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Intersecciones en antropología - Tafonomía regional en la cuenca media del río Coyle (Santa Cruz, Patagonia Argentina)

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 número4La ocupación humana en la margen sur del lago Argentino, Santa Cruz, ArgentinaEstudio comparativo de muestras arqueofaunísticas de guanaco (Lama guanicoe) de la cuenca superior del río Santa Cruz índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.4 Olavarría ene./dic. 2003

 

Tafonomía regional en la cuenca media del río Coyle (Santa Cruz, Patagonia Argentina)

Juan Bautista Belardi y Flavia Carballo Marina

Juan B. Belardi. Flavi Flavia Carballo Marina. Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Unidad Académica Río Gallegos. Centro de Investigación "Dra. Elsa Mabel Barbería". Lisandro de la Torre 1070 (9400). Río Gallegos, Santa Cruz. Email: silespi@infovia.com.ar, flaviacarballomarina@yahoo.com.ar

RESUMEN

Se presenta una base de datos tafonómicos para guanaco (Lama guanicoe) y choique (Pterocnemia pennata), obtenida como resultado de estudios de impacto ambiental (EsIA) en la cuenca media del río Coyle, en la Patagonia meridional argentina. La información se reseña de acuerdo con dos Unidades de paisaje: Terrazas y Fondo de valles, que resultan adecuadas como unidades de análisis espacial y a partir de las cuales se generan expectativas tafonómicas. Se discute el grado de superposición y mezcla potencial entre contextos arqueológicos y restos óseos depositados naturalmente. Luego se analizan distintas variables tafonómicas para cada especie dentro de las Unidades de paisaje y se compara la información obtenida. Los resultados alcanzados indican que bajo las condiciones actuales, la probabilidad de contaminación de contextos arqueológicos por huesos depositados naturalmente en Terrazas y Fondo de valles es muy baja. Sin embargo, en el pasado, la mayor lluvia de huesos naturales y la más densa cobertura vegetal habrían creado condiciones más favorables para que ello sucediera. Esta información, junto con la resultante de las variables tafonómicas, es concordante con la existente en regiones aledañas, la cuenca superior del río Santa Cruz y la media e inferior del Gallegos.

ABSTRACT

A taphonomic database for guanaco (Lama guanicoe) and choique (Pterocnemia pennata) is presented. It was created from environmental impact assessments carried out in the Middle Coyle Basin, Argentinean southern Patagonia. Information is presented according to landscape units, corresponding to terraces and valley bottoms. They are suitable as spatial units and for the generation of taphonomic expectations. Superimposition and potential mixing of archaeological artefacts and bones deposited naturally are discussed. Different taphonomic variables for guanaco and choique are analyzed by landscape unit, and the information obtained is compared. Results show that under present conditions contamination in terraces and valley bottoms is low. Nevertheless, in the past a greater abundance of natural bones and a denser vegatational cover would have created more favourable conditions for natural bone contamination. This taphonomic information is in accordance with that obtained in the Upper Santa Cruz basin and the Middle and Lower Gallegos basin.

INTRODUCCIÓN

 Como resultado de estudios de impacto ambiental (EsIA), investigaciones arqueológicas recientes en la cuenca media del río Coyle (Patagonia meridional argentina) han mostrado la presencia de densidades variables de artefactos y la disponibilidad de distintas fuentes de aprovisionamiento de materia prima lítica (Espinosa et al. 2000). Nuevos datos distribucionales han generado diferentes líneas de análisis para evaluar la tecnología y las estrategias de movilidad y uso del espacio de las poblaciones cazadoras recolectoras que ocuparon la región (Carballo Marina et al. 2000-2002). interno como para la exportación.

 Este trabajo busca complementar dichas líneas de investigación presentando una base de datos tafonómicos correspondiente a guanaco (Lama guanicoe) y choique (Pterocnemia pennata) a escala regional (Borrero 1988). En primer lugar, se discute la superposición entre artefactos y huesos de dichas especies para evaluar el grado de contaminación potencial del registro arqueológico. Luego, se sigue con el análisis de estos registros óseos considerando las siguientes variables tafonómicas: estadios de meteorización, fractura, enterramiento, presencia de marcas de carnívoros, roedores, raíces, huellas de corte, líquenes, disolución química y tinción. Para el logro de ambos objetivos se emplearon Unidades de paisaje -Terrazas y Fondo de Valles-(Carballo Marina et al. 2000-2002), las que actuaron como unidades espaciales de análisis y a partir de las cuales se generaron expectativas tafonómicas. Toda esta información permite discutir problemas de preservación del registro óseo en la cuenca media del río Coyle. Así, estos datos tafonómicos se suman a la discusión de problemáticas semejantes en otras cuencas fluviales del extremo sur de Patagonia: la superior del Santa Cruz (Borrero 2001a; Martin 1998; entre otros) y la del Gallegos (Cruz 2001).

