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Teología y vida - La patrología en los 40 años de Teología y Vida

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Teología y vida

versión impresa ISSN 0049-3449

Teol. vida v.41 n.3-4 Santiago  2000

http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492000000300004 

Samuel Fernández Eyzaguirre
Docente de la Facultad de Teología
Pontificia Universidad Católica de Chile

 

La patrología en los 40 años de Teología y Vida

 

INTRODUCCION

Ya en la primera página del primer artículo del primer volumen de Teología y Vida (TyV), aparecen los nombres de Clemente, Orígenes y Agustín (1). Los Padres de la Iglesia están presentes desde el inicio, pero de modo poco significativo. Más tarde, con el correr de los años, numerosos artículos enfrentarán temas teológicos recurriendo a los escritores de la antigüedad cristiana, hasta hacer alcanzar a la patrística un peso considerable en el contexto general de la producción científica de Teología y Vida.

El presente estudio se estructura en tres secciones. La primera se propone clasificar el material patrístico que ofrece nuestra revista, distinguiendo entre los estudios de carácter más literario y aquellos más teológicos, estos últimos serán ordenados, y brevísimamente comentados, según la división tradicional de la teología. Esto permitirá observar tanto los temas y autores patrísticos mejor tratados como los silencios más elocuentes. La segunda, más breve, se detiene en las instancias que han favorecido la elaboración de trabajos de patrística, con el fin de destacar los esfuerzos más fecundos con vistas al futuro. La tercera sección intenta una aproximación diacrónica a los artículos de carácter patrístico. Esta visión fija su mirada, no tanto en el contenido, sino más bien en la motivación que impulsa el recurso a los Padres de la Iglesia y en cuestiones de método. Lo que cambia a lo largo de los años no son solo los contenidos, sino sobre todo el motivo y el método de acercamiento a los teólogos cristianos más antiguos. Se concluye con un examen crítico de lo que se ha presentado en las secciones anteriores, destacando algunas lecciones y desafíos que plantean los trabajos patrísticos ofrecidos por TyV.

En cuanto a la delimitación del material analizado, han sido seleccionados todos aquellos artículos cuyo tema central es un autor o una doctrina que pertenece a la época patrística, tomada en el sentido más amplio (2). Al optar por este criterio histórico, en la delimitación del material, se prescinde del criterio dogmático, y de este modo se estudian no solo los autores ortodoxos, sino también los heré-ticos (3).

Queda fuera del examen sistemático una buena cantidad de citas patrísticas que aparecen referidas, de modo más o menos tangencial, en diversos artículos de carácter no patrístico. Siguiendo una tradición inaugurada por San Jerónimo, se incluye al judío helenizado Filón de Alejandría entre los autores tratados (4). Cumplen con estas condiciones poco más de cincuenta artículos.

1. DESCRIPCION DEL CONTENIDO DE LOS ARTICULOS PATRISTICOS DE TyV

Las "ciencias patrísticas" enfrentan una gran diversidad de tareas. Se habla correctamente de las ciencias patrísticas, en plural, porque ellas abarcan una buena cantidad de disciplinas más o menos autónomas. Desde el establecimiento crítico del texto hasta la interpretación de su doctrina teológica. Las primeras cuestiones se presentan más históricas y filológicas, mientras las últimas más teológicas y sistemáticas. El patrólogo, o mejor, la patrología, no debe descuidar ninguna de ellas. La preparación que requiere cada uno de estos ámbitos es diversa, por lo que resulta natural que, generalmente, no sea la misma persona la que realiza el trabajo patrológico en todas sus diferentes etapas (5) .

Teniendo como guía las propuestas del Henri Crouzel, se pueden distinguir varias tareas que competen al patrólogo (6). Junto con enunciarlas, se expondrá cuánto espacio ha dado TyV a cada una de ellas.

a. Clasificación de los artículos de acuerdo a su contenido

a.1. Artículos de carácter más histórico y exegético

Acerca de la edición crítica de textos (paleografía, codicología y crítica textual), que es el primer paso de la patrística, no se encuentra ningún artículo específico; ciertamente, hay referencias a la crítica textual en más de un estudio, como, por ejemplo el de Arbea, sobre el Carmen de incarnatione (7), pero ningún artículo se dedica a esta tarea. Tampoco se encuentra en TyV algún estudio sobre arqueología o epigrafía cristiana antigua en relación con la patrología, o uno consagrado a los problemas de la paternidad o datación de algún escrito, si bien no son escasas las referencias a este tema en artículos de carácter doctrinal (8).

Unos pocos artículos abordan problemas del lenguaje de los textos cristianos primitivos (gramática, estilo, géneros literarios, retórica, vocabulario, etc.), entre ellos cabe destacar el trabajo de Stone, sobre la retórica en la carta a los efesios de Ignacio de Antioquía, el de Inostroza, sobre el término logos en dos autores antiguos, uno de Zañartu, acerca de la relación entre el lenguaje filosófico en la teología y, nuevamente, el de Arbea (9).

El problema de la influencia de la cultura coetánea, sobre todo helenística, en los escritos patrísticos también ha sido abordado en TyV. Se destacan dos artículos del Zañartu, uno sobre Filón y otro ya mencionado sobre la relación entre el lenguaje de la filosofía ante la teología, uno de A. Arteaga que se vale de un texto de Orígenes en su reflexión acerca del lugar de la filosofía en la formación teológica, otro de A. Meis aborda la interrelación filosófico-teológica en la obra origeniana, uno de Ciner de Cardenali acerca de la unión mística en Orígenes y Plotino, el de Martín sobre la visión pagana y cristiana del monasticismo y, finalmente, R. Viviani estudia la relación entre lo cristiano y lo vernáculo en la arquitectura del Medio Oriente (10). También se encuentra un estudio que utiliza un texto patrístico como fuente para la historia de la Iglesia: Navarro se vale del Epistolario de Jerónimo para reconstruir un capítulo de la historia del monaquismo (11).

Más abundantes son los artículos de exégesis patrística. Tres son sobre el Antiguo Testamento (Villegas, sobre el salmo 61; Castellano y Ossandón-Rodríguez, sobre el Cantar de los cantares), los otros dos son sobre el Nuevo Testamento (sobre el Evangelio de San Juan y acerca de unos versículos de la Carta a Romanos). Estos artículos se centran fundamentalmente en los principios hermenéuticos para leer la Biblia utilizados por los autores cristianos estudiados, lo que interesa no es tanto el contenido, como el método de lectura de las Sagradas Escrituras. La interpretación origeniana de la Biblia es la que cuenta con mayor número de investigaciones (12). Si bien estos trabajos son de historia de la hermenéutica bíblica, no se puede omitir su contenido doctrinal que poseen.

a.2. Artículos de carácter más teológicos

Como era de suponer, en una revista de Teología, la mayor parte de los artículos están consagrados a cuestiones doctrinales. El estudio de la doctrina de los escritos patrísticos es protagonista entre los artículos de patrología publicados por Teología y Vida. Y la doctrina principal —no única— contenida en estos textos antiguos es, naturalmente, de carácter teológico (13).

Muchos de los temas patrísticos, abordados en TyV, pueden ser clasificados de acuerdo a una división tradicional de la teología. Otros, por el contrario, se resisten a entrar en dicho esquema. Cuando el interés que impulsa la investigación patrística está motivada por la teología sistemática, es natural que sus resultados se puedan inserir en la división tradicional de la ciencia teológica; pero cuando es motivado por el interés en un autor antiguo o en un texto determinado, es frecuente que sus resultados sean difícilmente clasificables en el esquema clásico de los tratados (14). Los artículos serán agrupados de acuerdo a su argumento teológico principal, sabiendo que la realidad es más compleja.

