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Revista musical chilena - Fernando Rosas Pfingsthorn, Premio Nacional de Arte en Música 2006

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Revista musical chilena

versión impresa ISSN 0716-2790

Rev. music. chil. v.61 n.207 Santiago jun. 2007

http://dx.doi.org/10.4067/S0716-27902007000100001 

 

Revista Musical Chilena, Año LXI, Enero-Junio, 2007, N° 207, pp. 5-27

ESTUDIOS

Fernando Rosas Pfingsthorn, Premio Nacional de Arte en Música 2006

Fernando Rosas Pfingsthorn, National Arts Prize in Music 2006

por

Carmen Peña Fuenzalida
Instituto de Música, P. Universidad Católica de Chile, Chile. cpenaf@uc.cl


Este artículo presenta un perfil de la actividad musical desarrollada por Fernando Rosas Pfingsthorn desde que inició su trayectoria en la década de 1950 hasta la actualidad. Se destaca su contribución en la dirección y creación de orquestas de cámara y la labor de proyección de estos conjuntos en el extranjero; la consolidación de programas académicos de formación de músicos; la promoción y apoyo a la fundación de orquestas juveniles e infantiles a lo largo de todo el país, y la participación en proyectos institucionales y privados de difusión musical, dirigidos a diversos públicos y materializados en temporadas de conciertos, festivales, programas de radio y de televisión, entre otros, gracias a una efectiva gestión cultural.

Palabras clave: Fernando Rosas Pfingsthorn, orquestas de cámara chilenas, orquestas juveniles e infantiles, directores de orquesta, Premio Nacional de Arte, Agrupación Beethoven, Fundación Beethoven, Radio Beethoven.


 

This article is focused on the entire career of Fernando Rosas (born 1931) from its beginning in the decade of 1950, until the present day. During almost sixty years, Fernando Rosas has been known as conductor of chamber orchestras, many of which were created by him, and which became widely known throughout Chile and abroad thanks to his great capacity as organizer.

He won the National Arts Prize in 2006 considering besides his outstanding achievements as head of academic programs for music students, his promoting and support of youth and children orchestras throughout the country, and his efficient organization of musical extension projects targeted to different audiences on both public and private basis. A significant growth of musical activity in Chile, in terms of concert seasons, music festivals, radio and television broadcasting, among others, is due to his effective leadership.

Key words: Fernando Rosas, Chilean chamber orchestras, youth and children orchestras, orchestral conductors, National Arts Prize, Beethoven Association, Beethoven Foundation, Beethoven Radio.


 

HOMENAJE A FERNANDO ROSAS PFINGSTHORN
Premio Nacional de Arte en Música
2006

Fernando Rosas (1931) es uno de los músicos nacionales más conocidos del país, tanto para el público como en el propio medio musical. Con una trayectoria que bordea los 50 años en diversos campos del quehacer musical, no sólo ha sido testigo de numerosos cambios culturales sino que también los ha propiciado. El Premio Nacional de Arte en Música 2006 es un reconocimiento a su prolongada y Fernando Rosas Pfingsthorn, Premio Nacional de Arte en Música 2006 / Revista Musical Chilena fructífera labor y corona, con justicia, una cadena de galardones chilenos y extranjeros.

Profundamente creyente, con una personalidad fuerte y decidida -casi impermeable a la adversidad-, buen conversador, convincente comunicador y, por lo tanto, con una capacidad de convocatoria notable, Rosas ha dedicado innumerables esfuerzos organizativos en pro de la difusión musical, liderando aventuradas iniciativas de repercusión y proyección nacional, como se verá a continuación. Nada refleja mejor su modo de ser que sus propias palabras, impresas en el único libro que ha publicado, Entreacto1:

"Una de mis características ha sido iniciar nuevos proyectos. Nunca me han faltado guías, socios, amigos, colaboradores y, naturalmente, también detractores. Muchas veces he sentido que todas esas iniciativas son efímeras. Uno de mis guías me dijo una vez:

América es una carrera de postas. Corre tu tramo; en el momento oportuno, quien sabe cuándo y en qué lugar, otro tomará el bastón y seguirá adelante.

Así sea".

En los últimos años su entusiasmo y preocupación se ha concentrado en uno de los proyectos más ambiciosos, como es la creación y, actualmente, la consolidación de orquestas juveniles e infantiles a lo largo de todo el país -del cual fuera su promotor e impulsor-. No obstante, desde que formó el Coro de los Padres Franceses y Monjas Francesas de Viña del Mar, cuando contaba con 17 años2, ha trabajado sin tregua en diferentes realidades y escenarios.