 Ubicada entre las coordenadas 71° 02´ y 69° 33´ L. O. y 50° 42´y 51° 34´ L. S., la cuenca del río Coyle conforma una de las más importantes del extremo sur de Patagonia (Figura 1). Esta región se caracteriza por un clima templado-frío y semiárido, con intensos y persistentes vientos procedentes del oeste. Es un río desproporcionado, característico de superficies que, como la Patagonia austral, han estado englazadas. Forma un amplio valle, superando la decena de kilómetros de ancho y con un caudal inferior a 5 m3/s (Caballero 2000). Su rasgo geomórfico más importante es el complejo sistema de terrazas escalonadas, con suelos escasamente desarrollados. La excepción la constituyen los fondos de los valles, en donde la cercanía a la napa freática permite la existencia de suelos relativamente fértiles y profundos (Mazzoni y Vázquez 2001).


Figura 1. Localidades muestradas en la cuenca media del río Coyle.

 Para establecer la relevancia de los estudios tafonómicos en una investigación arqueológica regional se deben evaluar las modificaciones que habría sufrido el paisaje a lo largo del tiempo (Borrero 2000, 2001a). La cuenca media del río Coyle muestra una fuerte alteración antrópica producto de la instalación de estancias, que desde fines del siglo XIX implementaron una ganadería extensiva (Borrelli y Oliva 2001), sumándose la explotación de hidrocarburos desde hace unos 25 años. Ello ha dado lugar a la apertura de nuevas vías de circulación y el establecimiento de pozos y plantas de procesamiento. Todas estas modificaciones han afectado tanto al registro arqueológico como a las comunidades vegetales y animales, incidiendo sobre su conservación y densidad (Borrelli y Oliva 2001).

METODOLOGÍA

 La información arqueológica y tafonómica obtenida es resultado de distintos EsIA, en los que se enfatizó el empleo de Unidades de paisaje definidas sobre la base de características geomorfológicas, edafológicas y vegetacionales (Ercolano et al. 1998). Fueron denominadas Terrazas y Fondo de valles y son concordantes con una escala de análisis regional como la requerida por este tipo de acercamiento tafonómico. Así, se decidió agrupar las distintas localidades trabajadas en función de las mismas (Tablas 1 y 2). Tanto el registro óseo actual como el arqueológico, corresponde a materiales en superficie y fue obtenido en localidades con buena visibilidad (50% o menos de cobertura vegetal).

Tabla 1. Localidades muestreadas en Terrazas.

Tabla 2. Localidades muestreadas en Fondo de valles.

 El relevamiento de información se realizó mediante la realización de transectas y cuadrículas (Tablas 1 y 2). Las superficies muestreadas en ambas Unidades de paisaje están en directa relación con el tipo de trabajo de impacto ambiental que fuera requerido a los autores. Se efectuaron observaciones sistemáticas en 13 Puntos singulares, sectores que exhiben una alta sensibilidad arqueológica ante la construcción de una obra, ya que presentan mayores posibilidades de enterramiento o de visibilidad. Algunas localidades incluyeron más de una geoforma (Tabla 1). La primera consideración realizada se refirió al porcentaje de cobertura vegetal, de forma tal de controlar el grado de visibilidad existente.

 La unidad de análisis tafonómico fue el elemento (Borrero 2001a, 2001b), mientras que la arqueológica fue el artefacto (Foley 1981). En este caso, sólo se contabilizaron aquellos que presentaban talón. En cada Unidad de paisaje se utilizó la misma unidad de análisis espacial (transectas y cuadrículas) para relevar la depositación de artefactos, huesos de guanaco y choique, asegurando así la comparación (Borrero 2001b). Para evaluar el grado de contaminación potencial del registro arqueológico se utilizó el coeficiente Phi (f), que mide el grado de relación entre variables nominales y se aplica en particular en tablas de contingencia. Su nivel de significación está directamente asociado con el valor de Chi cuadrado (c2). Así, se trabajó con las frecuencias artefactuales y las de huesos de guanaco y choique (Tablas 3 y 4). La asociación positiva entre la depositación de artefactos y huesos indica la potencial superposición y, en consecuencia, la probable contaminación del registro arqueológico.

Tabla 3. Terraza. Grado de asociación entre frecuencias de artefactos, huesos de guanaco y choique. Rango de Phi [-1, 1], valor crítico de (2 al 0,01 de riesgo: 6,63).

