooperi, Q. durifolia,Q. striatula, y Psacalium cronquistiorum; esta última, endémica del estado de Durango. Asimismo, se registraron 12 especies endémicas de México: Arbutus tessellata, Eryngium beecheyanum, Festuca tolucensis, Karinia mexicana, Lonicera pilosa, Muhlenbergia pubescens, Perymenium mendezii, Psacalium sinuatum, Q. conzattii, Q. eduardii, Pinus leiophylla y Roldana sessilifolia (Turner y Nesom, 1998; Herrera, 2001).

En la Lista roja de la IUCN (2010) están incluidas 7 especies en la categoría de bajo riesgo, porque no existen datos suficientes sobre su abundancia y por su distribución restringida (sólo se encuentran en las altas montañas): Q. depressipes, Q. conzattii, P. cembroides, P. engelmannii, P. leiophylla, A. xalapensis y Juniperus deppeana. Por otra parte, se registraron 2 especies indicadoras de perturbación (Arbutus arizonica y Aristida schiedeana) y 2 favorecidas por los incendios y/o constantes vientos (Q. striatula y A. pungens).

Las plantas con distribución amplia en cada uno de los estratos (mayor frecuencia y presencia en los sitios muestreados, (Apéndice 1) fueron: P. chihuahuana, Q. durifolia y Q. arizonica en el estrato alto;Q. striatula y Arctostaphylos pungens en el medio y Muhlenbergia dubia, M. rigida, M. flaviseta y Heteropogon contortus (todas Poaceae), en el bajo, además de otras especies de hierbas, como Chaptalia runcinata, Karinia mexicana, Laennecia sp., Perymenium aff. mendezii, Stevia aff. ovata y Viguiera sp.

En el estrato alto se registraron 16 especies de árboles, generalmente bajos, de 3.8 a 6.9 m, con algunos individuos hasta de 12 m. Para esta forma de crecimiento el DAP presentó valores menores de 10 cm, tanto en un pastizal (PAS 3), como en un bosque de encino–pino (BQP 2) y en 2 bosques de pino–encino (BPQ 2 y BPQ 3), mientras que en el resto de los sitios los valores fluctuaron de 14 a 45 cm. Un bosque secundario de encino–pino presentó una alta densidad de árboles bajos (BQP 2), así como un bosque de pino–encino que presentó altas densidades de plantas (BPQ 2, Cuadro 4). El estrato medio se caracterizó por presentar 5 especies de plantas con alturas generalmente menores de 1 metro. La densidad de arbustos fue alta en 2 pastizales (17 202 ind/ha en el PAS 1 y 8 042 ind/ha en PAS 3) y en 2 bosques mixtos (4 229 ind/ha en BQP 1 y 12,559 ind/ha en BPQ 3, Cuadro 4). En el estrato bajo, el porcentaje de poáceas varió de 18.1 a 70%, las herbáceas desde 2.6 hasta 32.8% y los arbustos hasta 33.3%, con alturas bajas (17.5 a 42.5 cm, Cuadro 4), presentando 53 especies, 19 de éstas pertenecientes a Poaceae (Anexo 1). La riqueza de especies, la diversidad y la dominancia de los estratos alto y medio fue similar entre los sitios (Cuadro 2), encontrándose hasta 11 especies con valores de dominancia de 0.5 a 0.83 y de 0.17 a 0.5 de diversidad; sólo se encontró diferencia significativa en la equidad de los bosques de encino–pino (intervalo de 4.5 a 5.9) con respecto a los sitios restantes (F = 7.9, P = 0.02, gl. 8, Q = 5.33, P = 0.02).

Finalmente, el análisis de agrupamiento de los valores de importancia de las especies de plantas se consideró al 50%. Este porcentaje se seleccionó de acuerdo con los mayores valores de similitud que los pastizales presentaron entre ellos y con lo que se observó en campo. El análisis mostró la formación de 6 grupos (Fig. 2), quedando en uno de estos los pastizales, 2 bosques de encino–pino en otro (BQP1 y BQP 3), y los sitios restantes independientes entre sí.

 

Discusión

El Rancho El Durangueño presenta mosaicos de vegetación en áreas cercanas, generalmente menores de 1 hectárea y gran variabilidad en cuanto a la exposición de las laderas, características comunes en la Sierra Madre Occidental (Cuadro 1, Challenger, 1998), no obstante que los intervalos de altitud y pendiente fueron reducidos.