Formado y egresado en el derecho por la Universidad Católica de Valparaíso (1954) y con el grado de Licenciado en Música de la Universidad Católica de Chile (1975), Fernando Rosas comenzósus estudios musicales paralelamente a su enseñanza primaria3. A los ocho años se inició en el piano, primero con profesores particulares y luego en el Conservatorio Municipal de Música de Viña del Mar, validando ante el entonces Conservatorio Nacional de Música las asignaturas de piano, teoría y armonía. En Santiago, continuó sus estudios en forma particular con los maestros Juan Allende Blin, Gerd Zacher y Federico Heinlein, rindiendo, posteriormente, exámenes para la carrera de musicología en la Universidad de Chile.

Paralelamente a sus estudios de derecho en la Universidad Católica de Valparaíso (1950-1954), cursó estudios de filosofía, como alumno libre, en esa misma casa de estudios. Un año antes de egresar de derecho, reorganizó y dirigió el Coro de la universidad (1953), a través del cual estableció un duradero lazo con otros músicos y con instituciones universitarias con las cuales se vinculó posteriormente en su vida profesional. Luego de efectuar la práctica profesional en derecho, presentó su memoria de título sobre "Las formas políticas en Platón". No obstante, la vocación musical se impuso. Completó estudios y se perfeccionó, primero en Alemania y más adelante en otros centros musicales.

Fernando Rosas se comprometió con la música en una etapa de la historia del país marcada por cambios en la cultura y en la sociedad y también por tensiones: en los años sesenta, la reforma universitaria, a comienzos de los setenta el golpe militar y, al iniciar los noventa, la vuelta a la democracia. Todos estos cambios tuvieron repercusiones en el medio musical y también en lo personal. Sin embargo, hay en estas etapas un aspecto común: la multiplicidad de funciones que asumió, todas íntimamente relacionadas. Paradójicamente, por esta razón, no resulta fácil abordarlas en forma articulada sin caer necesariamente en omisiones.

No obstante lo anterior, en esta comunicación privilegiamos cuatro aspectos que cruzaron transversalmente su trayectoria: la dirección y creación de coros y orquestas y los viajes, la educación de los músicos y del público, la gestión cultural, y los registros sonoros. Adelantamos que, salvo contadas ocasiones, se ha optado por excluir menciones a obras particulares. Un análisis del repertorio por él interpretado, así como de los escenarios en que actuó, por sí solo ameritan un trabajo más exhaustivo que esperamos en el futuro se pueda realizar.

1. LOS CONJUNTOS CORALES Y ORQUESTALES Y LOS VIAJES

La figura de Fernando Rosas, no sin razón, se asocia a la creación y dirección de coros y, especialmente, de orquestas. Prácticamente no hay ninguna en el país, de cámara o sinfónica, que no haya sido dirigida por él, ya sea como titular o como invitado. Al mismo tiempo varias orquestas se crearon por su propia iniciativa. Por lo tanto, su participación en temporadas y giras de conciertos -de su propia organización y de diversas instituciones- es vasta, al igual que los lugares en los que se ha presentado. Baste con señalar que ha recorrido Chile de Arica a Punta Arenas y también numerosas ciudades de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

Sus inicios en la formación y dirección de conjuntos se remonta a 1953 con la reorganización del Coro de la Universidad Católica de Valparaíso -entonces en receso por varios años-, con el cual difundió un amplio repertorio, estrenó obras y participó en encuentros con otras agrupaciones universitarias4. Lo dirigióhasta 1958, cuando una beca del Servicio de Intercambio Alemán le permitió dirigirse por dos años, primero a la Musikakademie de Detmold y luego a la Academia de Música de Hamburgo, a estudiar dirección de coros y orquesta, más otras asignaturas complementarias tales como instrumentación, orquestación y piano5.

Al regresar a Chile sus horizontes se ampliaron. Se aventuró en nuevos proyectos y, casi simultáneamente, asumió responsabilidades musicales en la Universidad Católica de Valparaíso y de Santiago. En la primera, retomóla dirección del Coro, creó el Departamento de Música6 y fundó la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Valparaíso (1960), la que se mantuvo hasta 19687. Con esta agrupación, en un festival realizado en La Serena (1961), conoció a Jorge Peña, hecho que repercutió en la mantención del vínculo musical con esa ciudad y en sus proyectos posteriores, como se verá luego. Posteriormente en Santiago, fue nombrado Director Adjunto del Coro de la Universidad en 19618 y, al hacerse cargo de la dirección del Departamento de Música en 19649, formó la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile, que dirigió por doce años. Para el medio musical nacional estos fueron logros y aportes significativos. Estas instituciones se unieron a la labor sistemática de difusión de la música, emprendida por el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, la que, finalmente, involucró al sistema universitario completo en un mayor compromiso con el arte y la cultura.