La eclesiología está presente en la revista. Tolosa, en 1963, estudia la sentencia extra Ecclesiam nulla salus, el estudio trata la historia de esta afirmación y, sin ser propiamente patrístico, alude algunos testimonios patrísticos (15). De argumento eclesiológico y pneumatológico es el estudio de A. Meis acerca del conflicto de la Iglesia de Corinto, documentado en la carta de Clemente Romano. Decididamente pneumatológico es el artículo de la misma estudiosa que aborda la presencia del Espíritu Santo en las confesiones de fe del s. II (16). Relacionado también con la eclesiología, se encuentra un artículo sobre la Eucaristía en S. Agustín (17). Las discusiones conciliares acerca de los ministerios están reflejadas por dos artículos acerca del diaconado. Son artículos de teología sistemática que cuentan con abundante material patrístico (18).

El tratado de creación está presente por medio de dos estudios sucesivos de S. Zañartu. En 1981 aborda la creación del hombre y el mundo en el De opificio mundi de Filón de Alejandría, y el mismo año expone el mismo tema en el Hexamerón de Basilio de Cesarea (19). Ambos estudios guardan una cierta unidad por las afinidades doctrinales y culturales que se verifican entre el ambiente alejandrino de Filón y el capadocio de Basilio.

Un cuidadoso artículo de S. Zañartu investiga la cristología de Ignacio de Antioquía a partir de su vocabulario teológico (20). Y años más tarde, el mismo autor publica un trabajo sobre la fórmula de Calcedonia (21). Se trata de los únicos artículos patrísticos que tienen a la cristología como tema central.

La doctrina trinitaria es abordada por varios investigadores. A. Meis dedica un trabajo al problema de Dios en Tertuliano, abordando no solo el Adversus Praxean, como se hace a menudo, sino un universo mucho más amplio de obras (22). M. Arias enfrenta la enseñanza trinitaria de Agustín, a partir del De Trinitate (23). Agustín también es estudiado por S. Zañartu en 1998, en el último Seminario de Estudios Patrísticos, y en el año 1999 el mismo estudioso publica un trabajo acerca de la controversia en torno al Filioque. Este último artículo estudia el problema en un contexto más amplio que el meramente patrístico, a saber, desde el Nuevo Testamento hasta el reciente documento eclesiástico sobre las tradiciones griegas y latinas respecto a la procesión del Espíritu Santo (24). Y en el Seminario recién mencionado, el tema de Dios Padre es abordado por F. García Bazán, esta vez, en los textos gnósticos de Nag Hammadi (25). Es interesante notar que este último artículo estudia literatura heterodoxa (gnóstica) sin afán polémico.

Indudablemente, es en la antropología teológica donde se ha detenido la atención mayoritaria de los patrólogos. Esto se debe a la riqueza antropológica contenida en la literatura cristiana antigua y, sin duda, a los trabajos y a la docencia de la hermana Anneliese Meis. Aspectos específicos de la antropología de dos grandes autores como Orígenes y Agustín son abordados por ella en artículos sucesivos: el problema de la inpeccantia en el De spiritu et littera de Agustín y el problema del mal en el Perí archôn de Orígenes (26). Relacionado, también, con la antropología está el aporte de C. Hallet sobre el modo de conocer a Dios según el Ps. Dionisio (27). Un tema central de la antropología griega, como es la divinización del hombre, es estudiado en Atanasio de Alejandría por La Paz (28). T. Koljatic ofrece parte de los resultados de su tesis de licenciatura en un artículo que se detiene en la condición primigenia del hombre según la Oratio catechetica magna de Gregorio de Nisa (29). También como fruto de un trabajo de licenciatura, J.A. Pachas publica un trabajo sobre un aspecto del progreso espiritual expresado por medio de la metáfora de la ascensión, de acuerdo al De beatitudinibus del mismo Gregorio Niseno (30).

Dos artículos recientes de A. Meis estudian históricamente la influencia y la recepción de alguna doctrina patrística (1998 y 1999). Se trata de un trabajo, de argumento principalmente antropológico, sobre el origenismo de Gregorio niseno y otro sobre la Wikungsgeschichte en Occidente de la doctrina del ocultamiento de Dios desarrollada por Dionisio el Areopagita (31).

Un par de artículos de A. Meis enfrentan temas de carácter más pastoral, uno sobre la religiosidad popular y otro sobre la teología pastoral en el Comentario origeniano sobre el Cantar de los cantares y el De doctrina christiana de Agustín (32). También relacionado con la actividad pastoral de un Padre, se encuentra el aporte de Mandouze, leído en el último seminario de estudios patrísticos (33). En TyV se encuentran dos artículos que podríamos clasificar dentro de la moral, uno de A. Meis sobre la paz y la violencia en Agustín (34), y otro de O. Velásquez que se refiere a la diferencia entre la conciencia pagana y cristiana en un caso presentado en el De civitate Dei de Agustín (35). Y solo un artículo intenta una síntesis de la teología de un autor antiguo, es el caso de un trabajo sobre Ildefonso de Toledo (36).

b. Clasificación de los artículos de acuerdo a los autores estudiados

La primera página del artículo de M. McGrath, citada más arriba, resultó profética en lo que se refiere a Orígenes y Agustín. Ellos son los Padres más estudiados en estos 40 años de TyV. Dejando fuera las referencias laterales, se pueden contar once artículos dedicados a Orígenes (37), y diez a Agustín (38). Estos dos autores son notablemente los más tratados en TyV. Además se encuentran tres estudios sobre Gregorio Niseno (39), otros tres dedicados al Pseudo Dionisio el Areopagita (40), dos a Ignacio de Antioquía (41)  y dos a Jerónimo (42). Otros autores son abordados una sola vez: Clemente Romano, Hilario, Ambrosio, Tertuliano, Filón de Alejandría, Basilio de Cesarea, Ildefonso de Toledo, Atanasio, Sedulio, Justino y Bernardo (43).

2. INSTANCIAS QUE HAN FAVORECIDO LOS ESTUDIOS PATRISTICOS

No es posible establecer el origen de cada uno de los artículos de contenido patrístico publicados por TyV. Pero, en su mayoría, son fruto de algunas instancias ofrecidas por la Facultad de Teología de nuestra Universidad (44).

En primer lugar, naturalmente, hay que mencionar la actividad académica de los profesores. Tanto Sergio Zañartu como la hermana Anneliese Meis, a quienes se debe la mayor parte de los artículos en cuestión, han enseñado Patrología en nuestra Facultad. Al comparar los títulos de los cursos de postgrado impartidos en nuestra Facultad con los artículos estudiados, la relación se hace evidente. Varios artículos de A. Meis y S. Zañartu (a veces junto a O. Velásquez), y uno de M. Arias, son fruto de su actividad docente (45). Otros artículos son presentados en la Lectio inauguralis de nuestra Facultad de Teología o en algún el seminario interno de profesores (46).

Luego, se debe tener en cuenta el complemento de lo anterior, es decir, la actividad de los alumnos de postgrado que, en algunos casos, habiendo escrito una tesis de contenido patrístico, han publicado parte de sus resultados en TyV. Es el caso de los artículos sobre Ildefonso de Toledo, Atanasio, Orígenes y dos sobre Gregorio de Nisa (47).

Por último, una importante iniciativa que ha dado muchos frutos son los Seminarios de Estudios Patrísticos, organizados por nuestra Facultad en conjunto con el Instituto de Filosofía de la U.C., que se realizan, desde 1977, por iniciativa de O. Velásquez y S. Zañartu. Los cinco Seminarios ya realizados han aportado más de treinta artículos a Teología y Vida. El último Seminario fue publicado en su totalidad en dos números sucesivos (48).

3. VISION DIACRONICA DE LOS APORTES PATRISTICOS DE TyV

a. Renovación de la patrología en el siglo XX

Antes de entrar al estudio del material patrístico de TyV en su desarrollo histórico, es necesario dar una mirada al lugar que la patrología ha tenido en la renovación teológica impulsada por el Concilio Vaticano II.