Tabla 4. Fondo de valles. Grado de asociación entre frecuencias de artefactos, huesos de guanaco y choique. Rango de Phi [-1, 1], valor crítico de (2 al 0,01 de riesgo: 6,63).

 A partir de la identificación de las partes esqueletarias por especie se relevaron las siguientes variables tafonómicas: estadios de meteorización, fractura (Tablas 5, 7, 9 y 11), enterramiento, presencia de marcas de carnívoros, roedores, raíces, huellas de corte, líquenes, disolución química y tinción (Tablas 6, 8, 10 y 12). Dichas variables luego fueron comparadas por Unidad de paisaje y entre especies (Tablas 13 y 14). Para ello, también se consideró la abundancia por especie en términos de las partes esqueletarias presentes. La asignación de estadios de meteorización se realizó siguiendo los criterios propuestos por Behrensmeyer (1978)1. Para evaluar el porcentaje de enterramiento se siguió a Behrensmeyer y Dechant-Boaz (1980), quienes consideran a un elemento enterrado cuando se encuentra expuesta al menos un 50% de su superficie.

Tabla 5. Terrazas. Frecuencias de elementos de guanaco, porcentajes por estadio de meteorización y estado de la muestra. En los casos en que no se pudo precisar entre metacarpos o metatarsos se decidió incluirlos bajo la denominación de metapodios.

Tabla 6. Terrazas. Frecuencias y porcentajes de elementos de guanaco por localidad de acuerdo con las variables tafonómicas.

Tabla 7. Terrazas. Frecuencias de elementos de choique, porcentajes por estadio de meteorización y estado de la muestra.

Tabla 8. Terrazas. Frecuencias y porcentajes de elementos de choique por localidad de acuerdo con las variables tafonómicas.

Tabla 9. Fondo de valles. Frecuencias de elementos de guanaco, porcentajes por estadio de meteorización y estado de la muestra. En los casos en que no se pudo precisar entre metacarpos o metatarsos se decidió incluirlos bajo la denominación.

Tabla 10. Fondo de valles. Frecuencias y porcentajes de elementos de guanaco por localidad de acuerdo con las variables tafonómicas. Ent: enterramiento.

Tabla 11. Fondo de valles. Frecuencias de elementos de choique, porcentajes por estadio de meteorización y estado de la muestra.

Tabla 12. Fondo de valles. Frecuencias y porcentajes de elementos de choique por localidad de acuerdo con las variables tafonómicas.

Tabla 13. Meteorización, estado y riqueza de los elementos comparados por especie según Unidades de paisaje. Los totales de las primeras dos variables fueron tomados de las Tablas 1 y 2, mientras que los de riqueza de las Tablas 5, 7, 9 y 11.

Tabla 14. Variables tafonómicas comparadas por especie según Unidades de paisaje. Los totales fueron tomados de las Tablas 1 y 2.

UNIDADES DE PAISAJE: EXPECTATIVAS TAFONÓMICAS

 De acuerdo con lo presentado por Carballo Marina et al. (2000-2002), se describen las principales características de las dos Unidades de paisaje definidas para la cuenca media del río Coyle: a) Terrazas y b) Fondo de valles y se plantean diferentes expectativas referidas a la tafonomía regional.

Terrazas

 La Unidad está constituida por sedimentos continentales finos y friables, areniscas, arcilitas y tobas del Mioceno (Formación Santa Cruz). Estos sedimentos están cubiertos por un manto de "Rodados Patagónicos" (Fidalgo y Riggi 1970), de pocos metros de espesor, que posiblemente correspondan a depósitos glacifluviales antiguos (Plioceno a Pleistoceno temprano). La poca compactación que presenta la formación terciaria no posibilita la génesis de cuevas o aleros.

 Es la superficie geomórfica más elevada de la región, a partir de la cual los sistemas fluviales iniciaron su profundización. Se ubica entre las cotas de 190 y 230 m. Se trata de una extensa planicie disectada por "cañadones" y "bajos sin salida". Los primeros conforman un sistema de valles secundarios de pocos kilómetros de extensión y desniveles de hasta algunas decenas de metros. Los segundos son pequeñas cuencas endorreicas de probable origen hidroeólico. La presencia de agua en forma temporaria los convierte en humedales, hábitat de aves y fauna silvestre. Hacia el E, los vientos predominantes favorecen la acumulación de arenas sopladas desde las playas de estos bajos. Los procesos de acumulación eólica dan lugar, además, a la formación de un gran número de campos de médanos y dunas de extensión reducida (<1 km) (Mazzoni y Vázquez 2001).

