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Theologica Xaveriana - Alternatives to globalization: another world is necessary

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Theologica Xaveriana

Print version ISSN 0120-3649

Theol. Xave. vol.58 no.166 Bogotá July/Dec. 2008

 

Alternativas contra la globalización: otro mundo es imprescindible*

Alternatives to globalization: another world is necessary

Opção contra a globalização: outro mundo é imprescindível

BERNARDO PÉREZ A. **


* El actual trabajo de reflexión se inserta dentro del proyecto que el autor realiza en torno de la relación de la teología con la globalización posmoderna. Lo aquí expuesto tiene su base inicial en la tesis doctoral que el autor defendió con el título "Memoria salutis. Crítica teológica de la globalización posmoderna", Facultad de Teología "San Vicente Ferrer", Valencia (2006).
** Doctor en Teología por la Facultad de Teología "San Vicente Ferrer" de Valencia (2006); diploma en Estudios Avanzados de Filosofía por la Universidad de Murcia (2007); actualmente es profesor de Filosofía y Eclesiología en la Facultad de Teología, Instituto Teológico de Murcia. Correo electrónico: b.perezandreo@gmail.com.

Fecha de recibo: 12 de febrero de 2008. Fecha de evaluación: 25 de marzo de 2008. Fecha de aprobación: 6 de junio de 2008.


Resumen

Aquí se reflexiona en torno de las tres alternativas que se ofrecen a una situación mundial insostenible ecológica y moralmente. El objetivo es mostrar dichas alternativas posibles, que pueden ser denominadas como continuista, reformista y rupturista. Para ello se utiliza la metodología de las ciencias sociales, con atención a los elementos económicos, sociológicos e ideológicos que conforman el mundo posmoderno globalizado. El alcance de la actual investigación no sobrepasa sus límites epistemológicos: es una puesta en claro del mundo en que vivimos como prefacio a una reflexión teológica futura. El autor entiende que la vía rupturista permite una organización del mundo más acorde con los presupuestos del Evangelio, porque cree que otro mundo es imprescindible.

Palabras clave: Alternativa, Capitalismo, Globalización, Orden mundial, Postmodernidad.


Abstract

A reflection is here established on the three alternatives offered to a global situation which is ecologically and morally unsustainable. The idea is to show such possible alternatives, which can be labelled continuist, reformist and rupturist. For this the methodology of the social sciences is adopted, with attention to the economical, sociological and ideological elements that conform the postmodern globalized world. The present investigation does not surpass its epistemological limits: it is a clarification of the world in which we live, as a preface to a future theological reflection. The author understands that the rupturist way allows an organization of the world more in accordance with the Gospel principles, because he believes that another world is necessary.

Key words: Alternative, capitalism, globalization, world order, postmodenity.


Resumo

O artigo reflete em redor das três opções que se oferecem a uma situação mundial insustentável ecológica e moral, o objetivo é mostrar as diferentes opções que se podem manter na continuidade, na reforma e na ruptura. Para isso se deve utilizar uma metodologia das ciências sociais com atenção aos elementos econômicos, sociológicos, ideológicos que constroem o mundo pós-moderno globalizado.

Esta pesquisa não vá mais além de seus limites epistemológicos, senão se encaminha a uma posição que ajuda a esclarecer a maneira de ser de nosso mundo como introdução á reflexão teológica do futuro.

O autor entende que o caminho da ruptura permite uma organização do mundo, muito mais perto dos ensinamentos do evangelho por que ele acha que outro mundo é imprescindível.

Palavras-Chave: Opção, Capitalismo, Globalização, Ordem mundial, Pós-modernidade.


INTRODUCCIÓN

Los datos avalan la necesidad de crear una alternativa a la posmodernidad globalizada: 4.500 millones de seres humanos sumidos en la pobreza o en la miseria, sostienen a 1.500 millones que vivimos nadando en la abundancia. Esto es así por muchas explicaciones políticas, económicas o filosóficas que quieran dar aquellos que son estipendiados por el sistema para que le justifiquen los hechos. Es lo que Jon Sobrino denomina "el hecho mayor de la teología" y que nosotros ampliamos tanto a la filosofía como a la economía.

Ante este "hecho" no debería caber ningún otro tipo de reflexión ni de acción, ante todo, porque esto sucede de forma controlada y racional, como puede verse en las mismas declaraciones de uno de los responsables de esta situación, Thomas Friedman, consejero de la secretaria de Estado con el gobierno Clinton, Madeleine Albright, escribió en el New York Times Magazine del 28 de marzo de 1999, un artículo titulado "Para que la mundialización funcione, los Estados Unidos no deben tener miedo de actuar como la superpotencia invencible que es en realidad". Y agregó:

    La mano invisible del mercado no funcionará jamás sin un puño invisible. McDonald's no puede extenderse sin McDonnel Douglas, el fabricante del F-15. El puño invisible que garantiza la seguridad mundial de las tecnologías de la Silicon Valley, se llama el ejército, la fuerza aérea, la fuerza naval y el cuerpo de marines de los Estados Unidos. 1

Estamos en el momento en que más se necesita de alternativas a la injusticia global. Nuestro propósito es analizar tanto las alternativas sociales al sistema, desde dentro del mismo como desde fuera, y la misma alternativa, por llamarla así, que nos propone la globalización posmoderna: el vigor económico y la competitividad crearán las condiciones necesarias para que el mundo sea más justo y viva en paz. Para ello nos centramos en el análisis de los elementos más visibles de esta situación mal llamada "globalización".

En ningún caso pretendemos que la nuestra sea la única propuesta posible, pero sí creemos que los tiempos se están acercando peligrosamente y que hemos de ser lo más "radicales" posibles en nuestra investigación. No hay posibilidad de ser tibios, seremos fríos o calientes, no caben medias tintas. Hemos optado por ser excesivos ante una situación que excede cualquier medida de humanidad. Pero tampoco será posible entrar en aspectos académicamente teológicos; de eso nos hemos ocupado en otros lugares.2

Lo que ahora queremos es abrir, desde la teología, la puerta a una crítica excesiva del exceso de inhumanidad de la globalización posmoderna: a grandes males, grandes remedios. Si la teología quiere hoy ser actual 3 deberá poder vivir en este mundo sin dejarse atrapar en sus redes de injusticia. Deberemos negarnos a ser reducidos a un ámbito de la realidad normalizada en la globalización.

No, no es posible que el cristianismo, nacido de un ajusticiado por el (des)orden mundial, se vea reducido a la justificación ideológica del mismo, sea activamente o por mera negligencia profética. Como dice el profeta: "La causa del huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban. ¿Y de esto no pediré cuentas?" (Jr 5, 28-29)

THERE IS NO ALTERNATIVE: EL MEJOR MUNDO POSIBLE

La frase que encabeza este epígrafe la hizo famosa la pareja más sobresaliente del capitalismo en los 80: Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Su propuesta era muy clara: liberalismo o barbarie; por supuesto, que la barbarie eran las hordas comunistas dispuestas a cargarse las libertades de Occidente, mientras que el liberalismo corresponde al más puro y duro capitalismo dirigido desde el Estado. Las recetas eran pocas y claras: desreglar, privatizar y flexibilizar.