El año 1866 puede considerarse de gran significado para el florecimiento de los estudios patrístico. Es el año en que se inicia la publicación del Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, conocido como el Corpus de Viena (CSEL). Junto a la relevancia de la empresa en cuanto a la utilidad de proveer textos críticos de los escritores cristianos antiguos, hay que señalar que esta iniciativa marca el inicio del encuentro sistemático entre los estudios patrísticos, pertenecientes al ámbito teológico, y la filología clásica, que desde inicios del s. XIX había hecho grandes progresos, en especial, en el mundo germano (49). Otras colecciones similares surgirán posteriormente. En 1897 saldrá a la luz el primer volumen de Die griechischen christlichen Schriftsteller der ersten drei Jahrhunderte, Leipzig-Berlín. Estas iniciativas editoriales marcan un nuevo acercamiento a los textos patrísticos. Ya no es la intención polémica la que motiva el recurso a los Padres, al contrario, se comienzan a estudiar críticamente los textos en sí mismos. El mismo fenómeno que se observa en la edición de textos, se verificará más tarde en los resultados de los estudios patrísticos.

Pero hasta fines del siglo XIX, en ámbito católico, las ciencias teológicas de carácter histórico eran poco estudiadas y con escaso sentido crítico (50). Tanto en exégesis bíblica como en patrología, los protestantes desarrollaban investigaciones de hondo sentido científico. Baste recordar figuras como la de Adolf von Harnack (1851-1930), cuyas obras, algunas de ellas publicadas a fines del s. XIX como el Lehrbuch der Dogmengeschichte (Freiburg-Leipzig, 1886-1890), son aún útiles, e incluso indispensables, para el investigador de hoy (51). Este tipo de trabajos era poco frecuente entre los estudiosos del mundo católico. Más aún, el propio Harnack afirmaba en su Lehrbuch que hasta tal punto, en la teología católica, el dogma se considera inmutable, que hasta hoy es imposible que un católico haga una investigación científica, libre e imparcial de la historia del dogma (52).

El siglo XX trae consigo un esfuerzo de renovación de los estudios históricos en la teología católica. En 1900 nace la "Revue d’histoire ecclésiastique" y comienzan una serie de publicaciones de marcado carácter científico e histórico que tendrán un notable influjo en la formación de la teología del s. XX, tales como el Dictionnaire de théologie catholique (1903), el Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de litugie (1907), el Dictionnaire d’histoire et de géographie ecclésiastiques (1912), entre otras (53). Más tarde aparecerá en 1942, también en Francia, impulsada por Daniélou, Lubac y Mondésert la importante colección Sources Chrétiennes, que hoy cuenta con más de 400 volúmenes.

Paralelamente a la renovación bíblica, en la primera mitad del s. XX, se verifica un auge en los estudios patrísticos, tanto en las facultades de teología como en los monasterios (54). Pero mientras en el ámbito bíblico, por reacción a los protestantes y racionalistas, los exegetas trabajaban en un clima de desconfianza por parte de las autoridades eclesiásticas, en la patrología se gozaba de mayor libertad, especialmente en el campo de la crítica literaria e histórica, distante del más complejo ámbito de la historia del dogma. Esta situación pudo favorecer el cultivo de las disciplinas filológicas e históricas en la teología católica que servirá de base para trabajos posteriores de carácter doctrinal.

Un nuevo ambiente se produce al terminar la Segunda Guerra Mundial. Quedaban atrás los deseos de restaurar una sociedad de "cristiandad" y la Iglesia se disponía a vivir en un mundo plural. La época patrística se presenta como un paradigma útil. Unas palabras del Padre Alberto Hurtado, pronunciadas al inicio de la postguerra, ilustran bien esta nueva situación: "La teología debe ponerse en contacto con su época. Nuestra época es inmensamente parecida a la primitiva época cristiana. Están desapareciendo las seguridades de un orden llamado cristiano" (55). El fin del "orden cristiano" invitaba a mirar la época de los padres como un modelo para entablar un nuevo tipo de relación con el mundo. Este anhelo impulsa dos tendencias de orientación aparentemente contradictoria que marcan este nuevo ambiente: una mayor atención a la realidad del momento y un renovado contacto con las fuentes (56). Precisamente este ambiente que mira al pasado para transformar el presente, es el que da como fruto el Concilio Vaticano II. De acuerdo a lo anterior, es posible afirmar que esta nueva vitalidad de la patrología no es simplemente una consecuencia del Vaticano II. Antes bien, ha sido la renovación bíblica, litúrgica y patrística, junto a otros factores (57), la que ha dado el impulso a la renovación eclesial llevada adelante por el último Concilio Vaticano.

La revista TyV nace en este ambiente de renovación marcado por el gran concilio pastoral. Pero, naturalmente, este nuevo contacto con los primeros siglos de la Iglesia se produce gradualmente. Lo hábitos teológicos no se cambian de un día para otro. Esto nos invita a describir, con una perspectiva diacrónica, el modo de recurrir a los Padres de la Iglesia. Se trata de verificar cómo se produce concretamente en los artículos de TyV el cambio de perspectiva que implica un acercamiento serio a las fuentes.

b. Diversas etapas en el recurso a los Padres en los 40 años de TyV

A lo largo de los 40 años de TyV, no siempre se ha recurrido a los Padres del mismo modo ni con los mismos propósitos. A continuación se ofrece un esquema de las diversas etapas que se pueden distinguir en cuanto al recurso a los autores patrísticos. Si bien las etapas no se suceden cronológicamente de modo estricto, sí es posible verificar un "itinerario" en la presencia de los padres en Teología y Vida.

b.1. "Así, por ejemplo, Clemente, Orígenes y Agustín". La prueba patrística

Como se señaló al inicio, ya en el primer artículo de Teología y Vida, aparecen los nombres de Clemente, Orígenes y Agustín. En un trabajo de M. McGrath (58), estos tres autores aparecen mencionados tangencialmente, a modo de ejemplo, para probar que la actitud actual de la teología hunde sus raíces en los primeros siglos. Esta será la actitud dominante frente a los autores patrísticos durante un amplio arco de tiempo.

Con mayor o menor penetración, los escritores cristianos de la antigüedad serán citados, pero el interés será normalmente dogmático e incluso polémico. Los autores patrísticos no son valorados es sí mismos, sino que se recurre a ellos en busca de un argumento que prueben el carácter tradicional de una determinada doctrina. El interés principal del recurso a la patrística es el de certificar la antigüedad de las afirmaciones de la teología posterior. A menudo se buscan referencias antiguas para reafirmar doctrinas que han sido sistematizadas posteriormente (59).

Así, por ejemplo, un estudio de V. De Santiago ofrece una nota con abundantes citas patrísticas para probar la canonicidad de los evangelios sinópticos (60); F. Hofmans dedica media página a los testimonios patrísticos relativos a un tema eclesiológico y algo similar en un artículo de mariología (61); los ejemplos se podrían multiplicar. Hay autores como Agustín que son frecuentemente citados, aquí y allá.

Este procedimiento en algunos casos es correcto, pero, en ocasiones, saca de contexto las afirmaciones de los antiguos, las desfigura y rigidiza. La falta de atención al contexto propio de un escrito puede producir grandes malentendidos. La dificultad es que no se estudia a los Padres en sí mismos, ni en su propia ley. Con esto no se pretende afirmar que las referencias patrísticas de este tipo sean inoportunas, estén mal hechas o no sean fieles a su significado original (cosa que a veces sucede); solo se quiere insistir en el hecho que son siempre tangenciales, de apoyo, a propósito de otra cosa; pero nunca son el centro de la cuestión que se enfrenta.

b.2. "Buscar los caminos del futuro a la luz del pasado". Los Padres al servicio del presente

El paso de la primera a la segunda etapa es claro y significa un gran avance en el modo de acceder a la literatura cristiana antigua. El nuevo acercamiento marca el inicio de los estudios estrictamente patrísticos.