Evocando sus inicios en la Universidad Católica de Chile recuerda que al llegar al Departamento de Música ya tenía un objetivo: formar una orquesta de cámara, que en Santiago no existía10. Según se señaló anteriormente la idea se concretó y con la espontaneidad que lo caracteriza señala lo siguiente:

"En el primer ensayo con la Orquesta quedé admirado y sobrecogido ¡tocaban cien veces mejor que la Orquesta que yo tenía en Valparaíso! que llevaba cuatro años de existencia. Por ese tiempo tenía treinta y tres años. Esa experiencia fue dolorosa y admirable a la vez, tocaban tan bien porque todos eran excelentes músicos. En ese momento vaticiné que viajaríamos al extranjero y grabaríamos discos, lo que según supe después, sugirió a los músicos que otra vez habían caído en las manos de un chiflado"11.

En efecto, ambos vaticinios se materializaron, aunque el primero fue de mayor relieve y proyección. Con esta orquesta tempranamente (1966) obtuvo el Premio del Círculo de Críticos de Arte por su labor12 y pudo mantener una profusa actividad de conciertos en diversas salas y temporadas en la capital y fuera de ella13. Se convirtió en esos años en un viajero incansable: inauguró las giras al exterior, realizó viajes personales, varios de ellos para perfeccionarse, y llevó la música a provincias.

Bajo su dirección, la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica realizó su primera gira a Uruguay, Argentina y Brasil en 196714. En 1968, antes de la siguiente gira, Fernando Rosas obtuvo una beca Fullbright. Participó en los Festivales de Tanglewood, para luego instalarse por unos meses en Nueva York, con el fin de estudiar dirección orquestal con Jean Morel en la Julliard School of Music.

La década del setenta se presentó nutrida. Con la Orquesta de Cámara partió a Europa (1970), actuando en más de una decena de países, en los que ofrecieron 38 conciertos, alabados por la prensa que destacó tanto al conjunto como la diestra mano de su director titular, Fernando Rosas. Ese viaje constituyó un hito por ser el primero realizado por un conjunto orquestal nacional al Viejo Continente15. Cabe recordar que en esos años la agrupación estaba conformada por instrumentistas de varios planteles y su repertorio incluía obras de compositores chilenos y latinoamericanos, tales como: Andante para cuerdas, de Alfonso Leng; Visiones para 12 cuerdas, de León Schidlowsky; Antaras para doble cuarteto y contrabajo, de Celso Garrido-Lecca; Concierto per corde, de Alberto Ginastera, y Ponteio, de Claudio Santoro16.

Después realizó una gran gira a Estados Unidos (1971). Siempre bajo su conducción, las actuaciones en diversas salas y ciudades alcanzaron los 15 conciertos. Junto con destacar los logros de los conjuntos de la Universidad Católica, la crónica de la Revista Musical Chilena apunta que con esta gira "se sigue abriendo a los músicos chilenos […] un amplio camino para demostrar a los centros musicales europeos y norteamericanos, el nivel musical alcanzado en nuestro país"17. En 1972 permanecieron un mes en México, pasando también por Venezuela y Colombia, y al año siguiente actuaron en Lima y en ciudades argentinas18.

El año 1974 fue agitado. Bajo su batuta y con la Orquesta de Cámara, con el patrocinio del Ministerio de Relaciones Exteriores, realizó una gira por Brasil19 y a fines del año asumió la titularidad de la Orquesta Filarmónica de Santiago, hasta mediados de 1975. En lo personal, tuvo invitaciones del British Council, del Servicio de Intercambio Académico Alemán, del Departamento de Estado de los Estados Unidos y del Gobierno Francés. La invitación del British Council le permitió perfeccionarse en una de sus obras preferidas, El Mesías, de Haendel. Las restantes invitaciones le permitieron visitar centros de música en Alemania, Estados Unidos y Francia.

En abril de 1975, nuevamente con la orquesta universitaria, viajó a Buenos Aires para participar en el homenaje a Albert Schweitzer. En julio se dirigió a Rosario como director invitado a la Orquesta Sinfónica Provincial. Estos serían los últimos viajes realizados a cargo de esta agrupación, ya que renunció a las actividades musicales en la Universidad Católica, en solidaridad con los músicos exonerados luego del golpe militar20. A partir de 1976 se abrió una nueva etapa.