El capitalismo es el único sistema viable

El capitalismo se ha declarado a sí mismo como el vencedor de la historia. Fukuyama tenía razón y su cátedra en la universidad John Hopkins así lo atestigua.4 En el capitalismo, el crecimiento y la eficacia son fundamentales; todos los demás valores han de sacrificarse a ello. La competencia en el mercado, ya sea por el empleo, por cuota de mercado o por obtener beneficios, se traduce en una eficiencia óptima porque el mercado es el mejor distribuidor de todos los recursos, sean éstos naturales, manufacturados, económicos o humanos.

Los mercados son capaces de autorregularse y no hay que interferir en su actuación. Con esto hemos definido el primer dogma del sistema: adorarás al mercado tu dios y a él sólo darás culto, o extra mercatum nulla salus.

Las metas que se plantea el sistema consisten en que la actividad económica produzca beneficios y se acumulen éstos en forma de capital. Así, tendremos un sistema eficiente. Por medio de los mercados financieros, los beneficios se transforman en inversión, lo cual permite que todo vuelva a empezar. El empleo y la satisfacción de las necesidades humanas, frente a las del propio mercado, son algo incidental para el sistema, que sólo obedece a la lógica de la oferta y la demanda, no a la de la necesidad y la satisfacción.5

Ello puede ser muy adecuado para gobiernos u organizaciones benéficas que se preocupan por el bienestar de las personas, aunque sea con fines electorales, pero no es adecuado para el funcionamiento del sistema global. Éste funciona por la ley, segundo dogma, del egoísmo a ultranza. Cada cual, al mirar en su propio y único beneficio, logra el bien común; la mano invisible actúa sin que lo percibamos y sin que tengamos que actuar de manera moral, ni incurrir en ningún tipo de culpa por ello, ya que Smith se encargó de afirmar que "la riqueza y la pobreza corresponden a una especie de ley natural o a un ordenamiento de lo social según los designios de la divina providencia".6

Para que este modelo económico funcione se hace necesaria la política del laissez faire, laissez passer a las empresas multinacionales. Las privatizaciones masivas de todo lo público, la reducción de servicios sociales básicos -como la enseñanza o la sanidad-, la desregulación de los mercados y la flexibilidad laboral es lo más cerca que se puede estar de la eficiencia absoluta, luego el mercado hará el resto. Aunque causa mal y sufrimiento aparente a algunos a simple vista, extrae bien del mal aparente, es el mejor mundo posible.

El capitalismo no puede mejorar: es el estado natural de la humanidad. El libre mercado7 es la condición previa de la democracia y ésta es la condición previa de la estabilidad y la paz, condiciones a su vez de la continuidad del negocio global.

El mercado debe determinar todas las relaciones entre los individuos y las sociedades, de modo que nada pueda estar regulado por normativas que van contra la libre empresa, el negocio y la libertad individual. Ahora bien, como el mercado es sacrosanto, sí debe haber una fuerte regulación mundial que garantice la libertad de las empresas en el comercio mundial, de modo que el capital transnacional esté muy bien protegido contra las arbitrariedades de gobiernos corruptos que puedan decidir hacer uso de sus recursos en beneficio de sus países. Para proteger este bien sagrado, será necesario hacer uso de la presión diplomática y la fuerza militar. Si algún país se negara a abrir sus mercados y desreglarlos para las multinacionales, eso sería considerado un crimen de lesa libertad de comercio y debería ser debidamente castigado por el bien mundial.

La viabilidad del sistema capitalista global viene impuesta por las leyes del sacrosanto mercado y sus servidores transnacionales. Los posibles defectos tienen su solución en más mercado, más desregulación, más privatización, no en menos, porque no existen otros sistemas posibles.8 Es un sacrilegio intentar pensar en otros sistemas, porque aunque los hubiera, no podrían ser pensados; y aunque fueran pensados, no podrían ser comunicados. Igual que ayer Gorgias, hoy el capitalismo niega todo lo que no sea su ser. Se cierra el discurso y la posibilidad de alternativas a este sistema, pues toda alternativa está dentro del mismo. La alternativa es más capitalismo.

La alternativa capitalista

Para que la economía funcione y el sistema global de dominio se mantenga, es necesario que se den una serie de condiciones.9 Hay que garantizar empleos solventes y bien remunerados a una proporción de la población muy superior a la actual. Aunque no es tarea del sistema, como quedó claro arriba, a partir de cierto punto, la falta de puestos de trabajo hace disminuir la base de clientes y aumentar la tasa de desafectos, para crear trastornos perjudiciales y altos costes que deben ser evitados. Como bien sabía Henry Ford, el salario debe permitir al obrero comprar un Ford.

Para reducir los riesgos de choque de civilizaciones, hay que disminuir significativamente las enormes disparidades que separan en la actualidad los salarios que perciben los trabajadores por trabajos similares y a un nivel de producción similar en distintas partes del mundo. Ello quiere decir que se debe presionar a la baja de los salarios del primer mundo, con el fin de que las diferencias no sean abismales. De esta manera los trabajadores extranjeros no tendrán el incentivo del salario para querer ir a los países occidentales. Esta es la idea de justicia social del sistema.10

Hay que socializar a la generación más joven en la cultura del libre mercado; para los más inteligentes, esta iniciación debe incluir una educación destinada a obtener una productividad elevada en el futuro. Debe haber para los principiantes abundantes empleos en consonancia con esa educación, además de suficientes empleos no cualificados y de baja remuneración con el fin de una mejor y más rápida socialización en la cultura del empleo de baja calidad.

Muchos de estos empleos se darán en el ámbito ecológico y medioambiental, donde los jóvenes pueden encontrar el medio de desarrollar sus actitudes antisistema, de modo que queden adecuadamente encauzadas sus rebeldías. Eso permitirá que cese la destrucción del sustrato medioambiental del sistema. El propio mercado debe estar a la vanguardia de la revolución ecológica poniendo la tecnología necesaria para ello. Ser ecologista puede no estar reñido con ser capitalista si se es inteligente y se sabe encauzar las demandas del mercado. Los productos bio y los reciclados son buen ejemplo de ello. Es posible la defensa de la naturaleza y el consumo de productos de multinacionales; ellas son las verdaderas ecologistas.

El Estado debe restringirse a facilitar las infraestructuras básicas y de seguridad que permitan a los ciudadanos su vida normal en el sistema. Pero nunca debe intervenir en la gestión o regulación de los mercados. Únicamente cuando éstos puedan estar en peligro, deberá intervenir para restablecer la neutralidad y la liquidez, como es el caso de empresas que quiebren y pongan en peligro la economía nacional. Los beneficios deben privatizarse mientras las pérdidas deben socializarse.

Para que esto se lleve a cabo, deben seguir existiendo las organizaciones internacionales e intergubernamentales que sirven al sistema. Además, será necesaria la creación de otras que las complementen y puedan tomar decisiones ejecutivas rápidas, con el fin de proteger el libre mercado, la circulación de capitales y los intereses de las empresas globales. Así mismo, será imprescindible la creación de un ejército a las órdenes de estas organizaciones para la intervención rápida en los lugares donde se conculquen los principios del libre comercio.

