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Íkala, Revista de Lenguaje y Cultura - CULTURAL AND INTERCULTURAL COMPETENCE IN TRANSLATION: STATE OR THE ART

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Íkala, Revista de Lenguaje y Cultura

Print version ISSN 0123-3432

Íkala vol.17 no.2 Medellín May/Aug. 2012

 

ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN

 

LA COMPETENCIA CULTURAL E INTERCULTURAL EN TRADUCCIÓN: ESTADO DE LA CUESTIÓN1

 

CULTURAL AND INTERCULTURAL COMPETENCE IN TRANSLATION: STATE OR THE ART

 

 

Ana Gregorio Cano*

* is a PhD candidate in Translation, she holds a Master of Arts in Translation and Interpreting from University of Granada, Spain. She currently works as full time teacher and research fellow at University of Granada, Spain. Mailing address: Calle Buensuceso 11, 18002 Granada, España. E-mail: anagregcan@ugr.es

 

Received: 02-14-12 / Reviewed: 04-23-12 / Accepted: 05-10-12 / Published: 08-01-12

 

How to reference this article: Gregorio, A. (2012). La competencia cultural e intercultural en traducción: estado de la cuestión. Íkala, revista de lenguaje y cultura, 17(2), 129-144

 


RESUMEN

En este artículo desarrollamos el marco teórico de la competencia cultural e intercultural en traducción por medio de la revisión de la literatura existente. Asimismo, presentamos un análisis de algunas de las definiciones de cultura que aportan elementos pertinentes y aplicables para la elaboración de nuestro futuro modelo de competencia cultural e intercultural en traducción, así como las características intrínsecas de la competencia objetivo de nuestro estudio. Las conclusiones sugieren la necesidad de desarrollar más proyectos de investigación con base empírica para que los programas de formación y las actividades de enseñanza/aprendizaje tengan un fundamento práctico y no exclusivamente teórico.

Palabras clave: competencia traductora, traductor como mediador, competencia cultural e intercultural, formación de traductores


ABSTRACT

In this paper, I will analyse the theoretical framework of the cultural and intercultural competence in translation through the review of literature in the field. Furthermore, I will describe some definitions of culture with applicable aspects for the design of a future proposal of cultural and intercultural competence model in translation. Conclusions suggest the need for more empirical studies regarding the role/acquisition of cultural and intercultural competence as training programmes and teaching and learning activities are currently mainly based on theoretical notions.

Keywords: translator competence, translator as mediator, cultural and intercultural competence, translation training


 

 

1 . INTRODUCCIÓN

Uno de los objetivos específicos de nuestra investigacion es ofrecer el marco para una definición de la competencia cultural e intercultural como objetivo específico de la formación universitaria de traductores, intérpretes y otros profesionales de la comunicación y mediación intercultural dedicados a este campo. Sin embargo, tiene una dificultad añadida: no existe una única definición de cultura. Por este motivo, a continuación analizaremos algunas de las definiciones que aportan elementos que consideramos pertinentes y aplicables tanto a nuestra disciplina como a nuestra investigación en particular. Otra de las razones por la que hemos llevado a cabo este recorrido por diferentes definiciones de cultura es porque creemos que, además de complementarse, enriquecen el concepto cultura en traducción.

 

2. ¿A QUÉ LLAMAMOS CULTURA EN TRADUCCIÓN?

La mayor parte de las definiciones de cultura las hemos tomado de Translating as a Purposeful Activity (Nord, 1997). En primer lugar, encontramos muy interesante la definición de Goodenough:

As I see it, a society's culture consists of whatever it is one has to know or believe in order to operate in a manner acceptable to its members, and do so in any role that they accept for any one of themselves. Culture, being what people have to learn as distinct from their biological heritage, must consist of the end product of learning : knowledge, in a most general, if relative, sense of the term. By this definition, we should note that culture is not a material phenomenon; it does not consist of things, people, behavior, or emotions. It is rather an organization of these things. It is the forms of things that people have in mind, their models for perceiving, relating, and otherwise interpreting them. (citado en Nord, 1997, pp. 23-24)2

La idea de concebir la cultura como lo que la gente tiene que aprehender como fin último para el conocimiento de esta, de que no se trata de algo en particular, sino de un todo interrelacionado, y de cómo se interpreta hace de esta definición una de las que más se acercan a nuestra propia concepción de cultura en Traducción e Interpretación.

En esta misma línea, nos encontramos con la división de Ammann:

In this sense, culture is a complex system. It can be subdivided into paraculture (the norms, rules and conventions valid for an entire society), diaculture (norms, rules and conventions valid for a particular group within the society, such as a club, a firm or a regional entity) and idioculture (the culture of an individual person as opposed to other individuals). (citado en Nord, 1997, p. 24) 3

Tras una primera lectura, lo que nos llama la atención es que el autor defina la cultura como un sistema complejo. Nosotros también consideramos que una de las mayores dificultades para definir la cultura y, por extensión, la competencia cultural e intercultural es la complejidad de delimitar en qué aspectos, áreas o campos esta se encuentra presente. La división que ofrece este autor sobre paracultura, diacultura e idiocultura se enmarcaría dentro de las seis áreas que ofrece el proyecto INCA del que hablaremos más adelante. En esta misma línea, Edward Sapir utiliza el término complejo para referirse a la cultura: '''Culture' is that complex whole which includes knowledge, belief, art, morals, law, customs and any other capabilities and habits acquired by man as a member of society'' (citado en Katan, 2004, p. 25)4.

