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Revista Latina de Comunicación Social
Revista Latina de Comunicación Social 63 – 2008

Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social
Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
Año 11º – 2ª época - Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Información: Pirámide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; España) - Teléfonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54


Investigación
– forma de citar – informe del revisor – agenda – pdf – metadatos
DOI: 10.4185/RLCS-63-2008-770-313-330

La prensa del norte argentino en la encrucijada de la comunicación cultural. La página literaria del diario La Gaceta (1949-1951)

The Press of Northern Argentina at the Crossroads of Cultural Communication.The Literary Page of the Newspaper La Gaceta (1949-1951)

Dda. Ana María Risco © [C.V.] Doctoranda y Becaria de Posgrado - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) - Instituto Interdisciplinario de Literaturas Argentina y Comparadas (IILAC) - Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) - Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Argentina - anamrisco@yahoo.com.ar

Resumen: En el presente artículo indagamos sobre las estrategias del director de un diario para conformar un proyecto cultural de trascendencia en el periodismo del norte argentino. El caso estudiado es la sección literaria del diario La Gaceta de Tucumán, considerado central para el desarrollo de la prensa escrita de la región durante el siglo XX. Nuestra investigación se enmarca teórica y metodológicamente en la sociología de la cultura. Seguimos, por un lado, los postulados de Pierre Bourdieu sobre campo intelectual y proyecto creador para la caracterización de la página literaria de dicho diario como un proyecto de dos dimensiones, individual y colectivo al mismo tiempo. Por otro lado, coincidimos con las conceptualizaciones sobre la organización de la cultura formuladas por Raymond Williams. Asimismo, tratamos nuestro objeto de estudio como parte del periodismo cultural, focalizando algunas cuestiones teóricas y analizamos la configuración de dicha sección desde la perspectiva de su director, Daniel Alberto Dessein.

Palabras clave: Periodismo cultural, página literaria, diario, campo intelectual, grupos intelectuales, organizador cultural, colaboradores, influencia estatal, censura, peronismo.

Abstract: In this article, we investigate the strategies used by the director of a newspaper to constitute a transcendental cultural project in the journalism of Northern Argentina. The case studied is that of the literary section of the newspaper La Gaceta, from Tucumán, which is considered of primary importance for the development of the written press of the region during the 20th century. Our research does theoretically and methodologically form part of the sociology of culture. We follow, on the one hand, Pierre Bourdieu’s postulates on the intellectual field and the creator project for the description of the literary page of the above mentioned newspaper as a two-dimensional project: individual and collective at the same time. On the other hand, we coincide with Raymond Williams’ conceptualizations on the organization of culture. We also consider the case we study as part of cultural journalism, focusing on some theoretical matters and analyzing the configuration of such section from the perspective of its director, Daniel Alberto Dessein.

Key Words: Cultural Journalism, Literary Page, Newspaper, Intellectual Field, Intellectual Groups, Cultural Organizer, Collaborators, Estate-influence, Censorship, Peronism.

Sumario: 1. Introducción. 2. Método. 2.1.1. Estrategias metodológicas. 2.1.2. Población y muestra. 2.1.3. Instrumentos de recogida de información. 2.1.4. Procedimiento. 3. Resultados. 4. Discusión y conclusiones. 5. Bibliografía. 6. Notas.

Summary: 1. Introduction. 2. Method. 2.1.1. Methodological Strategies. 2.1.2. Population and proof. 2.1.3. Information Collecting Instruments. 2.1.4. Process. 3. Results. 4. Conclusions. 5. Bibliography. 6. Notes.

Traducción supervisada por la Dra. María del Pino Montesdeoca Cubas (ULL)

1. Introducción

El problema que planteamos en el presente trabajo reside en el escaso estudio de suplementos y páginas culturales de diarios del interior de Argentina, significativos a la hora de configurar un mapa de espacios donde circulan los intelectuales. Con la presente investigación nos proponemos como objetivos:

- Estudiar en qué medida nuestro objeto de estudio, la página literaria del diario argentino La Gaceta de Tucumán bajo la dirección de Daniel Alberto Dessein (ya que existen otros proyectos en el mismo diario de épocas anteriores), se constituye en un espacio que testimonia la dinámica de un sector del campo literario regional durante su período inicial (1949-1951).

- Determinar el peso del director de la publicación en la conformación de su proyecto.

- Realizar un aporte a los estudios sobre periodismo cultural y sus relaciones con la literatura en diarios del interior de Argentina.

La importancia de nuestro estudio reside en el hecho de que no existe un análisis detallado sobre la página literaria de La Gaceta, a pesar del extenso período de su existencia en el medio bajo la misma dirección (aproximadamente sesenta años), convertida en suplemento en los años setenta.

Entre los investigadores que destacan, sin embargo, su relevancia cultural para la región norte de Argentina mencionamos en primer lugar, los aportes de David Lagmanovich (1974), cuyo trabajo se deriva de un índice bibliográfico de las publicaciones relevantes de la página literaria entre 1956-1961 (1962). En segundo lugar, a las contribuciones de Nilda Flawiá de Fernández y Marta Josefina Sierra (1995: 40-45), quienes partiendo de las consideraciones de Lagmanovich, aportan un modelo de análisis de polémicas literarias significativo para nuestra investigación. En tercer lugar a Jorge B. Rivera, quien, siguiendo también a Lagmanovich, destaca a la página literaria de La Gaceta como un espacio alternativo para los escritores que no tuvieran oportunidades de publicación en momentos históricos conflictivos (1995: 92). Por último, las aproximaciones de Alicia Podertti, quien, también partiendo de los mismos aportes de Lagmanovich, sin mencionar a los otros teóricos aquí destacados, reactualiza la misma problemática sin presentar una nueva contribución significativa sobre la página literaria en cuestión (2005: 47-49).

Dada la importancia otorgada por estos autores al trabajo de Lagmanovich, proponemos, una vez más, tomar como punto de partida su introducción al índice bibliográfico de la Página Literaria del diario La Gaceta de Tucumán correspondiente al período 1956-1961. En dicha introducción llama la atención la afirmación de que los primeros años de la página literaria del diario argentino La Gaceta, de Tucumán que abarca desde 1949 hasta 1951, bajo la dirección del Sr. Daniel Alberto Dessein, fueron un intento infructuoso [1], razón por la cual se descarta del índice mencionado el material publicado en esos años.

Al tomar contacto directo con el material de archivo se constata la existencia de una cantidad considerable de artículos, poemas, cuentos y comentarios bibliográficos publicados precisamente  entre 1949 y 1951.

Las treinta y seis páginas editadas en este primer período son producto no sólo de la labor del director de la sección sino también de un grupo de personas reunidas con un propósito común. En este punto surge una de las cuestiones centrales de la investigación: la posible constitución de este grupo de colaboradores en una formación cultural, en el sentido que el teórico Raymond Williams otorga a dicha categoría, es decir, como una organización de intelectuales formalmente no reconocida como tal (Williams, 1994: 33).

En el presente artículo se pretende responder a una serie de preguntas que giran en torno al momento inicial de la sección literaria de La Gaceta. Se busca, en primer lugar, trazar una breve trayectoria del director de la sección, en relación a las funciones que desempeña en el diario en esta primera etapa (1949-1951); en segundo lugar, identificar los posibles modelos e influencias que intervienen en la confección de dicha sección; en tercer lugar, caracterizar a la página confrontando los rasgos señalados por María Eugenia Valentié, una de las colaboradoras más cercanas por amistad al director, y por David Lagmanovich en distintos momentos, rasgos que serán revisados a la luz de los datos obtenidos en la presente investigación; y por último, analizar la estrategia de incorporación de los colaboradores seguida por su director.

2. Método
El método empleado para llevar a cabo nuestra investigación es cualitativo.

2.1. Estrategias metodológicas
Dado que focalizamos la atención de nuestra investigación en un objeto particular del periodismo cultural, desarrollamos, por lo tanto, un estudio de caso, con elementos descriptivos y explicativos combinados. Para ello, fue necesario el trabajo previo de archivo en el mismo diario y en bibliotecas públicas y privadas que nos brindaran la información no recopilada y no investigada hasta el momento de nuestro interés por la materia. Además, al no contar con estudios previos descriptivos detallados y analíticos de profundidad, fue necesario el uso de la entrevista como herramienta de recopilación de datos a través de los testimonios de los agentes y protagonistas de la época.

2.2. Población y muestra Del corpus estudiado
El trabajo de archivo en el diario La Gaceta de Tucumán, Argentina, nos permitió recopilar un corpus significativo de 36 páginas literarias bajo la dirección del señor Daniel Alberto Dessein. Dichas páginas se publican de modo irregular durante un período aproximado de dos años a partir del 28 de agosto de 1949 hasta el 26 de febrero de 1951. Luego de esta última fecha, la página literaria de Dessein deja de publicarse como tal y sobrevive la sección “Notas” correspondiente a la crítica bibliográfica. Recién a partir del año 1956 vuelve a publicarse la página en su completitud bajo la misma dirección hasta la década del setenta, época en que se convierte en suplemento literario.

Focalizamos como corpus de estudio las primeras 36 páginas a cargo de Dessein con un total de 218 textos. En estas páginas se publican 102 críticas bibliográficas, 42 ensayos, 33 poemas, 21 reseñas y 20 relatos.

Tuvimos en cuenta, además, aquellos números aniversarios y conmemorativos del nacimiento de la sección literaria dirigida por Dessein y dos entrevistas realizadas a los protagonistas de la época: al director de la sección literaria del diario La Gaceta; y a un amigo personal del director, colaborador desde los primeros intentos y promotor activo del proyecto de Dessein, el filósofo Víctor Massuh.