Otro de los elementos claves para la pervivencia del capitalismo es el problema demográfico. No cabe duda de que una elevada tasa de población sobre el planeta aumentaría vertiginosamente la deforestación y la contaminación, a la vez que disminuiría la calidad de la vida en las zonas urbanas y rurales. Por ello, las personas que no son aptas para la participación en el sistema, sea porque no quieren o no pueden, imponen una carga inaceptable demasiado pesada.

La única manera de garantizar la felicidad y el bienestar de la mayoría es que la población total de la Tierra sea proporcionalmente más pequeña. Para preservar el sistema neoliberal, debe reducirse la población; los pobres deben ser los estrictamente necesarios para el mantenimiento de la economía, el resto sobra, puede ser desechado.

El cierre del discurso

El discurso neoliberal tiende a cerrar las posibilidades ideológicas de su contestación. Los neocons que actualmente gobiernan el centro del imperio han urdido un plan muy claro para que se pueda llevar a cabo este cierre del discurso y la imposibilidad fáctica de alternativas reales.11 Se han desarrollado grupos de trabajo y fundaciones12 que promueven las ideas necesarias para que perviva el sistema. Se inocula en la sociedad global la idea de que el vigor económico, la competitividad y la globalización crearán las condiciones necesarias para que el mundo sea más justo y viva en paz.13

Pero para ello es necesario que la sociedad tenga claro que debe haber ganadores y perdedores, incluidos y excluidos, tanto dentro de cada país como entre los mismos países. Eso es así y es la única manera de organizar adecuadamente el mundo. Si lo hacemos bien cada vez habrá más ganadores y menos perdedores, más incluidos y menos excluidos.

Recogemos, a modo de resumen, siete pilares que requiere la globalización posmoderna actual para seguir existiendo tal cual según el citado Informe Lugano 14:

  1. El mercado global como principio organizador de la sociedad, sin ningún tipo de cortapisas, pero apoyado por algún tipo de poder ejecutivo que resuelva los problemas.
  2. Este poder ejecutivo debe encargarse de regular los mercados financieros, que a su vez permitirán el funcionamiento de ese ejecutivo mediante algún impuesto sobre los movimientos de capital, tipo tasa Tobin.
  3. Las empresas transnacionales se implicarán a fondo en el diseño de nuevas estructuras políticas y participarán activamente en su instauración. Sin embargo, no debe notarse que gobiernan directamente, como en la actualidad.
  4. El G8, la Unión Europea y Naciones Unidas podrán ser utilizados para ayudar a la constitución de un poder ejecutivo global que no repare en cortapisas humanitarias. El humanitarismo hay que dejarlo a las organizaciones no gubernamentales creadas para tal efecto.
  5. Los gobiernos nacionales deberán evolucionar hacia soluciones más prácticas que la democracia representativa. Los electores pueden cometer errores a la hora de elegir representantes y eso debe ser evitado. A la vez, los estados reforzarán sus competencias policiales, judiciales y represivas, con el fin de refrenar las posibles disidencias que forzosamente generarán tales medidas.
  6. El mecanismo militar de defensa y agresión será organizado en torno de una única agencia que controlará al Pentágono, a la OTAN y a las demás organizaciones similares, con el fin de ejercer un control absoluto sobre todas las opciones reales o posibles de agresión al sistema.
  7. Las tecnologías de la información y la comunicación son primordiales en la construcción y consolidación de este orden mundial. La tecnología de la información mejorará la vigilancia, la infiltración y la capacidad de causar problemas a la incipiente oposición.

Lo expuesto hasta aquí con cierto aire sarcástico es la pura realidad de lo que está sucediendo actualmente en el mundo global posmoderno. Cualquiera que quiera, puede asomarse a la ventana global que es internet y ver todo esto de forma clara y palpable. Mientras ellos maquinan día y noche cómo apropiarse del pan del pobre, otros deben pensar en cómo cambiar esta situación. Es lo que toca ahora.

ALTERNATIVA EN EL SISTEMA: UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE

Existe un amplio abanico de movimientos y pensadores que no está de acuerdo con la sentencia que afirma la imposibilidad de alternativas y el cierre del discurso. Sí es posible una alternativa, aunque está limitada por las características y las circunstancias. Tal visión del mundo cree que es posible mejorarlo sin ningún cambio drástico, es decir, que es posible reformar las instituciones, las políticas y las conciencias con el fin de mejorar este mundo existente. Su lema podría ser "otra globalización es posible". Para ello debe ser criticada la globalización de las empresas, salvado lo salvable, y proponer las alternativas.

Los agentes de la crítica al sistema actual

En los últimos quince años se han ido constituyendo una serie de movimientos ciudadanos a lo largo y ancho del mundo, con el propósito de manifestar su oposición a esta forma de globalización. Estos movimientos son necesariamente heterogéneos, han nacido desde posicionamientos y realidades vitales diferentes y lo único que les une es buscar alternativas a la mundialización. Su voz se ha hecho oír, sobre todo, como protesta a las reuniones mundiales de los gestores de la globalización.

Ya sea en Seattle, en Génova o en Barcelona, siempre que hay una reunión de las instituciones garantes de la globalización, allí están millones de personas dispuestas a manifestarse contra ellos. Y esto es lo que verdaderamente les une, el contra; muchas veces, sin tener un programa común, ni tan siquiera una estrategia semejante, pero siempre teniendo en frente al mismo enemigo.

Con el paso del tiempo, estos movimientos han ido creando estrategias comunes y foros donde poner en claro lo que les une, más allá del enemigo común. Fruto de tales esfuerzos han sido los distintos foros internacionales de movimientos antiglobalización o contra esta globalización. Y sus conclusiones han sido puestas en negro sobre blanco en Alternativas a la globalización económica, elaborado por el Foro Internacional sobre Globalización. 15 En este foro se nos indica contra quienes están y en favor de qué.

Están contra los globalistas corporativos, es decir, contra las empresas transnacionales, las instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Mundial, BM, la Organización Mundial del Comercio, OMC, y los gobiernos que dirigen la globalización, principalmente el G8. El propósito de los globalistas corporativos es acelerar las tendencias globalizadoras, como si se tratara de la panacea que resolverá todos los problemas.

Según ellos, hay que salvaguardar las inversiones y la propiedad privada, al tiempo que se eliminan las barreras al libre comercio, la libre circulación de bienes y capitales. Por ello, están de acuerdo en que hay que debilitar el poder de los estados, reduciéndolos a meros gestores de los servicios básicos que permitan la existencia del libre mercado. Los verdaderos motores y agentes de la globalización son las empresas globales: a ellas hay que abrir todas las puertas y quitar todas las trabas.

Los movimientos ciudadanos que componen el Foro ven la realidad de otra manera muy diferente. Centrados en las personas y en el medio ambiente, ven un mundo sumido en una crisis de tal magnitud que amenaza el tejido de la civilización y la supervivencia de la misma especie humana. El mundo está lleno de desigualdades, dicen, que aumentan a toda velocidad. Las relaciones de confianza mutua y los sistemas de protección han sufrido una merma enorme, con la subsiguiente pérdida de paz social.16 Esta situación no es el fruto de un proceso histórico inexorable, como afirman los globalistas corporativos, sino "la acción intencionada de un sistema político corrupto entregado al dinero de las grandes empresas".17

La propuesta del Foro Internacional sobre Globalización es claramente reformista, no rupturista. Coincide con la economía capitalista globalizada en la necesidad del sistema de producción empresarial pero sujeto a accionistas locales, y por tanto a las necesidades del mercado local o nacional. Su apuesta es contra las megacorporaciones que imponen sus intereses privados al mundo entero y lo someten a su tiranía. Creen los del Foro ingenuamente que el sistema, si se parcializa atendiendo a las necesidades democráticamente elegidas, funcionará mejor, acabará con la pobreza y respetará el medio ambiente.