La frase propuesta como título está tomada textualmente de la primera página del primer artículo patrístico que se encuentra en TyV. Se trata de un trabajo de la hermana Anneliese Meis, del año 1977, Clemente romano: el Espíritu Santo y el conflicto de Corinto. Más allá del contenido del artículo, que también interesa, es paradigmático que el primer párrafo del estudio esté consagrado a la justificación de la relevancia de la patrística para la teología y para la vida eclesial de aquel entonces. Vale la pena citarlo in extenso:

"En estas reflexiones volvemos la mirada hacia la historia. Esto puede parecer a muchos un esfuerzo interesante quizás, pero de poco alcance para el día de hoy. Sin embargo, hay momentos en la vida de un hombre, de un pueblo, de la Iglesia, en que conviene volver al "origen" para encontrar una orientación nueva. Son momentos de crisis que urgen a buscar los caminos del futuro a la luz del pasado. Sucede entonces que hombres de épocas remotas comienzan a entregar un mensaje de peculiar actualidad. Estimamos que esto sucede con Clemente Romano, destacado personaje del siglo I, que vivió como nosotros en un tiempo de transición, donde se cuestionaban las estructuras existentes en busca de horizontes nuevos, haciendo peligrar así profundamente la unidad de la Iglesia" (62).

Es evidente el esfuerzo de justificar el estudio de la patrística. Las urgentes dificultades eclesiales del momento podrían haber hecho aparecer irrelevante una mirada a los primeros siglos, por ello se hace necesario justificar el recurso a los Padres en base a la situación de aquel momento: se debe estudiar a los autores antiguos porque poseen un mensaje de gran actualidad; nos interesa Clemente porque vivió un tiempo semejante al nuestro. También el tema es indicativo: Se estudia el conflicto eclesial de Corinto porque presenta paralelismos con el conflicto que vivía la Iglesia en la década de los 70. Esta tendencia, que marca el inicio de estudios propiamente patrísticos será la dominante por muchos años. La mayoría de los artículos patrísticos que pertenecen a esta tendencia son artículos que podrían clasificarse como de historia del dogma. El estudio de los Padres es motivado por las preocupaciones teológicas de aquel momento.

Este tipo de acercamiento es fecundo, pero encierra el riesgo de perder de vista la intención original del autor estudiado por verlo demasiado a la luz de los problemas actuales. Hay temas que aparentemente son semejantes, pero que en profundidad distan mucho. P.F. La Paz, en la conclusión de su artículo sobre Atanasio, apura demasiado la relación entre la doctrina atanasiana de la divinización y las declaraciones de los obispos latinoamericanos en Puebla. El artículo está bien hecho. De acuerdo a los textos del De incarnatione Verbi, se estudia con precisión una problemática típicamente atanasiana como la divinización del hombre. La dificultad consiste en captar las grandes diferencias de los contextos que, aun utilizando una terminología común, se refieren a realidades bastante dispares. Términos como esclavitud, libertad, comunión, liberación, opresión, etc., que son utilizados tanto por Atanasio como por los documentos de Puebla, en cada contexto tienen un significado y un dramatismo muy distintos. En la conclusión, el autor se propone "establecer la proyección del pensamiento de Atanasio para el presente y el futuro, de modo que permita descubrir caminos transitables para la antropología teológica en América Latina" (63). El excesivo afán de mostrar la relevancia actual de un escritor antiguo puede traicionar al estudioso moderno hasta deformar la originalidad del autor estudiado.

Hay preocupaciones teológicas que son permanentes, por eso, el acercamiento desde el dogma a un Padre está plenamente justificado, precisamente cuando la preocupación dogmática está ya presente en el autor que se estudia. Por ejemplo, el artículo de Maximino Arias sobre la doctrina Trinitaria de San Agustín (64), aborda un tema dogmático, y lo enfrenta adaptándose a la forma mentis de Agustín y respetando el modo agustiniano de exponer la doctrina. La mayor parte de la bibliografía secundaria son estudios que están referidos a la obra del Doctor de Hipona. Sus resultados reflejan el pensamiento de san Agustín y, a la vez, son útiles para la reflexión teológica actual.

La dificultad se presenta en aquellos estudios que abordan un autor desde problemáticas extrañas a él, que imponen esquemas teológicos posteriores, o que proponen disyuntivas artificiales que llevan al estudioso a forzar el pensamiento del autor antiguo.

b.3. "Los Santos Padres, impersonales y ácronos". El estudio de los Padres en sí mismos

Para el lector ajeno al mundo patrístico le resultará extraño que se presente positivamente esta orientación que tiende a desvincular a los Padres del contexto desde el cual se les estudia. Sin embargo, es una importante corriente actual de la Patrología. Ya en el año 1969 Antonio Orbe, como una vox clamantis in deserto, afirmaba: "Yo no trato de responder a las inquietudes modernas. Los Santos Padres, cuanto más impersonales y ácronos, se dejan sentir con mayor pureza" (65). La afirmación es audaz y reaccionaria, y escandalizará a más de uno. Por ello debieron pasar muchos años antes de que esta tendencia adquiriese una cierta representatividad entre los estudiosos de la literatura cristiana antigua.

La distinción entre la segunda y esta tercera etapa no es tajante desde el punto de vista cronológico, y no significa, necesariamente, un avance y, por tanto, la superación de la etapa anterior. Se trata más bien de otro tipo de acercamiento a los padres, una nueva tendencia, que puede convivir pacíficamente con el anterior.

Un trabajo de A. Meis sobre la Wikungsgeschichte en Occidente de la doctrina dionisiana del ocultamiento de Dios es elocuente para mostrar este cambio de mentalidad verificado a lo largo de estos 40 años (66). En los primeros artículos de TyV, eran las doctrinas escolásticas las que se buscaban en los autores patrísticos, ahora último, por el contrario, son las doctrinas patrísticas, estudiadas en sí mismas, las que se rastrean en los autores posteriores.

Muchos de los artículos presentados en el V Seminario de Estudios Patrísticos se pueden alinear en esta última tendencia. Son estudios que se detienen, a veces, en aspectos muy puntuales del autor abordado, y el tema surge del mismo texto que se estudia. Se nota una mayor atención al contexto histórico doctrinal del autor investigado y, por lo general, una menor atención al contexto del investigador. Con este tipo de acercamiento, la patrística gana en precisión y en amplitud. Los Padres son estudiados en su propia ley y frente a las dificultades que ellos debieron enfrentar; los temas tratados corresponden bien a la mente de los autores antiguos; y se amplía el campo de estudio, porque se comienza a prestar atención a temas patrísticos que no son necesariamente teológicos. Pero el riesgo que comporta esta tendencia es el de perder relevancia para la teología (67).

Esta nueva tendencia puede relacionarse también con la emancipación de la patrología respecto de la dogmática. Tradicionalmente, el estudio de los Padres estuvo en manos de los teólogos sistemáticos. Eran las preocupaciones dogmáticas las que motivaban el acercamiento a la literatura de los primeros cristianos. Por complejos motivos, en las universidades europeas, la patrística dejó de ser patrimonio de los clérigos y de las facultades de teología y hoy está en manos de los estudiosos de la historia de la literatura antigua (68). El traspaso ha sido fecundo, porque ha abierto los estudios patrísticos más allá de las preocupaciones estrictamente teológicas, pero corre el riesgo de desnaturalizar el estudio de los Padres que, por lo general, son en primer lugar teólogos.

CONCLUSION

El recorrido realizado permite constatar una creciente presencia de los Padres en TyV. El florecimiento del estudio de los Padres no está desvinculado del Concilio Vaticano II. Pero este auge patrístico no se puede definir simplemente como una consecuencia del Concilio. Al contrario, junto a otros factores, fue la mayor atención a las fuentes la que impulsó la convocación y la doctrina del Vaticano. O, mejor, el recurso a los autores patrísticos está animado por el mismo espíritu que inspiró la realización y desarrollo del Concilio Vaticano II.

El año 1977 se puede considerar una fecha clave en este iter, es el año en que se publica el primer artículo centrado en un autor patrístico y en que se celebra el primer Seminario de Estudios Patrísticos en nuestra Universidad. Desde ese año, la producción patrológica ha ido in crescendo hasta alcanzar un peso muy considerable en el contexto general de la revista. La labor del Sergio Zañartu y de la Hermana Anneliese Meis ha sido clave en este florecimiento del estudio de los Padres de la Iglesia en la Facultad de Teología, tal como lo refleja TyV.