2.3. Instrumentos de recogida de información
Las herramientas utilizadas para la recolección de los datos consistieron esencialmente en grabaciones de las entrevistas y de lecturas de los ejemplares del diario microfilmado, por no contar el archivo del diario estudiado con la tecnología suficiente para la impresión de las imágenes microfilmadas; fotografías de los diarios disponibles en papel y escaneado del material, en los casos en que ello fue permitido por el estado de conservación de los documentos.

2.4. Procedimiento
En primer lugar se procedió a la consulta de los archivos del diario. Una vez recopilada y seleccionada la mayoría del material significativo para nuestro estudio, se consultaron diversas fuentes documentales en las bibliotecas provinciales, nacionales y extranjeras de acuerdo a lo vislumbrado como necesario, exigencia resultante del procesamiento del material de estudio.

Paralelamente se enviaron cartas de contacto solicitando entrevistas a personas relacionadas con el diario. Las respuestas positivas se concretaron en las entrevistas tomadas como fuentes primarias de nuestra investigación, junto con el material documental recopilado de archivos y bibliotecas.

La consulta de las fuentes secundarias correspondientes a la bibliografía de referencia, también se hizo de modo paralelo a la recopilación y al procesamiento de los datos. Este proceder fue necesario porque de ese modo intentamos reducir la brecha existente entre lo teórico y lo práctico, sobre todo, a medida que las fuentes primarias develaban un punto de inflexión teórica pertinente.

La redacción de informes previa a la edición de los resultados finales, aunque parciales, fue necesaria para un mejor ordenamiento y claridad expositiva.

3. Resultados
Mapa conceptual de los resultados

A modo ilustrativo y orientativo presentamos a continuación un esquema de los conceptos y temáticas abordados en el presente trabajo, como síntesis previa a la exposición detallada de los resultados.


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3.1. Periodismo cultural: revistas y la sección literaria de La Gaceta
La sección literaria del diario argentino La Gaceta remite como objeto de estudio al ámbito del periodismo cultural. Jorge Rivera define este ámbito como una rama especializada –o en vías de especialización– del periodismo que focaliza su atención en todo lo relacionado con el capital cultural de una sociedad. Se configura como un terreno complejo y heterogéneo “de medios, géneros y productos que abordan con propósitos creativos, críticos, reproductivos o divulgatorios los terrenos de las ‘bellas artes’, las ‘bellas letras’, (...) y muchos otros aspectos que tienen que ver con la producción, circulación y consumo de bienes simbólicos” (Rivera, 1995: 19).

María J. Villa (2000) ha abordado extensamente la problemática que plantea el campo del periodismo cultural tomando como base los aportes de Jorge Rivera y desarrolla sus vínculos con diversas líneas teóricas, desde la sociología de la cultura, los estudios culturales, la semiótica y la sociosemiótica. Así como lo hace Villa, muchos otros teóricos e investigadores de la comunicación adoptan los postulados de Rivera, convirtiéndose este autor en un punto de referencia clave y su libro en un clásico del tema. Por nuestra parte, proponemos una vez más acercarnos a las aproximaciones de Rivera a este terreno problemático para puntualizar los aspectos que consideramos significativos para el desarrollo de nuestra investigación. Las cuestiones planteadas por Villa sobre la compleja relación entre “cultura” y “periodismo” están presupuestas en el presente trabajo, razón por la cual no nos detendremos en ella, sino que la enunciamos de modo expositivo para poder entrar de lleno en el análisis que nos proponemos.

En relación al tema “cultura” y “periodismo”, recordemos que a lo largo de su desarrollo histórico el periodismo cultural se vincula con dos concepciones diferentes de cultura: por un lado, el sentido ilustrado del término que remite a todo lo que abarca tradicionalmente a las “bellas artes” y las “bellas letras”, correspondiente a las “producciones más refinadas del espíritu” que se expresan en medios específicos, sentido exclusivo de un sector minoritario [2]; por otro lado, una concepción más abarcadora, influida por los estudios antropológicos modernos [3], que se expresa a través de los medios masivos (suplementos, revistas de divulgación, etc.). Las publicaciones del periodismo cultural se sitúan en una u otra línea de acuerdo a sus expectativas e intereses [4].  Este sentido de cultura proveniente tanto de la antropología moderna como de la sociología, ramas que actualmente han sufrido un proceso de disolución de fronteras teóricas, se vincula con un fenómeno de especialización producido por la creciente industrialización “que desvincula la producción cultural del ámbito de las comunidades para insertarlo en instituciones de especialización de los productores y de estandarización de los productos, y cada vez de una mayor segmentación de los consumidores” (Barbero, 2000). La prensa forma parte de esta maquinaria de la industria cultural que promueve la producción de bienes simbólicos para públicos selectos. La cuestión se acentúa si focalizamos el periodismo cultural dentro de estos términos.

La prensa cultural se caracteriza por una doble condición: es a la vez creativa y reproductiva. Lo creativo está relacionado con la producción artística e intelectual inédita, mientras que lo reproductivo se interesa por la divulgación de bienes simbólicos de “patrimonios tradicionales” [5]. Dicha caracterización es compartida tanto por las revistas como por los suplementos culturales de los diarios.

En cuanto a las revistas, creemos relevante recordar lo que anticipadamente a Rivera considera Lewis Coser (1968). Este autor sostiene que las revistas se constituyen en uno de los tantos escenarios institucionales propios de la modernidad en los que se desarrollan las actividades intelectuales y que promueven la discusión y el debate, la dinámica cultural. Del mismo modo identificamos a los suplementos culturales de diarios de tiradas masivas, como el escenario institucional moderno por excelencia, teniendo en cuenta su función de tribuna política y cultural.

Rivera hace una distinción importante entre las revistas de formato pequeño y los suplementos culturales de los diarios en relación al tratamiento del tema cultural. Las primeras exploran aspectos específicos (como es el caso de las publicaciones de vanguardia que ponen en primer plano la experimentación). En cambio los suplementos culturales se centran principalmente en la función divulgadora del periodismo cultural [6]. Sin embargo, no estamos de acuerdo con Rivera en hacer privativos a los suplementos culturales de la función divulgadora, considerada como despectiva e inferior. En efecto, existen sobrados ejemplos de suplementos y páginas de diarios como espacios de experimentación literaria y artística, o como espacios que permitieron la continuidad de la experimentación vanguardista, cuando otros escenarios intelectuales cerraban sus puertas. Tal es el caso de la Página Literaria de La Gaceta en relación a grupos literarios y artísticos de Argentina, como por ejemplo: La Carpa. En el terreno español Francisco Estupiñán Bethencourt (1998) menciona como ejemplos de la profusión periodística cultural tinerfeña a la "Página de la Joven Literatura" en La Prensa (1928) y a "La nueva literatura" de La Tarde (1929).

No obstante, la afirmación de Rivera sobre la función reproductiva y divulgadora de los suplementos culturales, reconoce que son órganos “destinados a convertirse en espacios de constitución de la información y la opinión cultural” y “de legitimación de los productos, procesos y fenómenos de ese campo” (1995: 92). Además observa que en determinadas ocasiones en que los grandes órganos e instituciones propulsoras y difusoras de la cultura, restringen la participación de los intelectuales a grupos exclusivos y muy reducidos por cuestiones políticas, los suplementos de los diarios de menor influencia y repercusión se convierten en el espacio alternativo en el cual los nuevos escritores e intelectuales jóvenes, marginados de los circuitos de circulación de bienes simbólicos hegemónicos, tienen la posibilidad de publicar. Como ejemplo, Rivera cita el caso particular de la “Página Literaria” de La Gaceta de Tucumán y destaca la importancia que juega para el ámbito cultural de la zona durante la década del sesenta (1995: 94-95). En este punto agregamos que los suplementos de menor repercusión no sólo cumplen dicha función en momentos de crisis políticas, sino también como parte de la dinámica misma del campo intelectual (Bourdieu, 1995 y 2000; Altamirano, 2002) en momentos de recolocación de los escritores que responde a la lógica misma del interior del campo.

De acuerdo con esto, se comprueba parte de lo que sostiene Rivera si tenemos en cuenta que, previamente, David Lagmanovich (1962) dio las pautas de cómo debía interpretarse la función desempeñada por la página del diario en cuestión. En efecto, dicho autor sostiene que la sección literaria de La Gaceta nace con el propósito de suministrar a un grupo de intelectuales locales un espacio apto para publicar en un momento en que se carecía de “un vehículo apropiado para ello” (1974: 202).

Lagmanovich ya señalaba en los sesenta –visionariamente a lo que posteriormente sistematiza Rivera sobre este tema–, que la mayor diferencia entre la sección literaria de un diario y las revistas culturales, sobre todo las de pequeño formato, reside en que la primera tiene a su favor el hecho de contar para su mantenimiento con el respaldo económico de la empresa periodística (1974: 203). Esta situación cambia cuando se trata de revistas editadas por instituciones culturales o de aquellas financiadas por empresas que tienen algún interés en apoyar la cultura. Como se sabe, la prensa escrita y sus productos –y actualmente también la digital–funcionan de acuerdo a una lógica empresarial compleja (Borrat, 2006: 162-163).

3.1.1. Cuestiones de género y contenidos en el periodismo cultural

El material publicado por las producciones del periodismo cultural se caracteriza por su heterogeneidad. Por un lado, incluye ensayos, relatos y fragmentos narrativos, poesías y en algunos casos también dramas. En determinadas ocasiones estas publicaciones dan prioridad a un solo género, y llegan a constituirse en órganos de expresión de un grupo particular, como es el caso de muchas revistas y boletines de poesía.