Esa es una propuesta a medio camino entre David Schweickart y John Rawls, entre la democracia económica y la justicia liberal.18 No hay una crítica radical al sistema que inexorablemente -ahora sí- produce miseria para crear riqueza. Vivimos un sistema que utiliza las empresas globales para extraer la riqueza mundial para unos pocos, mientras sume a la inmensa mayoría en la pobreza. Lo que pretenden estos movimientos ciudadanos es hacer la tortilla sin cascar los huevos, como les diría Milton Friedman. Si se es capitalista se es con todas las consecuencias, no hay medias tintas.

Lo que proponen es un remedo de socialdemocracia global, pero esto es imposible, toda vez que el capitalismo no tiene incentivos para dejar caer migajas a los trabajadores o a los excluidos. Eso era posible en los años del Welfare State, cuando los sindicatos y los anticapitalistas amenazaban con el lobo soviético. Hoy ya no da miedo y lo único que se puede hacer, como hacen los sindicatos, es negociar si se reparte un euro o medio entre las clases bajas.

Si se abraza el sistema capitalista, como hacen los movimientos ciudadanos, hay que asumir sus consecuencias. El modelo capitalista no es el único, pero una vez adoptado sus consecuencias son inevitables: concentración del capital, explotación desaforada de los recursos y pauperización progresiva de la mayoría de la población. Pensar que desde el mismo sistema se puede transformar es como pensar que a un gato se le puede enseñar a ladrar. Como decían los clásicos, el hacer se sigue del ser, y el capitalismo es el robo estatuido socialmente.

Preservar la globalización

La alternativa en el sistema, es decir, sin salir del marco categorial del capitalismo que se propone en el Foro Internacional sobre Globalización, pretende hacer de la globalización un proceso de integración de los pueblos, las culturas y las ideas. Es una preservación del nivel básico de la globalización, pero poniendo unos límites precisos a aquellos elementos que en ningún caso pueden formar parte de la globalización económica.

Es lo que se denomina los comunes, aquellos aspectos de la vida en el planeta que no pueden ser parcializados ni privatizados por pertenecer a todo el colectivo humano. Entre ellos figuran el aire que respiramos, el agua dulce, los mares y océanos, la biodiversidad de plantas y animales en el mundo, los genes que todas las criaturas transmiten a las generaciones siguientes, las reservas de conocimiento humano tradicional, los sistemas de apoyo comunales, el espacio público, las lenguas y culturas compartidas, en fin, todo aquello que por naturaleza nos pertenece evidentemente a todos.

También hay que añadir los comunes modernos. Si los anteriores son los tradicionales, aquellos que siempre han estado ahí y han pertenecido a todos los habitantes del planeta antes de la llegada del capitalismo en el siglo XV, ahora, en las sociedades modernas han hecho su aparición una serie de elementos que deben ser considerados como pertenecientes a todos los pueblos y seres humanos individuales. Hablamos de los derechos universales declarados por Naciones Unidas: el derecho a la educación, la sanidad, la alimentación o la seguridad.

Son los famosos derechos de segunda generación, a los que hay añadir los de tercera generación, entre los que se encuentran los comunes tradicionales. En definitiva, el principio básico que rige este pensamiento es:

    Cualquier sistema de comercio global necesita reconocer y dar prioridad a la idea de que no todos los aspectos de la experiencia se deben someter a sus normas centralizadas, y de que muchos aspectos nunca se han de incluir en el comercio ni la inversión globales de ningún tipo, ni en las normas que rigen a uno y otra. 19

La idea rectora de esta alternativa se centra en poner límites a la globalización, pero manteniendo el proceso de base. Según ellos, es suficiente con sacar del comercio mundial aquellos elementos básicos para el desarrollo de la vida humana en el planeta. Es una propuesta deudora de la tradición crítica kantiana seguida en el siglo XX por Hans Jonas en su Principio de responsabilidad. Son los nuevos imperativos categóricos que tendrían la formulación siguiente: "Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra." Éste sería el positivo. El negativo diría: "Obra de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esa vida."20

Estos imperativos tienen una virtud de poner a cada uno ante su propia responsabilidad en relación a las consecuencias de su acción; pero también tienen un vicio: no ponen al mismo nivel las responsabilidades globales y estructurales, es decir, que el pecado estructural queda encubierto en los pecados individuales y se diluye en ellos. Si realmente queremos que una situación injusta o pecaminosa cambie, debemos atender a la vez el pecado y el reato de la pena. Si no sanamos in radice, la enfermedad continuará.

Los defensores de esta alternativa propugnan una serie de políticas coherentes con los principios expuestos que pueden resumirse en cinco epígrafes.21 El primero pretende definir de forma limitada la autoridad de los acuerdos comerciales, de manera que las empresas globales no puedan ejercer ningún tipo de autoridad sobre los comunes básicos para la vida humana. No se debe permitir que los acuerdos comerciales y de inversión obliguen a los gobiernos locales a privatizar servicios públicos como están haciendo hoy las grandes corporaciones como Coca-Cola y Nestlé, que han conseguido hacerse con los derechos sobre los recursos hídricos de varios países sudamericanos.

Las decisiones sobre los recursos de propiedad común y sobre los servicios públicos deben tomarse en el ámbito local o nacional dependiendo de si se trata de comunes locales o nacionales. Con esta medida se pretende que sean los afectados por las consecuencias directas los que tomen las decisiones. Si los que toman estas decisiones se comportan de forma racional, como pretenden estos neokantianos, las decisiones tenderán a la conservación del medio ambiente y a la pervivencia de la vida, pero esto no es siempre así: en muchos casos las decisiones tomadas en el ámbito local perjudican a la naturaleza y a la vida futura.

El tercer epígrafe dice que nada que sea fundamental para la vida y la supervivencia humana se debe privatizar ni monopolizar. Hablamos de la atmósfera, cada vez más contaminada, principalmente por unos pocos; el material genético al que Monsanto ya ha intentado patentar; los mares y océanos, cada vez más degradados por los residuos peligrosos y los vertidos contaminantes. Se trata de no permitir que algunos se beneficien a corto plazo de lo que es de todos para siempre.

El último de estos epígrafes manifiesta la necesidad de llegar a acuerdos internacionales que protejan los comunes globales. No es posible protegerlos local o nacionalmente; es necesario que aquellos que tienen una dimensión global sean protegidos por una instancia mundial. Lo contrario es imposible. Pensamos en el caso de los residuos tóxicos que deben ser reciclados y guardados en lugares seguros en Occidente, pero que en países pobres se aceptan esos residuos sin tratar y se almacenan sin control. Es el libre comercio: nosotros pagamos y ellos cobran, sin consideración de los acuerdos internacionales.

