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Chungará (Arica) - LAS FORMAS CERÁMICAS ACONCAGUA SALMÓN EN LA CUENCA DEL RÍO MAIPO: UN ESTUDIO PRELIMINAR INTRA E INTERSITIOS

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vol.36 suppl.espect2OCUPACIÓN ARCAICA EN TERRITORIOS BOSCOSOS Y LACUSTRES DE LA REGIÓN PRECORDILLERANA ANDINA DEL CENTRO-SUR DE CHILE: EL SITIO MARIFILO-1 DE LA LOCALIDAD DE PUCURACONCHALES ARQUEOLÓGICOS Y COMUNIDADES LOCALES DE CHILOÉ A TRAVÉS DE UNA EXPERIENCIA DE EDUCACIÓN PATRIMONIAL índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Chungará (Arica)

versión On-line ISSN 0717-7356

Chungará (Arica) v.36  supl.espect2 Arica sep. 2004

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562004000400048 

 

Volumen Especial, 2004. Páginas 1137-1147
Chungara, Revista de Antropología Chilena

LAS FORMAS CERÁMICAS ACONCAGUA SALMÓN EN LA CUENCA DEL RÍO MAIPO: UN ESTUDIO PRELIMINAR INTRA E INTERSITIOS

 

Cristina Prieto Olavarría*

* Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco, Ituzaingo 2134 (5500) Mendoza. Argentina. cristina_priet@mixmail.com


El estudio trata sobre los análisis morfológicos y decorativos efectuados en la cerámica de la Cultura Aconcagua (900-1470 d.C), proveniente de contextos habitacionales ubicados a lo largo de la cuenca del río Maipo. Específicamente nos centramos en las variedades decoradas del tipo Aconcagua Salmón. Concebimos la cerámica como un material capaz de brindar evidencia, aunque sea fragmentaria, del comportamiento social del grupo que lo creó. Con nuevas perspectivas metodológicas se pretende indagar inicialmente en la comprensión intrarregional de la Cultura Aconcagua, más allá de las caracterizaciones y tipologías cerámicas creadas en décadas anteriores.

Palabras claves: Cultura Aconcagua, análisis cerámico, tipo Aconcagua Salmón, morfología, variabilidad, valle del río Maipo.


This study examines morphological and decorative patterns of Aconcagua culture ceramics (900-1470 d.C.) from households contexts along the Maipo river basin. Specifically I focused on the Aconcagua Salmon type decorated varieties, I intend to go beyond ceramic typologies to comprehend the intraregional function of the Aconcagua Culture based on new methodological perspectives.

Key words: Aconcagua culture, ceramic analysis, Aconcagua Salmon type, morphology, variability, Maipo river basin.


 

Las diferencias existentes entre la cuenca formada por los ríos Maipo y Mapocho y la formada por el río Aconcagua llevaron durante muchos años a centrar las investigaciones en yacimientos o grupos de yacimientos específicos, sin concebirlos como parte de sistemas regionales más pequeños, como los que se conforman a lo largo de estas cuencas hídricas. Debido a este vacío en la investigación se creó el proyecto Fondecyt 1980713 "Variaciones Locales y Regionales en la Cultura Aconcagua del valle del río Maipo: una aproximación a los diferentes niveles de integración espacial y social" (investigadora responsable: Fernanda Falabella; coinvestigadores: Luis Cornejo y Lorena Sanhueza), en este proyecto se enmarca nuestro estudio. Sus objetivos se centran en hacer un aporte a la comprensión de la organización socioterri-torial de la Cultura Aconcagua a través del análisis de la variación de los artefactos y sus distribuciones, en sitios emplazados en las diferentes subregiones del valle del río Maipo (Falabella et al. 1997), y se basan en las hipótesis sobre: la existencia de variaciones estilísticas en los artefactos de los diversos sitios Aconcagua del río Maipo; los diferentes niveles de similitud espacial de los atributos de los artefactos corresponden a distintos grados de identidad y cohesión social, además de similitudes derivadas de funciones y requerimientos tecnológicos; se propone la existencia de diferentes unidades socioterritoriales Aconcagua en el valle del Maipo, una articularía la costa y el valle, la otra el valle y la cordillera.

