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Chungará (Arica) - PAISAJE, SENDEROS Y ARTE RUPESTRE DE QUESALA, PUNA DE ATACAMA

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Chungará (Arica)

versión On-line ISSN 0717-7356

Chungará (Arica) v.36  supl.espect2 Arica sep. 2004

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562004000400012 

 

Volumen Especial, 2004. Páginas 673-686
Chungara, Revista de Antropología Chilena

 

PAISAJE, SENDEROS Y ARTE RUPESTRE DE QUESALA, PUNA DE ATACAMA1

 

Daniela Valenzuela R.*

* Departamento de Arqueología y Museología, Universidad de Tarapacá. dvalenzu@uta.cl


Se presenta un estudio del arte rupestre de la quebrada de Quesala, ubicada en el borde oriental de la cuenca del Salar de Atacama (segunda región de Antofagasta, norte de Chile). Este trabajo se centra en la relación entre el arte rupestre y su entorno espacial, a partir de la consideración de las imágenes rupestres, los atributos del ambiente natural y los rasgos culturales del entorno. Se enfatiza el particular emplazamiento del arte rupestre con respecto a rasgos geográficos y culturales determinados. Así, se identificó una asociación recurrente entre arte rupestre y rasgos geográficos específicos (zonas de amplitud del cañón, ubicación en puntos que comunican a pisos ecológicos complementarios, vinculación con determinados rasgos culturales tales como senderos, estructuras de piedra de carácter transitorio, agrupaciones intencionales de mineral de cobre, entre otros). Esto permite proponer que el arte rupestre se localizó en esos espacios en virtud de particulares atributos del entorno, y que tal elección cultural responde a condiciones de tránsito y movilidad de grupos humanos prehistóricos, probablemente de los períodos Formativo y Medio (ca. 1.000 a.C.-900 d.C.).

Palabras claves: Arte rupestre, emplazamiento, paisaje, tránsito, movilidad, área atacameña.


This paper presents the results of a rock art study carried out at Quebrada Quesala on the eastern border of the Salar de Atacama basin (Antofagasta, second region in northern Chile). The study is focuses on the relationship between the rock art and its surrounding space, emphasizing the location of the rock art within the context of the natural and cultural features of the landscape. A recurring association was identified between the rock art and five wider sections of the generally narrow canyon of Quesala, which is connected to complementary ecological zones. As well, the rock art was linked to specific cultural features such as trails, stone structures of transitory camps, and the intentional grouping of copper bearing stones, among others. Based on these finding, I propose that the rock art was located along the wider section of the canyon of Quesala to denote or because of its particular geographic attributes, and that the choice of location was a cultural response to the conditions of passage of mobile prehistoric human groups. This rock art was possible made between the Formative Period and Middle Period (ca. 1.000 a.C.-900 d.C.).

Key words: Rock art, setting, landscape, passage, mobility, atacameña area.


 

Los enfoques centrados en las propiedades formales del arte rupestre han ocupado un lugar sustancial en las investigaciones arqueológicas de estas manifestaciones culturales en el Norte Grande de Chile (p.e. descripción de motivos, definiciones estilísticas, análisis y comparaciones iconográficas, etc.). Esta situación deriva del hecho de que el arte rupestre es, ante todo, un sistema de representación gráfico, en el cual el componente iconográfico es tal vez su rasgo más conspicuo. Sin embargo, el arte rupestre posee atributos que van más allá de lo puramente iconográfico. Ciertamente, las relaciones con el espacio y paisaje circundantes le otorgan un carácter peculiar y distintivo a esta clase de cultura material (véase, por ejemplo, Berenguer y Martínez 1986, 1989; Gallardo et al. 1999; Vilches 1996).

El arte rupestre es un "artefacto" que está íntimamente ligado al espacio donde se emplaza, porque se trata de manifestaciones inmuebles de la cultura material y porque para su realización se modificó y alteró el espacio natural (Criado 1991; Podestá et al. 1991; Troncoso 1998). En este trabajo abordamos las relaciones entre el arte rupestre de Quesala y su entorno espacial, y la manera en que estas relaciones constituyen aspectos significativos no sólo para entender la "cultura material" que el arte rupestre de Quesala constituye, sino también para visualizar el paisaje como una unidad que integra significativamente rasgos naturales y culturales. El contexto espacial al que aludimos considera todos aquellos rasgos, culturales o naturales, que están asociados al arte rupestre, es decir, las asociaciones arqueológicas y rasgos naturales del ambiente (Aschero 1988).

En este trabajo se pone énfasis en las asociaciones y recurrencias observadas en el emplazamiento del arte rupestre. A partir de lo anterior, se definieron cinco hitos espaciales o "agrupamientos de arte rupestre", conformados por concentraciones de arte rupestre, rasgos geográficos de importancia y otros rasgos culturales "no rupestres". Sobre la base de estas recurrencias, se derivan inferencias acerca de los posibles usos del arte rupestre. Estos hitos espaciales resaltan, porque poseen características que vinculamos al tránsito de gentes como un posible uso de la quebrada y al cual el arte rupestre de Quesala pudo haber estado ligado.