Por otro lado, contiene también entrevistas, reseñas y críticas de libros, perfiles y notas necrológicas de escritores o artistas consagrados, columnas de noticias del ámbito cultural, crónicas y encuestas culturales –las cuales funcionan como índices del impacto de la publicación en el público y en el seno del campo cultural–, polémicas, editoriales y eventuales “declaraciones de principios” o manifiestos; todos ellos agrupados por Rivera bajo la denominación de “géneros del periodismo cultural” [7].

Considerado el periodismo cultural como un lugar propicio para el desarrollo de la crítica literaria [8], se identifican dos tipos de textos propios de este ámbito: el ensayo crítico y la reseña bibliográfica. La diferencia entre dichos textos reside en la mayor extensión y la exigencia de una interpretación y valoración más fundamentada del primero, y en el carácter meramente informativo del segundo (1995: 116). Ana Beatriz Ammann (2000) realiza un estudio significativo en el cual destaca a los suplementos culturales como un espacio incompleto, cuya completitud de sentido se la otorga “la crítica”, a través de la asimetría que plantea su temática y estilo, la cual recorta un lector especializado de la diversidad de lectores del resto del diario. Pareciera ser, entonces, que la crítica cultural periodística es uno de los géneros privativos del periodismo cultural.

Jaime Rest, también visionariamente, se anticipa a Rivera en la consideración del ensayo especulativo como uno de los géneros privilegiados por el periodismo cultural argentino, sobre todo por las revistas literarias como Sur y las páginas de los grandes diarios como La Prensa y La Nación [9].

En el caso de la sección literaria de La Gaceta, se observan poesías, ensayos breves de diversas clases, reseñas de libros, cuentos cortos, incluso microrrelatos y fragmentos de otros géneros como novelas, cartas y diarios de viaje. Las reseñas se encuentran en una subsección especial destinada a las notas bibliográficas y novedades editoriales. Del material mencionado, es significativo el porcentaje mayor de publicación de ensayos, crítica literaria y poemas, en relación a la narrativa. La prioridad está otorgada a la crítica bibliográfica y al comentario de libros breve.

El ensayo crítico-especulativo y la crítica bibliográfica responden a lo que Moreno Espinosa (2002) denomina como géneros de persuasión por su característica argumentativa predominante dirigida a convencer sobre una lectura o postura determinada. Analizando el corpus recopilado observamos el predominio de estos géneros.

Gráfico del Material Publicado


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3.2. El director de la sección literaria de La Gaceta y su proyecto cultural

Daniel Alberto Dessein inicia su trayectoria periodística a muy temprana edad, vinculado por su familia al diario La Gaceta [10]. Desde 1944, mientras estudia la carrera de Abogacía en Buenos Aires, ejerce el periodismo en la sucursal que dicho diario posee en esa ciudad. Se radica en Tucumán el 10 de mayo de 1949 y allí comienza una intensa actividad periodística. Su contacto desde joven con el mundo cultural y con la prensa favorece su formación en el terreno del periodismo cultural, sobre todo como editor. Desde sus lecturas podemos vincularlo para su caracterización a un paradigma particular dentro del campo literario argentino:

Los autores de mi preferencia por aquel entonces fueron: Borges, Sartre, Camus, Malraux (aquel diferente influenciado por la Guerra Civil Española) y, por supuesto, Simone de Beauvoir. En el ’48 hubo una gran fiesta de poesía con sentido de Resistencia. Por aquella época la juventud estaba muy interesada y entusiasmada con la poesía, algo que actualmente no se observa. Todos los jóvenes que éramos reformistas sentíamos gran admiración por la poesía de Rafael Alberti, Pablo Neruda. Esos eran mis referentes culturales, además de mis vinculaciones por el periodismo. (Dessein, 2000)

Ser “reformistas” en la época que menciona Dessein es adoptar una postura política de tendencia radical relacionada con las luchas universitarias heredadas del año 1918 en Argentina. Hablar en estos términos en 1948, -fecha mencionada por Dessein en la cita-, en pleno gobierno de Juan Domingo Perón, significa oposición al oficialismo del Estado. La “Resistencia” que menciona el director, se ejerce, en este contexto, desde el plano simbólico, de allí su relación con la poesía. Recordemos que el peronismo desde el Estado persigue a sus opositores, entre los que se encuentran todos aquellos individuos que no estuvieran de acuerdo con su política de gobierno, independientemente del partido o bandera política a la que adhiriera.

Al no existir una legislación clara en materia de vinculación entre Estado y medios, de acuerdo a lo que se entienda en cada momento y por los diferentes actores sociales como “interés” y “servicio público” (Llobet, 2000), el escenario mediático durante el primer gobierno peronista se piensa como popular frente a las cultas elites liberales que predominaran hasta entonces todos los ámbitos de la esfera cultural y pública. En este punto obsérvese cómo los términos “popular” y “culto” producen recolocaciones sociales y posiciones diversas en la relación entre prensa y cultura (Alonso, 2007). Ambos términos se resemantizan durante el peronismo políticamente en sectores sociales dicotómicos, resemantización, en este caso, promovida por el mismo Estado.

La lucha contra la prensa considerada opositora por parte del gobierno se lleva a cabo en ese momento a través de expropiaciones, multas, cierres y clausuras como estrategias de regulación de los medios de comunicación puestas en marcha por el Estado para garantizar su servicio público. Esta situación repercute en el terreno del periodismo cultural de modo similar a lo sucedido en España durante la guerra civil y el franquismo (Estuñipán Bethencourt, 1998), al desaparecer gran cantidad de medios y con ellos el espacio de circulación de los bienes simbólicos de un gran número de intelectuales.

Regresando a la trayectoria del director de la Página Literaria de La Gaceta resalta en su recuerdo la imagen de un Tucumán violento dibujado por los relatos del abuelo, fundador del diario:

En mayo de 1944 era yo reportero en la Sucursal de La Gaceta en Buenos Aires y estudiante de Derecho. Tenía 18 años y un recuerdo esfumado de Tucumán donde, hasta entonces, había estado una sola vez, pero antes de comenzar la escuela primaria. Cierto es que a ese tenue recuerdo se superpusieron luego las fabulaciones adolescentes, alimentadas por las largas conversaciones con mi abuelo, Alberto García Hamilton, fundador de La Gaceta, a quien visitaba todos los días en su departamento de Buenos Aires, a la salida del colegio, en una gozosa y siempre sorprendente ceremonia. Así viví yo un Tucumán en que la libertad de prensa había que defenderla, muchas veces, a bastonazos en plena Plaza Independencia o a tiros de revólver, cuando las circunstancias así lo imponían. (Dessein, 1992: 1)

La vinculación familiar directa con la empresa le otorga a Dessein la oportunidad ideal de entrar al mundo del periodismo:

Fue entonces cuando el director de la Sucursal de Buenos Aires, Alberto García Hamilton (h), mi jefe, tío y maestro de periodismo, me propuso acompañarlo en uno de sus habituales viajes a Tucumán, aunque, esta vez, por un tiempo prolongado. Acepté con gran gusto, sin pensar que esta tierra hacia la que partía era la que, pocos años más tarde, adoptaría como mía, definitivamente. En efecto, en mayo de 1949, Enrique García Hamilton, director de La Gaceta, me propuso venir aquí como su “hombre de confianza”. Tenía 22 años y un fervoroso deseo de ejercer, in situ, el periodismo. No obstante mi razón me aconsejaba ser prudente. Mi “contrapropuesta” fue venir por un año, como prueba. Me quedé para toda la vida. Repetía así, de alguna manera, la historia del bisabuelo francés cuyo apellido llevo, quien, a mediados del siglo XIX, viajó de su París natal a Buenos Aires para abrir allí una representación de la empresa familiar. Era Gustave Dessein quien, como lo haría su bisnieto en Tucumán, echó raíces definitivas en la tierra de adopción.

Dicha relación temprana con el periodismo a través de su familia y, en consecuencia, con la cultura ilustrada a la que se alinearan sus parientes (recordemos las vinculaciones con el modernismo literario de Germán García Hamilton y del propio fundador del diario Alberto), explica el interés por la creación de un proyecto cultural concreto. Dessein rememora su origen:

A poco tiempo de llegar propuse a mi tío y director, la aparición de una sección literaria, muy reducida, dadas las limitaciones a que obligaba, en esos años, la extrema penuria de las escasas bobinas de papel de que podíamos disponer. Siempre tolerante y abierto a las nuevas ideas, don Enrique aceptó de inmediato –para mi gran sorpresa– la propuesta. Sin embargo, me advirtió que yo sería el único responsable de esa sección, que funcionaría (caso impar en el periodismo argentino) independientemente de la dirección del diario (...). (Dessein, 1992: 1)

A partir de entonces Dessein es el encargado absoluto de la página literaria y desempeña las funciones propias de un director de sección, combinadas con ciertos rasgos característicos de los editores de revistas literarias y del encargado de una casa editora [11].

Como director de sección, recae sobre él la entera responsabilidad de todo el material publicado. Como editor literario desempeña múltiples tareas; en el ámbito de las relaciones humanas su labor consiste en la selección de los colaboradores, en detectar los nuevos talentos artísticos del campo literario y en estimular su producción futura. En las funciones relativas al material publicado interviene su “instinto” para captar las nuevas tendencias, aprehender lo culturalmente importante y detectar lo publicable por su “calidad literaria”.

Este “instinto” o “don” particular del que se inviste el director de la sección literaria del diario La Gaceta encubre una autoridad que se constituye como absoluta al no delegar funciones editoriales a otros posibles responsables de dicha sección. De modo que, en este caso particular, no es el periodismo cultural como abstracción el que “determina qué textos de la producción social son susceptibles de ser leídos (literatura), vistos (cine, teatro, espectáculos, exposiciones) o escuchados (conciertos, programaciones musicales), por lo tanto, discursivizados en el diario o la revista” (Barei, 1999), sino que lo establece una persona concreta, Daniel Alberto Dessein.