En el caso específico del material cerámico la variabilidad estilística ha sido estudiada a través de aspectos tecnológicos y de forma y función (Falabella et al. 1993, Falabella 1997), replanteando algunas concepciones sobre la producción cerámica que en definitiva influían en la comprensión de la estructuración social de la Cultura Aconcagua. Dentro de este marco proponemos aportar, a través del análisis del material cerámico fragmentario, a la comprensión de la variabilidad morfológica de la cerámica Aconcagua Salmón en su variedad negro, rojo u oligisto, y conocer la distribución espacial de las variaciones de los atributos morfológicos y decorativos introduciéndonos en la organización socioterritorial de los componentes de la Cultura Aconcagua asentados en la cuenca del río Maipo. Evaluaremos nuestros datos a la luz de los antecedentes preexistentes.

Estamos en la primera etapa analítica de un estudio mayor en el que integraremos la información obtenida, esto es, las piezas completas presentes en diferentes colecciones. Este interés radica en que las vasijas enteras nos permitirán acceder a una visión amplia y completa de cada uno de los tipos cerámicos Aconcagua Salmón, con lo cual podremos captar en los fragmentos, y a nivel de atributo, las diferencias entre una categoría morfofuncional y otra, especialmente aquellas de muy baja representación y las que poseen diferencias morfológicas poco significativas.

Si bien la variabilidad del material alfarero ha sido definida a partir de aspectos tecnológicos, de forma y decoración, seguir profundizando en los aspectos macroscópicos como son la forma y decoración, nos introducen en los aspectos visibles de la cerámica, aquellos que se evidencian ante los ojos de quienes la consumen, de esa visibilidad depende su potencial de transmisión de información y el alcance social del mismo (Carr 1995 en Falabella 1997).

La forma, un Estudio a Través de la Fragmentería

Entendemos la forma como un conglomerado de atributos estilísticos y funcionales que hacen viable la utilización de la pieza en un contexto social. El estilo morfológico es el elemento que otorga mayor unidad a la alfarería Aconcagua, existiendo un número acotado de formas para cada uno de los tipos descritos (Falabella 1997); de este modo, dentro de los contextos fragmentarios de la Cultura Aconcagua, la forma adquiere relevancia, ya que, trabajando a escala del instrumento concebimos los fragmentos cerámicos como partes constitutivas de una vasija.

En este estudio usamos el atributo como unidad mínima de análisis. Estos se constituyen a partir de factores culturales, sociales, funcionales, ideacionales, ambientales, por lo cual cada atributo explicará una parte de la variabilidad de los grupos que los manufacturaron. Por su parte, la variabilidad contiene aspectos tanto de los individuos como de los grupos sociales que la producen y usan (Falabella 1997), y que son el resultado de actividades conscientes o subconscientes (Bordieu 1997, Carr 1995 en Falabella 1997).

Si bien los aspectos formales y decorativos han sido usados tradicionalmente para explicar aspectos cronológicos e implementar seriaciones y, por otro lado, a nivel espacial el interés se ha centrado en las dispersiones y el lugar de origen de las manifestaciones cerámicas, dejando de lado los aspectos que proporcionan datos sobre los contenidos sociales inferibles a través de la cerámica: la producción y la función (Zedeño s/f), creemos necesario aportar a la comprensión de la variabilidad manifiesta en los componentes Aconcagua, teniendo en cuenta que es una de las múltiples visiones que ofrece la cerámica.

Con respecto a lo anterior aclaramos que consideramos las categorías de forma de la Cultura Aconcagua como categorías morfofuncionales, lo cual ha sido definido por Falabella (1997) a partir del cruce de la información de las distintas categorías morfológicas y huellas de uso. Estudios etnoarqueológicos confirman que los aspectos morfológicos y funcionales de las piezas cerámicas se encuentran estrechamente ligados (Hardin 1979, Arnold 1991, De Boer y Latraph 1979, Longacre 1981).