Estas propuestas políticas están muy bien intencionadas, pero creemos que no tienen en cuenta las implicaciones sistémicas de lo que proponen. Si realmente quieren acabar con los problemas de la globalización es imposible mantener el sistema que los provoca. Si no curamos el cáncer de raíz, éste seguirá reproduciendo los perniciosos efectos. La propuesta exige la puesta en práctica de un super ejecutivo global que aplique las leyes y proteja al planeta y a sus habitantes, lo cual no está muy lejos de lo mismo que están proponiendo hoy los neocons.

Los diez principios para las sociedades sostenibles

Para concluir con esta propuesta expondremos los diez principios básicos para la existencia de una sociedad global sostenible ecológica y económicamente. 22 Son diez principios que permitirían mantener la vida humana en el planeta Tierra sin hacer cambios profundos en el modelo sistémico global. Tal es el talón de Aquiles de la propuesta, pero los diez principios son tan obvios para cualquier ser racional que creemos importantes recogerlos aquí.

La nueva democracia

Se trata de crear una nueva democracia que no sea la democracia formal burguesa basada en el voto de los ciudadanos cada cuatro años. El principio de la nueva democracia significa crear sistemas de gobierno en los que, en las tomas de decisiones, se dé el voto a quienes tengan que asumir las consecuencias de aquéllas. Significa limitar también los derechos y el poder de los propietarios absentistas, y asegurar que quienes tienen el poder y toman las decisiones sean responsables de los daños que sus decisiones produzcan. Principalmente hay que limitar el poder de las empresas globales que nunca pagan las consecuencias de sus acciones.

La subsidiaridad

La tendencia de la globalización es la de saltarse las instancias intermedias en la toma de decisiones. Cada vez más asuntos de nuestra vida los deciden instancias internacionales o globales en las que no podemos influir de ninguna manera. Es necesario crear nuevas normas y estructuras que deliberadamente favorezcan lo local y sigan el principio de subsidiaridad, es decir, el de que cualquier decisión que se pueda tomar y llevar a cabo localmente se lleve a cabo en ese ámbito.

La sostenibilidad ecológica

La actividad económica debe ser ecológicamente sostenible. Ha de permitir satisfacer las auténticas necesidades de hoy sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de seguir satisfaciendo esas mismas necesidades. En este sentido, la globalización económica se ha demostrado intrínsecamente perversa para el medio ambiente. Su producción y consumo sólo obedece al máximo beneficio en el mínimo tiempo posible, sin importarle nada de lo que suceda al medio natural.

Se hace imprescindible un modelo de sostenibilidad ecológica en el cual el grado de uso de los recursos renovables no exceda su grado de regeneración. Si esto se diera, la sostenibilidad sería un hecho, pero la apuesta no es la sostenibilidad ecológica, sino el desarrollo sostenible, lo cual no deja de ser una contradicción en los términos; a estos niveles, cualquier desarrollo es insostenible; debemos tender hacia el crecimiento 0 de la economía y eso no es posible en el capitalismo.

El patrimonio común

Nos referimos a los comunes tratados antes. Hay una serie de recursos patrimoniales que son comunes a toda la humanidad, empezando por el agua, el aire, la tierra, los bosques, la pesca en los océanos. Además, decíamos que la cultura y el conocimiento también son comunes a la humanidad porque son creaciones universales. Junto a éstos, la sanidad, la educación y la seguridad son fundamentales a nivel mundial. Estos comunes que conforman un patrimonio de la humanidad universal deben ser protegidos y conservados por las legislaciones nacionales e internacionales, con el fin de preservar la vida humana en el planeta en las generaciones futuras, dueñas como nosotros del patrimonio colectivo.

La diversidad

Sin una verdadera diversidad cultural, biológica, social o económica no hay posibilidad de una vida digna, sana y humana. La diversidad es la clave de los sistemas vivos, sean éstos biológicos o sociales. Las grandes corporaciones sólo ven en la diversidad una pura ineficiencia. Lo suyo es la uniformidad y la inclusión de todo dentro de unos patrones de producción y venta. Frente a esto, hay que luchar vivamente por mantener la diversidad del planeta, porque es la fuente de vitalidad y salubridad en todos los aspectos.

Los derechos humanos

El reconocimiento efectivo de los derechos humanos es la base mínima sobre la que se asienta el futuro de una sociedad sostenible. Los derechos humanos son el mínimo denominador que puede unificar las distintas culturas y civilizaciones y la base sobre la cual crear la nueva democracia que sustente el resto de principios.

Trabajos, medios de vida y empleo

Estos tres derechos ya están recogidos en los derechos humanos, pero hay que subrayar su importancia ante el ataque sistemático de la globalización del capital. No es algo reconocido por la práctica que todo el mundo tenga derecho a un trabajo digno, a los medios que aseguren su vida o al empleo justamente remunerado. Hoy hay que afirmarlo frente a las grandes corporaciones que tienden a romper las relaciones laborales y el mismo concepto de trabajo.

Garantía y seguridad de los alimentos

No hablamos aquí del derecho a la alimentación, que es obvio, sino del derecho a que los alimentos estén garantizados y su seguridad también. El control monopolista de los alimentos y las semillas hace que las comunidades locales pierdan ese control y su seguridad alimentaria quede notablemente reducida. Debe evitarse la pérdida de la agricultura tradicional y la extensión de los monocultivos transgénicos controlados por las grandes empresas.

La equidad

La globalización hace cada vez más grande la sima abierta entre países enriquecidos y empobrecidos. Para reducirla hay que cancelar las deudas contraídas normalmente por gobiernos corrompidos por las grandes empresas. La equidad supone que las relaciones internacionales se den en condiciones de igualdad entre países y entre ciudadanos. Los mercados están controlados por aquellos que tienen los medios para pagar y no cuentan quienes no disponen de ellos. Es el caso de los medicamentos: sólo se investiga lo que es beneficioso económicamente, es decir, las enfermedades de los ricos y no las de los pobres, quienes no podrían pagar las medicinas.

El principio de prevención

Cuando una práctica o un producto suponen una amenaza potencialmente grave o un perjuicio para la salud humana o medioambiental, hay que emprender acciones preventivas para limitarla o prohibirla, aunque no exista certeza científica de si realmente va a producir o no ese daño. Es cuestión de aplicar el sentido común a la vida económica y ecológica del planeta; es actuar como si la vida de un hijo se fuera en ello. Con este criterio se evitarían muchos males.

Estos diez principios son la versión opuesta a lo que representa la globalización económica de las grandes multinacionales: son su negativo exacto, por lo cual nos parece muy recomendable su puesta en práctica, pero creemos que es insuficiente. El ser su negativo implica que guarda cierta imagen de la globalización económica del capital, y lo que tiene de imagen lo tiene de semejanza. Por ello no puede ser una alternativa definitiva a la globalización actual. Necesitamos otra alternativa más radical y global. Ésta puede ser un paso gradual para llegar a aquélla. Nos dice que este mundo es mejorable, esta organización puede mejorar sin cambiar, pero no creemos que eso sea definitivo; como creyentes sólo creemos en los cielos nuevos y la tierra nueva donde habite la justicia. El resto es transitorio, como la siguiente propuesta alternativa.