3.2.1. Características de un proyecto cultural

Una de las colaboradoras más asiduas del diario y amiga personal del director, María Eugenia Valentié [12], encuentra en el actual suplemento literario de La Gaceta características que considera “permanentes”. Entre ellas se destacan: 1) la libre elección temática por parte de los colaboradores, sin restricciones ideológico-político-religiosas de ninguna clase; 2) la no preferencia por una generación particular de colaboradores (escriben tanto los “viejos” de la primera época, los de una generación “intermedia” y los “nuevos” escritores, muchos de los cuales son hijos o discípulos de antiguos colaboradores); 3) y por último la “calidad” como criterio de selección principal, siempre a cargo del director (Valentié, 1999: 17).

Con respecto a la primera característica, se debe tener en cuenta que, si bien los colaboradores gozan de cierta libertad en la elección del tema, el enfoque del mismo se encuentra sometido a restricciones por parte del director sobre todo en lo referente a cuestiones políticas de su primera época.

La última de las características señaladas por Valentié se puede considerar como la fundamental, puesto que pone de manifiesto la autoridad que ejerce desde el principio el director en la selección del material publicable al no existir un comité de redacción ni un consejo asesor (Valentié, 1999: 17).

Lagmanovich (Cfr., 1974: 202-203 y 1962: 9) detalla los principios nunca explicitados por Dessein, que otorgan un perfil más definido a la “Página Literaria” de la década del sesenta. Estos principios son reproducidos sin corroboración por Rivera (1995: 94-95) y mencionados sólo algunos de ellos con observaciones relativas al campo poético por Flawiá de Fernández y Sierra (1995: 42), entre otros. Entre dichos principios, recordemos, se destacan: 1) “dar adecuada representación (...) a escritores de Tucumán, de las provincias norteñas y del resto del país” (Lagmanovich, 1974: 202); 2) colaboraciones remuneradas; 3) la presentación en cada entrega de una cantidad equilibrada de material literario (cuento, ensayo y poemas, formas aceptadas como literarias); 4) promover a nuevos escritores, en algunos casos llegando a preferir las contribuciones de escritores recientes a las de los consagrados, a los cuales se los excluye al decaer la “calidad” de su producción; 5) incluir una ilustración de artistas tucumanos o aceptar las ilustraciones propuestas por los autores de los artículos; 6) garantizar la “neutralidad ideológica” a los colaboradores (1974: 202-203).

No obstante lo expuesto, se observa que muchos de estos principios no se presentan en la primera etapa tal como este autor los define.

Con respecto al primer principio, Dessein tiene, efectivamente, la intención de otorgar espacio a escritores tanto del campo literario del noroeste argentino como del resto del país. Sin embargo, los datos proporcionados por el análisis del material publicado en la sección muestran un predominio de los escritores del noroeste argentino.

En cuanto al segundo principio, Dessein mismo reconoce que la sección literaria es una de las únicas publicaciones que se mantiene fiel a la decisión de compensar económicamente a sus colaboradores.

Sobre el equilibrio del material publicado, hay que tener en cuenta que Lagmanovich consigna este punto como normativa editorial en una época de estabilidad y bienestar económico de la empresa a mediados de los cincuenta y principios de los sesenta. En este sentido la diferencia con la primera etapa a cargo de Dessein (1949-1951) es evidente dado el escaso espacio del que se dispone. Lo que sí aparece como una constante a lo largo del tiempo es el predominio de determinados géneros literarios (cuentos, ensayos, poesías) y de ciertos géneros del periodismo cultural (reseñas bibliográficas, novedades editoriales y críticas de libros).

Con respecto al cuarto principio enunciado por Lagmanovich, en la etapa de formación del proyecto de Dessein se observa un mayor interés por conseguir firmas consagradas, lo que se explica justamente por el hecho de que se trata de una publicación que recién ingresa al campo literario y aspira a conseguir una posición legítima en el seno de dicho campo. Este hecho puede comprobarse en los testimonios de algunos colaboradores y del mismo director. 

Sobre la inclusión de ilustraciones, se puede comprobar en los primeros números de la sección a cargo de Dessein la escasez de las mismas, lo cual se debe probablemente al problema del espacio otorgado en el diario a dicha sección ya mencionado. Observando el material existente en archivo, comprobamos que en otros momentos de la historia del diario La Gaceta, bajo la dirección de otros editores, las páginas bibliográficas y los suplementos dominicales culturales sí incluyen ilustraciones en todos sus números, a diferencia de la sección dirigida por Dessein durante estos primeros difíciles años (1949-1951).

En cuanto al principio de garantizar la “neutralidad ideológica”, parece haber ofrecido dificultades al director sobre todo en los comienzos, bajo el gobierno peronista, y en momentos de crisis institucionales bajo los diversos gobiernos militares hasta los años setenta.   

3.2.2. Modelos e influencias

Aunque el mismo director no reconoce la influencia de un modelo particular de periodismo cultural [13], se puede afirmar que la sección literaria de La Gaceta responde por sus características al propuesto por los grandes suplementos culturales argentinos. Dichos suplementos se encuentran fuertemente ligados al concepto de la “alta cultura”, entre ellos se destacan fundamentalmente dos: La  Nación y La Prensa. Este último diario responde a dicho concepto ilustrado de cultura hasta al menos antes de su expropiación por parte del peronismo. Ambos diarios siguen una línea de política cultural cercana a la de la revista Sur y ocupan un lugar hegemónico dentro del campo intelectual de la época.

3.2.2.1. Suplemento cultural del diario argentino La Nación [14] 

Entre las características del suplemento cultural de La Nación señaladas por Rivera se pueden mencionar las siguientes:

1) un proceso de diferenciación del contenido según el tipo de información. En los inicios de la publicación de La Nación el material cultural no aparece claramente discriminado del resto de la información. Con los años se le va otorgando un espacio particular, cada vez más amplio, en el que convergen artículos de crítica de cine, comentarios de libros, notas sobre música y arte en general. Esta progresiva diferenciación de contenidos se corresponde con el “proceso de departamentalización” de los diarios que comienza en el transcurso de los primeros años del siglo XX. Dicho proceso se manifiesta concretamente en el caso de La Nación a partir de 1902 “con la aparición del primer suplemento ilustrado de los jueves, que ofrece precisamente la novedad gráfica de la imagen como complemento de la palabra impresa” (1995: 92). Esta “departamentalización” de los diarios en suplementos especializados va acompañada, como se sabe, de un mejoramiento y del desarrollo técnico de la empresa periodística.

2) Los suplementos de La Nación y de La Prensa según las épocas varían de formato, diseño, tipos de impresión, días de publicación, etc., lo que deja en evidencia la “versatilidad periodística” que caracteriza a dichas publicaciones.

3) La búsqueda para el cargo de director de figuras intelectuales consagradas. En el período estudiado es conocida la labor que desempeña como director de dicho suplemento el ya consagrado escritor Eduardo Mallea (Rivera, 1995: 92).

4) El grupo de colaboradores tiene las mismas características que la dirección del suplemento: está integrado por escritores, sean o no profesionales del periodismo, narradores, ensayistas, académicos, etc. La formación universitaria no es un requisito excluyente para formar parte del cuerpo de colaboradores de un suplemento cultural. Por este espacio circulan las “grandes firmas” nacionales e internacionales, que son, en última instancia, los índices decisivos que otorgan prestigio a la publicación. En este punto resulta paradigmática para el periodismo cultural argentino la competencia instaurada entre La Nación y La Prensa por el mayor número de firmas consagradas tanto internacionales como nacionales en sus suplementos culturales, hecho que “los convirtió en medios más cosmopolitas y actualizados que muchos suplementos europeos”. (Rivera, 1995:93)

Con respecto a la primera característica señalada, la sección literaria de La Gaceta es producto de un proceso similar de departamentalización, que comienza por una diferenciación significativa en secciones. Se publica primeramente la sección literaria a cargo de Dessein en 1949, ocupando media página del diario. Sin embargo, con el tiempo, llega a ocupar una página completa aproximadamente entre mediados de 1950 y 1951. En los años setenta se convierte en el suplemento literario, actualmente conocido como “La Gaceta Literaria”, bajo el mismo director.

En cuanto al segundo punto, se comprueba que también la sección literaria de La Gaceta bajo la dirección de Dessein en sus inicios presenta inconstancias y variaciones de diseño y formato.

Debemos destacar, además, que hubo otros intentos anteriores a Dessein de reunir el material cultural y literario del diario en suplementos dominicales y páginas bibliográficas, de los cuales se destaca la página dirigida por Alfredo Coviello a fines de los treinta y principio de los cuarenta, sin llegar a sostenerse esta política editorial regular luego de su fallecimiento en 1944. Estos intentos anteriores a Dessein también presentan las mismas características señaladas en relación a los modelos de La Nación y La Prensa.

En referencia al tercer rasgo puede decirse que algo similar sucede en el primer intento de crear un suplemento literario para el diario tucumano dirigido por personalidades literarias o culturales destacadas. En este sentido es ejemplar la presencia del prestigioso intelectual Alfredo Coviello, ya mencionado, figura de gravitación cultural significativa dentro de la región noroeste de Argentina durante los treinta y los cuarenta. Coviello ocupa el cargo de co-director del diario en dicho período y se convierte en el impulsor de la reestructuración de la empresa. Su presencia redunda en beneficio del diario como promotor cultural, debido a la importancia que Coviello otorga a los proyectos de este tipo en consonancia con la línea propuesta desde sus comienzos por el creador del diario, Alberto García Hamilton.