Antecedentes

Las formas de la alfarería de la Cultura Aconcagua comienzan a estudiarse a principios del siglo XX. Dibujos y descripciones de piezas provenientes de enterratorios encontramos en Latcham (1928) y Oyarzún (1976). Ya en la década de los '70 se retomó el estudio de las formas cerámicas Aconcagua incorporándose una mayor cantidad de sitios y tipos de contextos. A partir de la reformulación, propuesta en 1977 en Altos de Vilches, conceptual, territorial y cronológica de lo que hoy conocemos como Cultura Aconcagua, se estableció una mayor complejidad del universo cerámico Aconcagua redefiniendo la propuesta de Núñez (1964). Así Massone (1978) definió los tipos Aconcagua a partir de categorías de pasta, cocción, tratamiento de superficie y formas, ellos son: tipo Aconcagua Anaranjado, en sus variedades: monocroma; bícroma (negro o rojo sobre anaranjado); trícroma (negro y rojo sobre anaranjado), y polícroma (negro, rojo y blanco sobre anaranjado). El Tipo Aconcagua Rojo engobado con sus variedad decorada y sin decoración. El tipo Aconcagua Pardo Alisado y el tipo Aconcagua Trícromo Engobado. Además, propone (Massone 1978) una dicotomía _adoptando el contexto cerámico como referente_ entre las cuencas del Aconcagua y del Maipo-Mapocho. El tipo Aconcagua Salmón predomina en la cuenca del Maipo-Mapocho con un 75,38% por sobre un 19,42% de representación en la cuenca del Aconcagua, lo cual sería producto de un probable origen del tipo en la primera de estas áreas y su posterior propagación hacia el Aconcagua, y la concentración de fuentes de materias primas, que permitirían obtener pastas salmón en la cuenca de Santiago. Por otro lado, las categorías morfológicas definidas para el tipo Aconcagua Salmón de variedad bícroma se presentan en diferentes proporciones entre ambas cuencas, en la cuenca del Maipo-Mapocho predominan los pucos (74,07%), jarros (14,81%) y ollas (11,11%), mientras que en el valle del Aconcagua sólo aparecieron pucos (Massone 1978). Recientes investigaciones en la cuenca superior del río Aconcagua, sitios de Pocuro y Panquehue (com. pers. D. Pavlovic), corroboran la escasa presencia de cerámica Aconcagua Salmón, ésta no sería más del 5% del total de piezas cerámicas, por el contrario en el curso inferior de la cuenca el porcentaje sería mayor. Las formas están compuestas por escudillas de perfil continuo y jarros. En zonas como Putaendo no se ha encontrado el tipo Aconcagua Salmón en contraste con la presencia abundante de rojo engobado que presenta características de pasta y decoración distintas a las del tipo Aconcagua Rojo Engobado (com. pers. D. Pavlovic).

Falabella y Planella (1979) reconstruyeron formas y analizaron una variedad de atributos de la cerámica Aconcagua Salmón, integrando nuevos tipos de contextos provenientes de basurales conchíferos de la desembocadura del río Maipo.

También contamos con los estudios de forma efectuados sobre fragmentería proveniente del sitio de Chada, Angostura de Paine (Planella y Stehberg 1998).

Estos estudios conjugados con otros realizados sobre decoración (Durán et al. 1991) y los datos provenientes de una gran variedad de sitios de costa, valle y cordillera, llevaron a concebir el fenómeno Aconcagua como un sistema normado de jefaturas o señoríos con un orden centralizado, además de poseer una organización en mitades (Durán y Planella 1989). Sánchez y Massone (1995) propusieron una centralización de los asentamientos más importantes en la cuenca de Santiago y curso medio del Aconcagua, y los sitios de costa y precordillera se constituirían como de ocupación semipermanente orientada a la obtención de recursos específicos. Una visión localista de la ocupación de espacios cordilleranos ha sido propuesta por Cornejo y Simonetti (1993, 1997-1998); específicamente para el caso Aconcagua los asentamientos dispuestos en las partes más bajas de los esteros, como el caso del estero El Manzano (El Manzano 2), tendrían como objetivo hegemoni-zar el acceso al resto de la quebrada por parte de otros grupos que contemporáneamente circularon la zona. Se postula que estos asentamientos habrían mantenido estrechos lazos sociales y económicos con otras comunidades distantes (Cornejo y Simonetti 1997-1998). Por otra parte, las distintas ocupaciones establecidas en la quebrada Cabeza de León no tendrían la función de control territorial antes expuesto sino que estaría enfocado a la obtención de recursos mineros (Cornejo y Simonetti 1997-1998).