La siguiente definición que recogemos nos resulta especialmente interesante ya que dice que la cultura no es tanto algo estático, sino dinámico, que cambia y que lo hace por su propia naturaleza, por el hecho de crearse a partir de lo que, en nuestro caso, el traductor concibe que es la cultura. La cultura no es algo que se posea, se aprenda o se tenga de manera absoluta, sino que se adquiere, es un continuum, algo cambiante. Lo que nos parece más importante de esta definición es la idea de cambio, de diferencias en la concepción de cultura dependiendo de la perspectiva del trabajo que se esté desarrollando y de quién lo esté haciendo.

Culture is something that the ICP [intercultural practitioner] creates, a story he/she tells that highlights and explains the differences that cause breakdowns. Culture is not something people have; it is something that fills the spaces between them. And culture is not an exhaustive description of anything; it focuses on differences, differences that can vary from task to task and group to group. (Agar citado en Nord, 1997, p. 24) 5

Estrechamente relacionado con el proceso de adquisición de la cultura, nos encontramos con la diferenciación que Katan (2004) hace entre adquisición y aprendizaje. En nuestro caso consideramos que la cultura es adquirida más que aprendida: ''Acquisition is the natural, unconscious learning of language, behavior, values and belief through informal watching and hearing. Learning, on the other hand, is formal and is consciously taught'' (p. 26).

Por otro lado, nos llama especialmente la atención la definición de Göhring por introducir el aspecto relativo a la conciencia cultural, algo intrínseco en cualquier acto de comunicación entre dos o más culturas:

Culture is whatever one has to know, master or feel in order to judge whether or not a particular form of behavior shown by members of a community in their various roles conforms to general expectations, and in order to behave in this community in accordance with general expectations unless one is prepared to bear the consequences of unaccepted behaviour. (citado en Nord, 1997, p. 33) 7

Asimismo, Nord (1997) habla del papel que desempeña la cultura en cualquier actividad traductológica. De acuerdo con esta autora, las expectativas de lo que la cultura es o debería ser atendiendo a la propia (identidad) del traductor entran en juego:

Translating means comparing cultures. Translators interpret source-culture phenomena in the light of their own culture-specific knowledge of that culture, from either the inside or the outside, depending on whether the translation is from or into the translator's native language-and-culture. A foreign culture can only be perceived by means of comparison with our own culture, the culture of our primary enculturation (cf. Witte). There can be no neutral standpoint for comparison. Everything we observe as being different from our own culture is, for us, specific to the other culture. The concepts of our own culture will thus be the touchstones for the perception of otherness. Further, our attention tends to focus on phenomena that are either different from our own culture (where we had expected similarity) or similar to our own culture (where difference had been expected). (p. 34)8

En la línea de la identidad del traductor, Katan (2004) señala que en muchas ocasiones este no es consciente de que actúa bajo la influencia de su propia cultura:

First, how languages convey meaning is related to the culture. Secondly, though languages can convey concepts from other cultures, people (including translators and interpreters) tend not to realize that their perception (through language) is, in fact, bound by their own culture. (p. 118)9

Además de todas estas definiciones y de sus implicaciones, tomamos como base para el marco de nuestra definición de competencia cultural e intercultural los trabajos de los antropólogos Trompenaars y Hofstede. El primero postula que la cultura se puede representar en un esquema de tres círculos concéntricos: el primero, de artefactos y productos; el segundo, de normas y valores; el tercero, de supuestos básicos o esenciales (Trompenaars, 1993, p. 23). Según su clasificación, los dos primeros constituyen elementos explícitos de la cultura, mientras que el tercero sería implícito. Hofstede (1997), por su parte, presenta el denominado modelo de la cebolla, puesto que se basa en el concepto de capas sucesivas, aunque todas ellas agrupadas en dos grandes niveles: las prácticas y los valores.

Como conclusión de todas las definiciones de cultura que hemos expuesto y de la fase de reflexión por nuestra parte, creemos que la concepción de cultura durante el proceso de formación de traductores se debe centrar en un sistema útil para interpretar la realidad y organizar la experiencia, y no como algo puntual enmarcado en una asignatura para tal efecto, ya que, desde nuestro punto de vista, no tendría sentido por tratarse de un proceso que se nutre no solo de lo aprendido, estudiado y tratado durante las clases cursadas en la carrera, sino también de las diferentes situaciones y experiencias que el futuro traductor pueda vivir fuera del aula.

 

3. LA COMPETENCIA CULTURAL E INTERCULTURAL Y LA COMPETENCIA COMUNICATIVA INTERCULTURAL

Este trabajo se enmarca en el campo de la traductología, aunque el tema de la competencia cultural e intercultural ha sido asimismo estudiado y tratado en la enseñanza de lenguas extranjeras (Byram, 1997), en la comunicación intercultural (Gudykunst, 2003) y en los estudios culturales (INCA, 2004). Fuera del ámbito de la traducción, han sido muchas las aportaciones sobre la competencia cultural e intercultural y la competencia comunicativa intercultural, sobre todo en la enseñanza de lenguas extranjeras. A continuación, incluimos algunas de las aportaciones que nos resultan aplicables a la actividad traductológica y que refuerzan algunos de los conceptos incluidos en nuestra futura definición de competencia cultural e intercultural en traducción.