Posteriormente al fallecimiento de Coviello, según el testimonio de otro de los más asiduos colaboradores de la primera hora y periodista del diario, del escritor Julio Ardiles Gray, Raúl Galán, figura ya consagrada de las letras de la región del noroeste argentino en los cuarenta, se encarga de “confeccionar el número de prueba” de un suplemento literario para el diario del cual sólo se publica un número (Ardiles Gray, 1999: 2) [15].

Sin embargo, la búsqueda de escritores consagrados para el cargo de director no es un criterio fijo en La Gaceta. Recuérdese que cuando Dessein llega a Tucumán para ejercer tareas de periodismo como subdirector junto a su tío, Enrique García Hamilton, director del diario por esa época, es un joven sin trayectoria dentro del campo literario y periodístico. Hecho que contrasta con las figuras de Alfredo Coviello y de Raúl Galán. Por otra parte, hay que tener en cuenta que Dessein ocupa el cargo de la dirección de la sección literaria en forma permanente desde su llegada a Tucumán, lo cual hace del actual suplemento literario de La Gaceta una empresa personal y un caso particular dentro del periodismo cultural argentino.

En cuanto al grupo de colaboradores, se observa que en la sección literaria de La Gaceta de los primeros años bajo la dirección de Dessein está integrado, además, por gente proveniente de distintos ámbitos sin que sea excluyente un perfil específico o se privilegie la formación periodística. Entre ellos hay escritores, periodistas y profesionales interesados en cuestiones culturales (ingenieros, médicos, abogados, etc.).

Dessein se preocupa, además, por convocar a escritores con prestigio en el campo intelectual argentino nacional y regional del noroeste en un momento en que la sección busca entrar en el circuito de circulación de bienes simbólicos. Podría decirse que no le interesa competir con los diarios nacionales por una posición internacional. No obstante, en los años del nacimiento del proyecto de Dessein, la sección literaria de La Gaceta tiene un competidor fuerte en el terreno del periodismo cultural tucumano: el suplemento “Cultura” del diario Trópico, que aglutina las firmas del campo universitario de la época, sector evitado por Dessein por las vinculaciones que se sostienen desde la universidad con el gobierno peronista, al que era abiertamente opositor. En este punto, también resalta el contraste de las firmas que publican en la página durante la dirección de Coviello, provenientes en su mayoría del campo académico universitario tucumano, del noroeste argentino y de las diversas regiones de la inconmensurable Argentina.

3.2.2.2. Influencia de Sur
Siguiendo la sugerencia de Lagmanovich (1974: 199-205) de reconocer en la página literaria de un diario elementos comunes a las revistas culturales, buscamos dicha comunidad de elementos en una revista cultural paradigmática de Argentina. Más allá de las implicaciones políticas con que se la vincula, nos detenemos concretamente en Sur, revista dirigida por Victoria Ocampo, y elaborada por un reconocido cuerpo de intelectuales, entre los que se encuentran como redactores fijos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

Según John King (1989), el modelo que propone Victoria Ocampo a través de Sur [16], tiene las siguientes características y objetivos: 1) el fomento de la traducción como actividad principal, lo cual exige un perfil particular de sus colaboradores; 2) el establecimiento de un puente entre Europa y América [17]; 3) la creencia en una “aristocracia del espíritu” y en la “superioridad de la literatura y el arte”; 4) un enfoque universalista y multidisciplinario al mismo tiempo; 5) la promoción de la figura del intelectual apolítico[18]; 6) la revalorización del ensayo como género; 7) la intención de presentar a la Argentina como una región distintiva; 8) el rechazo a la publicación de todo tipo de novela realista y social; 9) el sustento económico de la empresa proporcionado por la editorial del mismo nombre; 10) el grupo inicial de colaboradores seleccionado de los amigos personales de Victoria Ocampo; 11) la consideración de dicho grupo como una “minoría civilizadora” dotada de una “percepción” del gusto o “sensibilidad estética privilegiada”, que defiende el “valor puramente estético” de la escritura, sin contaminaciones ideológico-políticas ni sociales (King, 1989: 173); 12) la importancia otorgada a sus números aniversarios, sobre todo a medida que el grupo de colaboradores iniciales va envejeciendo; la función de estos números conmemorativos es fundamentalmente autoconsagratoria (130); 13) la vinculación con las ideas del código liberal de la “generación del ochenta”, lo cual se manifiesta en la creencia de que el país debe ser gobernado por una “aristocracia universalizante” (93); 14) la promoción de escritores jóvenes y el descubrimiento de nuevos talentos intelectuales [19]; 15) la vinculación con el grupo inglés de Bloomsbury, reconocida por la misma Victoria Ocampo [20]; 16) la autocensura practicada durante el peronismo, al igual que muchas otras publicaciones de la época, como estrategia de subsistencia; 17) la crítica al gobierno peronista por medio de un discurso indirecto [21].  

De las características señaladas por King respecto de la revista de Ocampo, podemos subrayar sólo ciertas coincidencias con las que presenta la sección literaria de La Gaceta bajo la dirección de Dessein. Es necesario, sin embargo, indicar matices aun en el marco de estas coincidencias. Si se analiza la relación entre cultura y política puede decirse que la revista Sur, en este sentido, adhiere a la figura del intelectual apolítico y hace de esta adhesión una especie de “militancia”. Dessein, en cambio, no hace explícito ningún tipo de adhesión ni la exige por parte de sus colaboradores. La ausencia de referencias directas a la política nacional del momento reconocible en los primeros años de su dirección de la sección literaria, parece responder sobre todo al temor de suscitar conflictos con el gobierno de Perón.

Otro aspecto común entre ambas publicaciones se encuentra en el espacio otorgado a un género discursivo particular: el ensayo crítico, género que podemos considerar predominante. 

En lo referente al modo de selección de los colaboradores, tanto Ocampo como Dessein los eligen, en un principio, del espectro de amistades y familiares.  En el caso de Victoria Ocampo entre sus colaboradores figuran su hermana Silvina, su cuñado Adolfo Bioy Casares, sus amigos Jorge Luis Borges, Waldo Frank, Ramón Gómez de la Serna, Drieu La Rochelle, José Ortega y Gasset, entre muchos otros (King, 1989: 66). En el caso de la página literaria de La Gaceta dirigida por Dessein, podemos mencionar dentro del grupo inicial fundacional a sus amigos Víctor Massuh, José Bullaude, Ernesto Schóó, Julio Ardiles Gray, a su padre Daniel Patricio Dessein, a sus primos Martín Campos y Eduardo Dessein, entre otros.

Con respecto a los números aniversario, puede comprobarse que efectivamente la sección literaria de La Gaceta utiliza el mismo recurso que Sur como estrategia autoconsagratoria. Sin embargo, estos números conmemorativos aparecen en La Gaceta con el transcurso de los años, sin que en este período de conformación de su proyecto cultural el director de la sección literaria estudiada se exprese sobre sus objetivos.

Una de las intenciones de su proyecto cultural, reconocida posteriormente, es la promoción de nuevos escritores, de nuevos talentos, como ser el caso ejemplar de Ernesto Schóó en esta primera etapa, y de Tomás Eloy Martínez, en la segunda etapa de la página durante la década del sesenta. En este sentido se asemeja a la labor de Victoria Ocampo, señalada en el punto catorce.

A pesar de que el diario, al igual que la revista Sur, no recibe amenazas directas de cierre o de expropiación por parte del gobierno, la autocensura también es practicada como la mejor forma de supervivencia durante el primer período peronista. Dicha estrategia está vinculada con el último rasgo mencionado en relación a Sur, el uso de un discurso indirecto, el cual también es utilizado por los colaboradores de la sección literaria de Dessein. Al respecto Víctor Massuh, uno de los amigos más cercanos y colaborador-fundador del proyecto de Dessein, recuerda en una entrevista:

A.M.R.: ¿Había autocensura en la época con respecto a temas políticos?

V.M.: Sí había autocensura, un cierto cuidado. No había una devaluación del propio pensamiento. No era una autocensura al punto de una transgresión o de una deslealtad consigo mismo. Había una especie de circunloquio, de buscar una expresión figurada, una especie metafórica..., no decir directamente lo que uno pensaba, la posición de oposición. Exactamente. Había un fomento de un lenguaje indirecto, que como decía Borges a veces es un gran estímulo esa forma es como se vive en un sistema dictatorial. Uno se siente obligado a disfrazar el pensamiento y entonces aparece la dimensión metafórica.(Massuh, 2000)

Como indica la decimoprimera característica señalada por King para Sur, la revista de Ocampo manifiesta una conciencia de élite ilustrada y se construye como guía de gustos. En cierta forma, Dessein, como descubridor de la “calidad”, se presenta como dotado de una sensibilidad estética especial que le confiere autoridad para seleccionar las colaboraciones según dicho criterio. La selección previa del material implica una construcción de la sección como un lugar privilegiado, reservado sólo a los “textos de calidad”. En este sentido cabe destacar lo que sostiene María Eugenia Valentié:

La condición de calidad del trabajo depende del criterio del director del suplemento. No hay comité de lectura, ni asesores literarios, sino que todo es obra de una sola persona: Daniel Alberto Dessein. Durante cincuenta años se ha ocupado personalmente de revisar todas las colaboraciones y determinar su publicación (Valentié, 1999: 8).

Ello supone una consideración del público lector en consonancia con el criterio de calidad de Dessein y de sus presupuestos. La página literaria que él dirige se convierte, de esta forma, en una guía de textos recomendables para un público masivo, pero culto al mismo tiempo, capaz de apreciar y legitimar con sus lecturas dicha calidad. Se trata de un lector alfabetizado pensado como culturalmente alfabetizable, en el sentido de orientación y de enriquecimiento de su formación  escolar. En ello observamos una coincidencia con la función del periodismo como medio de socialización y alfabetización (Pérez de Eulate Vargas, 1999).   