La concepción de la Cultura Aconcagua como un sistema de jefaturas, además de la supuesta regularidad formal, llevó a concebir la producción alfarera como una actividad reservada a especialistas artesanos creadores de un conjunto cerámico, planteándose la posibilidad de la existencia de centros de producción y distribución regional homogéneos (Durán y Planella 1989, Sánchez y Massone 1995). (Falabella et al. 1993, Falabella 1997) evaluó estos planteamientos apoyándose en nuevas perspectivas analíticas, concluyendo que la regularidad estilística formal y decorativa de la cerámica Aconcagua Salmón no es reflejo de una regularidad artesanal especializada en su manufactura, sino que observó una gran variabilidad en las pastas, medidas de la vasijas y en los trazos de los motivos decorativos, que interpretó como un sinnúmero de artesanos detrás de las vasijas, lo que no indica especialización sino una profunda tradición tecnológica a nivel de hogar o comunal (Falabella et al. 1997).

Materiales

El material, fragmentario en su totalidad, proviene de sitios arqueológicos ubicados en el valle del río Maipo, desde la desembocadura del río Maipo hasta la precordillera andina.

Trabajamos con el material proveniente de 3 sitios costeros. Tejas Verdes 1 (n=142)1 y Rayonhil (n=211) se emplazan en la terraza norte del río Maipo a un kilómetro de la desembocadura (V Región) y fueron excavados desde mediados de la década de los '70 hasta comienzo de los '80 (Falabella y Planella 1979). El sitio Laguna Matanza (Planella, et al. 1997) (n=1926) se ubica en los lomajes costeros en la vertiente sur del río Maipo (VI Región).

El sitio Las Tejas 3 (Planella, Falabella y Tagle 1997) (n=314) se ubica en el curso inferior y la vertiente sur del río Maipo. El sitio E-101-3 (sitio Talagante) (Falabella et al. 2000, 2001) se encuentra al suroeste de la ciudad de Talagante, en el curso medio y vertiente norte del Maipo.

Popeta (Falabella et al. 2000, 2001) (n=2591) se localiza al sur de la ciudad de Melipilla en el curso medio y vertiente sur del Maipo.

El Manzano 2 (Cornejo y Simonetti 1993, 1997-1998, Falabella et al. 2000, 2001) (n=495), ubicado en la precordillera andina, en la desembocadura del estero El Manzano (vertiente norte del Maipo. Comuna de San José de Maipo).

Metodología

1. Distinción entre formas abiertas y formas cerradas

1.1. Denominamos indistintamente formas abiertas a escudillas, pucos, que son las más comunes, y otras formas como pucos dobles y vasos sin asa, ya que a nivel del fragmento no pudimos hacer la distinción entre ellas. Son formas no restringidas de forma hemisférica (Shepard 1976), las diferencias entre pucos y escudillas radican en la altura e inclinaciones del perfil, atributos que no podemos detectar en nuestro universo de estudio.

1.2. Por otro lado, las formas cerradas son los jarros y ollas, que son vasijas restringidas independientes (Shepard 1976).