Algunas disciplinas de la patrología están casi ausentes en TyV, a saber, las más literarias y filológicas. Los artículos de patrística de la revista se dedican, por lo general, a estudiar el contenido teológico de la literatura cristiana antigua. Esto resulta natural, y no debía ser de otra manera: Se trata de la revista de una Facultad de Teología y los artículos de carácter más filológico normalmente se publican en órganos especializados. En contraste con algunas tendencias actuales de la patrología, parece útil insistir en que no es unilateral un estudio patrístico que se centra en los contenidos teológicos de los textos, puesto que los Padres fueron principalmente teólogos y su intención fue la de explicar el misterio de Dios a sus contemporáneos. Tal como se afirmó más arriba, un estudio patrístico que descuida la centralidad de la teología, corre el riesgo de desnaturalizar a los Padres que fueron principalmente teólogos.

Es correcta la centralidad de la teología en la patrística. Lo importante es que quien se aboca a interpretar los textos, tenga una sólida formación histórica que le permita no solo valorar, sino criticar los estudios preliminares que se basa. Cuando se presta poca atención a lo que a primera vista parece una "minucia de especialista", los resultados pueden llegar a ser desastrosos. Tristes ejemplos se pueden citar a este respecto (69).

Una mirada global permite afirmar que la tradición alejandrina es la que está más presente en los artículos patrísticos de TyV, en esa tradición se cuentan Orígenes, Gregorio de Nisa y el Pseudo Dionisio. Por el contrario, el silencio más elocuente es la ausencia de Ireneo entre los autores tratados. Llama la atención que un Padre tan importante y que ha sido tan estudiado en la patrística y en la dogmática de los últimos decenios no esté representado, hasta ahora, por ningún artículo en estos 40 años de Teología y Vida. Esta constatación, sin duda, plantea un desafío y una tarea.

Además de una mayor presencia, la patrología ha ganado en precisión y en amplitud. La orientación no exclusivamente teológica ha dado mayor amplitud a la patrística y ha abierto las puertas de TyV a una serie de autores que no son teólogos. Por ejemplo, el Prof. Oscar Velásquez, desde una perspectiva filológica ha publicado un par de estudios sobre Agustín que, sin duda, son un aporte para la teología.

Se ha constatado, además, la coexistencia de dos tendencias en los estudios patrísticos. Una que se juega por la relevancia y otra por la precisión, las virtudes y debilidades de ambas están a la vista. El desafío que se impone es desarrollar un estudio de los Padres que sin renunciar a la precisión se mantenga relevante para la teología.

Finalmente, las dos tendencias que se observan en los estudios patrísticos (una más teológica y la otra más histórica), plantean la difícil y amplia cuestión de la relación entre los datos históricos y la dogmática. Mientras en la primera orientación es la teología sistemática la que plantea las preguntas a la historia, en la segunda es la historia la que pone en dificultades a la dogmática. A este respecto, cabe citar una luminosa afirmación de Adolf von Harnack. Reaccionando contra los que acusan de historicismo la detallada atención a las fuentes, el sabio alemán declara: "Ciertamente, la historia nunca tiene la última palabra, pero en el estudio académico de las religiones, y en particular de la religión cristiana, ella tiene siempre la primera palabra" (70). La patrística no ambiciona agotar la teología, no pretende ser la última palabra. En el contexto general de la teología, el estudio de las fuentes es una fase inicial pero imprescindible, y debe estar hecha con el máximo de rigor histórico. No se debe temer a los datos que arrojan los documentos: la realidad fue tal como fue y no como debía ser (de acuerdo a nuestros a priori doctrinales). Al contrario, el patrólogo católico debe investigar con la mayor libertad y espíritu crítico, animado por la certeza que jamás habrá una verdadera contradicción entre la realidad histórica y lo auténticamente dogmático.

RESUMEN

El presente artículo intenta una descripción y un balance del material patrístico publicado en los 40 años de TyV. En primer lugar, se describe el contenido de los artículos patrísticos, clasificándolos de acuerdo a su orientación (si es histórica o sistemática); luego se clasifican según el autor estudiado, resultando Orígenes y Agustín los escritores más frecuentes. Se revisan además las instancias que han favorecido el estudio de los Padres, destacándose la actividad docente y los Seminarios Patrísticos. Posteriormente, se sitúa la producción patrística de TyV en el contexto de la renovación de la patrología en el siglo XX, tanto en el ámbito protestante como católico. Se observa, asimismo, la estrecha relación entre esta renovación y el Concilio Vaticano II. Finalmente, se describen tres etapas del itinerario de la orientación de la patrística en estos 40 años: 1. la prueba patrística, 2. el estudio de los Padres en función del presente (que tiene el peligro de forzar los autores), 3. el estudio de los autores patrísticos en sí mismos (que corre el riesgo de perder en relevancia teológica). La conclusión propone el desafío de desarrollar un estudio de los Padres que no renuncie a la precisión crítica ni a la relevancia teológica.

ABSTRACT

This article attempts a description and balance of the patristic material published in the 40 years of Teología y Vida. Firstly, it describes the content of the patristic articles, and classifies them according to their orientation (historical or systematic) and their authors being Origen and Augustine the most frequent ones. The article also looks into the instances which have favoured the study of the Fathers, such as the academic activity and Patristic Seminars. Then, it places the patristic production of Teología y Vida within the context of the renovation of the patristic studies in the 20th century, both in the protestant as in the Catholic environments. At the same time, it also considers the close relation between such renovation and the Vatican Council II. Finally, three stages of this patristic orientation are described along these forty years: 1. the Patristic proof, 2. the study of the Fathers in relation to the modern theology (which runs the risk of forcing the authors), 3. the study of the very same patristic authors (which runs the risk of losing theological relevance). The conclusion presents the challenge of developing a study of the Fathers, without leaving aside the critical accuracy, nor the theological relevance.

         [ Links ]

(2)     Hay consenso en ubicar el inicio del período patrístico en la época postapostólica. Mucho más problemático es fijar el final de dicho período. Sin comprometer nuestra opinión al respecto, optamos por el criterio más amplio, en modo de abarcar incluso un artículo sobre San Bernardo, pronunciado en el V Seminario de Estudios Patrísticos, organizado por la Facultad de Teología y el Instituto de Filosofía de nuestra casa de estudios en 1997. Cf. H.J. PADRÓN, Pensamiento y realidad en el De Consideratione de San Bernardo, TyV XXXIX (1998), 353-363.         [ Links ]

(3)     Naturalmente, los herejes no se cuentan entre los padres de la Iglesia. Pero sí son objeto de estudio del patrólogo. Así se revela la insuficiencia de la tradicional definición de Padre de la Iglesia como aquel autor cristiano antiguo, distinguido por su santidad de vida, la ortodoxia de su doctrina y la aprobación eclesiástica. Hay autores eclesiásticos imprescindibles para la patrología tales como Clemente, Tertuliano y Orígenes que, según la definición tradicional, aplicada de modo estricto, no se pueden contar entre los Padres, en circunstancias que todos los manuales de patrología le dedican importantes páginas. El caso extremo es el de los herejes, por ejemplo, todo texto escolástico de patrología debe contener un capítulo sobre Marción, a pesar que Marción ya entre sus contemporáneos fue considerado hereje. Algo semejante sucede con los gnósticos, si bien no siempre fueron tenidos por herejes entre sus contemporáneos.