 La unidad está caracterizada por dos ecosistemas: a) estepa graminosa xérica (estepa magallánica seca) y b) estepa arbustiva (matorrales de mata negra) (Cuadra y Oliva 1996). Este último ecosistema presenta una muy escasa visibilidad arqueológica, lo que condujo a que la información aquí tratada se circunscriba a la obtenida en aquellos espacios con menos de un 50% de cobertura vegetal.

Fondo de valles

 El río Coyle labró un complejo sistema de terrazas compuesto por un mínimo de cuatro niveles (T), denominados II a V desde el más antiguo, ubicado en la posición topográfica más elevada, al más joven. El desnivel que existe entre Terraza Antigua (TA) y la terraza superior (TII), es de unos 30 m. Entre los otros niveles los resaltos son inferiores. Las pendientes son moderadas a fuertes, están estabilizadas y cubiertas por depósitos coluviales de algunos metros de espesor.

 El nivel TII es el más amplio y el único que aparece en forma continua en ambas márgenes del río. Se localiza a unos 35 m de altura sobre el nivel del cauce actual. El río ha profundizado alrededor de 1 m los sedimentos de TV desarrollando una planicie de inundación muy estrecha. El relieve suavemente ondulado de la superficie de los niveles TII y TIII es producto de la acción fluvial que originó una red de drenaje conformada por numerosos cañadones y cárcavas actualmente afuncionales. Presentan, además, pequeñas cuencas endorreicas con características semejante a las de TA.

 Los niveles TIV y TV, a diferencia de los precedentes, están constituidos predominantemente por sedimentos finos y menor proporción de gravas. El relieve es suavemente ondulado debido a la presencia de zonas con médanos y meandros abandonados. Por su proximidad a la napa freática, en TV se encuentran además, lagunas en herradura, mallines y suelos parcialmente salinizados. Como producto de deflación, aunque no frecuentes, se desarrollan en TIV pavimentos de erosión que dejan al descubierto sedimentos gruesos (gravas) (Bettina Ercolano, com. pers., 2000)

La vegetación característica es de praderas de tipo higrófila en el fondo de los valles (Roig 1998), que conforman mallines. En este sentido, la cuenca del río Coyle presenta el mayor porcentaje de humedales de toda la provincia de Santa Cruz (Mazzoni y Vázquez 2001). Esto hace que la cobertura vegetal sea mayor que en Terrazas y por lo tanto, que disminuya la visibilidad.

Expectativas tafonómicas

La cuenca del río Coyle no ha registrado importantes modificaciones geomorfológicas a lo largo del Holoceno (Pereyra et al. 2002), pudiéndose plantear que se habría mantenido más o menos estable. A partir de ello se propusieron las siguientes expectativas: las escasas posibilidades de enterramiento en Terrazas hacen esperables procesos de meteorización intensos y, en consecuencia, en los sitios arqueológicos conformados por restos óseos y líticos, con el transcurso del tiempo, sólo perdurará este último. De lo precedente se desprende que las probabilidades de contaminación de los conjuntos líticos por la lluvia de huesos (Borrero 2001a;Guichón et al. 2000) serán bajos. En contraposición, en Fondo de valles las mayores posibilidades de enterramiento, tanto de material arqueológico como óseo, generarían un mayor potencial de contaminación.

Desde la introducción de las estancias y con la explotación de hidrocarburos, la cuenca del Coyle ha sido impactada antrópicamente. Ello implicó la retracción de las poblaciones de guanaco y choique ante la introducción del ganado ovino y perros, el tendido de alambrados y la construcción de obras viales (Borrelli y Oliva 2001; Borrero 2000, 2001a). Una consecuencia directa de lo señalado es la pérdida del recurso arqueológico y la merma en la depositación natural de huesos de guanaco y choique. A esto se suma el sobre pastoreo de los campos, con la consecuente pérdida de cobertura vegetal. En este sentido, si se tiene en cuenta que la meteorización es un proceso relacionado con características microtopográficas (Behrensmeyer 1978), es esperable que el tiempo necesario para el colapso de los huesos en superficie haya disminuido.

PRESENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN

 En las Tablas 1 y 2 se presenta la información general relevada por Unidad de paisaje, geoformas, tipo de muestreo, superficies muestreadas, frecuencias y densidades artefactuales y de elementos de guanaco y choique, expresadas en m2. Como fuera mencionado, el registro arqueológico y tafonómico fue obtenido en localidades con buena visibilidad.