2. Atributos que permiten diferenciar entre formas abiertas y cerradas

2.1. Tratamiento de superficie interior y exterior: las piezas Aconcagua Salmón se caracterizan por tener su superficie exterior pulida o con muy buenos alisados, sobre la cual se efectúan los diseños decorativos pintados. Los tratamientos interiores son pulidos o muy bien alisados en el caso de las formas abiertas, las cuales también poseen algún tipo de decoración pintada. En el caso de las formas cerradas, la única que se encuentra interiormente alisada es el jarro, salvo algunos cuellos que han sido pulidos y decorados; por otro lado, la presencia de cuello indica su pertenencia a las formas cerradas. En el caso de las ollas, el tratamiento es mejor que en los jarros pero no alcanza a ser tan bueno como en los pucos y escudillas (Falabella et al. 1993).

2.2. Presencia de decoración pintada en el interior del fragmento. Este atributo corresponde casi exclusivamente, según las piezas completas encontradas hasta la actualidad, a las vasijas de forma abierta. La excepción entre las formas cerradas son las ollas que pueden tener decoración de banda de borde por el interior.

2.3. Las formas cerradas se distinguen por la presencia de cuello, diámetro de borde reducido, unión cuello-cuerpo, inflexiones y asas. Los tazones pueden ser reconocidos por el perfil rectilíneo de las paredes (Falabella et al. 1993).

3. Separación y análisis de formas de los sectores de la vasija representada

3.1. Separación: de acuerdo a los criterios de separación antes mencionados podemos distinguir, como formas abiertas y cerradas, los siguientes sectores de la pieza que representa cada fragmento:

Formas abiertas: sectores de borde y cuerpo.

Formas cerradas: sectores de borde, cuerpo, unión cuello-cuerpo, cuello, asa y base.

3.2. Análisis: están destinados a la reconstrucción hipotética de formas. A continuación detallamos el análisis de cada uno de los sectores.

3.2.1 Cuerpo: es la sección de una vasija que no presenta borde, unión cuello-cuerpo o base. En el análisis del tratamiento de superficie exterior e interior discriminamos entre los que tienen tratamiento alisado y pulido, y se separan los fragmentos erosionados que no nos aportan información sobre la forma. Con respecto a la decoración se separan los que tienen decoración por el interior.

3.2.2. Bordes: La separación de los bordes se lleva a cabo de acuerdo a la forma del perfil, definimos las categorías de: evertidos, invertidos y rectos (Convención Nacional de Antropología, Córdoba 1966) e indeterminados. Dentro de cada una de éstas los separamos de acuerdo a su condición de posicionables o no posicionables2. A continuación se separan los tipos de labio presentes dentro de cada una de las categorías anteriores: redondeados, rectos, biselados y apuntados (Convención Nacional de Antropología, Córdoba 1966). El último paso consiste en dibujar los bordes representativos de cada una de las categorías definidas. Si el tamaño del fragmento lo permite, consignamos el diámetro del borde de la pieza y el porcentaje de borde representados, para este caso consideramos apto un 5% para definir el diámetro, si bien en los estudios se considera óptimo un 30% para determinar el diámetro, este último procedimiento también se lleva acabo en el caso de los cuellos.

3.2.3. Cuello: Se proceden a separar por categorías de rectos y evertidos (Convención Nacional de Antropología, Córdoba 1966). Dentro de cada una de ellas se define, sólo si es posible, la posición (hacia arriba o hacia abajo) de cada uno de los cuellos3.

3.2.4. Base: Las bases son cóncavas y excepcionalmente planas o semiplanas, en jarros y pucos, respectivamente (Massone 1978). Debido a la escasez de bases se dibujan y miden todas las que se encuentran. Debido a que es una forma compartida, tanto por formas abiertas como cerradas, y la erosión que frecuentemente presentan, las bases no permiten discriminar formas.

3.2.5. Asa: Se separan las asas según su tipo. En el caso del tipo Aconcagua Salmón el asa más común es la en arco de correa de sección ovalada, redondeada, rectangular, cóncava-convexa y cóncava-cóncava. Se dibujan las secciones más representativas del conjunto y en los casos en que, además del asa se encuentre parte del cuerpo o cuello, se dibuja el perfil.