En este ámbito encontramos muy útiles las aportaciones de Hymes:

From a finite experience of speech acts and their interdependence with sociocultural features, (children) develop a general theory of speaking appropriate in their community which they employ, like other forms of tacit cultural knowledge (competence) in conducting and interpreting social life. From a communicative standpoint, judgements of appropriateness may not be assigned to different spheres, as between the linguistic and the cultural; certainly the spheres of the two will interact. (citado en Byram, 1997, p. 8)10

Asimismo, el modelo de habilidades comunicativas (communicative ability model) de Van Ek aborda lo que él denomina competencia socio-cultural:

Socio-cultural competence: every language is situated in a sociocultural context and implies the use of a particular reference frame which is pardy different from that of the foreign language learner; socio-cultural competence presupposes a certain degree of familiarity with that context. (citado en Byram, 1997, p. 10) 11

No queremos dejar de lado la comunicación no verbal, que también varía de cultura a cultura, por lo que creemos relevante abordar este aspecto en la formación de futuros traductores profesionales: ''There is a variation in non-verbal communication between cultures and that's when people from two different cultures meet, there is infinite scope for misunderstanding and confusión'' (Argyle citado en Byram, 1997, p. 13)12 .

De esta idea se deduce que el interlocutor cultural e interculturalmente competente debería ser capaz de conocer también las peculiaridades de la comunicación no verbal, presente de manera continua, pero que a veces resulta difícil de transmitir de una lengua a otra y de una cultura a otra por encontrarse oculta detrás de las palabras, del estilo, implícita en el flujo de la comunicación: ''Culture like nonverbal behavior tends to be elusive, normally out of our awareness, difficult to control, falsify, manipulate, erase, and has a potent influence in intercultural communication''. (Wolfang citado en Gudykunst, 2003, p. 73).13

De acuerdo con Byram (1997): ''Teaching for linguistic competence cannot be separated from teaching for intercultural competence'' (p. 22)14. Byram se centra en la enseñanza de lenguas extranjeras, aunque en nuestra opinión las propuestas de este autor se podrían hacer extensivas a las aulas de traducción:

Even where the issues are not political or moral, FL teaching within an institution of general education has a responsibility to develop a critical awareness of the values and significance of cultural practices in the other and one's own culture, (p. 46)15

Byram (1997) describe varias características dentro de la competencia comunicativa intercultural como deseables para lo que él denomina intercultural speaker (interlocutores implicados en la comunicación e interacción intercultural), que nos resultan extensibles para la figura del traductor profesional.

Tras analizar todas las características que Byram propone como objetivos a la hora de enseñar, aprender y evaluar para la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras, podemos ver que muchos de estos objetivos se hallan implícitos en el caso de la enseñanza y el aprendizaje de la Traducción. De todo esto se deduce que elaborar una definición- marco de competencia cultural e intercultural en Traducción se plantea como una tarea complicada al ser un conjunto de mecanismos que se ponen en marcha de manera simultánea en toda situación de traducción, así como muchos matices que no desearíamos obviar.

Otro campo en el que la cultura, el conocimiento cultural/intercultural o la competencia cultural se consideran piezas clave para el buen desarrollo de los distintos tipos de comunicación en contextos en los que se ven implicadas varias culturas es en el estudio de la comunicación cultural e intercultural. Consideramos que las aportaciones que se han llevado a cabo en este campo son interesantes por su naturaleza: ''Intercultural communication involves the exchange of cultural information between two groups of people with significantly different cultures'' (Gudykunst, 2003, p. 259)16 .

Figura 1. La competencia intercultural de Byram (1997, pp. 51-53) definida en términos de objetivos .

 

Gudykunst (2003) aborda el estudio de la comunicación intercultural (intercultural communication) con un enfoque teórico y práctico. Desde el punto de vista más teórico y estrechamente relacionado con nuestro estudio, cabe destacar el papel que tiene la cultura para este autor. Lo más interesante de este enfoque es que, según Gudykunst, prácticamente en toda actividad comunicativa la cultura se encuentra presente:

There are several approaches to incorporating culture into communication theories. First, culture can be viewed as part of the communication process in theories (e.e., Applegate & Sypher, 1983, 1988, view culture as part of constructivist theory; Cronen, Chen & Pearce, 1988, view culture as part of coordinated management of meaning theory). Second, communication can be viewed as creating culture. Third, theories designed in one culture can be generalized to other cultures (e.g., Gudykunst & Nishida, 2001), or culture can be treated as a boundary condition for propositions within theories. (p. 7) 17

Gudykunst (2003) destaca que la competencia cultural e intercultural no solo significa conocer lo que es diferente, sino también las similitudes entre culturas, así como tener en cuenta el hecho de que cada individuo aprende de diferente manera e interioriza diferentes aspectos de una misma cultura. Asimismo, este autor subraya que: ''Different cultures have different systems of meaning (i.e., languages), which confuses people from different cultures and makes it difficult, if not impossible, for them to understand each other'' (p. 53)18 .

De esta afirmación se deduce que el interlocutor participante en un proceso comunicativo –en nuestro caso, el traductor– debe estar capacitado para utilizar una serie de estrategias que le permitan transmitir la información de un texto origen (TO) a un texto meta (TM), con éxito, sin crear malentendidos lingüísticos ni culturales: ''Lack of knowledge on the other's culture (not on the other's language), ethnocentric attributions, stereotypes, sociopolitical problems, and unwarranted beliefs of universality are proposed to be some of the major factors causing intercultural miscommunications'' (Gudykunst, 2003, p. 58)19 .

Hymes (citado en Byram, 1997) define a los interlocutores competentes como aquellos que son capaces no solo de producir frases correctamente, sino de utilizar el lenguaje de manera pragmática en contextos sociales y culturales determinados.

