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Éric Courthès, Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland
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Comptes-rendus

Éric Courthès, Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland

Asunción, Servilibro, julio de 2010 1
Erika Bordenave
Référence(s) :

Éric Courthès, Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland
Asunción, Servilibro, julio de 2010

Texte intégral

1En su primera novela, Éric Courthès nos da a escuchar la voz de un muerto famoso, Amado Bonpland, nacido en La Rochela en 1773 y muerto en Corrientes en 1858, al cabo de más de cuarenta años de viajes, exploraciones, amores, amistades e implicaciones en la Guerra Grande entre Rosas y Corrientes y otros conflictos regionales.

2Amado Bonpland se dio a conocer en 1804, al volver de la famosa expedición del Orinoco al Amazonas con Alejandro de Humboldt. Después su buena estrella lo llevó hasta el regazo de Joséphine de Beauharnais, a la cual daba su debido consuelo mientras Napoleón  pisoteaba Europa.

3Hombre de riesgos y aventuras pues, que además de tener agallas no tenía pelos en la lengua e incluso soñó con una Comunidad Guaraní Autónoma, con sus amigos caudillos y masones del Litoral Argentino, compuesta de las actuales provincias de Corrientes, Entre Ríos y Misiones más el vecino Uruguay, en contra de la hegemonía de Buenos Aires.

4Sólo el Doctor Francia pudo pararlo unos diez años en Santa María de Fe, en las misiones paraguayas, donde estuvo confinado por atreverse a cultivar mate enfrente de la fortaleza de Campichuelo.

  • 2  “ Aimé Bonpland, les passages d’un homme libre ”, Eric Courthès, Coloquio Internacional Bonpland, (...)
  • 3  Bien se sabe que con Alejandro de Humbolft, sembraron el espíritu de la rebeldía, heredado de las (...)

5Aquel Hombre, aquel Personaje, era un insuperable “ Franqueador ” de Límites2, tal vez fuera el último -y uno de los primeros- Hombre Libre3, se reía de todas las convenciones, de los poderosos, de las fronteras, por algo habría muerto en Paso de los Libres, a orillas del río Uruguay, el once de mayo de 1858.

6Sin embargo, murió solo, abandonado de todos, únicamente su hija Carmen lo atendió hasta que exhalara el último suspiro. Era tan famoso en Corrientes que el Gobernador Pujol mandó que lo embalsamasen y que se ordenara una semana de duelo nacional en la Capital, distante unos 300 kilómetros al noroeste de Paso de los Libres.

7Amén de otras peripecias increíbles en sus múltiples vidas, fue en aquel momento preciso cuando su vida basculó definitivamente en lo novelesco, en efecto, su cuñado, Diego Cristaldo, totalmente borracho, y que lo envidiaba a muerte, llegó a caballo durante la capilla ardiente y le partió el cuerpo “ faraonizado ” al botánico ilustre a machetazos…

8La novela de Bonpland parte de ese instante fatal de su doble muerte, desde la primera línea, in media res, suena sepulcral y potente : “ ¿ Y vos quién sos ? ¿ A qué venís ? ¿ A asesinarme postmortem ? ”, se inscribe en un imposible, el uso de la palabra allende la muerte biológica e instala al lector en un horizonte de espera transgenérico : biografía novelada, memorias apócrifas, relato de viaje por poderes, ficción histórica, etc.

9Es más, en el primer capítulo titulado “ Mi doble muerte ”, así como en los 71 exergos sobre la Escritura y la Muerte que encabezan el libro, al lector le toca encarar un remanente enigma : ¿ quién será el autor verdadero de este libro ? ¿ Courthès, raptado totalmente por su Personaje, desposeído de sí mismo, ocupado en sus adentros por la fuerte imagen de Bonpland  o el mismo Personaje que no duda en afirmar su existencia de autor en el último renglón de esta parte : “ Ex Libris Bonplandianus ”.

  • 4  Memorias de un muerto…, exergo n° 28 : “ “ En la escritura de la muerte del Otro, en su ego reenca (...)

10Courthès no puede ser sino un “ Usurp-Autor ”4, desde luego, un escritor de lecturas, de palimpsestos, un simple compilador como lo habría dicho su Maestro en Escritura, Augusto Roa Bastos. Courthès es un títere y no un titiritero. El show viene a mano del Super Personaje Bonpland y al supuesto autor sólo le toca dejarse llevar por sus múltiples corrientes…

11Así el relato fluye con la mayor naturalidad, el Muerto nos está contando sus vidas y su muerte tan rara, se apodera del acto de creación y al final, de forma paradójica, el lector se pregunta quién será el muerto de verdad : ¿ el personaje, el autor o él mismo… ?

  • 5  Memorias de un muerto…, exergo n° 29 : “ “ La mayoría de los vivos han muerto, ¿ por qué no estarí (...)