4. Análisis de formas abiertas

Aclaramos que el análisis lo hemos llevado a cabo solo entre los fragmentos representantes de formas abiertas, ya que las formas cerradas están representadas por escasos fragmentos y hemos optado por hacer un estudio exhaustivo una vez finalizado el estudio de las piezas completas; esto nos permitirá tener una visión detallada de los atributos que nos permitan distinguir entre las categorías de olla y jarro, y entre los bordes correspondientes a pucos y ollas.

4.1. Debido a que estructuralmente las formas abiertas no presentan grandes diferencias, lo cual es una de las razones por las cuales es complejo segregar entre pucos y escudillas, hemos considerado tres atributos relevantes, a nivel morfológico y decorativo, para detectar distintas categorías morfológicas de la variedad Aconcagua Salmón, esto, basándonos en los análisis morfológicos de piezas completas y restos fragmentarios, ellos son: forma del perfil del borde (recto, evertido e invertido), tipo de labio (recto, redondeado, biselado y aguzado), y la presencia o ausencia de la banda decorada (pintada) de borde tanto por el interior como por el exterior.

5. Procesamiento de datos

A partir de las bases de datos procedimos a trabajar con las variables antes expuestas con el objetivo de detectar el modo en que se manifiestan las formas dentro de cada sitio y entre ellos. En primer lugar, trabajamos, comparativamente, con los porcentajes de las formas abiertas y cerradas, y, en segundo lugar, trabajamos con las variantes existentes entre las formas abiertas.

Nuestro universo de estudio proviene de sitios arqueológicos excavados en distintos momentos desde la década de los '70, por lo cual las muestras con que trabajamos son diferentes, ya que fueron obtenidas a partir de objetivos y metodologías. Por esto, utilizamos el test estadístico Z4, que permite comparar muestras numéricamente distintas; de este modo podremos comparar entre los sitios las proporciones existentes entre las formas abiertas y cerradas.

Resultados

1. Formas abiertas y cerradas presentes intra e intersitios

Porcentualmente todos los sitios presentan un significativo predominio de formas abiertas por sobre las cerradas (Figura 1), lo que concuerda con los datos presentados por Massone (1978); en los sitios funerarios de la cuenca del Maipo-Mapocho predominan los pucos con un 74%, luego los jarros con un 14% y finalmente las ollas con 11,11% de representación (Massone 1978).

En cuanto a los resultados del test Z, observamos las siguientes similitudes significativas estadís-ticamente. Por un lado los sitios costeros Laguna Matanza y Rayonhil y por otro los de valle Las Tejas 3 y Talagante, presentan similitudes significativas entre ellos. En cuanto a las similitudes entre sitios de diferentes subregiones Las Tejas 3 presenta similitudes significativas con Laguna Matanza y Rayonhil, y Talagante tiene similitudes significativas con Rayonhil. En el caso del sitio precordillerano El Manzano 2 tiene similitudes significativas con Tejas Verdes 1 y Popeta.


Figura 1. Gráfico explicativo sobre la relación de formas abiertas y cerradas entre los sitios de la cuenca del río Maipo.

 

2. Variabilidad de las formas abiertas con respecto a los atributos de borde y labio intra e intersitios

Como expusimos anteriormente utilizamos dos atributos para explorar una posible diferenciación de categorías de forma para las vasijas abiertas: las formas de los bordes y los tipos de labio. A continuación exponemos cómo se presentan los datos dentro de cada uno de los sitios.

En este punto no incluimos al sitio Talagante, ya que no contaba con el análisis de la forma de sus labios.

Nuestros resultados apuntan a que todos los sitios estudiados, tanto costeros como interiores, presentan variabilidad en cuanto a las formas abiertas presentes en ellos, es decir, ninguno tiene exclusivamente un solo tipo de forma abierta entre las piezas cerámicas (Figuras 2, 3, 4, 5, 6, 7). De todos modos existe una predominancia, tanto en los sitios de costa como en los de valle y precordillera, de los bordes rectos y evertidos, y en el caso de los labios la predominancia de los rectos y redondos.

