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Humanidades Médicas - El socialismo y el hombre en Cuba, tratado axiológico para el profesional de la salud

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Humanidades Médicas

versión ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.11 n.1 Ciudad de Camaguey ene.-abr. 2011

 

CÁTEDRA

 

 

El socialismo y el hombre en Cuba, tratado axiológico para el profesional de la salud

 

El socialismo y el hombre en Cuba, an axiological treatise for health professionals

 

Yunexis Teresa Nobalbo AguileraI, Maritza Yuliet Téllez CabreraII, Yohaysa Pérez AlfonsoIII

 

I. Licenciada en Derecho, Profesora Asistente, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud, Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70700. yunexis@iscmc.cmw.sld.cu

II. Licenciada en Marxismo e Historia, Profesora Instructora, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Departamento de Filosofía e Historia, Carretera Central Oeste 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70700.

III. Licenciada en Marxismo e Historia, Profesora Instructora, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Departamento de Filosofía e Historia, Carretera Central Oeste 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70700. yohaysa@iscmc.cmw.sld.cu


RESUMEN

El estudio del El socialismo y el hombre en Cuba, de Ernesto Guevara de la Serna, tiene una gran importancia para el análisis de la concepción del hombre nuevo. En este trabajo se brinda una nueva visión desde un enfoque axiológico. Asimismo, se divulga el sistema de valores presentes en la obra que contribuyen a la formación del profesional de la salud, a partir de la figura del Che.

Palabras clave: GUEVARA, ERNESTO; SOCIALISMO; ÉTICA; VALORES SOCIALES.


ABSTRACT

The study of El socialismo y el hombre en Cuba (Socialism and man in Cuba) of Ernesto Guevara de la Serna is of great importance to analyze the concept of the new man. The article reviews the book from an axiological approach, as well as pointing out its system of values, which is a contribution to the education of health professionals. 

Key words: GUEVARA, ERNESTO; SOCIALISM; ETHICS; SOCIAL VALUES.


 

INTRODUCCIÓN

El mundo vive un complejo panorama que repercute en todas las esferas de la vida social. Es  necesario resistir a la globalización hegemonista y neoliberal. Cuba no está ajena a estas influencias, lo que unido a factores internos ha repercutido en la escala de valores de los individuos y especialmente en los jóvenes. Conocer, formar y fortalecer valores es tarea clave de la pedagogía cubana; enseñar a valorar por sí mismos a los jóvenes, evitando la transmisión fría de valores. Fabelo afirma que: “De la formación de valores en las nuevas generaciones depende en grado sumo la continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario.”1 Para lograr una valoración adecuada de la realidad es imprescindible un arsenal teórico-metodológico y este lo brinda el Marxismo, uno actualizado en cuanto a los principios metodológicos que responda a las expectativas cosmovisivas de hoy.

La Filosofía como ciencia está integrada por un conjunto de ramas fundamentales: Ontología, Ética, Epistemología y Axiología; esta última aborda el estudio de los valores humanos. Aunque la dicotomía valor-valoración ha estado presente desde los albores del pensamiento filosófico, surge en el siglo XIX como rama relativamente independiente, que luego recibe en el siglo XX el nombre de Axiología.2 El tema de los valores constituye una preocupación social, que se evidencia en el número de autores dedicados a la temática, como por ejemplo Luis R. López Bombino3.

Respecto al estudio de la obra El socialismo y el hombre en Cuba4 se destacan los trabajos de Yolanda Corujo Vallego5, Armando Chávez Antúnez6, Carlos Tablada Pérez7, Marta Pérez Rolo8, Leticia M. Bustamante Alfonso y Digna Camejo Esquijarosa9. Las últimas han estudiado el ideario del Che para la educación en valores, destacando que el modelo de hombre nuevo resumido por él es el que se desea lograr en los profesionales de la salud en formación, hombres con un gran sentido del deber hacia la sociedad que se está construyendo, con un inmenso comprometimiento con la salud de los seres humanos y con todos los hombres del mundo.9

El pensamiento práctico-político, ético, social y revolucionario del Che constituye un instrumento valioso para la formación de estos profesionales porque él tenía no solo todas las virtudes y todas las cualidades humanas y morales para ser un símbolo, sino que poseía, además, la estampa del símbolo, la imagen del símbolo.10

En 1965 Ernesto Guevara le escribe a Carlos Quijano, quien fuera director del semanario Marcha en Montevideo de Uruguay, el texto El socialismo y el hombre en Cuba, que esun compendio de los valores que debe poseer un individuo revolucionario. Y véase revolucionario no de un modo reduccionista, sino de sujeto de las transformaciones sociales, un ente activo que escribe su propia historia.