Localidad de Estudio: La Quebrada de Quesala

Se sitúa en el borde oriental del Salar de Atacama, cercana al actual pueblo de Talabre, a unos 65 km al sudeste de San Pedro de Atacama, entre las quebradas de Toconao (al norte) y Camar (al sur) (Figura 1). Quesala es el topónimo que designa el curso medio e inferior de la quebrada de Talabre, y comprende aproximadamente desde el pueblo actual de Talabre hasta la confluencia con la quebrada de Soncor, en el oasis del mismo nombre, abarcando una extensión de 5,5 km aproximadamente (Figura 2). Las aguas del río Talabre corren en dirección oeste y son de escurrimiento permanente; no obstante, escurren subterráneamente antes de llegar a Quesala. Actualmente Quesala posee sólo un flujo estacional y en veranos muy lluviosos2.

Figura 1. Cuenca del Salar de Atacama: quebrada de Talabre-Quesala, quebrada de Patos y quebrada de Soncor.


Figura 2. Cañón de la quebrada de Quesala. Fotografía tomada hacia el este.

La quebrada de Quesala se localiza en la vertiente occidental de la Puna de Atacama, una de las zonas de mayor aridez del desierto de Atacama (Marquet et al. 1998; Núñez y Santoro 1988; Villagrán 1999). Se ubica a una altitud entre 3.000 y 3.200 m, en el piso de quebradas intermedias (sensu L. Núñez). Integra el piso vegetacional puneño o tolar, la unidad ecológica con mayor cobertura vegetacional que cobija gran variedad de especies arbustivas (Cárdenas 1998; Villagrán 1999). A su vez, una serie de vertientes, arroyos y otros cursos fluviales generan particulares formaciones vegetacionales de carácter azonal y de alto valor forrajero (p.e. vegas) (Cárdenas 1998). Ciertamente este espacio aparece como un ámbito más apropiado para la caza y el pastoreo que para el cultivo, aun cuando este último se puede practicar en pequeña escala, de igual modo que son posibles otras actividades complementarias como la recolección.

Espacialidad y Arte Rupestre de Quesala

Registramos 57 conjuntos de arte rupestre que suman un total de 196 paneles. La técnica de la mayor parte del arte rupestre es el grabado, ya sea por incisión, percusión o raspado. Hay escasos dibujos pictograbados (sensu Berenguer y Martínez 1986) y sólo un caso de pintura3. Es distintivo el predominio de motivos figurativos y la notable escasez de motivos abstractos. Distinguimos dos principales grupos estilísticos (Valenzuela 2000, 2001): naturalista y esquemático/antropomorfo.

El grupo naturalista es el más frecuente y comprende representaciones de camélidos naturalistas del estilo Taira o serie Taira-Tulán de la zona atacameña (Aldunate et al. 1983; Berenguer y Martínez 1986; Berenguer 1995, 1996, 1999; Gallardo et al. 1999). En asociación a los camélidos naturalistas (los que presentan diferentes modalidades), se hallan profusamente representadas aves y, en menor medida, felinos y zorros, todos de manera naturalista (Figura 3). La figura humana es escasa en asociación a estos temas. Este grupo se encuentra presente en los cinco agrupamientos de arte rupestre definidos.

El grupo esquemático/antropomorfo comprende diversas modalidades de camélidos esquemáticos, asociados a motivos antropomorfos tales como figuras humanas y mascariformes (Figura 4). Se encuentra presente particularmente en el Cuarto Agrupamiento.

La quebrada de Quesala es una estrecha garganta cuyo ancho fluctúa entre 10 y 20 m. Sin embargo, esta estrechez es interrumpida por sectores de amplitud del cañón, a veces acompañado de zonas de confluencia de quebradas. Estas condiciones geográficas marcan hitos significativos del paisaje, puesto que concentran los rasgos culturales presentes a lo largo de la quebrada.

De este modo, se definieron cinco hitos geográficos o "agrupamientos de arte rupestre", entre los cuales se concentran los 57 conjuntos de arte rupestre de Quesala distribuidos a lo largo de 5,5 km aproximadamente (Figura 5).

Figura 3. Grupo naturalista: camélidos, aves y felinos naturalistas, grabados y pictograbados (Qs-1/II). Dibujo Ana María Lemus.


Figura 4. Camélidos esquemáticos, figura humana con apéndices, mascariformes y figuras geométricas rectangulares con líneas cruzadas en su interior (detalle panel Qs-56/III).


Figura 5. Agrupamientos de arte rupestre de la quebrada de Quesala.

Primer Agrupamiento

Se localiza a aproximadamente 600 m al oeste del pueblo actual de Talabre, en un punto de ensanchamiento y confluencia con otra quebrada. Comprende un alero con 18 paneles de arte rupestre, senderos y trojas en el talud en proximidad al alero, así como a estructuras de piedra en la planicie de interfluvio.