 Se muestrearon 16 localidades en Terrazas (Tabla 1) y ocho en Fondo de valles (Tabla 2). Entre las primeras, 14 presentaron artefactos y siete, elementos de guanaco y choique. En la segunda Unidad de paisaje, siete localidades tienen artefactos, cuatro, elementos de guanaco y tres, de choique.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 La información tafonómica obtenida es presentada en dos instancias. En primer término, se evalúan las posibilidades de contaminación de materiales arqueológicos con huesos de guanaco y choique depositados naturalmente en ambas Unidades de paisaje. A continuación, se complementan los resultados con el análisis de las variables tafonómicas discriminadas por localidad.

Grado de superposición y contaminación: artefactos vs. restos óseos

 Las Tablas 3 y 4 indican los resultados de la aplicación del coeficiente Phi sobre la base de las frecuencias de artefactos, huesos de guanaco y choique (los totales fueron tomados de las Tablas 1 y 2). En ningún caso las asociaciones fueron significativas (p>0,01), debido a lo cual es posible pensar en una baja probabilidad de superposición y por ende, de contaminación. Cabe señalar que un importante espacio potencial de preservación y superposición de artefactos y restos óseos depositados naturalmente son los abrigos rocosos, su ausencia en la cuenca del río Coyle descarta esta posibilidad.

Las tendencias observadas en la correlación de artefactos y elementos óseos se ajustan a una escala espacial amplia, la de Unidades de paisaje. Al reducir la escala, esta homogeneidad se descompone en sectores puntuales del espacio, donde sí se verifican distintos contextos de depositación de artefactos y huesos. El mecanismo de enterramiento obedece a la depositación de sedimentos finos en cañadones y Fondo de valles, relacionados con la dinámica fluvial, mientras que en los médanos se depositan sedimentos finos a medianos, correspondientes a la acción eólica.

 De esta manera, en Terrazas los restos óseos asociados a geoformas de reducida extensión relativa -cañadones y médanos- sí tienen posibilidades de enterrarse y preservarse. En Fondo de valles se han reconocido tres situaciones diferentes que involucran al registro óseo en superficie, subsumiendo toda la evidencia presentada. En el primer caso, Las Horquetas (Tabla 2, referencia 18), los elementos se localizaron en la primera terraza del río Coyle y son afectados por sus crecientes estacionales. Estos materiales se están destapando por perturbación antrópica de la cubierta edáfica y presentan bajos estadios de meteorización, lo que permitió identificar huellas de corte. Además, se han registrado asociados espacialmente con altas frecuencias de materiales líticos (Espinosa et al. 2000).

 La Laguna McCall (Tabla 2, referencia 20) conformó un extenso mallín hoy profundamente degradado. Los materiales óseos se encuentran expuestos por acción eólica producto de la eliminación de la cubierta vegetal por sobrepastoreo; mostraron perfiles de meteorización y grado de fragmentación altos, de forma tal que no es posible interpretarlos como registro arqueológico. No obstante, también se encuentran asociados a altas frecuencias de artefactos líticos.

 Por último, Estancia El Milagro -médanos- (Tabla 2, referencia 21), donde sólo se registraron materiales líticos en una hoyada de deflación, plantea un caso ya conocido en la literatura, que los materiales óseos expuestos en situaciones semejantes no duran más de 20 años (Borrero et al. 1998-1999; Muñoz 1999). Así, no es posible descartar que este sitio haya estado conformado también por huesos.

 Las distintas situaciones recién planteadas no implican necesariamente mezcla de elementos naturales y arqueológicos por acción de la lluvia de huesos. Sólo muestran que existen casos en donde sí hay superposición entre depositación de artefactos y elementos óseos. Esto, que puede resultar algo esperable, tiene una importante implicación. En Terrazas, las bajas posibilidades de enterramiento debidas al escaso desarrollo del suelo llevarían a la destrucción de los huesos antes de incorporarse al sedimento. De manera contraria, en Fondo de valles existe el potencial para que se entierren y preserven materiales, por lo que si se depositan huesos naturalmente bien pueden pasar a formar parte de contextos arqueológicos.

 Al considerar las densidades artefactuales, se ve que en Terrazas son del orden de 10-3 (Tabla 1) y en Fondo de valles un orden mayor (Tabla 2). Esta diferencia se mantiene para las densidades de huesos de guanaco y choique, ya que en la primera son del orden de 10-4 (Tabla 1) y las de guanaco en Fondo de valles son de 10-2 (Tabla 2). Aquí, la muestra de choique es muy pequeña como para establecer alguna tendencia.