En este trabajo se realiza un análisis del mencionado libro, desde un enfoque axiológico-pedagógico. Aunque en la cátedra Ernesto Che Guevara de la universidad médica camagüeyana se han realizado estudios sobre su vida y obra, ninguno da tratamiento a dicho enfoque. El texto no solo enseña y educa por su contenido marxista, sino que es un instrumento valorativo que dimensiona al hombre desde la personalidad y el prisma guevariano, como ejemplo de la realización del paradigma.

 

DESARROLLO

Enfrentar los retos del nuevo milenio se determina por la importancia de educar al hombre en correspondencia con los valores y la ideología que sustentan la sociedad, no solo en la que vive, sino en la que necesita construir para vivir. La sociedad cubana contemporánea exige un cuestionamiento y un replanteamiento continuo hacia la reflexión y la valoración, como un imperativo para definir, desde una perspectiva de identidad cultural y defensa de la soberanía, el desarrollo social de la nación. El estudio de la obra de las personalidades históricas es una dirección pedagógica importante que convoca al análisis profundo de sus legados, no de forma espontánea, sino desde un sistema planificado de influencias orientadas hacia un objetivo determinado.

Sobre el papel de la educación en la sociedad, Fabelo Corzo brinda un concepto necesario: “[…] la educación es, entonces, el proceso mediante el cual se produce la socialización del individuo, su inserción en el medio que, en el caso del ser humano, es de naturaleza predominantemente social. Mediante la educación el individuo humano se apropia de la historia social de su especie a través del prisma particular que representa la cultura en la que se inserta. Nótese que aquí estamos entendiendo la educación en su sentido más amplio, no reductible al proceso de enseñanza-aprendizaje que se realiza en la escuela.”11

La educación desempeña una función catalizadora de las aspiraciones humanas y constituye el hilo conductor en el quehacer de diferentes generaciones en cada época histórica. Filosóficamente, desde la educación, se plantea el problema del hombre a formar, a partir de la contradicción entre el paradigma, el modelo pedagógico y la individualidad.

Bujardón Mendoza se refiere a la educación en valores humanos como un proceso y describe a la educación como gradual, pero insiste en que: “Por los niveles de desarrollo alcanzados por la sociedad en la actualidad, existe la necesidad de dirigirse a la conformación de un sistema de valores humanos esenciales que expresen el significado social de la realidad que caracteriza este tiempo, y que se relacione con el sistema de valores que identifiquen al profesional de la salud.”12

El contexto histórico concreto en que viven los jóvenes cubanos que estudian en las universidades médicas es un constante discurso acerca de lo que se quiere y se espera que piensen, sientan y hagan. Sin embargo, no siempre el dictado pedagógico se corresponde con los intereses y las aspiraciones de una generación que ha vivido innumerables vicisitudes de una realidad objetiva que determina, en última instancia, el sistema de valores que estos manifiestan en su modo de actuación.

Hay que dotar al estudiante de las ciencias biomédicas de las herramientas para la formación de su personalidad en torno a los valores. La aprehensión de la realidad no excluye la asimilación de antivalores en un mundo donde las ideas y las leyes del capitalismo “[…] actúan sobre el individuo sin que este se percate.”4 La sociedad socialista no está exenta de ese peligro.

En El socialismo y el hombre en Cuba el Che se refiere a la educación del individuo como un proceso doble: “[…] por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por el otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.”1 Confía en la capacidad del individuo de reaccionar ante el influjo de las transformaciones sociales.