El alero (Qs-1) se ubica en la vertiente norte de la quebrada, en el límite de la terraza superior con el talud, a unos 20 m aguas abajo de la confluencia. En la pared del fondo y en bloques aislados en el piso, se trazaron figuras grabadas y algunas pictograbadas, de camélidos, aves y felinos naturalistas. En la pampa norte, corre un sendero en dirección E-W, atraviesa el cañón y pasa cercano al alero, siguiendo luego hacia el este y sur por la pampa sur. En la sección superior del talud sur, se ubica un grupo de trojas adosadas a la pared, en proximidad con el sendero señalado. En la pampa de interfluvio norte existen cinco estructuras, probablemente depósitos, construidas con piedras adosadas a una roca mayor, asociadas al sendero y a material lítico disperso en la pampa4.

Segundo Agrupamiento

Aguas abajo del alero Qs-1, el cañón se estrecha considerablemente y su topografía se torna muy accidentada por espacio de ca. 500 m, hasta que Quesala se une por su margen norte a otro ramal. Aquí se localiza este Segundo Agrupamiento, que comprende tres conjuntos de arte rupestre (Qs-5, Qs-6, Qs-7) que suman siete paneles y algunos graffitti, emplazados en las paredes del cañón contiguas al fondo de la quebrada. Se trata fundamentalmente de camélidos naturalistas grabados correspondientes al estilo Taira o serie Taira-Tulán.

En el fondo de la quebrada se emplaza una estancia actual y subactual de uso estacional. Destaca, en el margen norte del ramal, una apacheta que indicaría el lugar de acceso a la quebrada y una estructura de piedra de forma semicircular, posiblemente de depósito. Asociados a estos rasgos se encontraron escasos fragmentos de cerámica poco diagnóstica5. Asimismo, varios senderos se entrecruzan en este punto: uno viene desde el este y aquí se bifurca; una rama sigue hacia el oeste por la pampa norte, mientras que otra atraviesa la quebrada y sigue hacia el sudoeste, sur y oeste por la pampa sur.

Tercer Agrupamiento

Se ubica a 1 km aguas abajo del Segundo Agrupamiento, en otra zona de ensanchamiento y consta de cuatro conjuntos de arte rupestre (Qs-8, Qs-10, Qs-11 y Qs-12) que suman siete paneles, y se distribuyen dispersamente en una longitud de unos 160 m. Entre este agrupamiento y el anterior el cañón es estrecho y profundo (no sobrepasa en algunos puntos los 5 m de ancho), y presenta gran cantidad de sedimentos y capas de lodo que cubren las paredes hasta 2 ó 3 m de altura.

Este agrupamiento coincide con otros rasgos culturales presentes en la pampa de interfluvio norte y sur, tales como senderos en la pampa (dirección E-W) y de acceso al cañón, que corren cercanos a los paneles rupestres por el talud. También existen en la pampa pequeñas estructuras de piedra, posiblemente de almacenaje, asociadas a los senderos y a material lítico disperso en la superficie.

El arte rupestre comprende paneles grabados sobre los paredones rocosos, dos conjuntos ubicados en la terraza inferior (Qs-10 y Qs-12) y otros dos en el margen superior del talud (Qs-8 y Qs-11). Los conjuntos ubicados en el talud se emplazan próximos a la planicie de interfluvio, a considerable altura del fondo, con acceso bastante restringido y próximos a senderos (Figura 6).

Las representaciones, ejecutadas con técnica de grabado, corresponden principalmente a figuras antropomorfas, zoomorfas y escasos camélidos naturalistas (éstos no asociados a los anteriores). Se encuentran, además, motivos infrecuentes en Quesala (p.e. batraciformes, zooantropomorfos, mayor cantidad de antropomorfos), en tanto son escasos los motivos del estilo Taira o serie Taira-Tulán (grupo naturalista), y están ausentes los del grupo esquemático/antropomorfo. Las figuras antropomorfas aquí representadas difieren de aquellas que corrientemente están junto a camélidos esquemáticos como sucede en el Cuarto Agrupamiento.

Figura 6. Conjunto de arte rupestre Qs-8, emplazado en la parte superior del talud de escombros, en la pared de la quebrada (Tercer Agrupamiento).

Cuarto Agrupamiento

Aquí el cañón se amplía extraordinariamente, se localiza la mayor concentración de arte rupestre, aumenta la cantidad de senderos y de estructuras, tanto en la planicie como en el fondo de la quebrada. Además, se encuentran en el talud varias concentraciones de fragmentos de mineral de cobre asociados a los senderos.

Este agrupamiento, ubicado a unos 150 m aguas abajo del anterior, comprende 49 conjuntos de arte rupestre, que suman 164 paneles, más dos graffitti posthispánicos, distribuidos en 460 m de longitud. Las representaciones comprenden sobre todo motivos del grupo naturalista: camélidos y aves naturalistas del estilo Taira o serie Taira-Tulán. Aparecen, además, elementos del grupo esquemático/antropomorfo que se encuentran circunscritos a un limitado sector de la Cuarta Agrupación. Se trata de camélidos esquemáticos asociados a motivos antropomorfos (mascariformes) y algunas figuras geométricas, similares a otras representaciones rupestres de la cuenca del Salar de Atacama y del Noroeste Argentino (Aschero 1999, 2000; Aschero et al. 2000; Aschero y Vera 2000; Berenguer et al. 1985; Fernández 2000; Núñez et al. 1997; Olivera y Podestá 1995; Podestá 1989; Podestá et al. 1991; Valenzuela 2001). Los motivos antropomorfos de este sector difieren estilísticamente de los antropomorfos ubicados en el Tercer Agrupamiento.