La diferencia en las densidades óseas registradas en las dos Unidades de paisaje enfatiza las mayores posibilidades de enterramiento, potencial de mezcla y preservación en Fondo de valles. Esta situación es concordante con la señalada por Fernández (1999) para geoformas semejantes en la localidad de Cholila, Chubut. Si se tiene en cuenta el bajo perfil de meteorización de la localidad Las Horquetas es postulable también que el enterramiento sea rápido (Tabla 10). Entonces, bajo condiciones actuales, las posibilidades de contaminación de contextos arqueológicos por huesos depositados naturalmente en Terrazas es inexistente y muy baja en Fondo de valles.

Los restos óseos

 Aquí se presenta y discute la información provista por las variables de análisis tafonómico para guanaco y choique por Unidad de paisaje. Se vuelca la información correspondiente a estas especies mostrando frecuencias de partes esqueletarias, de acuerdo a los estadios de meteorización y el estado general de la muestra discriminándose entre elementos enteros y fracturados. Las Tablas 6, 8, 10 y 12 muestran las variables de análisis tafonómico seleccionadas por especie y localidad. Por último, se comparan las variables mencionadas por especie y Unidades de paisaje (Tablas 13 y 14). La diferencia entre el total de huesos de guanaco mostrado en la Tabla 2 y la Tabla 9 se debe a que en esta última sólo se contabilizaron los elementos a los que fue posible atribuirles un determinado estadio de meteorización.

Terrazas

Lo primero que surge al analizar la Tabla 5 es la ausencia de todo elemento correspondiente al esqueleto axial de guanaco y la casi total representación del apendicular. El perfil de meteorización indica que el mayor porcentaje de elementos corresponde al estadio 2 (64,10%), seguido por el 3 (21,79%). Los escasos materiales en el estadio 4 y la ausencia en 5 indicaría que a partir del 3 el colapso se produce rápidamente, lo que refuerza las bajas posibilidades de preservación de huesos por enterramiento. Por otra parte, el menor porcentaje de elementos en los estadios iniciales mostraría una baja tasa de depositación de huesos, lo que podría relacionarse con el alto impacto antrópico.

 Predominan los elementos fracturados (58,97%) por sobre los enteros (41,02%). Esto último también se ve en la discriminación por elemento, con la excepción de las falanges que, al ser huesos cortos muy densos tienen menores probabilidades de ser fracturadas.

En Terrazas sólo cinco de las 16 localidades muestreadas registran dos variables tafonómicas, con un mínimo porcentaje de enterramiento y mayor preponderancia de líquenes (Tabla 6).

 La evidencia recuperada para choique (Tabla 7) es consistente con lo conocido sobre su tafonomía (Belardi 1999; Cruz 1999, 2001; Cruz y Elkin 2003; Fernández 2000; Fernández et al. 2001, entre otros). Se observa un predominio del esqueleto apendicular -extremidades inferiores-sobre el axial, no obstante la mayor frecuencia de elementos corresponde a las vértebras cervicales, lo que se explicaría a partir del hallazgo de 10 de ellas articuladas. También, el perfil de meteorización corresponde a los estadios iniciales, marcando que los elementos desaparecen a partir del estadio 2, ya que el estadio 3 es alcanzado por sólo el 3,77% de la muestra. De la misma manera, es mayor el porcentaje de elementos enteros (83,01%) que fracturados (16,98%), mientras que el grado de articulación, basado sobre el caso de las vértebras cervicales alcanza el 18,10%.

 La mitad de las localidades muestreadas con presencia de choique (Tabla 8) señala que el conjunto está afectado preponderantemente por la acción de carnívoros, que oscila entre el 15% y el 57%. Sin embargo, también resulta alta la incidencia de líquenes, que presenta valores entre el 24% y el 31%. Estas propiedades del registro óseo también coinciden con lo ya publicado sobre tafonomía de choique.

Fondo de valles

 A diferencia de lo que sucede con el guanaco en Terraza (Tabla 5), en Fondo de Valles está representado además del esqueleto apendicular, el axial (Tabla 9). Con respecto a la meteorización, predominan los estadios 1 (44,37%) y 2 (47,01%). Por otra parte, es levemente mayor el porcentaje de elementos fracturados (56,95%) que de enteros (43,04%).

 Los conjuntos de la mitad de las localidades muestreadas con presencia de guanaco están alterados por distintas variables tafonómicas (Tabla 10). Se destaca la localidad de Las Horquetas que posee el 7,35% de huesos con huellas de corte. El material se va descubriendo por la acción natural y antrópica, lo que es concordante con la alta presencia de elementos con marcas de raíces (36,76%), evidenciando su enterramiento previo. La ubicación del sitio en la primera terraza del valle actual del río Coyle explicaría el alto porcentaje de huesos teñidos por manganeso (66,17%). Por otra parte, la presencia de elementos con disolución química (64%) en Puesto Peter se asocia a un fondo de mallín. En las restantes localidades lo pequeño de la muestra impide señalar alguna tendencia.