De nuevo, encontramos algunas características que debería poseer el interlocutor comunicativamente competente, en nuestro caso la figura del traductor, y que coinciden con algunas de las características que comprende desde nuestro punto de vista la competencia cultural e intercultural:

A knowledgeable communicator needs information about the people, the communication rules, the context, and the normative expectations governing the interaction with the member of the other culture. Without this information, the communicator will invariably make misattributions, choose incorrect communication strategies, violate rules of etiquette, or cause the loss of face for self or other. (Wiseman citado en Gudykunst, 2003, p. 193) 20

Así como:

The final component of ICC competence −reflects the needed behaviors to interact appropriately and effectively with members of different cultures. Research has discovered several behaviors that are positively associated with ICC competence: being mindful (Gudykunst, 1992), intercultural adroitness (Chen & Starosta, 1996), interaction involvement (Cegala, 1984), recognition of nonverbal messages (Anderson, 1994), appropriate self-disclosure (Li, 1999), behavioral flexibility (Bochner & Kelly, 1974), interaction management (Wiemann, 1977), identity maintenance (Ting-Toomey, 1994), uncertainty reduction strategies (Sanders, Wiseman, & Matz, 1991), appropriate display of respect (Ruben, 1976), immediacy skills (Benson, 1978), ability to establish interpersonal relationships (Hammer, 1978), and expressing clarity and face support (Kim, 1993). These behaviors reflect the ability to communicate in an adaptive, flexible, and supportive manner. (Wiseman citado en Gudykunst, 2003, p. 203) 21

De acuerdo con Jessica Abrams, Joan O'connor y Howard Gilles (citados en Gudykunst, 2003): ''Intercultural interlocutors become interculturally competent as a new enmeshed relational identity emerges for them''22 (p. 212).

En este recorrido teórico, no podemos olvidar el proyecto británico ''Intercultural Competence Assessment'' (INCA, www.incaproject.org), financiado por el programa Leonardo da Vinci, que ha desarrollado una estructura-marco con una serie de herramientas de evaluación, incluida INCA on-line y el portafolio para la evaluación, entre otras, de la competencia intercultural asociada a la competencia lingüística y a la competencia del conocimiento de un área determinada.

El germen de este proyecto surgió de la necesidad actual, tanto a nivel mundial como en todos los sectores de la industria y de los servicios del Reino Unido en concreto, de un alto grado de competencia cultural entre los empleados que se encuentran a diario en ambientes de trabajo multiculturales, tanto en el trato con los clientes como entre su propio personal. En los entornos laborales del Reino Unido existe una necesidad cada vez mayor de contar con un alto grado de sensibilidad (y empatía) y de competencia intercultural al tratar con personas de diferentes procedencias culturales.

De acuerdo con INCA (2012), la competencia intercultural capacita para interactuar de manera tanto eficiente como aceptable para otros al trabajar en un grupo donde sus miembros tengan diferentes procedencias culturales. ''Cultural'' puede englobar cualquier característica, incluyendo valores y creencias en las que hemos crecido, nacionalidad, costumbres regionales o locales y, en particular, actitudes y prácticas que afectan la manera de trabajar.

Según INCA (2012), existe una necesidad imperiosa de un marco que apoye la formación y la evaluación de la interculturalidad en este campo. La teoría secundada para el desarrollo de las diferentes herramientas de INCA (cuestionarios, guiones, juegos de rol, INCA on-line, el portafolio de INCA) contó con las aportaciones teóricas de especialistas en el campo de la interculturalidad como Michael Byram, Torsten Kühlmann, Bernd Müller-Jacquier y Gerhard Budin.

En esta teoría se presentan seis áreas con las que consideramos útil trabajar al tratarse de conocimiento ya avanzado en el campo de la interculturalidad y así no partir de cero, problema que a veces existe en Traductología por intentar reinventar lo ya existente en otros campos de los que se puede alimentar esta disciplina por su carácter interdisciplinar. Estas seis áreas son:

  1. La tolerancia hacia la ambigüedad (tolerance for ambiguity)
  2. La flexibilidad en el comportamiento (behavioural flexibility)
  3. La conciencia comunicativa (communicative awareness)
  4. La curiosidad para la adquisición de conoci- miento (knowledge discovery)
  5. El respeto por la alteridad (respect for otherness)
  6. La empatía (empathy)

Figura 2. Área 1 de INCA (todas las figuras fueron tomadas y adaptadas de http://www.incaproject.org/en_downloads/24_INCA_THE_THEORY_eng_final.pdf)

 

Figura 3. Área 2 de INCA

 

Figura 4. Área 3 de INCA

 

Figura 5. Área 4 de INCA

 

Figura 6. Área 5 de INCA

 

Figura 7. Área 6 de INCA

 

4. LUGAR DE LA COMPETENCIA CULTURAL E INTERCULTURAL EN LA COMPETENCIA TRADUCTORA

Partimos de la premisa de que el traductor/ intérprete es un comunicador especialista. En el proceso comunicativo-traductológico, el traductor/intérprete se encuentra con un TOen cultura origen y debe producir un TMen cultura meta . De acuerdo con Nord (1997): ''The translator can be compared with a target-culture text producer expressing a source-culture sender's communicative intentions''23 (p. 21). Gudykunst (2003) considera que: ''Between any two cultures, thousands of potential differences exist, each fraught with opportunity for misunderstanding and confusion''24 (p. 74).

Tal y como apunta Kelly (2002): ''El término competencia traductora es el utilizado por diferentes autores para describir el conjunto de capacidades, destrezas, conocimientos e incluso actitudes que reúnen los traductores profesionales y que intervienen en la traducción como actividad experta'' (p. 9).