ALTERNATIVA AL SISTEMA: OTRO MUNDO ES POSIBLE

La tercera y última de las alternativas sociales al sistema globalizador en vías de extinción propia o en vías de extinción de la vida planetaria es una alternativa al sistema, no dentro del sistema. Los proponentes son conscientes de que no hay alternativas dentro del sistema globalizado actual y de que no hay posibilidad de mejorar el mundo que nos proponen; de que la única posibilidad real es la salida del ámbito de desarrollo de la globalización posmoderna y la propuesta de otro mundo como posible y necesario.

La red ciudadana de alternativas

En los últimos años ha nacido una especie de "movimiento de movimientos" que quiere ser la expresión de una protesta masiva y global al sistema imperante actual que está acabando con el planeta y con la vida de millones de seres humanos. Este macro movimiento tiene sus manifestaciones más palpables en las reuniones anuales celebradas, ya sea para oponerse a las de los grandes gurúes de la globalización o para ahormar un proyecto alternativo. De estos movimientos han nacido dos grandes proyectos: de un lado, el Forum Social Mundial, FSM; y de otro, el Forum Mundial de Alternativas, FMA.

El nacimiento del FSM tiene su origen en la necesidad de plantear alternativas sociales al Foro Económico Mundial de Davos, en el que se reunían los principales responsables del capitalismo global desde 1971, para la orientación de la economía mundial. Ante esto, nació el proyecto el otro Davos. Como fruto de la asociación católica brasileña Justicia y Paz, dependiente del episcopado brasileño, surge el FSM, reunido en la ciudad de Porto Alegre, por primera vez, en enero de 2001, por lo cual se conoce también como Foro de Porto Alegre. Es la más importante red de movimientos internacionales alternativos a la globalización económica y social. Se define a sí misma como "un movimiento internacional aglutinante de alternativas al neoliberalismo y en pro de un nuevo orden social, propiciando el encuentro de propuestas múltiples y diversas".23

La organización de este movimiento de movimientos quiere desvincularse de los partidos políticos. por ello, para pertenecer al FSM hay que aceptar una "carta de principios". En ella se afirma la identidad del FSM como un "espacio" de reflexión sobre alternativas a la globalización neoliberal, intercambio de experiencias y articulación de movilizaciones. Pueden formar parte del FSM las organizaciones que "se oponen al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo".24

El FSM defiende la democracia, el pluralismo y la diversidad. Se opone al totalitarismo y rechaza explícitamente a las organizaciones que atentan contra la vida de las personas como método de acción política. Estos principios han provocado el rechazo tanto de los que defienden el capitalismo, por ilusos, como de los sectores anarquistas y marxistas, por reformistas. Pero han conseguido crear un marco adecuado para la integración de grupos heterogéneos que proceden de los distintos ámbitos sociales, religiosos, políticos o económicos, todos unidos por la búsqueda y construcción de alternativas a la globalización neoliberal.

Para buscar las respuestas adecuadas hay que plantear correctamente las preguntas: ¿cómo construir un sistema de producción de bienes al servicio de los pobres? ¿Qué tipo de comercio resulta justo internacionalmente? ¿Cuál es el sistema financiero adecuado? ¿Cómo se promueven los derechos humanos? ¿Cómo garantizar la biodiversidad y la diversidad cultural? ¿Cómo resolver los conflictos internacionales? Es un programa amplio, global y plural en el que se pretende cambiar el sistema cambiando sistemáticamente de forma de actuar. La guía es el respeto, la democracia, la justicia y la solidaridad.

De esta manera, los movimientos que se aglutinan en el FSM constituyen una amenaza para el sistema de dominación imperante, pues van más allá de la dinámica anterior de las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, combinando la acción directa, la desobediencia civil, la toma del espacio urbano, el boicot y las estrategias de no violencia activa, al estilo de Gandhi, uno de sus inspiradores. En palabras del propio Foro:

    El FSM se asemeja a un dique que frena la marea expansiva del neoliberalismo capitalista mundial. Éste parecía no tener obstáculos y hoy sufre una fuerte deslegitimación desde este polo alternativo mundial que no sólo destapa sus agresiones, sino que lo desafía con sus propuestas. La opinión pública puede conocer un proyecto social mundial centrado en el ser humano y no en la obtención de más y más beneficios. El lema "otro mundo es posible" condensa acertadamente el surgimiento de una nueva esperanza y de una potente energía militante a escala planetaria. 25

El FSM está realizando la labor de unir en un mismo espacio a distintos grupos muy heterogéneos y con muchas y diversas procedencias. Ante esto, y dentro mismo del movimiento de movimientos nació en 2003 el proyecto del FMA con la intención de unir a una serie de investigadores y pensadores de todo el mundo para plantear alternativas a la globalización.

Los directores del FMA son dos reconocidos investigadores internacionales, Samir Amin y François Houtart. Ambos dirigen un proyecto que pretende informar cada año del estado de las alternativas 26, y articular una propuesta seria que realmente ponga en cuestión el sistema neoliberal. Sus posiciones son contrarias a las dominantes neoliberales, que producen la polarización de la riqueza, deterioro de la situación de los trabajadores, especialmente las mujeres, y destrucción imparable del medio ambiente. Para evitar el neoliberalismo, el FMA pretende abrir espacios de análisis que alimenten las alternativas económicas, políticas y culturales que generen las estrategias de lucha para las víctimas de la globalización. En sus propias palabras, nos explican lo que les une y diferencia del FSM del que nacieron:

    Lo que podría ser otro mundo, según la expresión del Foro Social Mundial, permanece desconocido, porque nosotros creemos que las evoluciones históricas -sean positivas o negativas- son llevadas a cabo por actores y son producidas, ante todo, por la transformación de las relaciones sociales, caracterizadas en la actualidad por una profunda desigualdad entre las fuerzas presentes. En resumen, se trata de luchas sociales. Y lo son, aunque las ideas y las teorías puedan ser consideradas superfluas: porque ellas forman parte integrante de las fuerzas materiales que conforman la historia. Él va y viene entre teoría y práctica, entre pensamiento y acción, entre inspiración y concreción, permanece como una exigencia inevitable para todos aquellos que quieran "cambiar el mundo". 27

Como vemos, su intención es ir un paso más allá del FSM, creando las posibilidades reales, en la interpenetración de teoría y praxis, para las alternativas a la globalización económica, política y social del neoliberalismo globalizado. Veamos a continuación cuáles son las críticas que se hacen a esta organización del mundo tan perniciosa que es la globalización neoliberal.

El nuevo desorden mundial

La situación actual puede calificarse perfectamente como un desorden mundial organizado, para que algunos países y algunas minorías en esos países se apropien de los recursos, los beneficios y las riquezas del planeta entero, a costa de la inmensa mayoría de la población. El sistema funciona con un nombre muy claro y preciso; no por casualidad se llama capitalismo, y en la actualidad, capitalismo globalizado, que es necesariamente polarizante de la riqueza y la pobreza; el desorden establecido crea unas islas de riqueza en un océano de miseria. Las periferias nunca podrán obtener las riquezas que tiene el centro del sistema, sencillamente porque está organizado de esa determinada manera.