(4)     Así lo declara Jerónimo en su De viris illustribus, que puede ser considerado como la primera patrología: "Philo Judaeus, natione Alexandrinus, de genere sacerdotum, idcirco a nobis inter scriptores ecclesiasticos ponitur". De viris illustribus, c. XI (PL 23,625b). Cf. S. ZAÑARTU, El origen del universo y del hombre según Filón de Alejandría en su libro De Opificio Mundi, TyV XXII (1981), 31-50.        [ Links ]

(5)     Sin embargo, se dan casos en que el mismo teólogo hace tanto el trabajo histórico-filológico como el de interpetación teológica. Así, por ejemplo, H. U. von Balthasar y K. Rahner. No es necesario mencionar los trabajos de orden sistemático de estos teólogos, lo que interesa es destacar que ellos también cuentan con estudios de carácter histórico y filológico. Cf. H.U. v. BALTHASAR, Die Hiera des Evagrius, Zeitschrift für katolische Theologie, 63 (1939) 194-202,         [ Links ] que busca el verdadero autor de una cantidad de fragmentos exegéticos de dudosa atribución. En cuanto a K. RAHNER, baste citar dos detallados estudios sobre Orígenes: Le début d’une doctrine des cinq sens spirituels, Revue d’Ascétique et de Mystique, 13 (1932), 113-145         [ Links ] y La doctrine d’Origène sur la pénitence, Revue de Sciences Religieuses, 37 (1950), 47-97;         [ Links ] 252-286; 422-456.

(6)     H. CROUZEL, La patrología y la renovación de los estudios patrísticos, en H. VORGRIMLER y R. VANDER GUCHT, La teología en el siglo XX, vol. III (BAC maior 7), Madrid 1973, 436-443.        [ Links ]

(7)     A. ARBEA, El Carmen de Incarnatione atribuido a Sedulio, TyV XXXIX (1998), 222-236.        [ Links ]

(8)     Por ejemplo, en F. GARCÍA BAZÁN, Dios Padre como Uno y ser en los escritos gnósticos de Nag Hammadi. En torno a la metafísica de Exodo, 3-14, TyV XXXIX (1998), 270-287.         [ Links ] También A. ARBEA, o.c., consagra algunas líneas a este tipo de cuestiones.

(9)     N. STONE, La palabra y la comunidad. Un estudio retórico de la Carta a los Efesios de San Ignacio de Antioquía, TyV XXXVII (1996), 212-221.         [ Links ] R. INOSTROZA, El Logos en Heráclito y San Justino, TyV XXXIX (1998), 281-288;         [ Links ] S. ZAÑARTU, Algunos desafíos del misterio de Dios cristiano a las categorías del pensar filosófico en la antigüedad, TyV XXXIII (1992), 35-58;         [ Links ] A. Arbea, o.c.

(10)     S. ZAÑARTU, El origen del universo y del hombre según Filón de Alejandría en su libro De Opificio Mundi, TyV XXII (1981), 31-50; S. ZAÑARTU, Algunos desafíos del misterio de Dios cristiano a las categorías del pensar filosófico en la antigüedad, TyV XXXIII (1992), 35-58; A. ARTEAGA, El lugar de la filosofía en la formación teológica, TyV XXXIII (1992), 151-160;         [ Links ] A. MEIS, La preeminencia de Jesús: interrelación filosófico-teológica en la obra de Orígenes, TyV XXXIII (1992), 65-80;         [ Links ] CINER de CARDINALI, El amor y la unión mística en Plotino y Orígenes, TyV XXXIX (1998), 239-258;         [ Links ] J.A. MARTÍN, Rutilio y San Jerónimo de frente al monasticismo, TyV XXXIX (1998), 313-324;         [ Links ] R. VIVIANI, La fuerza de lo vernáculo en la arquitectura cristiana del Medio Oriente (S. IV-V), TyV XXXIX (1998), 377-386.        [ Links ]

(11)     C. NAVARRO, Aproximación al ideal de vita monachalis de San Jerónimo a partir de la lectura de sus cartas, TyV XXXIX (1998), 345-352.        [ Links ]

(12)     B. VILLEGAS, Cuatro Padres ante un salmo. El Salmo 61 comentado por Hilario, Ambrosio y Agustín, TyV XX (1979), 61-75;         [ Links ] A. CASTELLANO, La exégesis de Orígenes y de Heracleón en el Libro IV del "Comentario a Juan", TyV XXXI (1990), 309-330;         [ Links ] OSSANDÓN-RODRÍGUEZ, El método de Orígenes, TyV XXXIII (1992), 185-191;         [ Links ] A. CASTELLANO, El perfume del Esposo. La dimensión sacramental en el "Comentario al Cantar de los Cantares", de Orígenes, TyV XXXIX (1998), 237-252;         [ Links ] S. FERNÁNDEZ, Israel y las naciones. Interpretación origeniana de Rom 11, 25-26, TyV XXXIX (1998), 253-269.        [ Links ]

(13)     Si bien es cierto que la teología se ubica al centro de la enseñanza de los Padres de la Iglesia, parece útil insistir en que los Padres también escriben acerca de temas que no son estrictamente teológicos, tales como las relaciones familiares o sociales, cuestiones de derecho o de filosofía, etc. Estos escritos también forman parte de la literatura cristiana antigua y, por lo tanto, pertenecen al ámbito de la patrología.

(14)     Estas afirmaciones no pretenden un juicio de valor sobre estas dos maneras de acercarse a la patrística. Se trata simplemente de aseverar que la división tradicional de la teología es menos adecuada para algunos temas que para otros.

(15)     L. TOLOZA, "Fuera de la Iglesia no hay salvación", TyV IV (1963), 281-285.        [ Links ]

(16)     A. MEIS, Clemente Romano: El Espíritu Santo y el conflicto de Corinto, TyV XVIII (1977), 3-16; A. MEIS, El Espíritu Santo en la confesión de fe del siglo II, TyV XX (1979), 221-235.        [ Links ]

(17)     A. TORIO, La Eucaristía en San Agustín, TyV XXIX (1988), 171-198.

(18)     J. MEDINA, Algunas observaciones sobre la restauración del diaconado, TyV VI (1965), 98-114; Sobre la historia del Diaconado, TyV XXI (1980), 159-167.

(19)     S. ZAÑARTU, El origen del universo y del hombre según Filón de Alejandría en su libro De Opificio Mundi, TyV XXII (1981), 31-50; S. ZAÑARTU, La creación según el Hexaemeron de Basilio de Cesarea, TyV XXII (1981), 109-124.

(20)     S. ZAÑARTU, Aproximaciones a la Cristología de Ignacio de Antioquía, TyV XXI (1980), 115-127.

(21)     S. ZAÑARTU, Reflexiones sobre la fórmula dogmática del Concilio de Calcedonia, TyV XXXIX (1998), 387-397.

(22)     A. MEIS, El problema de Dios en Tertuliano, TyV XXI (1980), 271-285.

(23)     M. ARIAS, La doctrina trinitaria de San Agustín (en el "De Trinitate"), TyV XXX (1989), 249-270.

(24)     S. ZAÑARTU, Algunos aspectos de la visión de Augustín sobre Dios, TyV XXXIX (1998), 398-415; El Espíritu y el Hijo en la fe de la Iglesia. Algunos alcances respecto a la controversia sobre el Filioque, TyV XL (1999), 278-311. Cf. Las tradiciones griegas y latinas respecto a la procesión del Espíritu Santo, publicado en l’Osservatore Romano, 13 de septiembre de 1995.

(25)     F. GARCÍA BAZÁN, "Dios Padre como Uno y ser en los escritos gnósticos de Nag Hammadi. En torno a la metafísica de Exodo, 3-14", TyV XXXIX (1998), 270-287.

(26)     A. MEIS, La "Impecantia" como posibilidad humana según De Spiritu et Littera de San Agustín, TyV XXIV (1983), 53-38; A. MEIS, El problema del mal según orígenes (Peri Aechon III,1,1-24), TyV XXVI (1985), 175-195.

(27)     C. HALLET, El modo filosófico de conocer a Dios según el Pseudo Dionisio Areopagita: su valor y sus límites, TyV XXVII (1986), 277-290.

(28)     LA PAZ, La divinización del hombre en Atanasio de Alejandría, TyV XXXII (1991), 175-183.

(29)     T. KOLJATIC, La belleza originaria del hombre en La Gran Catequesis de Gregorio de Nisa, TyV XXXIX (1998), 288-294.