 Si bien con un total muy chico (N=9) (Tabla 11), también aquí se mantiene la tendencia general para la tafonomía de choique, tanto en lo que respecta a partes esqueletarias representadas como al estado de la muestra. No obstante, respecto a los estadios de meteorización, existe una marcada diferencia entre ambas Unidades de paisaje (ver abajo).

 La Tabla 12 sólo indica la existencia de tinción como la única variable que afecta a los conjuntos de choique, no obstante esto se relacionaría con lo reducido del tamaño de la muestra.

Comparación entre especies y Unidades de paisaje

 Seguidamente, en la Tabla 13 se comparan las especies por Unidad de paisaje de acuerdo con las superficies relevadas, frecuencias y porcentajes de elementos por estadios de meteorización, estado de la muestra y abundancia de partes esqueletarias por especie.

 Un factor común a las dos Unidades de paisaje es el neto predominio de elementos aislados de guanaco. Si se consideran las superficies cubiertas en ambas (Tablas 1 y 2), que es mucho mayor en Terrazas, resalta la alta frecuencia de guanaco registrada en Fondo de valles (Tabla 13). Por el contrario, se da una mayor frecuencia de choique en la primera.

 Se observa en Terrazas una mayor proporción de elementos de guanaco en estadios de meteorización 2 y 3 que en Fondo de valles, mientras que en esta última los estadios 1 y 2 contienen porcentajes más altos. La diferencia con respecto al estadio 1 se relacionaría con una lluvia de huesos más continua. En el caso del choique, hay una marcada diferencia en los perfiles de meteorización entre las Unidades de paisaje, aunque se requiere de una muestra mayor en Fondo de valles para evaluar la tendencia. Por otra parte y en relación con el guanaco, predominan estadios de meteorización más bajos.

 La representación diferencial de partes esqueletarias del choique estaría dada por la meteorización seguida de la acción de carnívoros (Tabla 14). Esto se ajusta a lo observado en otros espacios de Terraza (Belardi 1999; Cruz 2001) y sigue las tendencias tafonómicas generales ya mencionadas. De la misma manera, la frecuencia de esta especie es menor que la de guanaco.

 El estado de las muestras de guanaco es similar en las dos Unidades de paisaje, con preponderancia de elementos fracturados, mientras que en las muestras de choique se invierte la relación. Aún considerando lo exiguo de la muestra de Fondo de valles, esto señala el mejor estado general de los huesos de choique. De lo anterior se desprende que, en caso de enterrarse y preservarse huesos de guanaco, tendrán mayor probabilidad de que esto suceda en aquellos elementos fracturados; lo contrario resulta para el caso del choique.

 Por último, con respecto a la abundancia de partes esqueletarias de guanaco, es notoria la diferencia entre las dos Unidades de paisaje, siendo el doble en Fondo de valles, donde está representado tanto del esqueleto axial como el apendicular. Esto se relacionaría con una mayor tasa de depositación y una mejor preservación de las muestras. Por lo tanto, si como fuera indicado, existen mayores posibilidades de enterramiento en Fondo de valles, la riqueza de partes representadas será más alta.

En la Tabla 14 se comparan las variables de análisis tafonómico por especie en función de las Unidades de paisaje.

 Al analizar la Tabla 14, se observa que en Fondo de valles predomina la acción de los procesos tafonómicos sobre huesos de guanaco, lo que es esperable dada su mayor frecuencia. Dentro de esta unidad se dan como procesos característicos la acción de raíces, la disolución y la tinción, marcando la preponderancia de factores químicos, relacionados directamente con una mayor humedad. Otra diferencia significativa entre Unidades se da al evaluar la presencia de líquenes, que es mayor en Terrazas. Esto es concordante con el comportamiento de los mismos, que colonizan ambientes con escasa cobertura vegetal (Florencia Borella, com. pers. 2000). En cuanto al enterramiento y si bien la diferencia es mínima, lo registrado muestra mayor incidencia en Fondo de valles, sustentando lo aquí propuesto. También de acuerdo con lo conocido para la tafonomía de huesos de choique, se manifiesta una importante acción de carnívoros y líquenes y musgos en Terrazas (Belardi 1999; Cruz 2001).

CONCLUSIONES

El empleo de Unidades de paisaje en la cuenca media del río Coyle permitió generar información tafonómica de relevancia regional que indica resultados dispares para Terrazas y Fondo de valles. Si bien en ambas dominan los elementos de guanaco, existe depositación diferencial de partes esqueletarias en las dos especies, con un neto predominio de huesos aislados. En este sentido, la región exhibe muy bajas densidades óseas de guanaco, aunque en Fondo de valles son mayores que en Terrazas. Para establecer tendencias sobre el registro de choique se necesitaría ampliar las superficies muestreadas en Fondo de valles.