Desde sus escalas más inferiores, los seres vivos tienen la propiedad de reaccionar mediante reflejos; en el caso del hombre, a través de la conciencia, forma superior del reflejo. La aprehensión de la realidad, y específicamente de determinado conocimiento o valor, se realiza de múltiples formas. Desde que el sujeto está en sus fases primigenias busca un patrón o referente, un ‘héroe’ al cual seguir o imitar y hasta metamorfosearse en él. Al respecto Fabelo Corzo señala: “[…] la adolescencia y la etapa juvenil son, por ese orden, las más importantes desde el punto de vista educativo, pertenecen al período diseñado genéticamente y, en consecuencia, también socialmente, para el crecimiento y maduración del individuo desde el punto de vista físico, psicológico e intelectual, en un contexto social, humano, que resulta imprescindible para que ese crecimiento y maduración se produzcan.”11

La formación de valores es un proceso ininterrumpido que comienza desde edades tempranas; sin embargo, en la adultez, manifiesta una mayor complejidad puesto que el sujeto alcanza una relativa independencia social expresada en su modo de actuación, más allá de normas y condicionamientos institucionales o no institucionales. En la Universidad se impone una pedagogía que, dentro de sus acciones formativas, eduque en valores, a través de experiencias creadoras que se alejen de la repetición abstracta del concepto y la esencia del valor y de las formas convencionales características del proceso de enseñanza-aprendizaje.

La sociedad cubana aboga por el rescate de la historia. Existe una gran preocupación social acerca del resquebrajamiento de algunos valores. Desde una propuesta ética-axiológica, El socialismo y el hombre en Cuba tributa al desarrollo armónico e integral de la personalidad de todos los individuos en la sociedad socialista. Esto no se logra de forma espontánea, sino que exige un sistema planificado de influencias orientadas hacia un objetivo determinado. La propia lectura del texto debe estar dirigida a la reflexión y el análisis teórico y a la materialización de acciones desarrolladoras y críticas que acerquen al paradigma de revolucionario propuesto por el Che.

La obra es un material de obligatoria consulta para la comprensión del desarrollo social. El Che propicia la polémica de si el hombre del presente está preparado para la sociedad del siglo XXI. La sociedad actual muestra un panorama saturado por las leyes del mercado y las políticas consumistas en las que los valores espirituales son trocados por el capital.

Guevara delinea un arquetipo de sociedad en la que el hombre está en la cima como individuo en plenitud de expresión de potencialidades espirituales, de ahí el alto contenido humanista de la obra. Es importante la relación dialéctica que establece entre individuo/masa; es decir, las categorías particular/universal. No se trata de “[…] la abolición del individuo en aras del Estado”4, sino que individuo y masa se interrelacionan –la masa como conjunto de individuos que a su vez se interrelacionan con los dirigentes. Denuncia como son aplastadas las masas por el capitalismo.

Fabelo Corzo señala: “[…] sobre cualquier especie podemos encontrar dos tipos de inclinaciones, una que podríamos llamar egocéntrica, vinculada a la supervivencia individual y una que calificaríamos como genocéntrica, asociada a la protección y reproducción de la progenie. Ocasionalmente las inclinaciones egocéntricas y genocéntricas pueden entrar en una relación de conflicto entre ellas. Un requisito de la vida misma es que en tales situaciones como tendencia prevalezca lo genocéntrico por encima de lo egocéntrico. La vida de la especie es jerárquicamente superior a la del individuo…”11 Argumento válido para considerar como el régimen capitalista trae en su propio seno la autodestrucción.

Reconoce en su obra la senectud del capitalismo y lo párvulo del socialismo, quizá por esto, en dos momentos de su texto, utiliza la palabra balbuceo que alude o remite a algo virgen, niño, puro. Considera un pecado original no ser un auténtico revolucionario, pero sabe que: “Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original.”4 El cambio imperativo de mentalidad a que convoca, más que moral, resulta vital. Si el hombre no adapta su conciencia al nuevo siglo, estará contribuyendo a su auto aniquilación.