Tras haber revisado qué autores hacen una propuesta de modelo de competencia traductora, comprobamos que las contribuciones a la macrocompetencia en la que se apoya la competencia cultural e intercultural no han sido muy numerosas. Tampoco lo ha sido el número de autores que ha abordado directamente la competencia objeto de nuestro estudio, a pesar de que una disciplina como la traducción e interpretación se define comúnmente como interlingüística, multilingüística, multicultural, intercultural, etc.

Wilss (1976) es uno de los primeros autores en elaborar una descripción de la competencia traductora en la que explícitamente trata la competencia cultural: ''a supercompetence, basically defined as an ability to transfer messages between linguistic and textual systems of the source culture'' 25 (p. 120).

Unos años más tarde, Nord (1991) habla de nuevo de la competencia cultural como una de las competencias fundamentales para el traductor:

[...] the essential competences required of a translator [are] competence of text reception and analysis, research competence, transfer competence, competence of text production, competence of translation quality assessment, and, of course, linguistic and cultural competence both on the source and the target side. (p. 235) 26

Neubert (2000) también incluye la competencia cultural:
There are roughly five parameters of translational competence, viz. (1) language competence, (2) textual competence, (3) subject competence, (4) cultural competence, and, last but not least, (5) transfer competence. It is precisely the interplay of these kinds of competence that distinguishes translation from other areas of communication. (p. 6) 27

Uno de los aspectos más destacables del tratamiento que Neubert (2000) hace de la actividad traductológica es que se refiere a la traducción como una actividad lingüístico-cultural:

Translation practice and hence translation teaching require a unique competence, perhaps a set of competences that comprise, of course, competence in the source and target languages. [...] Translators should be specialists in all areas in which they have to operate as part of their professional work. We should however note that in our modern age, where more and more experts are proud that they know more and more about less and less, their very speciality is their expertise. Translators, however, are actually supposed to have specialist knowledge about more and more. They are the polyhistors in an age of specialisation. Their mindset is an assemblage of everything that is worth communicating from one lingua-culture into another. (p. 3) 28

En el caso del modelo de competencia traductora de Kelly (2002), aparece recogida la competencia cultural por partida doble. Por un lado, la competencia cultural es una de las subcompetencias de este modelo y tiene como principales objetivos:

Dar a conocer las principales instituciones de las culturas de las lenguas A, B y C, en su contexto histórico y social; dar a conocer los valores, mitos, percepciones y creencias compartidos que condicionan los comportamientos de las diversas culturas de las lenguas A, B y C; hacer comprender las relaciones existentes entre las culturas y sus textos. (p. 17)

Por otro lado, la competencia cultural vuelve a estar presente dentro de la subcompetencia comunicativa y textual en al menos dos lenguas y culturas:

Dar a conocer las características y las convenciones de los principales géneros y subgéneros textuales presentes en el mercado profesional de la traducción y la interpretación en las diversas culturas en las que se hablan las lenguas A, B y C. (Kelly, 2002, p. 17)

Katan (2004) comparte esta opinión:

Translators and interpreters in particular, whether or not they are involved in IT, labelling or advertising, need to be well versed in the customs, habits and traditions of the two cultures they are mediating for. Both the translator and the interpreter will also need solid background information about the cultures they are working with, particularly the geography and contemporary social and political history. These form the backbone of a culture's cognitive environment. This also means being aware of the popular culture (the culture's heroes, TV, films, personalities, etc.). (pp. 11-13) 29

En el recorrido por los distintos autores que no abordan la competencia cultural e intercultural destacan Campbell y el grupo de investigación PACTE, ya que en ambos casos se habla de habilidades bilingües, pero solo a la hora de ahondar en cada una de las subcompetencias del modelo holístico de PACTE (2002) se habla de conocimientos biculturales: ''2. Competencia extralingüística. Conocimientos acerca de la organización del mundo en general y de ámbitos particulares: conocimientos biculturales, enciclopédicos, temáticos y sobre la traducción''. (p. 126)

Sin embargo, son muchos los autores que abordan la cultura, la competencia cultural e intercultural sin hacer referencia explícita al resto de competencias que debería tener un traductor/intérprete. Snell-Hornby concibe la traducción desde un enfoque en el que la cultura tiene un papel fundamental: ''The translation process can no longer be envisaged as being between two languages but between two cultures involving 'cross-cultural transfer', integrating the scenes-and- frame concept of Fillmore'' (citado en Katan, 2004, p. 170)30 .

En esta misma línea, encontramos algunas de las primeras características que deberían conformar dicha competencia cultural e intercultural:

The translator needs more than just a knowledge of the other culture. He also needs the ability to function effectively in the two cultures in which he is working, and to exercise creativity in finding new bridges of understanding between the two. This in turn implies a knowledge of how cultures function. (Williams, 2003, p. 22)31

Por otro lado, hay autores que sin ofrecer un modelo de competencias, sí incluyen la competencia cultural e intercultural:

This goes hand in hand with the growing awareness that translators are increasingly perceived and needed, not only as mediators between languages, but also as mediators between cultures. What does this mean? The students not only need to become experts in their respective languages but also in the cultures related to these languages. In order to achieve this, they need to obtain a fundamental understanding of both their own and the other culture (s) which in turn helps them develop the ability to appropriately communicate and behave within these cultures and mediate between them. In other words, they need to acquire (inter) cultural competence as part of a translator's general competences. (Wilsch & Maddah, 2003, p. 208) 32

Para Witte (1994): ''Translator is considered an expert in cross-cultural communication and his bicultural competence regarded as a basic prerequisite for his work'' (p. 68)33 .

Asimismo, creemos que en muchas ocasiones no se tiene consciencia de hasta qué grado estamos influenciados por la propia cultura. Para esto es necesario que los futuros traductores e intérpretes sean conscientes de su identidad cultural y de cómo esta influye en su forma de concebir el mundo.