 La primera consideración a realizar se refiere a las bajas posibilidades de proyectar los resultados obtenidos hacia el pasado (Borrero 2000). Al respecto y como fuera mencionado, la actividad antrópica ha alterado profundamente la cuenca del río Coyle. En este sentido, es esperable que antes hubiera una mayor lluvia de huesos y una cobertura vegetal más densa, incrementando la densidad de las distribuciones óseas y disminuyendo sus tiempos de destrucción. La evidencia sugiere que las condiciones observadas en el presente se habrían mantenido de manera proporcional para ambas Unidades de paisaje, con menores posibilidades de enterramiento y preservación en Terrazas que en Fondo de valles. No obstante, bajo las condiciones arriba descriptas, las posibilidades de superposición, preservación y mezcla de huesos naturales con artefactos aumentarían.

 En Terrazas los perfiles de meteorización señalan el colapso de los huesos de guanaco a partir del estadio 3, lo que se ve sustentado por la presencia de elementos correspondientes al esqueleto apendicular (donde se encuentran los elementos de mayor densidad mineral ósea). Otro potencial causante de daños en huesos son los líquenes (Borella 1998), que aquí afectan casi por igual a huesos de guanaco y de choique.

 En Fondo de valles la sedimentación, sumada al sustrato húmedo y a la cubierta vegetal, es más significativa. Pese a los resultados estadísticos de las muestras analizadas, aquí son mayores las probabilidades de preservación por enterramiento y mezcla de huesos depositados naturalmente (especialmente diversidad de elementos fracturados de guanaco) con artefactos. De hecho es en esta Unidad de paisaje donde se ubica la localidad Las Horquetas, considerada como un sitio arqueológico en estratigrafía, el que argumenta en favor de lo señalado. Por otra parte, en términos de las variables tafonómicas, también en Fondo de valles el conjunto de guanaco es el más afectado. En particular, alteraciones por raíces, disolución química y tinción son las que sobresalen, pudiendo enmascarar huellas o aún destruir el hueso como en el caso de la disolución (ver Gutiérrez et al. 1997: 216).

 La información recuperada para choique simplemente amplía la base tafonómica ya conocida para esta especie (Belardi 1999; Cruz 1999; 2001; Fernández 2000; Fernández et al. 2001; entre otros): a) preeminencia del esqueleto apendicular -extremidades inferiores- sobre el axial, b) rápido colapso de esta última porción del esqueleto y luego del apendicular a partir del estadio 2 (ya que el estadio 3 sólo es alcanzado por un porcentajeínfimo de elementos) y c) importante daño por carnívoros y presencia de líquenes en Terrazas. Esta evidencia muestra que el deterioro aún más rápido del esqueleto del choique por sobre el del guanaco, reduciría aún más las ya bajas probabilidades de superposición y contaminación del registro arqueológico.

 Por último, la base de datos tafonómicos de la cuenca media del río Coyle es concordante con la información obtenida para la cuenca superior del río Santa Cruz (Borrero 2001a) y el curso medio e inferior del Gallegos (Cruz 2001), semejanza que también se hace extensiva a sus registros arqueológicos (Belardi y Borrero 1999; Borrero 2001a; Borrero et al. 1993; Ercolano et al. 2000). De esta manera, se buscó sumar un espacio más a la discusión de la tafonomía regional, proveyendo información de base para evaluar la integridad del registro arqueológico del extremo sur de Patagonia.

Agradecimientos

 A José Luis Saénz y José Luis Ruiz por la realización del trabajo estadístico. Isabel Cruz, Silvana Espinosa, Florencia Savanti, Luis Borrero y Pablo Fernández hicieron importantes sugerencias, al igual que las realizadas por los revisores, Florencia Borella y Gustavo Barrientos. A Bettina Ercolano por brindarnos información geológica y ayudarnos en la confección del mapa. A Marcelo Weissel por facilitarnos información inédita sobre la cuenca del río Coyle. A Silvana Espinosa, Lucía Jiménez, Leyla Cecuk y Néstor Suárez por su valiosa colaboración en el campo.

Notas

1.Recientemente ha sido publicado el trabajo de Muñoz y Savanti (1998) donde se establecen estadios de meteorización para restos avifaunísticos de la costa noroeste de Tierra del Fuego. Los materiales de choique por nosotros trabajados se ajustan básicamente a los primeros dos estadios definidos por estos autores.

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