Aunque el Che no menciona la temática ecológica –para entonces tampoco había sido divulgado el término bioética–, sí se refiere al elemento inteligente de cualquier ecosistema: el hombre. Con la salvación del elemento subjetivo, y específicamente de la conciencia, está salvando al planeta, de ahí su valor ambientalista. El análisis del pensamiento guevariano propone a las generaciones del siglo XXI un sistema más humano, que no conduzca a la humanidad a un suicidio ético y ecológico. Su ideario, su vida, sus acciones y escritos ocuparán un lugar destacado en la tarea del desarrollo del pensamiento y de la ética en la búsqueda de una sociedad con rostro humano, el que la humanidad finalmente merece.7

En El socialismo y el hombre en Cuba el dispositivo axiológico es transparentado cuando alude a educar en valores a través del ejemplo personal, lo que significa activar la eclosión del arsenal interior del sujeto mediante el estímulo de las potencialidades intrínsecas a partir de la influencia exterior. No se trata solamente del sistema objetivo de valores de la sociedad con sus leyes, normas, institutos [dimensión institucional] y el subjetivo de los individuos que puede o no coincidir con el sistema objetivo de valores, sino de los entes que sirven de paradigma a otros seres, por ello es tan importante la labor del dirigente.

El sistema objetivo de valores influye en las individualidades, al emparentarse con formas de la conciencia social como la moral y la conciencia jurídica. La primera, con sus normas sociales, y la segunda, desde el punto de vista legal, constriñe la voluntad del sujeto. El individuo se debate así entre lo moral y lo coercitivo, en el terreno de lo opcional y lo obligado dentro del ejercicio de su libertad.

En múltiples ocasiones, el Che aborda la libertad, como categoría en relación con la necesidad, y la relaciona con lo particular y lo universal y con el concepto de personalidad entretejido con la concepción de pueblo: “[…] va el pueblo en su conjunto, sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.”4

Resulta interesante el análisis del Che acerca de las formaciones económicas sociales. En solo un párrafo realiza una disertación de las formaciones económicas sociales precedentes, así como de las clases sociales, donde está implícita la educación. Critica las teorías burguesas acerca del origen del Estado: “El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplasta a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha. A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible. Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte a otros mundos maravillosos donde los buenos son premiados.”4

Más adelante expresa como ha de ser la educación en el sistema socialista, con la llamada ‘educación directa y la indirecta’. Según él, la primera “[…] adquiere una importancia mucho mayor […] se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del Partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito, la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.”4

En su concepción de la educación directa y la indirecta se aprecia el reconocimiento de la labor de la escuela como uno de los mediadores de la conducta del sujeto de la que este recibe influencias valorativas. Pero esta educación en valores no ha de verse solo en los marcos de la pedagogía porque no son suficientes las herramientas pedagógicas para encarar las cuestiones medulares de la axiología13, lo cual denota la vigencia del pensamiento guevariano: “La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.”4

Educar es actuar de tal manera que el educando asimile valores, obligaciones y virtudes. Pero ese estímulo es más efectivo si el emisor, o figura paradigma, que sirve al educando de punto de referencia, predica con el ejemplo. El Che enfatiza en el sacrificio: “Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrifico […] Nuestro sacrificio es consciente: cuota para pagar la libertad que construimos.”4

Asimismo, enlaza el discurso con la práctica, en El socialismo y el hombre en Cuba comenta: “No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con más riqueza interior y con mucha más responsabilidad.”4

Ironiza al plantear que “[…] las bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales…”4, llamando la atención sobre la problemática que aquejó a una buena parte de los miembros de la sociedad cubana del momento. Con el derrumbe del socialismo en Europa del Este se constata la influencia de la mercancía, que más que valor de uso o de cambio, tiene un componente ideológico, pues junto a la importación de mercancías se han importado ideologías que pervierten la mentalidad del individuo.

A partir de la década del 90 se han acentuado las modificaciones en la estructura socio-clasista cubana, con el correspondiente desnivel de poder adquisitivo de las mercancías foráneas y otras de producción nacional obtenidas con divisa. En este contexto resulta complicado explicarle a un joven que una marca sirve de instrumento de propagación de ideologías y lo convierte en un cartel ambulante con letreros en idiomas, que muchas veces no se entienden o resultan denigrantes al propio portador.