El ámbito espacial de la Cuarta Agrupación se caracteriza por la mayor amplitud del cañón; por la mayor densidad de paneles rupestres; por la presencia de estructuras de piedra en el fondo de la quebrada próximas a algunos paneles (posiblemente depósitos o corrales); por la presencia de senderos en ambas laderas que unen la pampa de interfluvio con el fondo de la quebrada; por la presencia de agrupaciones intencionales de fragmentos de mineral de cobre en la parte superior del talud, directamente asociados a senderos. Adicionalmente, en las pampas de interfluvio norte y sur, se ubica gran cantidad de estructuras circulares y semicirculares (Figura 7), asociadas a material lítico en superficie, algunos artefactos de molienda y varios senderos que conducen al fondo del valle.

Dentro de este agrupamiento existe un segmento que denominamos "sector paso". Se caracteriza por la enorme amplitud del cañón y la baja altura de sus flancos (Figura 8). Simultáneamente a la anchura de la quebrada, se suma que el fondo de la misma es más plano, únicamente con una terraza de poca profundidad. Se caracteriza también por paneles de arte rupestre particularmente aglomerados, localizados principalmente en la ladera sur. La ladera norte carece de pared rocosa y, consecuentemente, también de arte rupestre; en cambio, presenta un talud de lava volcánica con varios senderos, material lítico en superficie y concentraciones de mineral de cobre. La pampa de interfluvio inmediata alberga una enorme extensión y densa agrupación de restos de estructuras, cimientos y trazas de recintos, asociados a una inusual cantidad de material lítico.

Figura 7. Estructura en pampa sur, sector Cuarto Agrupamiento.


Figura 8. "Sector paso", Cuarto Agrupamiento, fotografía tomada desde la vertiente norte hacia el SE.

Quinto Agrupamiento

El tramo aguas abajo del agrupamiento anterior se caracteriza por la escasa o nula presencia de rasgos culturales y el encajonamiento de la quebrada, que prevalece hasta la localidad de Soncor, donde ubicamos a este Quinto Agrupamiento, a una distancia de 1.400 m aguas abajo del agrupamiento anterior.

En este sector, el cañón alcanza su máxima amplitud (ca. 100 a 150 m) y confluyen tres quebradas (Quesala, Patos y una tercera sin nombre conocido)6. En el fondo del valle se ubica el caserío de Soncor, un oasis verde y húmedo, con vegas, arroyos y mayor cantidad de vegetación7. Este sector se caracteriza por la presencia de arte rupestre, estructuras de piedra en la pampa de interfluvio, cerámica superficial y senderos. Aunque este sector fue explorado, no se registró el arte rupestre ni otros rasgos arqueológicos. Los paneles se ubican en las paredes de la quebrada sobre el talud de escombros e incluyen imágenes de camélidos naturalistas y figuras mascariformes (Le Paige 1958, 1965).

Síntesis: Imagen Rupestre, Espacio y Paisaje

Respecto de los patrones estilísticos, podemos señalar que el grupo naturalista está presente a lo largo de los cinco agrupamientos en proporciones similares. El grupo esquemático/ antropomorfo, en cambio, se restringe a un sector determinado del Cuarto Agrupamiento, en tanto que está ausente en el resto de los agrupamientos. El Tercer Agrupamiento resalta por la presencia de motivos infrecuentes en la quebrada y localizados en emplazamientos de accesibilidad y visibilidad restringida.

Por otro lado, no se observan diferencias sustanciales entre la presencia de ciertos grupos estilísticos y determinados rasgos culturales. De hecho, todos los grupos estilísticos, tanto los más recurrentes (grupo naturalista y grupo esquemático/antropomorfo) como aquellos infrecuentes (p.e. los que aparecen en el Tercer Agrupamiento), están asociados a estructuras y senderos en todos los agrupamientos. La mayor variación se da, en términos cuantitativos, en el Cuarto Agrupamiento, donde existe la mayor cantidad de rasgos culturales, tanto paneles de arte rupestre como estructuras arquitectónicas y senderos. Un posible elemento diferenciador estaría dado por la presencia de concentraciones de mineral de cobre, sólo registrados en el Cuarto Agrupamiento. Este rasgo aparece en el sector donde se ubican los paneles del grupo esquemático/antropomorfo, aunque aquí existen motivos del grupo naturalista, pero claramente separados de los anteriores. Por otra parte, no se encontró mineral de cobre en asociación a motivos abstractos ni tampoco en otros emplazamientos del grupo naturalista.