En cuanto a la flora, se encontraron especies que ya habían sido registradas en algunos sitios de la SMO en Durango y coinciden las familias dominantes (González et al., 1993, 2007; Márquez y González, 1998). Sin embargo, hubo diferencias en cuanto a las especies dominantes en estos sitios con respecto a los antes mencionados, que corresponden a especies de bosques templados más secos (Q. arizonica, Q. durifolia,Q. striatula, P. chihuahuana, entre otras), más afines a las zonas de transición de la vegetación de la SMO.

Los sitios muestreados fueron representativos de la vegetación dominante del rancho, permitiendo clasificarlos como bosques de encino–pino, bosques de pino–encino y pastizales naturales. En 2 de los sitios estudiados (BPQ1 y BPQ3) se presentan comunidades típicas del macizo montañoso de la SMO, mientras que todos los restantes corresponden, por su estructura y composición, a bosque bajo abierto (González et al., 2007), que muestran buen estado de conservación, donde se registraron varias especies endémicas de esta cordillera, del estado de Durango y de México (Rzedowski, 1978, 1998), representativas tanto de los bosques templados semisecos como de los templados húmedos, donde destaca P. cooperi. Algunas especies de pinos y de encinos están incluidas en la Lista roja de la IUCN y se consideran vulnerables (P. cembroides, P. engelmannii, Q. depressipes y Q. conzattii), ya que su distribución se restringe a los bosques de la SMO en México y al sur de los Estados Unidos de América (Rzedowski, 1991; Styles, 1998; NatureServe, 2007).

Se registraron escasas especies indicadoras de perturbaciones humanas, cuya presencia generalmente se asoció con la vegetación secundaria. Estas especies llegan a ser de gran importancia ecológica en estos bosques, como es el caso deQ. striatula y Arctostaphylos pungens, entre otras, cuyos frutos son el alimento preferido de muchas especies de fauna silvestre (Martínez, 1996; Morales et al., 1997; Garza et al., 1998; Garza, 2005). La presencia de madroños (Arbutus spp.) es un indicador de sitios abiertos y expuestos a insolación. El encinillo se presenta como dominante en algunos sitios, ya que su hábito rizomatoso lo hace resistente al fuego y a otras perturbaciones (González et al., 1993). Los suelos donde se presentaron fueron someros, algo pedregosos y con escaso afloramiento de roca madre.

Las especies dominantes y de amplia distribución correspondieron más a bosques de la vertiente oriental de la Sierra Madre y a los bosques secos expuestos a vientos en la zona de transición o ecotonal de chaparrales propios del altiplano o de valles entre la SMO. No obstante, en algunos sitios se detectaron especies arbóreas asociadas a cierto grado de humedad, como Q. candicans (Rzedowski, 1978). Las hierbas correspondieron tanto a los bosques templados secos como a bosques semihúmedos; se encontraron especies indicadoras de zonas inundables como Karinia mexicana. La mayor parte de las especies de pastos presentes fueron típicas de los pastizales naturales en ecotonía con bosques abiertos, mientras que unas pocas (e.g. Muhlenbergia emersleyi, M. flaviseta o M. pubescens) corresponden a elementos de claros en bosques templados.

Las características estructurales indicaron buenas coberturas, presencia de árboles no muy altos y diámetros (DAP) variables, pero con densidades similares a otros sitios de la SMO (González et al., 1993). Posiblemente el tamaño medio del arbolado está relacionado con la existencia de suelos someros en la zona, de aproximadamente 30 cm de profundidad, lo cual no permite el desarrollo de árboles de gran tamaño (M.A. Osio, com. pers.). La existencia de encinares de tamaño mediano (Q. durifolia) y bajo corresponde con lo que registra Maysilles (1959). Están incluidos dentro de una franja estrecha que constituye la zona de transición entre el pastizal y el bosque.

El sotobosque es rico en especies de hierbas y pastos, principalmente de las familias Asteraceae y Poaceae y corresponde con lo registrado para algunos bosques de zonas templadas de México, con representantes de los géneros Eryngium, Festuca, Muhlenbergia, Penstemon, Salvia, Senecio, Stevia, Stipa y Tagetes (Rzedowski, 1998; Ramamoorthy y Elliott, 1998; Challenger, 1998). Por lo anterior, la heterogeneidad de los sitios permite la presencia de mosaicos de vegetación en distancias relativamente cercanas.

La presencia de matorral de encinillo, especie de amplia distribución en El Durangueño puede ser indicador de perturbaciones recientes de baja intensidad (Osio et al., 2007) derivadas de las actividades forestales, ya que en fechas cercanas se han realizado aprovechamientos forestales a baja escala (programa de manejo autorizado desde 2001), o bien, debidas a la sequía, pues se tienen registros de sequía severa entre 1982 y 2000, o probablemente a los incendios ocurridos dentro del predio en 1965 î º hubo uno de gran magnitud en 1997 en zonas aledañasî º, causas que pudieron afectar pero no dañar la estructura del suelo y favorecieron la presencia de este encino. Lo anterior se deduce a partir de la información que se tiene de la especie, como resistente al fuego y de su dominancia indicadora de disturbios (González et al., 1996). Además es sabido que este arbusto se establece después del aprovechamiento forestal, de incendios, o donde ha habido una perturbación ligera, pero no donde se ha destruido la estructura del suelo (Mancinas, 2002).