Actualmente, Cuba enfrenta grandes retos axiológicos. La globalización neoliberal ejerce su dominación a través del poder ‘blando’, dirigido especialmente al joven, y se pretende suplantar los valores de las culturas autóctonas para imponer de manera homogénea los valores del capitalismo a través del cine, el video y las telecomunicaciones. Las tendencias fundamentales de esta invasión ideológico-cultural presenta un lenguaje que “promueve la disolución de los sujetos colectivos; crean necesidades e intereses artificiales que suplantan a los reales; promueven la satisfacción hedonística, socialmente no creadora; se expande una cultura transnacionalizada, homogeneizadora, consumista, no cognitiva, ni inquisitiva, sino meramente informativa.”15 En el ámbito de la cultura, los Lineamientos para el VI Congreso del PCC16 subrayan la necesidad de desarrollar la educación artística y defender la identidad y la conservación del patrimonio cultural nacional.

El socialismo y el hombre en Cuba trasluce concepciones filosóficas, éticas y políticas que oscilan entre la relación base/superestructura que expresan las convulsiones de la época; fundamenta el papel de las personalidades en la historia, define el pueblo o la masa; se refiere a la enajenación; analiza los fenómenos de la conciencia, y sus formas, en los que no escapan ninguno de los elementos de la superestructura aún de aquellos más distantes de la base económica, por ejemplo el arte, al que dedica un buen espacio y a la cultura como componente desalienador. Para el estudio de la enajenación, como complemento de los Manuscritos económicos y filosóficos 1844 de Marx, la obra referida es de inestimable valor y bien adecuada al contexto cubano.

La relación entre lo material y lo espiritual [base/superestructura], cuarenta años después, sigue siendo polémica. La relación entre el ser que determina la conciencia remite al discurso de Engels ante la tumba de Marx: “[…] el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.”17

Esta frase de Engels ha sido muchas veces analizada en los extremos –o bien no hables de valores mientras falte el techo, la comida o la ropa, o la posición quijotesca de que la conciencia está por encima de todas las necesidades materiales. Al respecto, el Che reflexiona: “El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía”4; sabedor de que los aspectos económicos y de la conciencia son un proceso como lo es el del conocimiento para la comprensión de los cambios sociales y la evolución de la conciencia.

La contraposición entre lo material y lo espiritual, entre las necesidades materiales del sujeto y los valores, deriva al debate de qué es realmente valioso, puesto que a la axiología no se le ha hecho suficiente justicia en las sociedades ni dado toda la importancia que merece.  Los esfuerzos científicos-técnicos han estado volcados a la conquista del espacio, el ciberespacio, la física, el desarrollo de la medicina, la biotecnología, la genética, el diseño de robots que suplanten la realización de las actividades domésticas, etc. El hombre ha dominado la técnica y, sin embargo, se le ha ido de las manos el dominio de su propia razón. Predomina una postura hedonista y por ende se rinde culto al placer. Se avanza en lo biológico, incluso con la clonación. La conciencia, como elemento sociohistórico, no preocupa lo suficiente y por supuesto valor-valoración son fenómenos de esta. Otra de las tendencias es la estrechez en la valoración o una valoración no adecuada, e incluso la evasión.

“La posmodernidad se percibe en las conversaciones, en las iniciativas, los proyectos, en el arte, los mensajes de los medios de comunicación y, de manera significativa, en los locales de clase, se expresa como desinterés, vacío, apatía e, incluso, a través de un trastocamiento valoral que apuesta por lo inmediato […] En el ámbito de la reflexión ética, su regla suprema es: se vale lo que me agrada, no se vale lo que no me agrada.”3 Por ende, urge la inmersión en el campo de lo humanístico, el estudio de las sociedades y sobre todo el dominio de lo axiológico, de ahí que las reflexiones de Guevara deben interpretarse y adaptarse a la realidad actual.