En cuanto a la accesibilidad de los sitios, llama la atención el emplazamiento de los motivos infrecuentes (p.e. abstractos, batraciformes, zooantropomorfos, mayor cantidad de antropomorfos). Éstos se localizan sólo en el Tercer Agrupamiento, en la parte superior del talud de escombros, a considerable altura del piso de la quebrada. Por otra parte, no es común que paneles del grupo naturalista o esquemático/antropomorfo se encuentren en este tipo de emplazamientos.

Es importante destacar que el arte rupestre se emplaza en lugares específicos en relación con determinados rasgos geográficos y asociados a determinados rasgos culturales (Bradley et al. 1995; Troncoso 1998). En Quesala, observamos una constante asociación de ciertos elementos culturales (arte rupestre, senderos, estructuras) y lugares marcados por propiedades del entorno natural, tales como confluencias y zonas de ensanchamiento.

La localización circunscrita del arte rupestre sugiere que su ubicación no es azarosa. De hecho, hay sectores de la quebrada que presentan paredes rocosas como un soporte apto para ser dibujados y que, sin embargo, carecen de toda representación gráfica. Por el contrario, las áreas que hemos definido como "agrupamientos de arte rupestre", en muchos casos ofrecen soportes que presentan dificultades para ser grabados, como la irregularidad de su superficie, la presencia de costras y fracturas, o quiebres en el plano de la roca dando diferentes orientaciones en sus caras; sin embargo, estos igualmente fueron utilizados, a veces aún rompiendo el plano de visibilidad de la escena.

Concluimos que la localización del arte rupestre responde a una elección cultural en virtud de atributos del entorno particulares, relacionados a condiciones de tránsito y movilidad de grupos humanos prehistóricos. Esto es sugerido por varias razones:

Características geográficas de la quebrada de Quesala

La quebrada conecta dos pisos ecológicos contiguos: (a) un piso de formación de tolar a la altura del poblado de Talabre, sobre 3.000 msnm, significativo por su potencial forrajero favorable para actividades de caza y/o pastoreo y, (b) un piso de oasis de pie de puna, a 2.800 msnm en el oasis de Soncor, con potencial agrícola importante y mayor cobertura vegetacional silvestre (flora herbácea, arbustiva y arbórea), susceptible de ser utilizada mediante actividades de recolección, pero también potencialmente de uso forrajero cuando los pisos más altos sufren de escasez de forraje durante la estación seca. Junto con articular dos pisos ecológicos contiguos en la gradiente altitudinal, Quesala también comunica con zonas productivas azonales, como son las vegas ribereñas de Patos (al sur de Quesala) y de Cari (al noroeste). Tanto en Patos como en Cari, existen manifestaciones rupestres, pero sólo las de Patos son formalmente similares a las de Quesala (grupo naturalista del estilo Taira o serie Taira-Tulán).

Por otro lado, la condición geográfica de amplitud del cañón facilita el acceso a la quebrada y también su transitabilidad por el fondo en limitados segmentos longitudinales. La totalidad de los conjuntos rupestres se ubican en estas zonas de amplitud.

Así, Quesala aparece como un eje de comunicación, movilidad y tránsito entre distintas zonas productivas complementarias. Adicionalmente, la condición de ensanchamiento pudo favorecer, en episodios húmedos, la formación de vegetación ribereña y permitir el pastado ocasional de animales, constituyéndose también en una zona de ocupación temporal y transitoria.

Rasgos culturales asociados recurrentemente al arte rupestre

Senderos. Todos los conjuntos de arte rupestre coinciden con senderos que atraviesan la quebrada y otros en la pampa de interfluvio que siguen diversas direcciones. En los senderos de Quesala es posible distinguir un eje principal E-W, a partir del cual se derivan otras direcciones generando senderos secundarios. El eje principal lo conforman dos senderos que corren paralelos a la quebrada, uno en la pampa norte y otro en la pampa sur. Estos senderos principales bordean la quebrada (Figura 9), se caracterizan por un trazado continuo, angosto (no más de 50-70 cm de ancho) y por superficies relativamente despejadas y limpias. Poseen en sus márgenes un pequeño desmonte producto del despeje del terreno por acción del uso, careciendo de alineamientos de piedras definidos que lo limiten. Las bifurcaciones que experimentan los senderos principales en senderos secundarios ocurren precisamente en los agrupamientos de arte rupestre, donde el cañón de la quebrada es ancho, lo que facilita el acceso a la quebrada y su cruce desde una vertiente a otra. Aquí los senderos secundarios se desprenden del sendero principal en la pampa, atraviesan la quebrada y desde allí siguen diversas direcciones por la planicie (hacia el E, W, SE, SW, NE, NW). Los senderos principales se presentan bien marcados (mayor profundidad del sendero respecto de la superficie y del desmonte), debido a su uso más intensivo. En tanto los senderos secundarios, de anchura similar a los principales pero con tendencia a ser más angostos, pierden a veces su trazado y se encuentran en inferior estado de conservación. Los senderos de Quesala corresponden a senderos de origen prehispánico (a juzgar por sus asociaciones arqueológicas, tales como estructuras y linderos), reutilizados en momentos históricos y en la actualidad.