Por último, puede percibirse una coincidencia en la gravitación ejercida respectivamente por las figuras de los editores sobre las publicaciones que ellos dirigen. Tanto Ocampo como Dessein se constituyen en una presencia hegemónica, sutilmente visible en el segundo caso. El director de la sección literaria de La Gaceta concibe cada edición como un desafío personal.

En el siguiente gráfico ilustramos los puntos de influencia de los modelos del Suplemento Literario de La Nación y de la Revista Sur que operan significativamente sobre nuestro objeto de estudio:


Gráfico de Modelos e influencias
grafico3

 

3.3. La sección literaria de La Gaceta (1949-1951). Configuración inicial

Algunas de las características principales de la sección literaria de La Gaceta, según reconoce Dessein, son pautadas desde el principio por su tío Enrique García Hamilton:

El director García Hamilton estableció, desde los comienzos, las características que tendría la “aventura”: yo sería el único responsable de la sección, que funcionaría independientemente de la dirección del diario, la que se auto-limitaba en todo lo relacionado con la selección y edición del material (Dessein, 1994: 1).

La falta de burocratización con respecto a otras secciones del mismo diario es prueba de las múltiples tareas y de la responsabilidad que recae sobre Dessein, quien dice posteriormente al respecto:

El Suplemento Literario no fue burocratizado ni institucionalizado nunca. Esta falta de institucionalización tiene sus pros y sus contras; lo negativo es que nadie se responsabiliza por la pérdida de información.

En otros diarios del país el Suplemento Literario está muy burocratizado: tiene su director, subdirectores y un personal de 4 o 5 personas, si no más. La crítica literaria es realizada aparte. A diferencia de esto el Suplemento de La Gaceta siempre estuvo fuera de la estructura del diario (Dessein, 2000).

En cuanto al destinatario, tal como lo mencionamos, Dessein mismo reconoce que la sección está dirigida a un público culto pero no altamente especializado en materia cultural, en el sentido ilustrado del término:

El público en el que siempre pensé y al que siempre estuvo dirigida la sección es un público culto no especializado, como yo. (...) aquel al que no se le puede hablar de “Dasein” o de “Weltanschauung”. Nunca busqué instruir a nadie, ¡si el público al que va dirigida la sección estaba constituido por mis pares y mis superiores! (Dessein, 2000).

De este modo, Dessein exige tanto a los colaboradores como al público entrar en la lógica de los “usos y gratificaciones” (Abreu Sojo, 2002) relacionada con los medios.

En una polémica entre Serafín Aguirre y Daniel Alberto Dessein, publicada por la “Página Literaria” en 1960 [22], reeditada posteriormente, se perciben claramente los presupuestos que funcionan en la configuración del proyecto de Dessein. Esta polémica sirve como punto de referencia para destacar algunos aspectos relativos a los propósitos y objetivos nunca enunciados de la sección literaria.

En la polémica, Aguirre cuestiona tres aspectos de la página del momento: en primer lugar, el hecho de no ser un testimonio del ámbito geográfico en el que circula, ya que la mayoría de las colaboraciones provienen de escritores porteños; en segundo lugar, el hecho de no constituir un verdadero espacio de difusión de escritores jóvenes tucumanos y del norte argentino; y por último, la falta de unidad ideológica y estética que él ve como propia de las revistas literarias y de los suplementos.

Dessein, en su respuesta a cada uno de estos puntos, da las pautas y criterios que constituyen algunos de los rasgos más importantes de su proyecto, delimita sus funciones y realiza ciertas afirmaciones en cuyos supuestos se puede detectar el concepto de literatura al que se aproxima.

El propósito de la sección, según Dessein es “reflejar la compleja y múltiple realidad cultural argentina en su conjunto”, no sólo la regional. Justifica la falta de identidad ideológico-estética en el hecho de que si ella existiera, impediría presentar el complejo panorama de la vida cultural argentina: “Por otra parte, si columnas como éstas intentan reflejar la compleja y múltiple realidad cultural argentina en su conjunto, ¿cómo limitarlas a ser el vocero de una determinada ideología en el plano regional?” (Dessein, 1993: 4).

Por último, el director deja en claro sus funciones de editor: “¿Qué discriminación estética cabe, como no sea una selección por parte del responsable –que, por supuesto, se equivoca muchísimas veces– del material que considera de mayor calidad en sí o más representativo?”. (Dessein, 1993: 4).


3.4. Los primeros pasos: dificultosa concreción de un proyecto cultural

Lagmanovich (1974) observa una rápida consolidación del proyecto de Dessein. Encuentra una explicación a este fenómeno en el hecho de que, en el momento en que aparece la sección en forma regular y convertida ya en la “Página Literaria” (en 1956), no hay en el circuito local (tucumano) de circulación de bienes culturales un medio que permitiera publicar a escritores jóvenes. Sin embargo, en una mirada retrospectiva sobre los primeros años, Dessein reconoce la inestabilidad del proyecto, lo que cuestiona la regularidad afirmada por Lagmanovich:

Mañana, lunes 28 de agosto de 1995, este Suplemento habrá cumplido 46 años de vida. Cuando corre vertiginosamente hacia su medio siglo, tengo plena conciencia (...) que la vieja Sección Literaria, que inicié el domingo 28 de agosto de 1949, (...) es, en su género, una de las mejores publicaciones que se editan en el país. Y eso es obra exclusiva de los que, escribiendo en sus columnas iniciales, fueron los pioneros de una obra que parecía, entonces, más bien la aventura, destinada al fracaso, de un chiquilín entusiasta (Dessein, 1995: 1).

No se trata, entonces, a ojos del director, de una empresa fácil ni de rápida consolidación durante los tres primeros años. Su consagración definitiva y la ocupación de un puesto legítimo dentro del campo cultural llegarán con posterioridad (1956). Hasta ese momento se vive una época de intensa lucha en la búsqueda de su legitimidad cultural y de su estabilidad.

Entre las dificultades que Dessein debe enfrentar en los primeros años recuerda dos fundamentales. La primera de ellas está relacionada con la escasez de papel. Este hecho tiene connotaciones políticas, si tenemos en cuenta que los diarios considerados independientes sufren expropiaciones de papel por parte del Estado para su redistribución entre los medios oficialistas, ante la crisis mundial del papel. La Gaceta sería uno de los diarios del interior de Argentina que se encuentra en esos momentos entre los medios opositores al gobierno peronista:

Comencemos narrando algunas desventuras. La primera es casi obvia: 1949 no era, en la Argentina, época propicia para emprendimientos culturales de este tipo, cuando La Gaceta, estaba estrangulada por una artificial escasez de papel y amenazadas sus posibilidades de subsistencia. Por lo menos la de subsistir, como subsistió, como diario independiente, cuando el periodismo nacional iba siendo absorbido vorazmente por un régimen todopoderoso (Dessein, 1998: 4).

Imagen del primer número de la sección literaria, dirigida por Daniel A. Dessein [23]
imagen1

Dessein interpreta los comienzos de su proyecto en estos años como producto de su juventud ingenua, un tanto “infantil”, según su propia autocrítica, debido a los difíciles momentos por los que atraviesa el periodismo no oficialista durante el primer gobierno de Perón:

Otro 28 de agosto, pero el de 1949, o sea ya hace 45 años (!), en un rapto de entusiasmo juvenil, no libre de inconsciencia (sólo disculpable porque tenía entonces 22 años) inicié, con la aprobación benevolente del entonces director de LA GACETA Enrique García Hamilton, la publicación de una pequeña sección literaria, como lo exigía la escasez de espacio por falta de papel (...) (Dessein, 1994: 1).

Es en esta coyuntura política donde deben buscarse algunas de las posibles razones del “fracaso” de este primer intento de concretar un proyecto cultural de las características deseadas por Dessein:

La idea era osada para aquellos momentos. El ‘49 fue el peor año para el periodismo argentino. Sin embargo yo pensaba que el diario iba a poder subsistir y se iba a concretar la idea de la creación de un Suplemento Literario (…). En el ‘49 había muy pocos diarios independientes y mucha gente prohibida. Evita a través de ALEA manejaba los diarios por medio de Apold. La gente que publicaba en las secciones literarias de La Nación y de La Gaceta podía hacerlo quizás porque no se le daba demasiada importancia a lo cultural. ¿Qué daño podía hacer que un artículo hablara sobre el "ser"? La gente que escribía era de diferente ideología: de izquierda, radicales, reformistas, pero sobre todo antiperonistas. A Apold y a Eva no les interesó tolerar eso (…). En el país la situación era difícil, el papel se compraba al exterior; cuando llegaba era expropiado por el Estado, que determinaba el costo y la cantidad disponible según si eran diarios dependientes del Estado o empresas independientes. La cuota (cantidad de papel) para los diarios oficiales era elevadísima, mientras que para La Nación y La Gaceta era mínima. (…) (Dessein, 2000).

De la cita se destaca, además, que el peronismo no se interesa por la materia cultural en sí misma, pues no encuentra nada políticamente ofensivo en artículos filosóficos o literarios publicados por cualquier sección literaria de un diario, por más independiente y crítico que este diario fuera.

La segunda dificultad con la que debe enfrentarse Dessein está relacionada con las colaboraciones; concretamente en el hecho de que, a pesar de tener contacto con el periodismo de Buenos Aires, era una tarea ardua encontrar firmas consagradas y colaboraciones seguras para la sección, que al mismo tiempo beneficiaran la estabilidad de su publicación:

La segunda desventura de los tiempos iniciales fue conseguir escritores para la incipiente sección, (...). Entre los jóvenes poetas, ensayistas y autores de ficción de esta y otras provincias, a quienes les pedí que participaran de la aventura, hubo una respuesta de calidad y cantidad suficiente como para arrancar. Pero lograr firmas de Buenos Aires fue dificilísimo (Dessein, 1998: 4).