(30)     J.A. PACHAS, Bienaventurados los que suben al monte del Señor. Aproximación a la visión antropológica-cristológica del ascenso del ser humano en el De Beatitudinibus de Gregorio de Nisa, TyV XL (1999), 400-415.

(31)     A. MEIS, Gregorio y el Origenismo, TyV XXXIX (1998), 31-50; Dionisio Areopagita y el ocultamiento de Dios: Acercamiento a los hitos relevantes de su Wircungsgeschichte en Occidente, XL (1999), 327-371.

(32)     A. MEIS, Teología patrística y pastoral según El Comentario al Cantar de los Cantares, de Orígenes, y De Doctrina, TyV XXXVI (1995), 197-211.

(33)     A. MANDOUZE, Augustinus Magister et Augustinus Minister, TyV XXXIX (1998), 295-306.

(34)     A. MEIS, Paz y violencia en San Agustín. De Civitate Dei, XIX, 10-17, TyV XXV (1984), 39-62.

(35)     O. VELÁZQUEZ, Un caso de conciencia: Lucrecia y las vírgenes cristianas en la Ciudad de Dios, de San Agustín, TyV XXXIX (1998), 364-376.

(36)     F. HUIDOBRO, San Idelfonso de Toledo, TyV XXIII (1982), 191-202.

(37)     A. MEIS, El problema del mal según orígenes (Peri Archon III,1,1-24), TyV XXVI (1985), 175-195; A. MEIS, Religiosidad popular y evangelización en la Patrística, TyV XXVIII (1987), 23-40; A. CASTELLANO, La exégesis de Orígenes y de Heracleón en el Libro IV del "Comentario a Juan", TyV XXXI (1990), 309-330; A. ARTEAGA, El lugar de la filosofía en la formación teológica, TyV XXXIII (1992), 151-160; A. MEIS, La preeminencia de Jesús: interrelación filosófico-teológica en la obra de Orígenes, TyV XXXIII (1992), 65-80; OSSANDÓN-RODRÍGUEZ, El método de Orígenes, TyV XXXIII (1992), 185-191; A. MEIS, Teología patrística y pastoral según El Comentario al Cantar de los Cantares, de Orígenes, y De Doctrina, TyV XXXVI (1995), 197-211; A. CASTELLANO, El perfume del Esposo. La dimensión sacramental en el "Comentario al Cantar de los Cantares", de Orígenes, TyV XXXIX (1998), 237-252; CINER DE CARDINALI, El amor y la unión mística en Plotino y Orígenes, TyV XXXIX (1998), 239-258; S. FERNÁNDEZ, Israel y las naciones. Interpretación origeniana de Rom 11, 25-26, TyV XXXIX (1998), 253-269; A. MEIS, Gregorio y el Origenismo, TyV XXXIX (1998), 31-50.

(38)     B. VILLEGAS, Cuatro Padres ante un salmo. El Salmo 61 comentado por Hilario, Ambrosio y Agustín, TyV XX (1979), 61-75; A. MEIS, La "Impecantia" como posibilidad humana según De Spiritu et Littera de San Agustín, TyV XXIV (1983), 53-38; A. MEIS, Paz y violencia en San Agustín. De Civitate Dei, XIX, 10-17, TyV XXV (1984), 39-62; A. TORIO, La Eucaristía en San Agustín, TyV XXIX (1988), 171-198;         [ Links ] M. ARIAS, La doctrina trinitaria de San Agustín (en el "De Trinitate"), TyV XXX (1989), 249-270; O. VELÁSQUEZ, Fides ex audita: reminiscencias agustinianas, TyV XXXIII (1992), 59-64; A. MEIS, Teología patrística y pastoral según El Comentario al Cantar de los Cantares, de Orígenes, y De Doctrina, TyV XXXVI (1995), 197-211; A. MANDOUZE, Augustinus Magister et Augustinus Minister, TyV XXXIX (1998), 295-306; S. ZAÑARTU, Algunos aspectos de la visión de Agustín sobre Dios, TyV XXXIX (1998), 398-415; O. VELÁSQUEZ, Un caso de conciencia: Lucrecia y las vírgenes cristianas en la Ciudad de Dios, de San Agustín, TyV XXXIX (1998), 364-376.

(39)     T. KOLJATIC, La belleza originaria del hombre en La Gran Catequesis de Gregorio de Nisa, TyV XXXIX (1998), 288-294; A. MEIS, Gregorio y el Origenismo, TyV XXXIX (1998), 31-50; J.A. PACHAS, Bienaventurados los que suben al monte del Señor. Aproximación a la visión antropológica-cristológica del ascenso del ser humano en el De Beatitudinibus de Gregorio de Nisa, TyV XL (1999), 400-415.

(40)     M.A. GONZÁLEZ, La Teología Mística de Dionisio Areopagita y su influjo en místicos españoles del siglo XVI, TyV XXVII (1986), 291-312; C. HALLET, El modo filosófico de conocer a Dios según el Pseudo Dionisio Areopagita: su valor y sus límites, TyV XXVII (1986), 277-290; A. MEIS, Dionisio Areopagita y el ocultamiento de Dios: Acercamiento a los hitos relevantes de su Wircungsgeschichte en Occidente, XL (1999), 327-371.

(41)     S. ZAÑARTU, Aproximaciones a la Cristología de Ignacio de Antioquía, TyV XXI (1980), 115-127; N. STONE, La palabra y la comunidad. Un estudio retórico de la Carta a los Efesios de San Ignacio de Antioquía, TyV XXXVII (1996), 212-221.

(42)     J.A. MARTÍN, Rutilio y San Jerónimo de frente al nasticismo, TyV XXXIX (1998), 313-324; C. NAVARRO, Aproximación al ideal de vita monachalis de San Jerónimo a partir de la lectura de sus cartas, TyV XXXIX (1998), 345-352.

(43)     A. MEIS, Clemente Romano: El Espíritu Santo y el conflicto de Corinto, TyV XVIII (1977), 3-16; B. VILLEGAS, Cuatro Padres ante un salmo. El Salmo 61 comentado por Hilario, Ambrosio y Agustín, TyV XX (1979), 61-75; A. MEIS, El problema de Dios en Tertuliano, TyV XXI (1980), 271-285; S. ZAÑARTU, El origen del universo y del hombre según Filón de Alejandría en su libro De Opificio Mundi, TyV XXII (1981), 31-50; S. ZAÑARTU, La creación según el Hexaemeron de Basilio de Cesarea, TyV XXII (1981), 109-124;         [ Links ] F. HUIDOBRO, San Idelfonso de Toledo, TyV XXIII (1982), 191-202; LA PAZ, La divinización del hombre en Atanasio de Alejandría, TyV XXXII (1991), 175-183; A. ARBEA, El Carmen de Incarnatione atribuido a Sedulio, TyV XXXIX (1998), 222-236; R. INOSTROZA BIDART, El Logos en Heráclito y San Justino, TyV XXXIX (1998), 281-288; H.J. PADRÓN, Pensamiento y realidad en el De Consideratione de San Bernardo, TyV XXXIX (1998), 353-363.

(44)     Una interesante reseña histórica relativa a estas actividades encuentra en la Crónica del S. Zañartu, El estudio de los Padres de la Iglesia en la Facultad de Teología desde 1967 hasta el presente. Impresiones, TyV XL (1999), 439-445.

(45)     En relación a los artículos comentados, podemos señalar que existen vínculos evidentes con los siguientes cursos para alumnos de postgrado: S. Zañartu y O. Velásquez: Platonismo y Padres (Timeo, Filón, Basilio), 1980; M. Arias, Trinidad en San Agustín y otros, 1988; A. Meis, Gregorio de Nisa y el origenismo: la paradoja del hombre a la luz del encuentro entre cultura griega y hebrea, 1997; Dionisio Areopagita y el ocultamiento de Dios a lo largo de su Wirkungsgeschichte en Occidente, 1999.