Apacheta. La presencia de una apacheta en el sector del Segundo Agrupamiento, asociada a senderos, sugiere y enfatiza el carácter de tránsito que estamos implicando para los emplazamientos de arte rupestre. Referencias etnográficas y etnohistóricas señalan la estrecha relación de las apachetas con la geografía y con ritos de caminantes (véanse Bertonio 1984[1612]; Castro 1997; De Lucca 1987; Galdames 1990; González Holguín 1952[1608]; Mariscotti 1978)8.

Mineral de cobre. Registramos varias concentraciones de fragmentos de mineral de cobre como agrupaciones de pequeños clastos depositados intencionalmente. Esto puede constituir una forma de ofrenda, como sucede en algunos ritos andinos contemporáneos (Flores Ochoa 1988; Grebe 1989-90; Inamura 1988; Tomoeda 1988) y como se ha encontrado en otros contextos arqueológicos del Norte Grande asociados al arte rupestre y rutas prehispánicas, y vinculables a actividades de caminantes o rituales de tráfico caravanero (Berenguer 1994; Fuentes et al. 1991; Núñez 1994)9.

En Quesala la totalidad de los sitios registrados con mineral de cobre en superficie se ubican en el talud de escombros del Cuarto Agrupamiento, en estrecha contigüidad espacial a senderos y cercanos a los paneles de arte rupestre.

Figura 9. Sendero en la pampa sur, dirección E-W, paralelo a la quebrada.

Estructuras de piedra. No registramos estructuras cuyas características arquitectónicas sugieran habitaciones permanentes. Tampoco existen concentraciones densas de material cultural superficial que reflejen ocupaciones permanentes o semipermanentes. Por el contrario, las estructuras asociadas al arte rupestre evidencian un carácter transitorio (paraderos), tanto por sus características constructivas simples, como por la baja densidad de material cultural superficial.

La mayoría de las estructuras tienen características arquitectónicas similares. Son estructuras simples construidas de piedras, planta de forma circular y semicircular, con diámetros entre 1,5 y 2,5 m. Las piedras se disponen en hilada simple o discontinua. Su elevación corresponde a una o dos alineaciones, y pocas veces adquiere la forma de muros pircados. Carecen de argamasa y poseen baja altura, muchas veces están derrumbadas. Las características constructivas simples y, consecuentemente, el bajo nivel de conservación, evidencian un uso transitorio, sugiriendo una funcionalidad ligada a actividades de tránsito, tales como resguardo nocturno y alimentación (paraderos o paskanas).

Una segunda forma arquitectónica se puede asimilar a funcionalidad de almacenaje o corrales y se distinguen tres tipos: (1) Estructuras de planta circular, tamaños variables pero no mayor que 1,5 m de diámetro, con muros de piedra de hilada simple, sin argamasa, de mayor altura que los anteriores, y en algunos se cierran en la parte superior formando una especie de bóveda. Cuando no existe un cierre de la parte superior de la estructura, se confunde su uso entre depósito y corral10. A veces se encuentran adosadas a piedras mayores o la pared de la quebrada. (2) Estructuras pequeñas de formas irregulares, construidas con piedras (a veces pequeñas lajas) adosadas a una roca de mayor tamaño, formando especies de cajitas. Estas estructuras tendrían un uso como depósito y/o tal vez ritual. (3) Trojas situadas en el talud de escombros que aprovechan pequeñas oquedades naturales de la pared del cañón, cuya abertura se ha cerrado con piedras dispuestas sin orden definido.

Referencias etnográficas y etnohistóricas

Información etnohistórica muestra el constante movimiento de gentes, durante épocas coloniales, entre la cuenca del Salar de Atacama y la vertiente oriental de la Puna de Atacama (Cassasas 1974; Hidalgo 1978, 1984; Martínez 1998; Sanhueza 1992).

Para épocas republicanas, y específicamente para la zona que nos ocupa, hay referencias que señalan las antiguas rutas que vinculaban la vertiente oriental andina, la alta puna, quebradas intermedias y oasis piemontanos del Salar de Atacama, de las cuales la quebrada de Talabre/Quesala parece haber formado parte. Isaiah Bowman (1941[1924]) describe la ruta que, durante las primeras décadas del siglo XX, seguían los arrieros que venían desde el Noroeste Argentino hasta Soncor y luego a Toconao y San Pedro de Atacama. Es posible que esta ruta incluyera la quebrada de Patos; y probablemente uno de los pasos cordilleranos relacionado con esta ruta fue el Abra de los Patos descrita por Riso Patrón (Riso Patrón 1924). Bowman señala que en la ruta que unía Salta con San Pedro de Atacama, el poblado de Soncor jugaba un papel importante en el abastecimiento de las caravanas de mulas, puesto que era el paradero donde los viajeros debían pagar el talaje de sus cabalgaduras (Bowman 1941[1924]:253-254).