Si observamos detalladamente las proporciones de cada una de las categorías, existen algunas tendencias en el interior de cada sitio. En el sitio costero Rayonhil (Figura 2) predominan las formas abiertas de bordes invertidos con labio recto, mientras que en Tejas Verdes 1 (Figura 4) las de bordes rectos y labio recto, y en Laguna Matanza (Figura 3) las de bordes rectos con labio redondo. Por su lado el sitio de valle Popeta tiene mayor cantidad de formas abiertas de bordes rectos con labios rectos (Figura 5), mientras que en Las Tejas 3 predomina la misma forma de borde pero con el labio redondo (Figura 6), y por último en El Manzano 2, único sitio de la precordillera, abundan las de borde evertido con labio redondo (Figura 7).

En cuanto a la variabilidad morfológica Rayonhil y Laguna Matanza (ambos sitios costeros) presentan gran variabilidad en su interior, mientras que Tejas Verdes 1 presenta características muy distintas. Con respecto a los sitios de valle, si bien existe variabilidad, las proporciones predominantes se presentan en los bordes rectos. Para el caso de El Manzano 2, único sitio de precordillera, si bien presenta una tendencia particular, es decir, que no es común en el resto de los sitios, es necesario evaluarlo de acuerdo a los antecedentes de otros sitios de la misma subregión.

3. Presencia y ausencia de banda pintada en las formas abiertas. Análisis intrasitio

Examinamos la presencia de bandas y la ausencia de ellas en relación a las proporciones que presentan en relación al número de cada tipo de borde.

El sitio de precordillera El Manzano 2 no pudo ser incluido en el análisis ya que el mal estado de conservación de los fragmentos no permitió detectar rastros de decoración pintada y aquellos que presentan una mejor conservación no presentaron decoración.

En los sitios de valle Las Tejas 3, Talagante y Popeta se observa una mayor proporción de formas abiertas con bordes decorados con banda (tanto por interior como por el exterior) que la ausencia de la decoración, sólo en Las Tejas 3 (interior de las formas de borde invertido) la ausencia de banda es igual a la presencia de ella. Entre los sitios de la costa la tendencia es distinta, en la mayor parte de los casos la ausencia de banda de borde es mayor a la presencia de ella. En Rayonhil, entre las formas abiertas de borde evertido (tanto por interior como por el exterior) la presencia de banda es mayoritaria. En Laguna Matanza es predominante la ausencia de banda de borde entre los bordes rectos, evertidos e invertidos. Tejas Verdes 1 presenta una situación parecida, la ausencia de banda de borde supera a la presencia entre los bordes rectos y por el interior de los bordes evertidos, en el resto de las formas la proporción de ausencia de bandas se iguala a la presencia (figuras 8, 9, 10, 11, 12, 13).

Como vemos, las tendencias son muy distintas entre los sitios de costa y de valle, sólo Rayonhil en una de sus formas abiertas tiene un comportamiento más parecido a lo que sucede entre los sitios de valle.


Conclusiones

Los resultados obtenidos de los restos fragmentarios de todos los sitios estudiados del valle del Maipo nos llevan a apoyar las evidencias antecedentes sobre la predominancia de formas abiertas por sobre las cerradas (Massone 1978). Esta tendencia parece ser una constante en los contextos Aconcagua independientemente de la funcionalidad del sitio. Se podría establecer un paralelo entre los contextos de los vivos y de los muertos con respecto a la representatividad de las formas cerámicas Aconcagua Salmón de variedad rojo, negro u oligisto. Esta característica sumada a las evidencias de huellas de uso y características de pasta, reafirman el uso doméstico de las piezas Aconcagua Salmón, además de la función que cumplen en los sitios funerarios.

Si bien observamos que existe una tendencia que relaciona, en las formas abiertas, los bordes rectos y evertidos con labios redondeados y rectos, no podemos aseverar que se trata de un patrón estable, ya que tenemos que tener en cuenta que el labio de una vasija puede presentar algunas variaciones en su contorno como lo hemos observado en las piezas enteras del tipo Aconcagua Salmón estudiadas hasta el momento (sitio Nos de San Bernardo y colección del Museo Fonck de Viña del Mar).