De acuerdo con Katan (2004), debería existir una toma de conciencia de la importancia de la cultura y de lo que esta conlleva desde los centros de formación de Traducción e Interpretación:

As the business environment itself begins to realize that culture, at all levels, is a fundamental issue in the success or failure of cross-cultural ventures, so it should be possible for the humble, university trained, general interpreter or translator to take a more high profile role in actively promoting understanding across languages and cultures. To do this, potential mediators should combine formal language and culture learning with a sojourn abroad, and hence, informal modelling of the target culture. (p. 23)34

 

5. HACIA UNA DEFINICIÓN DE COMPETENCIA CULTURAL E INTERCULTURAL EN TRADUCCIÓN

Conforme hemos avanzado en nuestra investigación, hemos sido cada vez más conscientes de que posiblemente no lleguemos al culmen del diseño de la propuesta de modelo de competencia cultural e intercultural hasta que obtengamos un input empírico por parte de los estudiantes de Traducción. Esta decisión viene motivada por la propia evolución de la investigación.

En un primer momento, nos marcamos como objetivo la elaboración de una definición de competencia cultural e intercultural, pero una vez perfilada la revisión aquí presentada hemos sido conscientes de que no tendría mucho sentido elaborarla a partir de las diferentes definiciones de cultura y competencia intercultural en el ámbito de la enseñanza de lenguas extranjeras, comunicación intercultural, entre otras áreas, ya que nuestro enfoque no es exclusivamente teórico, sino que pretendemos que lo que descubramos tenga una vertiente práctica (resultado del análisis de una investigación empírica con estudiantes).

Por este motivo, hemos diseñado y validado un instrumento de recogida de datos para el análisis y descripción del proceso de adquisición de la competencia cultural en futuros traductores. Se trata de una herramienta que combina enfoques cuantitativos y cualitativos con el objetivo último de describir el proceso por el que los estudiantes de Traducción e Interpretación de España desarrollan la competencia cultural e intercultural tras cuatro años de formación a nivel universitario. El principal instrumento que aplicaremos para completar nuestro estudio es un cuestionario en formato papel y lo aplicaremos entre estudiantes de 1º y 4º curso de cinco universidades españolas que incluyen en su oferta formativa los estudios de Traducción: Universidad Jaume I de Castellón, Universidad de Salamanca, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Universidad Pontificia de Comillas de Madrid y la Universidad de Granada.

Una vez que tengamos los datos empíricos, procederemos a su análisis (estadístico empleando el paquete SPSS para lo cuantitativo y mediante categorización para lo cualitativo) y, de este modo, describiremos en profundidad el proceso de adquisición de la competencia cultural e intercultural, lo que debería permitir la identificación de los factores que más inciden en este proceso y en el grado de éxito del desarrollo de la misma tras la formación recibida en Traducción e Interpretación.

Por último, tras la fase de análisis (pendiente de ser desarrollada) y con el ánimo de diseñar una propuesta de modelo de competencia cultural e intercultural en Traducción, tomaremos como punto de partida la premisa de que la competencia cultural e intercultural debe implicar la capacidad de abstracción suficiente para reconocer los distintos aspectos correspondientes a las distintas culturas implicadas en la comunicación, para las que el estudiante de Traducción o futuro traductor profesional debe realizar un encargo de traducción con éxito. Es decir, se debe cumplir la función del texto y, por lo tanto, debe existir comunicación. En cualquier caso, la competencia cultural e intercultural no es un conocimiento enciclopédico, sino un entramado de aspectos y detalles que el estudiante o traductor profesional debe ser capaz de detectar para aplicar la estrategia de traducción más apropiada en cada situación. Por lo tanto, cabe esperar que por el enfoque de nuestra investigación, los datos que obtengamos nos posibiliten ofrecer un modelo basado no solo en un enfoque teórico, presentado en este artículo, sino con una fundamentación empírica que haya permitido identificar tendencias tangibles del proceso durante el que se desarrolla la competencia objeto de nuestro estudio entre futuros profesionales de la Traducción.

 

REFERENCIAS

1. Byram, M. (1997). Teaching and assessing intercultural communicative competence. Clevedon, Inglaterra: Multilingual Matters.         [ Links ]

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NOTAS DEL AUTOR

1 Este trabajo se enmarca en el Proyecto I+D ''Adquisición de la competencia cultural e intercultural en la formación de traductores e intérpretes (ACCI)'', HUM 2006-04454/FILO del Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte de España.

2 Tal y como yo lo veo, la cultura de una sociedad consiste en todo aquello que se debe conocer o creer para comportarse de manera aceptable para los miembros de dicha sociedad y hacerlo tal y como lo haría cualquier miembro de esta. La cultura, concebida como lo que se ha de aprender fuera de la herencia biológica, debe consistir en el producto de dicho aprendizaje: el conocimiento, en el sentido más general, si bien relativo, del término. De acuerdo con esta definición, es necesario apuntar que la cultura no es un fenómeno material; no consiste en cosas, personas, comportamientos o emociones. Se trata más bien de una organización de todas estas cosas. Es la idea de las cosas que la gente tiene en su mente, los modelos que utilizan para percibirlas, para relacionarlas y para interpretarlas. [Todas las traducciones de las citas han sido realizadas por la autora del artículo]

3 En este sentido, la cultura es un sistema complejo. Se puede subdividir en paracultura (las normas, reglas y convenciones válidas para toda una sociedad), diacultura (las normas, reglas y convenciones válidas para un grupo en particular dentro de una cultura, como un club, una empresa o una entidad regional) e idiocultura (la cultura de un individuo por oposición al resto).