Por otro lado, información etnográfica señala que existe un antiguo camino tropero, hasta hace poco frecuentemente utilizado por los pobladores del área, que une la localidad de Talabre con la de Camar a través de Soncor (América Valenzuela, comunicación personal 2000). A su vez, el sector de la Primera Agrupación es un ámbito que conecta con Patos (hacia el sur), donde hay agua, pastos y los pobladores del área hoy día mantienen chacras y estancias de uso estacional. Existen senderos en esta agrupación, que hoy son utilizados y que conducen hacia las vegas y estancias de Patos. En tanto, el sector de la Segunda Agrupación forma parte de la actual ruta que une Talabre con Soncor, a través del margen sur de la quebrada de Quesala y probablemente conecte también con la ruta Talabre-Soncor-Camar antes mencionada. En Talabre, la tradición oral recuerda los viajes y pasos de la ruta Argentina-San Pedro de Atacama vía quebrada de Patos-Soncor (Valenzuela 1999).

Conclusiones

En virtud de sus asociaciones arqueológicas y geográficas, se sugiere que el arte rupestre de la quebrada de Quesala se relaciona con rutas de movilidad prehispánica. Situaciones en que el arte rupestre forma parte de procesos de este tipo han sido planteadas inicialmente por los estudios de Lautaro Núñez (Núñez 1976, 1985).

La significación cultural que estamos implicando en la estrecha correspondencia espacial entre localidades específicas de arte rupestre y otros rasgos culturales, podría ser objetada aduciéndose que no existe una relación segura _en términos cronológico/culturales_ entre los paneles de arte rupestre y estos rasgos materiales. Aunque no contamos con evidencias directas para sugerir una cronología precisa, no se puede soslayar el hecho de que, independientemente de si son o no contemporáneos los sitios con arte rupestre y los rasgos culturales mencionados, lo cierto es que los rasgos culturales descritos se emplazan con cierta recurrencia en espacios específicos "marcados" con arte rupestre. Es decir, esta preferencia espacial expresa una elección cultural para denotar espacios determinados.

El paisaje resultante revela una forma particular de apropiación y construcción del espacio, donde hay énfasis en delimitar y subrayar espacios determinados y donde existe una actitud social que se manifiesta en la transformación del entorno natural (Criado 1991; Criado y Penedo 1993). Esto lo vemos no sólo en la alteración de la roca y configuración de una geografía más permanente, sino también en el hecho de que el paisaje se reforzó con otros rasgos culturales.

A partir de un análisis espacial del arte rupestre de la quebrada de Quesala, que consideró las características locacionales y de emplazamiento, así como aquellos rasgos culturales no rupestres y rasgos naturales vinculados al arte rupestre, se concluye que hay una configuración específica de rasgos naturales y culturales en el espacio, formando un paisaje en el cual existen ciertos hitos que están marcados por elementos materiales.

El arte rupestre se habría inscrito en esos espacios particulares en virtud de la existencia de ciertos atributos del entorno. Un examen de la configuración de rasgos culturales y características geográficas permite postular que el emplazamiento del arte rupestre se vincula al tránsito y movilidad de grupos humanos.

Para sugerir esta idea nos basamos tanto en las características topográficas de las localizaciones de los paneles (amplitud del cañón que facilita el acceso; situación espacial de Quesala que conecta dos ámbitos ecológicos distintos y espacios productivos azonales) como en la presencia de evidencias materiales como: asociación invariable de los paneles de arte rupestre a senderos; presencia de fragmentos de mineral de cobre y apacheta, cuyas connotaciones se asocian a actividades de tránsito; presencia de estructuras de carácter transitorio y ausencia de estructuras permanentes y de material superficial considerable; así como evidencias etnográficas y etnohistóricas que documentan algunas rutas que posiblemente integró la quebrada de Talabre-Quesala.

Agradecimientos: A la comunidad de Talabre, Victoria Castro, Anita María Lemus, Calogero Santoro, Álvaro Romero. A los proyectos Fondecyt Nº 1970908, que financió los estudios en terreno, y Nº 1011006, en cuyo marco se inserta esta publicación.

Notas

1 Una versión más extensa y con mayor cantidad de figuras, se encuentra en www.uta.cl/masma

2 Las aguas del río Talabre, de muy buena calidad, tienen sus nacientes en dos vertientes principales: la de Saltar y la de Tumbre. Desde este punto, el escurrimiento corre subterráneo en algunos tramos y fluye superficialmente después de Tumbre a lo largo de todo el año. El agua se pierde de la superficie 11 km después de Talabre Viejo, uniéndose luego subterráneamente con las aguas de Patos _sin llegar a Quesala_, para seguidamente verterse en la quebrada de Soncor, la cual desagua finalmente en el salar (cf. Serracino y Pereyea 1977).

3 La escasa presencia de pintura en la quebrada de Quesala, ya sea sola (pintura o pictografía) o en combinación con grabados (pictograbado) puede ser consecuencia de su mala conservación. La incidencia de pigmentos es proporcional a la protección que tengan los paneles de los agentes atmosféricos (p.e. aleros).

4 La mayor parte del material lítico hallado en la quebrada corresponde principalmente a lascas y núcleos desbastados. No se observaron instrumentos formatizados. En general, la materia prima es local correspondiente a basalto y andesita. En otros casos se observaron también cuarzo, jaspe y obsidiana, pero éstos en menor cantidad.