En la cristalización del proyecto de crear una sección literaria, juegan un rol importante además de su tío y director del diario, Enrique García Hamilton, algunos de sus amigos que luego se convierten en colaboradores permanentes de la sección, a la que le otorgan su apoyo incondicional:

Apenas llegué a Tucumán, Víctor Massuh hacía una presentación de unos trabajos de José Bullaude. Conversé con ellos en una visita que hicieron a La Gaceta sobre mi idea de crear esta sección y ellos se dispusieron a ayudarme. Por eso es que en el primer número hay una nota de Bullaude y en los números siguientes ya aparece la firma de Massuh. Comencé con ellos una relación de amistad (Dessein, 2000).

Dentro del ámbito del periodismo cultural, sus contactos con determinados escritores, como Ernesto Sábato y Víctor Massuh entre otros, le abren las puertas del mundo intelectual. Consigue a través de ellos, de familiares y amigos vinculados al ámbito periodístico, colaboraciones de escritores renombrados que dan prestigio a la sección. De este modo, a través de la valiosa firma de un escritor consagrado, logra llamar la atención de un público erudito y culto, y atraer a otros escritores a las columnas de su sección literaria.

En muchas ocasiones en que no consigue las suficientes colaboraciones, Dessein mismo realiza comentarios de libros y lleva a cabo las tareas de escritor, aunque interpreta retrospectivamente esta labor como un acto de “inconsciencia”:

En aquellos tiempos lejanos ocurría lo contrario de lo que ocurre ahora: faltaban las firmas y los originales, aun cuando la sección era minúscula y me lancé yo mismo a escribir las primeras críticas de libros. Con la inconsciencia propia de mi edad, me creía capaz de tal tarea y me atreví a comentar (fueron mis primeras colaboraciones) el teatro de Jean-Paul Sartre y el de Albert Camus, que llegaban a La Gaceta en aquellas inolvidables ediciones de Losada. Apelé, también al apoyo de mis familiares más próximos: el ingeniero Daniel Patricio Dessein, mi padre, y Eduardo Dessein, mi primo. [...] al poco tiempo y contando ya con comentaristas de gran calidad, me resolví por lo más sensato: refrenar mis arrebatos de pretendido crítico. Me aventuré entonces, con no menos inconsciencia, a escribir cuentos [...] Pero cuando verdaderos cuentistas comenzaron a colaborar en estas columnas, advertí que el creer que podía abordar tan difícil género era otro embeleco (Dessein, 1998: 4).

Desde la posición directiva que ocupa en el diario al lado de su tío, Dessein establece los contactos mencionados con escritores importantes y destacados de la época en un espacio privilegiado. Su despacho se convierte en un lugar de reunión y de elaboración de proyectos e ideas compartidas con amigos. Allí conoce a Víctor Massuh y a José Bullaude, en una visita que hacen a La Gaceta con motivo de la presentación de trabajos de este último en Tucumán. En ese momento Dessein les comenta su proyecto de crear una sección literaria para el diario. Con su apoyo y su respuesta entusiasta y afirmativa, Dessein lleva a cabo su empresa (Dessein, 2000). Desde entonces se estrechan las relaciones en una amistad duradera.

En cada oportunidad que un autor destacado visita Tucumán Dessein lo invita a su casa hospitalariamente, le presenta sus amistades y le propone publicar en el diario. Así es como se contacta con el escritor Ernesto Sábato, mientras Dessein mismo realiza una nota sobre las tareas de este escritor desempeñadas durante su visita a Tucumán en 1949. En esa ocasión, el director de la sección literaria invita a Sábato a cenar a su casa, entabla con él una relación de amistad y lo vincula con sus amigos ligados al diario. De allí en más, las colaboraciones de Sábato en apoyo de la recién nacida sección literaria son un hecho.

También juegan un rol muy importante sus familiares vinculados al periodismo rioplatense. Éstos consiguen colaboraciones de escritores que no frecuentan el ámbito cultural tucumano pero que publican en diarios y revistas prestigiosos de Argentina (como La Prensa, Sur y La Nación).

Otro medio al que recurre Dessein para conseguir colaboraciones de escritores reconocidos y de los jóvenes es la participación en la mayoría de las tertulias literarias de Tucumán y de Buenos Aires. Al respecto recuerda: “Raúl Álvarez Forn es un ingeniero con conocimientos en humanidades, muy dedicado a Toynbee. Lo conocí en Buenos Aires en una de las reuniones de las grandes peñas literarias que se realizaron en la época (“Contrapunto”)” (Dessein, 2000).

Por último, también es importante la labor de sus amigos para conseguir la participación de escritores en la sección. Así, por ejemplo, a través de su amistad con Sábato establece importantes vínculos con escritores de la capital argentina dispuestos a colaborar con la sección. Dessein recuerda:

Borges y Sábato vienen a Tucumán. La Universidad Nacional de Tucumán los trae a pesar de su línea peronista. Cubrí las conferencias de Sábato. Lo invité a comer a mi casa. Se quedó encantado con Tucumán y permaneció un mes. En ese período estrechó las relaciones conmigo y con mis amigos. (...) Sábato fue un gran colaborador desde el principio; gracias a él conseguimos la difusión en Bs. As., además de la ayuda que me podía brindar mi primo de Bs. As. que trabajaba en La Prensa que por cierto no consiguió muchas colaboraciones debido a que el diario fue expropiado. Sábato representó a La Gaceta en Bs. As. Vicente Barbieri, Carlos Mastronardi (excelente poeta argentino) y otros escritores comenzaron a colaborar. Mandan sus textos a través de Sábato. La ayuda que éste nos prestó fue fundamental tratando de quitar miedos y asegurando a los colaboradores que se publicarían sus textos y que se pagarían las colaboraciones. Sábato pidió colaboración a Borges pero éste no quiso publicar fuera del círculo porteño (Dessein, 2000).

Dessein en un principio no recluta a los colaboradores entre los intelectuales que forman parte del cuerpo docente de la Universidad Nacional de Tucumán. Sin embargo, admite en su sección a algunos estudiantes, sobre todo de la Facultad de Filosofía y Letras, como Víctor Massuh y Guillermo Orce Remis. En este sentido podría afirmarse que la actitud de Dessein es política, ya que en el cuerpo de colaboradores de la sección no figura ningún intelectual que estuviera de acuerdo, aunque fuera parcialmente, con la política de Perón. En efecto, cuando se le pregunta a Dessein en la entrevista citada sobre la relación entre la Universidad Nacional de Tucumán y la sección literaria de La Gaceta por aquellos años, afirma:

Por aquel entonces la gente que no estaba en la universidad era la que publicaba en la sección literaria de La Gaceta. Posteriormente a la caída del peronismo comencé a estrechar relaciones con gente de la universidad y muchos de ellos colaboraron. La Universidad de Tucumán tenía una posición muy combativa con respecto a La Gaceta. El diario que impulsaba, El Trópico, era de oposición absoluta. La polémica entre El Trópico y La Gaceta era muy agresiva. Pero no duró mucho tiempo. La Universidad de Descole se desplomó en el año ’50. Los vínculos entre la Universidad, sobre todo la Facultad de Filosofía y Letras, y La Gaceta se estrechan a partir de entonces (Dessein, 2000).

Sobre la suerte que corrió su proyecto a lo largo de las décadas, Dessein recuerda:

Todo siguió en el tiempo que pasa, por lo que el chiquilín del ‘49 es el viejo del ‘99. Un viejo que se detiene hoy un momento para intentar ver entre la bruma del pasado, al chiquilín, y preguntarle, aunque sabe que para él medio siglo en la vida de un hombre es inimaginable, si de alguna manera su proyecto se ha realizado. El viejo y el joven en poco se parecen hoy exteriormente. Pero ambos mantienen viva su devoción por una labor tan constante como apasionada. Y el viejo cree percibir la aprobación del chiquilín. Entonces se dice, me digo y se lo digo a ustedes: todo lo aquí hecho al menos no fue totalmente en vano (Dessein, 1999: 1).

Mirada restrospectiva llena de nostalgia que expresa acabadamente la relación entre creador-editor y proyecto creativo-cultural. 

4. Conclusiones
De lo expuesto a lo largo del presente trabajo, se destacan los siguientes puntos:

1) En una primera etapa que abarca aproximadamente dos años desde agosto de 1949 hasta febrero de 1951, Daniel Alberto Dessein, como fundador y director de la sección literaria de La Gaceta, logra parcialmente su objetivo de crear una sección estable que reúna el material literario del diario. En febrero de 1951 debe abandonar su proyecto por la aguda crisis económica que asfixia a la empresa periodística. Sin embargo, subsiste a través de la sección “Notas” una parte de dicho proyecto, lo que permitirá su resurgimiento en 1956 con más fuerza y estabilidad. En los setenta el proyecto de Dessein logra manifestarse en plenitud al inaugurar en esa década un suplemento literario, del cual actualmente continúa siendo su director.

2) En la supervivencia del proyecto inicial durante estos escasos dos años de publicación inciden de manera decisiva los vínculos familiares y afectivos del director.

3) Una particularidad que introduce Dessein con respecto a las secciones literarias de diarios como La Nación y La Prensa consiste en la falta de burocratización. Él mismo, como se dijo, desempeña las múltiples funciones correspondientes a la edición, dirección y confección de cada página. Cabría confrontar en trabajos futuros esta misma particularidad en relación a otros diarios locales y contemporáneos de esta primera época (1949-1951), como ser Trópico (1947-1950), diario universitario de tendencia peronista.