12 O sea que el título no sólo da para eufonía o aliteraciones, no es mera provocación tampoco, de hecho, el muerto bien podría ser el propio autor…5

13A partir del segundo capítulo, la novela se vuelve más clásica, es lineal, excepto en el penúltimo capítulo donde vuelve a morir Bonpland de forma más sosegada y en el último donde termina naciendo en La Rochela…

  • 6  Memorias de un muerto…, título de una ilustración – la foto de una estatuilla de madera- de Joe Va (...)
  • 7  La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 2008, (1940), p. 61. (...)
  • 8  “ Amado Bonpland (1773-1858), un misterioso viajero entre plantas y espadas ”, Julio Rafael Contre (...)
  • 9  Lugar común la muerte, “ El rey Lear en Asunción ”, Tomás Eloy Martínez, Buenos Aires, Alfaguara, (...)

14Pero aún así no deja de sonar la voz  del “ yacente hablante ”6 de Bonpland, un “ muerto desvelado ”7,  por el Amor de la Vida, que sigue fluyendo por sus huesos como en la cosmogonía guaraní, nos cuenta en primera persona todo lo que le pasó desde su nacimiento a su extraña muerte, pasando por todas las peregrinaciones de un Bonpland dromomaniático8, en perpetuo movimiento, inasible, indecidible, y como en el caso de Yo el Supremo, el supuesto autor habría intuido que “ “ …aun muerto, la novela se seguiría escribiendo ” ”9.

15En el Aleph de la muerte, en el ojo de la tormenta que lo lleva, hay espacio y tiempo, eterno y relativo a la vez, para que las imágenes de su vida vuelvan a desfilar ante los ojos asombrados del lector.

16Como en El hombre sin atributos de Robert Musil, en Yo El Supremo de Roa Bastos, en Impresiones de África de Raymond Roussel, en La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, o los mejores cuentos mortuorios de Lovecraft, el usurp-autor heredó una máquina de escribir, más allá de la muerte…

  • 10  “ Sólo se existe al ser recibido y al recibir (y no al ser conocido y reconocido). La comunicación (...)

17Dentro de esta máquina está él, está Bonpland, los dos intercambian10, fusionan, y cada uno termina desposeído en parte de sí mismo, ocupado por el otro, pero arrebatados ambos por la magia de la ficción ; ya no importa tanto el mensaje sino la fusión…

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Notes

1  http://www.servilibro.com.py/v2/detalles_libro.php?id_catalogo_libro=1004

2  “ Aimé Bonpland, les passages d’un homme libre ”, Eric Courthès, Coloquio Internacional Bonpland, La Rochela, FLASH, del 04 al 05 de noviembre de 2010, PUR, en prensa.

3  Bien se sabe que con Alejandro de Humbolft, sembraron el espíritu de la rebeldía, heredado de las Luces, en las colonias españolas de América Latina por donde pasaron, durante su mítico viaje.

4  Memorias de un muerto…, exergo n° 28 : “ “ En la escritura de la muerte del Otro, en su ego reencarnado, he amado, viajado e investigado por poderes, pero también huí de los solapados solipsismos de la soledad y a la vez hice callar a todos mis detract-autores. ”, el Usurp-Autor, marzo de 2008. ”, ibídem, p. 8.

5  Memorias de un muerto…, exergo n° 29 : “ “ La mayoría de los vivos han muerto, ¿ por qué no estaría vivo ? ”, mi Bonpland, marzo de 2008. ”, ibídem p. 8.

6  Memorias de un muerto…, título de una ilustración – la foto de una estatuilla de madera- de Joe Vanni, ibídem p. 15.

7  La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 2008, (1940), p. 61.

8  “ Amado Bonpland (1773-1858), un misterioso viajero entre plantas y espadas ”, Julio Rafael Contreras Roqué, Buenos Aires, Vida silvestre, n° 90, octubre-diciembre de 2004, p. 25 : “ Estaba afectado de dromomanía –manía andariega- como lo califica el venezolano Conde-Jahn.

9  Lugar común la muerte, “ El rey Lear en Asunción ”, Tomás Eloy Martínez, Buenos Aires, Alfaguara, 2009, (1978).

10  “ Sólo se existe al ser recibido y al recibir (y no al ser conocido y reconocido). La comunicación, en la que el mensaje sólo es descodificado y no dado y recibido, carece de esa dimensión simbólica. Sólo pasa el mensaje, las personas no se intercambian. Sólo pasa la dimensión abstracta del sentido, que cortocircuita la dimensión dual. ”, La transparencia del mal, Jean Baudrillard, http://caosmosis.acracia.net/wp-content/uploads/2009/08/baudrillard-la-transparencia-de-mal.pdf

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Pour citer cet article

Référence électronique

Erika Bordenave, « Éric Courthès, Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland », Amerika [En ligne], 4 | 2011, mis en ligne le 19 avril 2011, consulté le 06 mars 2014. URL : http://amerika.revues.org/1904

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