Los participantes en el FMA tienen muy claro que nunca podremos acabar con la injusticia, la pobreza y el deterioro del medio ambiente mientras continuemos dentro del paradigma de desarrollo del capitalismo globalizado. Su estrategia es establecer una estructura monopolística que aglutine todas las posibilidades de creación y mantenimiento de la riqueza para el centro del sistema. Esta estructura tiene cinco monopolios28:

- El primero es ejercido en las áreas de la tecnología, y exige gastos gigantescos que únicamente un Estado grande y rico puede pensar en sostener.

- El segundo monopolio se ejerce sobre el control de los flujos financieros a nivel global. Los ahorros están centralizados mediante la intervención de las instituciones financieras cuyo campo de operaciones es en la actualidad todo el planeta. Son estas entidades las que forman el llamado capital financiero, que es el segmento más globalizado del capital y actúa siempre en función del centro del sistema.

- El tercer monopolio es el del acceso a los recursos naturales del planeta. Los peligros que la masiva explotación de dichos recursos presenta para el planeta, peligros que el capitalismo globalizado -al estar basado en nada más que una racionalidad social a corto plazo- no puede superar, refuerzan el significado del monopolio que ejercen los países ya desarrollados, cuya única preocupación es impedir que otros adopten sus propias prácticas de despilfarro.

- El cuarto monopolio es ejercido en el campo de las comunicaciones y los mass media, que no sólo contribuyen a la homogeneización de la cultura mundial que transmiten en sus niveles más bajos, sino que abren también las puertas a nuevas formas de manipulación política.

- Y el último pero no menos importante, es el monopolio de las armas de destrucción masiva. Estos cinco monopolios definen el marco dentro del cual se expresa el nuevo desorden mundial que garantiza la pobreza y miseria para la mayor parte de la población.

Este desorden es nuevo, porque no se comporta como el anterior orden mundial. En la actualidad estamos asistiendo a la configuración del nuevo orden internacional que se plantea como una redistribución del poder mundial sobre las bases del militarismo y la fuerza, que tienen su razón de ser en una cultura del miedo. Lo que se percibe es una clara orientación imperialista de los distintos gobiernos estadounidenses en el transcurso del último medio siglo, tras la segunda Guerra Mundial, con el objetivo de asegurarse la supremacía global, con utilización de métodos de esos que ellos mismos denominan terroristas, como golpes de Estado, asesinatos selectivos de personalidades, ataques a población civil y un largo etcétera. La última de estas fases la vivimos con el conflicto de Irak y su epígono iraní, mediante la conculcación del orden internacional vigente.

El nuevo desorden internacional se fundamenta sobre el valor del miedo al enemigo, como coartada de una militarización creciente y el desaforado gasto militar, como hemos visto desde los enigmáticos sucesos del 11 de septiembre. Tras estos ataques, el presupuesto de defensa americano se ha multiplicado por diez en los últimos cinco años, situándolo en valores similares a los años de la Guerra Fría. Pero lo más preocupante consiste en que a nivel mundial la escalada armamentística es descomunal, llegándose a la dolorosa paradoja de que hay lugares del mundo donde no faltan las armas para combatir, mientras que los niños mueren de hambre, como ocurre en Sudán. Esta situación nos puede conducir a la barbarie absoluta cuando se conjuga el militarismo y el miedo al otro, como nos dice Oller Sala:

    [...] militarismo y ver al otro, al diferente, como enemigo, llevan inexorablemente a la barbarie y a la destrucción, a la limpieza étnica, a nuevos Auschwitz donde se vulnera la dignidad humana y se reduce a la persona a una mera cifra (Guantánamo), a las torturas y vejaciones como las que han salido a la luz en relación a los prisioneros iraquíes. La libertad no se puede construir sobre campos de concentración ni sobre la opresión de pueblos conquistados. 29

Sobre esos pilares se está construyendo el nuevo desorden mundial. Son pilares inhumanos que nos pueden poner en una situación crítica, sea cual sea el resultado final, pero hemos de analizarlo desde la perspectiva histórica. Vemos que este proceso no ha dejado de repetirse históricamente. La muerte y el odio del otro y el diferente, la agresión como forma de conquista y dominio, y las atrocidades cometidas contra la humanidad son un rosario macabro de la historia, principalmente de la historia moderna desde el siglo XV, pero comenzado en la era de los grandes imperios, hace unos cinco mil años.

Este al que asistimos, no es sino el colofón final. Auschwitz no es un punto final ni tampoco algo incomprensible, cuya sola explicación lo justificaría, sino es un hito más en la historia de ignominia humana.

Modelo de sociedad alternativa

Ante el proyecto de desorden mundial que nos propone la globalización, los movimientos del FSM han elaborado una serie de propuestas que pueden resumirse en un conjunto de fundamentos30:

  1. La dignidad inviolable de todo ser humano, lo cual exige equidad. Ello conlleva construir una sociedad mundial con un reparto justo de los recursos entre todos los habitantes del planeta, rompiendo la estructura centro-periferia que gobierna la globalización.
  2. El patrimonio común de la humanidad, que está constituido por un conjunto de bienes universales que en modo alguno pueden ser mercantilizados, privatizados y patentizados, pues son de propiedad colectiva. El acceso universal a esos bienes es un derecho básico. Toda sociedad debe asegurar servicios básicos a su población, para instaurar una vida humana de calidad en las áreas fundamentales de la vida: salud, educación, seguridad social, vivienda, energía o renta básica. No pueden someterse estos servicios a la lógica del mercado.
  3. La democracia radical, que implica imponer la soberanía popular sobre todas las decisiones políticas y económicas. La instauración de una democracia participativa debe sobrepasar la mera democracia liberal constituida en parlamentos pluripartidistas y llegar hasta la raíz de la democracia: la participación popular en todos los órdenes de la vida.
  4. La sustentabilidad ecológica, base para la reproducción de la vida y requisito imprescindible para la solidaridad intergeneracional, debe estar regida por el principio de precaución y los modelos de desarrollo alternativos.
  5. La no violencia, fundamento de la vida en comunidad, es el medio adecuado para la resolución de conflictos políticos, sociales o culturales.
  6. El respeto de la identidad y la diversidad como forma de frenar la homogeinización capitalista de las culturas y los pueblos. La diversidad, la tolerancia y el pluralismo son imprescindibles para la vida colectiva y un planeta habitable.
  7. La subsidiaridad que articula la soberanía popular en lo local alienta la democracia participativa e inspira la descentralización y la proximidad política.
  8. La economía al servicio de la persona humana, de la satisfacción de las necesidades básicas y de la primacía del factor trabajo sobre el factor capital; esa que rechaza al sistema económico que tiene como objetivo la acumulación de plusvalía y beneficio. Es una economía solidaria y popular, absolutamente anticapitalista en un sentido literal, porque las personas valen más que el capital.
  9. El derecho a la cultura, como un derecho inalienable de los pueblos y de las tradiciones culturales. Para ello hay que aumentar la calidad y la democratización de los mass media, que son responsables en gran medida del desorden establecido.
  10. La solidaridad como antropología de la ternura social. Frente a la ley de la selva, fortalecida por la globalización neoliberal y su prototipo de hombre acumulador, meritocrático e individualista, los movimientos del FSM levantan el principio de fraternidad, sea en su vertiente religiosa o laica republicana. El hombre que emerge del FSM es el ciudadano afectado por el dolor y la injusticia, sensible ante la vulnerabilidad y el sufrimiento, dispuesto a la rebelión activa contra las opresiones, capaz de convertir en propios los problemas de los empobrecidos de la Tierra.
  11. La creación de estructuras sociales donde los ciudadanos puedan vivir realmente la libertad, igualdad y fraternidad, valores estos que aglutinan los principios que rigen el FSM, y que deben ir siempre unidos, pues la falta de uno de ellos haría del proyecto de globalización alternativa una desvirtualización del mismo.