4) La probable influencia en la elaboración de la sección literaria de los suplementos culturales de los diarios La Nación y La Prensa, y de la revista Sur, órganos que ocupan una posición dominante en el campo cultural de la época, aparece como evidente. Se debe tener en cuenta que esta afirmación no reviste un carácter definitivo y su plena comprobación excede los objetivos del presente trabajo, labor que queda como punto a desarrollar en investigaciones futuras.

Puede decirse, a modo de cierre, que en esta primera época en que Dessein elabora su proyecto y arriesga ciertos intentos de publicación (un total de 36 páginas), se preocupa más por ser un organizador cultural dentro de una empresa periodística que una presencia hegemónica que se expresa a través de editoriales o de copetes normativos dentro de la misma publicación. Ello se ve, entre otros aspectos, en el modo como selecciona a sus colaboradores a partir de un sector particular del campo intelectual argentino, no inclinado hacia el peronismo.

En investigaciones posteriores queda por demostrar cómo se rearticula el campo cultural a partir de la caída del peronismo en 1955 y su incidencia en la página literaria de La Gaceta, bajo la misma dirección. Tarea en la que actualmente nos encontramos en proceso de desarrollo.

5. Bibliografía
Fuentes primarias
Documentos del Diario La Gaceta de Tucumán:

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- Dessein, Daniel Alberto (1992): “Nuestros 43 años”. Suplemento Literario, La Gaceta, San Miguel de Tucumán, Argentina, domingo 23 de agosto, p. 1.

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Entrevistas:
- A Daniel Alberto Dessein, San Miguel de Tucumán, febrero de 2000.

- A Víctor Massuh, San Miguel de Tucumán, julio de 2000.

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6. Notas

[1] “Por iniciativa del subdirector de La Gaceta, Daniel Alberto Dessein, se había intentado regularizar la aparición de una página literaria dominical ya en 1949, para sustituir con ello el tratamiento indiscriminado de libros y publicaciones según el sistema de reseñas no firmadas. Este primer intento duró menos de lo necesario para establecer una imagen definitiva; (...)” (Lagmanovich, 1962: 8).

[2] A este perfil responden revistas como The Criterion, la Nouvelle Revue Française, la Revista de Occidente y Sur dirigidas a un público selecto (Rivera, 1995: 15).

[3] En este punto Rivera se apoya en la definición propuesta por E. B. Taylor: “La otra concepción, en cambio, tendría su punto de partida en la vieja definición integradora que propuso E. B. Taylor hacia 1874, cuando hablaba de la cultura como ‘conjunto complejo que incluye conocimiento, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad’ (...)” (Rivera, 1995: 15-16).

[4] El “periodismo cultural” comprende una amplia gama de textos: revistas especializadas, suplementos de diarios, revistas de divulgación, fascículos, publicaciones académicas, etc. (Rivera, 1995: 20).

[5] Cuando un órgano de periodismo cultural privilegia una de estas características sobre la otra, la consecuencia inmediata consiste en el desconocimiento del “estatuto y la trascendencia funcional de la otra”. Es el caso de muchas revistas pequeñas, como las revistas de vanguardia, que han privilegiado la parte creativa con especial interés por la experimentación. El caso contrario, la priorización de la divulgación por sobre el aspecto creativo, también tiene como consecuencia una desvalorización de la otra línea por considerarla exclusiva de especialistas. (Rivera, 1995: 16-17).

[6] “La revista de pequeño formato será reivindicada, en definitiva, como el lugar por excelencia de la exploración y la revelación de la ‘verdad’ literaria o artística, en tanto que el suplemento quedará ancilarmente reducido, desde esta óptica, al papel periférico de divulgador que debe adecuar su tratamiento a otro tipo de reglas de juego, sospechadas a su vez de ser vehículos de superficialidad y banalización: la difusión masiva para públicos no especializados” (Rivera, 1995: 16).

[7] Aunque se debe tener en cuenta que la encuesta, la entrevista y la polémica, no son géneros exclusivos del ámbito cultural, sino que son usados con mucha frecuencia en la prensa en general. (Rivera, 1995: 115-140).

[8] Las revistas y suplementos literarios son, para Rivera (1995: 115), lugares “de asiento tradicional de la crítica literaria, ejercida en ellos desde variadísimas perspectivas estéticas y teóricas y con diferentes grados de madurez y de sabiduría”.

[9] Como caso ejemplar Rivera (1995: 38-39) señala la labor de Jorge Luis Borges recogida posteriormente en Otras inquisiciones (1952), que contiene principalmente ensayos de tipo especulativo; algo también tratado por Jaime Rest (1982: 73-74).

[10] Para describir la labor llevada a cabo por Daniel Alberto Dessein por aquellos años se toma como referencia una entrevista realizada en febrero de 2000 y las notas firmadas por el director publicadas en los números aniversario del suplemento literario, en donde presenta su propia visión retrospectiva. De los números conmemorativos se toma los correspondientes a los aniversarios cuadragésimo tercero (1992), en el cual el director dedica algunas palabras a la historia del suplemento con motivo de una enfermedad de la cual no creía poder recuperarse; el cuadragésimo quinto (1994), y el quincuagésimo aniversario (1999).

[11] “El editor literario, que trabaja sobre todo en la detección precoz de talentos y en la valorización de éstos a partir de un texto que basta componer en plomo e imprimir, halla el centro de gravedad de su trabajo en las relaciones personales, en una cultura extensa, en un sentido estético o literario, en una percepción de los problemas de la actualidad” (Moles, 1975: 251).

[12] Aunque Valentié no colabora en la primera etapa de la sección literaria, su labor como colaboradora permanente a partir de 1956 hasta la actualidad, su amistad estrecha con el director del suplemento y el hecho de ser considerada por Dessein como la representante de los colaboradores del mismo, le otorgan la autoridad suficiente a sus palabras acerca de la historia del suplemento.

[13] Dessein afirma: “La sección no siguió ningún modelo de periodismo cultural. No había grandes modelos ni nacionales ni internacionales en que inspirarse. Un suplemento que existía en aquella época era el de La Nación pero estaba muy restringido.” Y justifica esta falta de influencia en una actitud de rechazo de su parte a lo producido en la época: “Porque estaban muy politizados. Todos estaban dirigidos por el régimen". [Obsérvese cómo denomina Dessein al peronismo]. (Dessein, 2000).

[14] Aquí sólo se tienen en cuenta algunos aspectos del suplemento cultural del diario La Nación, según lo descripto por Rivera en el libro citado.

[15] Este dato fue corroborado recientemente en una entrevista realizada en julio de 2007.

[16] Su modelo está inspirado, a su vez, en el que le proporcionan contemporáneamente la Revista de Occidente, de la cual es responsable Ortega y Gasset y la Nouvelle Revue Française dirigida por Andre Gide. (Cfr. Rivera, 1995: 75 y King, 1989).

[17] Esto, en realidad, se constituye como una estrategia de la revista para promover la difusión de movimientos, corrientes y figuras importantes de la cultura europea junto con las propuestas del grupo central de colaboradores de la revista.

[18] Esta noción se basa en la propuesta de Julien Benda en La trahison des clercs (1927): un intelectual comprometido con los valores humanos universales y eternos, lejos de las esferas política y social. Ocampo coincide con Ortega y Gasset en que hay una distancia insalvable entre los intelectuales y las masas, y en que los primeros están más cerca de las élites intelectuales de otros países que de sus conciudadanos. (Cfr. King, 1989: 63).

[19] Lo que se demuestra, según King, en el hecho de ser una de las primeras revistas que publica textos del filósofo existencialista Jean Paul Sartre (anteriores a sus escritos más comprometidos) en un momento en que todavía no había alcanzado la fama internacional. (King, 1989: 108).

[20] King (1989:103), apoyado en un análisis que hace Raymond Williams sobre el grupo de Bloomsbury, señala similitudes entre ambos grupos como la pertenencia a un sector de la clase alta, el nivel de educación elevado de sus miembros, una relación conflictiva con la clase de donde provienen.

[21] En la revista, la postura antiperonista se manifiesta indirectamente a través de algunos relatos, poemas y ensayos escritos por Borges como “El escritor argentino y la tradición” (1955) y Bioy Casares  en “Homenaje a Francisco Almeyra” (1954). En ellos ambos escritores atacan la “barbarie” peronista, para lo cual utilizan como recurso la analogía con la época de Rosas, desde una posición cercana a Sarmiento. Bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq ambos escritores relatan dos cuentos famosos por sus referencias negativas a Perón y que sólo se publicaron, según observa King, después de la caída de su segundo gobierno: “La fiesta del monstruo” y “El hijo de su amigo”. (Cfr. King, 1989: 183).

[22] La polémica de referencia corresponde al 15 de mayo de 1960. Fue reeditada bajo el título de “Viejas polémicas”, Suplemento Literario, La Gaceta, San Miguel de Tucumán, domingo 25 de julio de 1993, p. 4.

[23] La imagen reproducida a continuación corresponde al artículo de Daniel Alberto Dessein publicado en ocasión del aniversario del suplemento literario titulado “Desventuras y venturas de un editor”, Suplemento Literario, La Gaceta, San Miguel de Tucumán, domingo 16 de agosto de 1998, p. 4.

Agradecemos al Dr. Alfredo Coviello (hijo) por su colaboración desinteresada y generosa a nuestra investigación.


* Este artículo es producto de una investigación doctoral en curso financiada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), DE República Argentina.

FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS::

Risco, Ana María (2008): "La prensa del norte argentino, en la encrucijada de la comunicación cultural. La página literaria del diario La Gaceta (1949-1951)". Revista Latina de Comunicación Social, 63 páginas 313 a 330. La Laguna (Tenerife): Universidad de La Laguna, recuperado el ___ de ________ de 2_______, de
http://www.revistalatinacs.org/08/26_32_Tucuman/Ana_Maria_Risco.html

DOI: 10.4185/RLCS-63-2008-770-313-330