4 La ''cultura'' es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualquier otra habilidad y hábito adquirido por una persona como miembro de una sociedad.

5 La cultura es algo que crea el profesional intercultural (ICP), una historia en la que destaca y explica las diferencias causantes de conflictos. La cultura no es algo que las personas tengan; se trata de algo que completa el espacio entre ellos. Y la cultura no es una descripción exhaustiva de nada; se centra en diferencias, diferencias que pueden variar de una tarea a otra y de un grupo a otro.

6 La adquisición es el aprendizaje natural e inconsciente de la lengua, el comportamiento, los valores y las creencias a fuerza de verlos y oírlos de manera informal. El aprendizaje, por el contrario, es formal y se enseña de manera consciente.

7 La cultura es lo que hay que saber, dominar o sentir para juzgar si el comportamiento concreto de los miembros de una comunidad conforme a sus roles se ajusta o no a las expectativas generales, así como para comportarse en dicha comunidad de acuerdo con las expectativas generales, a menos que se esté preparado para afrontar las consecuencias de un comportamiento inaceptado.

8 Traducir significa comparar culturas. Los traductores interpretan los fenómenos de la cultura origen de acuerdo con su conocimiento cultural específico relativo a esa cultura, tanto desde dentro como desde fuera, dependiendo de si la traducción es desde o hacia la lengua y cultura maternas del traductor. Una cultura extranjera solo se puede percibir mediante la comparación con la propia cultura, la cultura de nuestra enculturación primaria (cf. Witte). No puede haber un punto de referencia neutral para la comparación. Todo aquello que observamos como diferente de nuestra propia cultura es, para nosotros, específico de la otra cultura. Los conceptos de nuestra propia cultura serán de esta manera los puntos de referencia para la percepción de la alteridad. Además, nuestra atención tiende a centrarse en fenómenos que bien son diferentes de nuestra propia cultura (cuando habíamos esperado semejanzas), bien son similares a nuestra propia cultura (cuando habíamos esperado diferencias).

9 En primer lugar, el modo en que las lenguas transmiten el significado está relacionado con la cultura. En segundo lugar, a pesar de que las lenguas pueden transmitir conceptos provenientes de otra cultura, las personas (incluidos los traductores e intérpretes) tienden a no darse cuenta de que su percepción (por medio de la lengua) está influida por su propia cultura.

10 Desde una experiencia finita de los actos de habla y su interdependencia con los rasgos socioculturales, (los niños) desarrollan una teoría general del habla correcta en la comunidad que utilizan, al igual que otras formas de conocimiento cultural tácito (competencia), al dirigir e interpretar la vida social. Desde un punto de vista comunicativo, los juicios sobre la corrección pueden no ser asignados a diferentes esferas, como ocurre entre la lingüística y la cultura, cuyas esferas interactúan.

11 La competencia socio-cultural: cada lengua se sitúa en un contexto sociocultural y conlleva la utilización de un marco de referencia concreto que es parcialmente diferente del que tiene el estudiante de lengua extranjera; la competencia socio-cultural presupone un cierto grado de familiaridad con ese contexto.

12 Existe una variación en la comunicación no verbal entre culturas y cuando personas de dos culturas diferentes se encuentran hay infinitas posibilidades de malentendidos y confusión.

13 La cultura, en tanto que comportamiento no verbal, tiende a ser esquiva, a escapar de nuestra conciencia, a ser difícil de controlar, de falsear, de manipular, de borrar y tiene una gran influencia en la comunicación intercultural.

14 La enseñanza para la competencia lingüística no se puede separar de la enseñanza para la competencia intercultural.

15 Incluso cuando los temas no son políticos o morales, la enseñanza de lenguas extranjeras dentro de una institución de educación general tiene la responsabilidad de desarrollar una conciencia crítica de los valores y del significado de las prácticas culturales tanto de la cultura ajena como de la propia.

16 La comunicación intercultural implica el intercambio de información cultural entre dos grupos de personas con culturas considerablemente diferentes.

17 Existen varios enfoques de incorporación de la cultura a las teorías de la comunicación. En primer lugar, se puede concebir la cultura como parte del proceso de comunicación descrito por las teorías (p. ej. Applegate & Sypher, 1983, 1988, ven la cultura como parte de la teoría constructivista; Cronen, Chen & Pearce, 1988, ven la cultura como parte de la teoría de la gestión coordinada del significado). En segundo lugar, se puede concebir la comunicación como proceso creador de cultura. En tercer lugar, las teorías diseñadas en una cultura se pueden extrapolar a otras culturas (p. ej. Gudykunst & Nishida, 2001), o se puede tratar la cultura como la frontera entre proposiciones dentro de las teorías.

18 Las diferentes culturas tienen diferentes sistemas de significado (p. ej. las lenguas), lo cual crea confusión y dificulta, cuando no imposibilita, el entendimiento entre personas de culturas diferentes.

19 La falta de conocimiento de la cultura del otro (no de la lengua del otro), las atribuciones etnocéntricas, los estereotipos, los problemas sociopolíticos y las creencias infundadas sobre la universalidad son algunos de los principales factores propuestos como causa de malentendidos interculturales.

20 Un comunicador experto necesita información sobre las personas, las reglas de comunicación, el contexto y las expectativas normativas que rigen la interacción con los miembros de la otra cultura. Sin esta información, el comunicador hará continuas atribuciones incorrectas, elegirá estrategias de comunicación inapropiadas, violará las normas de protocolo o se pondrá en evidencia a él mismo o al otro.