La composición de los pastizales corresponde a zacates amacollados, principalmente de los géneros Muhlenbergia, Heteropogon y Aristida que poseen diversidad media y presentan buenas coberturas, algunas de estas características se llegan a presentar en zonas de ecotono entre pastizal de los valles y bosques de encino, al pie de monte oriental de la sierra y en pequeñas sierras aisladas (González et al., 2007). Por lo tanto, la presencia de algunos de esos componentes florísticos y de 1 o 2 especies de árboles en estos sitios indican su carácter transicional entre los pastizales propiamente dichos y los bosques templados.

El análisis de los valores de importancia de las especies de los estratos alto y medio mostró una tendencia hacia una baja similitud entre los sitios (menores de 50%, intervalo de 1.5 a 45.7%), exceptuando los 3 pastizales, en donde este grupo se separó de los lugares restantes, presentando similitudes de alrededor del 56 al 73% entre cada pastizal (Fig. 2). Se hizo evidente que 2 bosques de pino–encino se separaron con respecto a las demás áreas, por su distinta composición y los valores de importancia de las especies: una zona conservada muy arbolada con dominancia de P. cembroides y Q. arizonica (BPQ2) y otro bosque de pino–encino (BPQ3) dominado por árboles de P. cooperi. Los bosques de encino–pino presentaron similitudes entre si, siendo uno de los sitios distinto en cuanto a mayor composición, riqueza y diversidad de especies y correspondiendo a un bosque que fue explotado forestalmente hace un par de décadas, ya que la vegetación actual de ese sitio es secundaria.

Los valores de diversidad fueron similares entre todos los tipos de vegetación (Cuadro 2) y la equidad fue mayor en los bosques mixtos de encino–pino que en los otros sitios, mientras que en ambos parámetros los valores fueron similares a lo registrado para otras áreas de la SMO. Por ejemplo, en los bosques de encino–pino y pino–encino de la Reserva de la Biosfera La Michilía (D = 0.13 a 0.56 y 0.26 a 0.35, 1 – D = 0.4 a 0.85 y 0.65 a 0.81, respectivamente; González et al., 1993). Comparado con los encinares de los bosques templados de Santa Rosa, Guanajuato, se observó cierta similitud en cuanto a la riqueza total de especies (riqueza de especies de 17 a 29; Martínez–Cruz et al., 2009), sitio que se ha registrado con influencia de actividad humana, alta riqueza de especies de encinos y presencia de especies tolerantes a la incidencia de incendios, como lo son en este estudio la manzanita (Márquez et al., 1999) y el encinillo (Mancinas, 2002).

La presencia de diferentes comunidades vegetales a manera de mosaicos a corta distancia y su composición específica, probablemente son resultado de cambios históricos y ecológicos, donde se han mezclado especies tanto de la región neártica como de la neotropical, siendo éste un sitio importante para la diversificación y la existencia de endemismos.

 

Agradecimientos

Este estudio forma parte del proyecto "Biodiversidad del rancho El Durangueño, Canatlán, Durango", financiado por la CONAFOR (Expediente III–10–CABSA–0341) y coordinado por Alfredo Garza Herrera (Centro de Ecología Regional, A.C.–CERAC). Se agradece al Instituto de Ecología, A.C. (INECOL–DGO), al Centro de Ecología Regional, A.C, al CIIDIR–IPN Durango, a la Facultad de Ciencias de la UNAM y al Posgrado en Ciencias Biológicas del Instituto de Biología de la UNAM, por otorgar las facilidades y/o el apoyo para desarrollar este estudio. En especial se agradece a la doctora Yolanda Herrera Arrieta del herbario CIIDIR; asímismo, a Alberto Arvizu, Sergio Gutiérrez, Miguel Osio, Alfredo Sánchez, Gerardo Daniel de León, Cynthia P. Sánchez y Francisco Sánchez, por su apoyo en las actividades de campo. Se agradece profundamente a los señores Rodrigo y Alonso Ayala Grimaud, propietarios del rancho El Durangueño y al señor Issac Rafael Velásquez, por el apoyo y las facilidades para el desarrollo de este estudio y a los árbitros anónimos que revisaron y con sus sugerencias enriquecieron este manuscrito.

 

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