(46)     Es el caso de A. MEIS, El Espíritu Santo en la confesión de fe del siglo II, TyV XX (1979), 221-235; A. CASTELLANO, La exégesis de Orígenes y de Heracleón en el Libro IV del "Comentario a Juan", TyV XXXI (1990), 309-330; S. ZAÑARTU, Reflexiones sobre la fórmula dogmática del Concilio de Calcedonia, TyV XXXIX (1998), 387-397.

(47)     Cada uno de los siguientes artículos corresponde en buena medida al argumento de la tesis respectiva: F. HUIDOBRO, San Idelfonso de Toledo, TyV XXIII (1982), 191-202; LA PAZ, La divinización del hombre en Atanasio de Alejandría, TyV XXXII (1991), 175-183; OSSANDÓN-RODRÍGUEZ, El método de Orígenes, TyV XXXIII (1992), 185-191; T. KOLJATIC, La belleza originaria del hombre en La Gran Catequesis de Gregorio de Nisa, TyV XXXIX (1998), 288-294; J.A. PACHAS, Bienaventurados los que suben al monte del Señor. Aproximación a la visión antropológica-cristológica del ascenso del ser humano en el De Beatitudinibus de Gregorio de Nisa, TyV XL (1999), 400-415.

(48)     Cf. TyV XXXIX (1998), números 3 y 4 ( 222-415). Además de estos 28 pronunciados en el V Seminario, se pueden agregar B. VILLEGAS, Cuatro Padres ante un salmo. El Salmo 61 comentado por Hilario, Ambrosio y Agustín, TyV XX (1979), 61-75; S. ZAÑARTU, Aproximaciones a la Cristología de Ignacio de Antioquía, TyV XXI (1980), 115-127;         [ Links ] A. MEIS, El problema de Dios en Tertuliano, TyV XXI (1980), 271-285;         [ Links ] S. ZAÑARTU, El origen del universo y del hombre según Filón de Alejandría en su libro De Opificio Mundi, TyV XXII (1981), 31-50.

(49)     Con anterioridad a la publicación del CSEL ya se habían realizado importantes trabajos filológicos en campo patrístico, pero no con las exigencias científicas propias de la filología clásica alemana del s. XIX. Cf. M. SIMONETTI — G.M. VIAN, Uno sguardo su centotrent’anni di studi patristici, en La tradizione patristica. Alle fonti della cultura europea, a cura di M. NALDINI, Fiesole 1995, 59-104.

(50)     "En el curso del siglo XIX, los católicos habían quedado rezagados en relación a los protestantes y racionalistas en el terreno de la crítica bíblica y de la historia de los dogmas" R. AUBERT, en H. VORGRIMLER y R. VANDER GUCHT, La teología en el siglo XX, vol. II (BAC maior 6), Madrid 1973, 3.

(51)     Tal vez el caso más notable es la célebre monografía sobre Marción que aun hoy sigue siendo punto de referencia obligatorio para quien quiera estudiar este autor del s. II. Marcion. Das Evangelium vom fremden Gott (Texte und Untersuchungen, 45), Leipzig, cuya primera edición data del 1921.

(52)     Cf. A. v. HARNACK, Lehrbuch der Dogmengeschichte, Bd. I, Tübingen 1931, pp. 25-26: "Die Theologen der alten und mittelalterlichen Kirche haben nur Ketzer- und Litterärgeschichte geliefert, da die Unveränderlichkeit des Dogmas für sie feststand. Diese Voraussetzung gehört so sehr zum Wesen des Katholicismus, dass sie bis heute aufrecht erhalten wird, wesshalb es zu einer freimüthigen und unparteiischen wissenschaftlichen Untersuchung der Geschichte der Dogmen in den katholischen Kirchen nicht kommen kann".

(53)     Un elenco más completo se encuantra en R. AUBERT en H. VORGRIMLER y R. VANDER GUCHT, La teología en el siglo XX, vol. II (BAC maior 6), Madrid 1973, 4.

(54)     Cabe señalar que las grandes guerras europeas no impidieron totalmente el estudio de la patrología. Un estudio tan importante como el del benedictino alemán B. STEIDLE, Neue Untersuchungen zu Origenes’ Peri Archôn, en Zeitschrift für die neuetestamentliche Wissenschaft 40 (1941), 236-243, tal como se desprende de su fecha, fue redactado en plena Segunda Guerra Mundial.

(55)     A. HURTADO, La formación del sacerdote, manuscrito.

(56)     "Uno que surge al contacto con las fuentes, la tradición y especialmente la Palabra de Dios: la renovación bíblica, litúrgica y patrística. Por otra parte, la apertura al mundo moderno..." A. ARTEAGA, Creatio ex amore. Hacia una consideración teológica del misterio de la creación en el Concilio Vaticano II (Anales de la Facultad de Teología, XLVI) Santiago 1995, 40-41. Cf. R. AUBERT, en H. VORGRIMPLER y R. VANDER GUCHT, La teología en el siglo XX, vol. II (BAC maior 6), Madrid 1973, 30-31; A. ZAMBARBIERI, Los concilios del Vaticano, Madrid 1996, 154-167.

(57)     Naturalmente, son muchos y más complejos los factores que impulsan la convocación y desarrollo del Concilio Vaticano II.

(58)     M. McGRATH, ¿Qué es la teología?, TyV I (1960), 5-11.

(59)     Un instrumento como el Enchiridion Patristicum de M.J. ROUËT de JOURNEL estaba en condiciones de proporcionar citas patrísticas probatorias para cada detalle de teología tradicional en base a un detallado índice sistemático semejante al del Denzinger. En él se encuentran, por ejemplo, referencias destinadas a determinar quién debe ser el ministro ordinario y extraordinario para distribuir la comunión, cf. Nº 500 del índice.

(60)     Cf. V. de SANTIAGO, El origen de los evangelios sinópticos, TyV, II (1961), 210.

(61)     Cf. F. HOFMANS, Estructura colegial de la Iglesia, TyV, III (1962), 252; María y la Iglesia, TyV, V (1964), 171.

(62)     A. MEIS, Clemente romano: el Espíritu Santo y el conflicto de Corinto, TyV 18 (1977), 3.

(63)     LA PAZ, La divinización del hombre en Atanasio de Alejandría, TyV XXXII (1991), 175-183.

(64)     M. ARIAS, La doctrina trinitaria de San Agustín (en el "De Trinitate"), TyV XXX (1989), 249-270.        [ Links ]

(65)     A. ORBE, Antropología de San Ireneo, BAC 286, Madrid 1969, XIII.

(66)     A. MEIS, Dionisio Areopagita y el ocultamiento de Dios: Acercamiento a los hitos relevantes de su Wircungsgeschichte en Occidente, XL (1999), 327-371.

(67)     Si un teólogo sistemático revisa los títulos, por ejemplo, de las ponencias del último Congreso de Oxford, probablemente, no encontrará mucho material útil para su propia disciplina.

(68)     Una rápida pero rica visión histórica de este proceso se encuentra en G. DORIVAL, Où en sont les études sur Origène?, en Connaissance des Pères de l’Église, 62 (1996), 4-12.        [ Links ]

(69)     El Profesor S. LEANZA, en 1995, presentó una serie de malentendidos originados por una falta de preparación filológica de algunos intérpertes de textos patrísticos. El más elocuente es el de un estudio acerca de la exégesis bíblica de Dídimo el ciego que, por basarse en una errada atribución de los fragmentos exegéticos de una catena, adjudicó a Dídimo los fragmentos que correspondían a uno de sus adversarios. Cf. La letteratura esegetica in frammenti: la tradizione catenaria, Augustinianum XXXVII (1997), 25-36.        [ Links ]

(70)     A. v. HARNACK, Die Entstehung der christlichen Theologie und des kirchlichen Dogmas, 1927, 2. Citado en M. RUMSCHEIDT, Adolf von Harnack. Liberal Theology at its Heigtht. Selected Writings, Glasgow 1988, 166.         [ Links ]