La variabilidad cerámica intrasitio demuestra que no hay un patrón rígido en la manufactura de piezas Aconcagua Salmón pintada negro, rojo u oligisto, ya que existen múltiples categorías de formas abiertas dentro de los tipos definidos anteriormente (Massone 1978). Esta variabilidad se acentúa en los sitios de la costa Rayonhil y Laguna Matanza, lo que coincide con la variabilidad presente en aspectos tecnológicos (Falabella et al.1993, Falabella 1997). El sitio Tejas Verdes 1 se presenta como un sitio distinto en este aspecto, la incorporación de otros atributos podría aclarar aun más esta excepción. Entre los sitios de valle la situación es distinta, la variabilidad no es tan acentuada como en los sitios de la costa y las diferencias porcentuales son pequeñas entre las categorías predominantes. Con respecto a El Manzano 2, los datos deben ser contrastados con otros sitios de la precordillera, sólo así podremos tener una visión de esta subregión que hasta el momento se presenta con características particulares.

 


La información que brinda la decoración de bandas de borde ha sido importante, ya que permitió incorporar a un análisis netamente morfológico un atributo decorativo y poder contrastar sus informaciones. Los resultados del análisis morfológico dan ciertas pautas sobre la particularidad de cada sitio, las que coinciden con los resultados de otras investigaciones (Falabella et al. 1993, Falabella 1997), y brindan una primera aproximación a las similitudes existentes entre sitios de la misma cultura pero asentados en las diferentes subregiones a lo largo de la cuenca del Maipo. La información de la decoración contrasta con los resultados del análisis morfológico. Los sitios costeros presentan una tendencia distinta que los sitios del valle. Existen algunos datos, como el sitio Rayonhil, que presentauna característica común entre los sitios del interior: la predominancia de la banda decorada por sobre su ausencia entre las formas abiertas de borde evertido, y las proporciones igualitarias de presencia y ausencia de banda en los sitios de costa Laguna Matanza y Tejas Verdes 1, que aproximan a algunas semejanzas entre los sitios.

Si bien nuestros resultados brindan una visión, aunque sea parcial, sobre el modo en que se manifestó la Cultura Aconcagua en la cuenca del río Maipo, pensamos que es necesario integrar y evaluar cada una de nuestras conclusiones con una mayor cantidad de atributos, tanto formales como decorativos, e incluir las formas cerradas para obtener una visión amplia de la manifestación cerámica Aconcagua Salmón, intentando establecer posibles relaciones entre los distintos asentamientos.

Agradecimientos: Quiero agradecer a Fernanda Falabella, quien ha guiado este trabajo en sus sucesivas etapas. A Horacio Chiavazza, Lorena Sanhueza, Daniela Baudet y Luis Cornejo por su permanente ayuda. A la señora Florita de Medina y directivos del Museo Fonck de Viña del Mar, por permitir el acceso y estudio de las colecciones. Y a los compañeros del proyecto FONDECYT 1980713, Gabriela Urízar, Francis Goicovic, Patricio Galarce y Hernán Salinas.

Notas

1 Los totales que se presentan corresponden al total de fragmentos del tipo Aconcagua Salmón de la variedad negro, rojo u oligisto sobre salmón.
2 La condición de los fragmentos de borde de ser posicionables o no, radica en la posibilidad de conocer la inclinación original del borde. La técnica consiste en ubicar el labio del borde sobre un plano horizontal y a contraluz, luego por medio de movimientos laterales se ubica el labio en una posición en que forme una sola línea con el plano horizontal sin dejar pasar la luz entre ambos planos.

3 Muy pocos fragmentos presentan algún punto de inflexión que nos permita definir la posición.

4 Se utiliza una fórmula con una distribución teórica que se establece entre -1.65 y 1.65 para una probabilidad de 0.05. Si el resultado que se obtiene se encuentra dentro del rango mencionado, la hipótesis nula (que no hay diferencia entre las medias) se acepta, es decir, las muestras son significativamente parecidas si a=0.05 cuando Z<2.33. Para mayores detalles ver Levin Jack 1979.

Referencias Citadas

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