El referente aglutinador de todas las vertientes del pensamiento del Che es lo ético. De acuerdo con Chávez Antúnez, todo planteamiento en lo económico, lo político, lo militar y lo artístico-cultural tiene como punto de partida al hombre, al interés humano. De ahí la esencia ética de su producción intelectual.6 Esto no escapa de la visión del Che cuando menciona los dospilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica4, esta última como base fundamental. Más adelante señala el Guerrillero Heroico como el capitalismo enmascara incluso hasta “la ley del valor […] la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil…”4

Cuán difícil resulta convencer a un joven, o a cualquier ciudadano, de que la acumulación de riqueza interior lo hace más pleno. Sin embargo, cuando ocurre lo contrario, es decir, cuando es dominado por el objeto –búsqueda del confort material a toda costa–, no solo está enajenado, sino que es un individuo frustrado por cuanto no concibe otras formas de satisfacción o de realización. La labor educativa corresponde a la familia, los educadores y otros mediadores sociales: la cultura, los medios de difusión, las organizaciones sociales, etc. Pero el hecho no es tan simple. El roce con culturas y economías de consumo, además de las leyes de mercado, más allá de los cambios económicos, produce cambios psicológicos y el brote de nuevas clases o subclases en Cuba.

Luego del triunfo del 59 y antes de los años 90 rectoraban el aparato clasista obreros-campesinos-estudiantes. El concepto de pueblo o masa distaba mucho del que Fidel Castro expresara en La Historia me absolverá: “aquella masa oprimida…”18 Guevara lo enriquece al plantearlo como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa.4 Aunque reconoce las fisuras en el desarrollo de la conciencia social de esta masa: “El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente.”4

Nuevamente aparece lo axiológico, eslabón que se engarza a lo filosófico, específicamente a algunas de las formas de la conciencia social: el arte y, muy especialmente, la moral. Esta última como denominador común ha estado presente en todas las sociedades, incluso en la comunidad primitiva, aún cuando no existía la norma jurídica, sí había reglas del juegopara el grupo y un conjunto de saberes y códigos morales incipientes para que existiese cierto ‘orden’ entre los miembros de esa sociedad.

Advertimos la similitud entre los conceptos de pueblo o masa del Che y de Fidel Castro en La Historia me absolverá,al contemplar a los sectores humildes como tales. Viene aquí una cuestión muy importante: la dialéctica entre lo individual y lo social, entre el dirigente y la masa, la interdependencia de uno y otro para el triunfo del proceso: “Tenemos que nutrirnos de la masa y esta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.”4 El Che no solo se detiene en la masa, sino en la minoría a los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismoporque ellos, aunque en menor escala, forman parte del conglomerado social. Es decir, llama a no descuidar ninguno de los elementos de la estructura socio-clasista.

La propuesta axiológica del Che va más allá de los marcos particulares de Cuba, recuérdese el medio de difusión a que va dirigida, así que es una propuesta universal: “Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.”4 Se evidencia una vez más su profundo humanismo con una dimensión global que luego explica en el propio documento cuando se refiere a educar al pueblo en el internacionalismo proletario.

A lo largo de su trayectoria política, el Che demuestra su preocupación por el estudiantado para que la universidad se pintara “de negro, de mulato, de obrero, de campesino de pueblo.”19 No concibe un individuo que abrace dogmas, sino que mediante su propia valoración, sea capaz de defender la ideología oficial y avanzar hacia la construcción de una nueva sociedad con individuos de una nueva mentalidad, “para llevar la revolución a su destino.”4 Por supuesto, este destino está inacabado, como lo está el hombre nuevo y el proceso de autoeducación a partir de la autovaloración y la valoración del mundo que le rodea.

Uno de los más grandes logros de la Revolución cubana ha sido la formación de una alta conciencia valorativa, en la que ocupan un lugar preponderante valores como la justicia, la solidaridad y la independencia. Surge así la preocupación especial por la juventud, para que los compuestos de lo que él denominó ‘arcilla fundamental’ sean de una sustancia auténtica y genuinamente revolucionaria.

 

CONCLUSIONES

A partir del análisis de la obra se evidencia que El socialismo y el hombre en Cuba no es solo un examen político-filosófico, sino un resumen de la ideología de Ernesto Guevara, un tratado axiológico para las nuevas generaciones. A partir de la comprensión de las concepciones éticas y humanistas del Che, la educación en valores es una herramienta necesaria para la formación de los profesionales de la salud. Su propuesta axiológica va más allá de los marcos particulares de Cuba, es una propuesta universal.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Entrada 11/2/2011

Aprobado 3/4/2011

 

Yunexis Teresa Nobalbo Aguilera, Licenciada en Derecho, Profesora Asistente, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud, Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70700. yunexis@iscmc.cmw.sld.cu