21 El último componente de la competencia comunicativa intercultural (ICC) refleja los comportamientos necesarios para interactuar de manera apropiada y eficaz con los miembros de culturas diferentes. Gracias a distintas investigaciones se han identificado varios comportamientos que se asocian positivamente con la competencia comunicativa intercultural: el ser consciente (Gudykunst, 1992), la habilidad intercultural (Chen & Starosta, 1996), la implicación en la interacción (Cegala, 1984), el reconocimiento de los mensajes no verbales (Anderson, 1994), una adecuada auto-revelación (Li, 1999), la flexibilidad de comportamiento (Bochner & Kelly, 1974), la gestión de la interacción (Wiemann, 1977), la conservación de la identidad (Ting-Toomey, 1994), las estrategias de reducción de la incertidumbre (Sanders, Wiseman, & Matz, 1991), una adecuada muestra de respeto (Ruben, 1976), las destrezas de la inmediatez (Benson, 1978), la capacidad de establecer relaciones interpersonales (Hammer, 1978) y la expresión de claridad y apoyo gestual (Kim, 1993). Estos comportamientos reflejan la capacidad de comunicar pudiendo adaptarse, ser flexible y transmitir apoyo.

22 Los interlocutores interculturales llegan a ser interculturalmente competentes cuando nace de ellos una nueva identidad relacional compartida.

23 El traductor puede ser visto como el productor de un texto en cultura meta que expresa las intenciones comunicativas de un productor de la cultura origen.

24 Entre dos culturas cualesquiera existen miles de posibles diferencias, cada una de ellas plagada de oportunidades de malentendidos y confusión.

25 Una supercompetencia, definida básicamente como la capacidad de transmitir mensajes entre sistemas lingüísticos y textuales de la cultura origen.

26 (...) las competencias fundamentales que necesita un traductor [son] la competencia de la recepción y análisis del texto, la competencia heurística, la competencia de transferencia, la competencia de la producción textual, la competencia de evaluación de la calidad de la traducción y, por supuesto, la competencia lingüística y cultural tanto de origen como meta.

27 Hay aproximadamente cinco parámetros de la competencia traductora, a saber, (1) la competencia lingüística, (2) la competencia textual, (3) la competencia temática, (4) la competencia cultural y, por último, pero no por ello menos importante, (5) la competencia de transferencia. Es precisamente la interacción de todas estas clases de competencia lo que distingue la traducción de otras áreas de la comunicación.

28 La práctica de la traducción y, por ende, la enseñanza de la traducción exigen una competencia única, tal vez un conjunto de competencias que comprenden, por supuesto, la competencia en las lenguas de origen y meta. [...] El traductor debe ser especialista en todas las áreas en las que tiene que trabajar como parte de su práctica profesional. Deberíamos, sin embargo, subrayar que en nuestra edad moderna, donde cada vez más expertos se enorgullecen de saber cada vez más sobre cada vez menos, su auténtica especialidad es su conocimiento experto. Sin embargo, se supone que un traductor ha de tener conocimiento experto sobre cada vez más campos. Es el Polyhistor en una era de la especialización. Su mente es una recopilación de todo lo que merece la pena comunicar de una lengua-cultura a otra.

29 Los traductores e intérpretes en particular, estén o no involucrados en la informática, el etiquetado o la publicidad, necesitan ser versados en las costumbres, los hábitos y las tradiciones de las dos culturas entre las que están mediando. Tanto el traductor como el intérprete necesitarán unos conocimientos sólidos sobre las culturas con las que trabajan, en particular sobre la geografía y la historia política y social contemporáneas. Todo esto conforma la estructura del entorno cognitivo de una cultura. Todo esto también significa ser consciente de la cultura popular (los héroes de la cultura, la televisión, las películas, las personalidades, etc.).

30 El proceso de traducción no se puede concebir como entre dos lenguas sino entre dos culturas, lo que conlleva una ''transferencia transcultural'' que incluye el concepto de escenario y marco de Fillmore.

31 El traductor necesita algo más que el simple conocimiento de la otra cultura. También necesita la capacidad de funcionar eficazmente en las dos culturas en las que trabaja y tener la creatividad de encontrar nuevos puentes de entendimiento entre las dos. Por su parte, esto implica el conocimiento del funcionamiento de las culturas.

32 Esto va de la mano con la creciente toma de conciencia de la percepción y la necesidad de los traductores no solo como mediadores entre lenguas, sino como mediadores entre culturas. ¿Qué quiere decir esto? Los estudiantes no solo necesitan llegar a ser expertos en sus respectivas lenguas, sino también en las culturas de esas lenguas. Para ello, necesitan una comprensión fundamental tanto de su propia cultura como de la otra(s) que, por otro lado, les ayudará a desarrollar la capacidad para comunicar y comportarse adecuadamente en el seno de estas culturas y mediar entre ellas. En otras palabras, necesitan adquirir la competencia (inter)cultural como parte de las competencias generales del traductor.

33 Se considera al traductor como un experto en comunicación transcultural y se percibe su competencia bicultural como una condición sine qua non para su trabajo.

34 Del mismo modo que el mercado laboral comienza a darse cuenta de que la cultura, en todos sus niveles, es un elemento fundamental del éxito o el fracaso de las operaciones transculturales, también el humilde intérprete o traductor general con formación universitaria debería poder alcanzar un papel de mayor responsabilidad en la promoción activa del entendimiento entre lenguas y culturas. Para conseguir esto, los mediadores potenciales deben combinar su aprendizaje lingüístico y cultural formal con una estancia en el extranjero y, en consecuencia, con el perfeccionamiento informal de la cultura meta.