5 La estructura semicircular contiene en su interior restos de vegetales (chañar, yerbas y otros) y de animales (huesos y pezuñas), algunos de ellos presentan evidencias de quema. La estructura parece corresponder a un depósito colapsado, aunque la presencia de quema sugiere también un uso ritual. Parece de uso histórico y/o etnográfico, aunque la presencia de cerámica en los alrededores (alisada, café, sin decoración) podría profundizar su temporalidad.

6 La quebrada de Patos corresponde a un ramal de la quebrada de Soncor. En la carta preliminar del IGM (1:50000), aparece sólo con el nombre de Soncor. Riso Patrón distingue la quebrada de Patos y la de Soncor. Respecto a la quebrada de los Patos, dice: "Es de estrecho valle, ofrece algunas vegas de pastos naturales, corre hacia el W i desemboca en la de Soncor" (Riso Patrón 1924:642). De la quebrada de Soncor describe: "Ofrece vegas de pastos naturales en su parte superior i agua permanente, corre hacia el W, honda, entre paredes medanosas, riega algunas hectáreas de alfalfares i chacras i pierde su agua antes de llegar al salar de Atacama" (Riso Patrón 1924:851). Del pueblo de Soncor refiere: "Es de indios, tiene 10 a 12 hectáreas de terrenos alfalfados i chacras, abundante leña i agua de buena clase en sus alrededores i se encuentra a unos 2865 m. de altitud, en la quebrada del mismo nombre" (Riso Patrón 1924:851).

7 La ocupación del oasis de Soncor data de tiempos prehispánicos (a juzgar por la cerámica prehispánica en superficie). En épocas coloniales aparece como un ayllu bastante poblado, mientras que en épocas republicanas constituyó una localidad que jugó un importante papel en el abastecimiento de las caravanas de mulas que venían desde Argentina (Bowman 1941[1924]). En la actualidad, Soncor está prácticamente despoblado, con no más de dos familias que residen permanentemente en el lugar. No obstante, sus recursos siguen siendo explotados por familias que ocupan el oasis de manera transitoria y cuyas residencias de base se encuentran en otras localidades de la zona (p.e. Toconao, Talabre, Camar).

8 Las apachetas corresponden a montículos de piedra ubicados en el campo, formados por la acumulación de piedras que depositan los caminantes como ofrendas (Castro 1997; Galdames 1990). Sobre el término apacheta, algunos diccionarios y crónicas coloniales proporcionan información acerca de sus usos y significados, aludiendo siempre al vínculo que tiene la apacheta con los caminantes o viajeros. Para Ludovico Bertonio, en aymara, apachita: "Montón de piedras, que por supersticion van haziéndo los caminantes, y los adoran" (Bertonio 1984[1612]:23). Según el diccionario aymara contemporáneo de Manuel de Lucca, apachita: "Cordillera" y también "Lugar de tránsito"; apa: "Envio [sic], remesa. Carga de mercaderías u otras cosas" (De Lucca 1987:26). Para González Holguín, en quechuaapachita: "Montones de piedras adoratorios de caminantes" (González Holguín 1952[1608]:30). Según el Diccionario anónimo quechua (1603) Gramática y Vocabulario de la lengua general del Perú llamada Quichua y en la lengua española, apachita: "Collado, montones de piedra, que adorauan los Indios"; apac: "el que lleua"; apachimuni: "hazer traer"; apachini: "hacer lleuar". El Inca Garcilaso de la Vega dice sobre la apacheta "Quiere decir demos gracias y ofrescamos algo al que hace llevar estas cargas, dandonos fuerzas y vigor para subir por cuestas tan ásperas como ésta, y nunca lo decían sino cuando estaban en los alto de la cuesta, y por esto dicen los historiadores españoles que llamaban Apachitas a las cumbres de las cuestas, entendiendo que hablaban con ellas (...)" (Inca Garcilaso, 1609:81, en Galdames 1990).

9 En un sitio del Formativo temprano de la cuenca del Salar de Atacama, en Tulán-54, se halló un contexto análogo a Quesala (asociación mineral de cobre-arte rupestre), en un contexto habitacional con bloques muebles grabados con figuras de camélidos (de ancestro arcaico según Núñez) y gran cantidad de fragmentos de mineral de cobre (Núñez 1994). Berenguer, por otro lado, postula para la localidad de Santa Bárbara (Alto Loa) una relación entre las "estructuras de muro y cajas" y los fragmentos de mineral de cobre asociados a ellas con actividades rituales del tráfico caravanero. A juicio del autor, los fragmentos de mineral de cobre corresponderían a ofrendas de caminantes, y posiblemente se vincularían a "la comida de los dioses de los cerros o mallkus, mencionada en la etnografía local" (Berenguer 1994:25). Los pasos especiales a lo largo del camino Inka y rutas caravaneras prehispánicas muestran igualmente restos de mineral de cobre esparcidos por el suelo (Fuentes et al. 1991).

10 Etnográficamente, hemos observado en la zona el empleo de estructuras de tamaño reducido como corrales, para mantener a los animales pequeños.

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