Estos once fundamentos son los pilares desde los que construir la sociedad alternativa según la idea de los movimientos del FSM. Son unos fundamentos generales con algunas propuestas concretas que suponen una base sobre la cual edificar las alternativas globales. La problemática es muy compleja y su dificultad muy grande, pero sí existe la posibilidad de ofrecer otro mundo como alternativa a éste.

Es evidente que este mundo es imposible, el mundo globalizado capitalista se cae y con él se llevará al planeta entero, si no somos capaces de establecer una realidad diferente. En nuestras manos, pies, corazón y cabeza está el que pueda llegar a ser posible. Quizás otro mundo sea difícil, pero si no lo pensamos siquiera, será imposible.

Hemos de empeñarnos en que otro mundo sea real: el mundo del que habla el Evangelio, el mundo al que Jesús llamó Reino de Dios. Nosotros creemos que las aportaciones de todos los movimientos alternativos son necesarias, pero insuficientes. Falta cierta perspectiva que está en el Evangelio y debe ser tematizada. Ésta será nuestra labor en ulteriores reflexiones.


Pie de página

1Cfr. Houtart, "Las alternativas creíbles del capitalismo mundializado".
2Pueden verse mis artículos "Alternativa cristiana al (des)orden mundial: logos, imperio y cristianismo" (Revista Iberoamericana de Teología 5, 2007), 69-90; "Una alternativa cristiana a la globalización posmoderna" (Carthaginensia 23, 2007), 1-44. También puede consultarse "Iglesia vs Globalización. Hacia la civilización del amor" (Veritas: revista de filosofía y teología 18, 2008), 181-208. Además, "Religión en un mundo globalizado", ponencia para las XXI Jornadas de teología del Instituto Teológico de Murcia (Carthaginensia). En todos estos trabajos he pretendido situar la teología y la misma misión eclesial como una alternativa radical a esto que llamamos globalización desde los presupuestos de nuestra fe y con el Reino de Dios como meta y aliento crítico de la propia teología en el mundo actual.
3Nos dice Joseph Ratzinger que la Iglesia, con los Syllabi de Pío IX y Pío X "se quitó a sí misma la posibilidad de vivir lo cristiano como actual, por estar excesivamente apegada al pasado (El nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una eclesiología. Barcelona: Herder, 1972), 305. Hoy puede suceder algo semejante respecto de la teología, que por vivir demasiado apegada a las fórmulas tradicionales, puede quitarse la posibilidad de vivir lo teológico como actual.
4Fukuyama, El fin de la historia.
5Esto nos lo explica adecuadamente Hinkelammert cuando nos dice que "la sociedad capitalista produce la riqueza socavando las fuentes de la producción de la riqueza", es decir, que convierte al ser humano que trabaja en un mero producto llegando a someterse "incondicionalmente a lo que dicta el mercado". Cfr. "Pensamiento crítico y crítica de la razón mítica", 408-409.
6Cfr. Moreno Villa, Cuando ganar es perder, 97.
7El famoso "libre mercado" no es sino una idealización capitalista de su sistema autogenerador. En su demoledora crítica a la teoría de equilibrio de mercado de Hayek, Hinkelammert nos da la clave de bóveda donde se asienta el constructo ideológico del capitalismo, su idealismo perverso. A partir de una teoría ideal de competencia perfecta, la realidad debe tender a su aproximación, es decir, que "se idealiza un fenómeno empírico y se concluye que éste se acerca a esa su idealización", Hinkelammert, Crítica de la razón utópica, 138.
8Las ideas sobre la sacralidad del mercado han sido elevadas a dogma por la escuela de Chicago con los Friedman a la cabeza. En concreto, puede verse Friedman y Friedman, Libertad de elegir, 27-63, en donde elaboran el mayor panegírico sobre "el poder del mercado".
9Tomamos los datos del crítico y ácido Informe Lugano en el que Susan George analiza las condiciones de posibilidad de la pervivencia del capitalismo global. Cfr. George, Informe Lugano, 81-84.
10Cfr. Stiglitz, El malestar en la globalización. Nos hemos inspirado en la acertada crítica de este antiguo servidor del sistema como subdirector del Banco Mundial. Sus críticas nacen desde el conocimiento profundo de haber participado en la toma de decisiones y de haber visto cómo se hacía y cuán mal resultaba. Especialmente nos referimos a las páginas 49-121.
11El plan ha sido desarrollado por el Project for the New American Century. Desde el año 2000 hasta agosto de 2007 se podía consultar la web http://www.newamericancentury.org, pero ha sido suspendida sin dar ninguna explicación. Allí se nos decía como introducción: "El proyecto para un nuevo siglo americano es una organización educativa sin ánimo de lucro dedicada a algunos asuntos fundamentales: la existencia del liderazgo americano es buena para América y para el mundo. Tal dirección requiere fuerza militar, energía diplomática y fuertes principios morales." El mantenimiento del actual sistema requiere la aplicación de políticas militares, económicas y morales que lleven al mundo de buena gana a esa situación.
12Cfr. The Heritage Foundation, en http://www.heritage.org.
13Esto es lo que Beck ha denominado "metafísica del mercado mundial" o la subordinación de todos los ámbitos de la vida humana a la globalización económica, trayendo ésta el bienestar absoluto. Cfr. Beck, ¿Qué es la globalización? 163-165.
14George, Informe Lugano, 112-114.
15Cavanagh y Mander, Alternativas a la globalización económica.
16Cfr. Ibid., 17.
17Ibid., 18.
18Cfr. Schweickart, Más allá del capitalismo; y Rawls, Teoría de la justicia. Éste último pretende que el estado de naturaleza ha creado a unos en una determinada posición social de privilegio que no es en sí "ni justa ni injusta" (124). Que unos sean ricos y otros pobres no se debe a una estructura social injusta sino al punto de partida. Parece que el famoso "velo de ignorancia" recae sobre el conocimiento que Rawls tiene sobre el estado de cosas en el mundo.
19Cavanagh y Mander, Alternativas a la globalización económica, 109.
20Jonas, El principio de responsabilidad, 40. En expresión más kantiana aún: "Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la futura integridad del hombre." O bien: "No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra."
21Cavanagh y Mander, Alternativas a la globalización económica, 132-134.
22Cfr. Cavanagh y Mander, Alternativas a la globalización económica, 77-103.
23Díaz-Salazar, Justicia global, 28.
24Ibid.
25Díaz-Salazar, Justicia global, 32.
26Amin y Houtart, Globalización de las resistencias.
27Ibid., 8.
28Amin, El capitalismo en la era de la globalización, 17-19.
29Oller Sala, "El nuevo (des)orden mundial", 9. Las cursivas son del original.
30Cfr. Díaz-Salazar, Justicia global, 52-54.


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