El acelerado ritmo de presentaciones en el exterior, que hasta entonces marcó la agenda de Fernando Rosas desde las instituciones universitarias, se frenó por algunos años, al menos como titular de orquesta. Como es sabido, fue esta una época de profundos cambios debido a la irrupción del gobierno militar, la reestructuración de las instituciones y la instauración de la política cultural de autofinanciamiento, entre las numerosas transformaciones que afectaron la vida nacional. No obstante, emprendió nuevos y sucesivos proyectos: primero, desde la esfera privada, junto a Adolfo Flores formóla Agrupación Beethoven -a la que nos referiremos más adelante- y, más tarde, en 1982, asumió la dirección de la Orquesta Sinfónica de Profesores, hoy Orquesta de Cámara de Chile, luego de haber adoptado diferentes nombres21. Al respecto, hacia fines de los años noventa recordó lo siguiente:

"Con Germán Domínguez, la Orquesta de Profesores se convirtió en la Orquesta de Cámara de Chile. Quedó integrada, entre otros, por [Jaime] de la Jara, [Fernando] Ansaldi, [Francisco] Quesada y otros del mejor nivel en Chile. Esto me motivó a quedarme hasta hoy en el Ministerio de Educación. Después surgió la idea del programa de orquestas juveniles, un programa social de incalculables proyecciones, que continúa en la senda abierta de Jorge Peña"22.

De este modo, al asumir la dirección orquestal en forma permanente, retomó la difusión dentro de Chile y la proyección internacional como titular de la Orquesta de Cámara de Chile primero, y de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil más adelante, según se verá a continuación.

A partir de 1986 realizó la primera de tres visitas a Argentina (1986, 1989 y 1993) y efectuó dos visitas a Perú (1987 y 1988). En la década del noventa el radio se amplió. Se dirigió a Brasil en 1992 y se presentó en Bolivia y nuevamente en Perú durante el curso de 1994. Ese mismo año, y a sólo dos años de la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, emprendió rumbo a Venezuela con la Orquesta de Cámara de Chile, ocasión en la que fue distinguido con la Medalla Andrés Bello, otorgada por el entonces Presidente de ese país, Doctor Rafael Caldera. En 1995, la gira internacional de la Orquesta de Cámara de Chile contempló a Colombia y, en 1998, junto al conjunto, viajó a Europa. El año 2001 el destino fue Argentina y Uruguay, y dos años después, Lima. Una memorable presentación tuvieron en el Teatro Colón de Buenos Aires en 2004, y en otras salas de Argentina y Uruguay.

Si bien todas estas giras revisten importancia desde el punto de vista de la proyección musical de Chile en el exterior, es dable destacar la estadía en Europa en 1995 por su magnitud y por la diversidad de actividades. En esa oportunidad visitaron España, Rusia, Ucrania, Polonia, Hungría, República Checa, Austria y Alemania. La Orquesta efectuó numerosos conciertos y realizó una grabación para la Radio Nacional de Polonia. Fernando Rosas, por su parte, dictó la conferencia "La música chilena en el siglo XX" en la Radio Orpheus de Moscú, el Conservatorio Federico Chopin de Varsovia, la Escuela de Música Szegd de Budapest y el Conservatorio de Praga. Ilustró esta conferencia con obras nacionales grabadas por la Orquesta: Doloras Nº 3 y 4, de Alfonso Leng; Variaciones serenas, de Juan Orrego-Salas, y Crónicas americanas, de Fernando García. Además, invitado por el Gobierno de Israel, se dirigió a Tel Aviv, donde fue recibido por el compositor chileno León Schidlowsky, residente en Israel durante muchos años23.

El agitado ritmo de viajes que hemos reseñado, sin embargo, no fue un impedimento para mantener una efectiva y constante relación con las regiones de Chile, ya fuera con los coros y orquestas a su cargo, como director invitado o bien asesorando proyectos. En este sentido, la dirección de los conjuntos universitarios, primero, y el vínculo con el Ministerio de Educación, posteriormente, han sido una importante y duradera plataforma de contacto, según lo ilustran los siguientes casos.

Los tempranos lazos con La Serena y con Jorge Peña -por quien conserva una profunda admiración- se extendieron hasta el fallecimiento de este último en 1973. Esto, unido a la disolución de la orquesta, alejó a Fernando Rosas de la ciudad aproximadamente por una década. No obstante, en 1982 fundó los Encuentros Musicales de Verano participando en la dirección de repertorio sinfónico de cámara y sinfónico coral. Además, fue asesor de las actividades musicales de la Universidad de La Serena -junto a Adolfo Flores y Víctor Tevah- y, en 1990, fundó el Festival Musical. En Antofagasta dirigió por primera vez la orquesta sinfónica local en 1962 y mantuvo ese nexo hasta 1990, ofreciendo conciertos casi todos los años. A Concepción, a partir de 1967, viaja todos los años -en ocasiones en más de una oportunidad- para dirigir la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, conjunto que ha dirigido también en Santiago. En Valdivia, junto a Hugo Muñoz, fundó un festival (1990) que se realizó anualmente durante ocho años consecutivos, proyectándose a distintas ciudades del sur, como Villarrica y Ancud, entre otras24.

Detallar todas las actividades en pro de la difusión de la música y los lugares en que ha efectuado conciertos o ha realizado acciones fundantes sobrepasa los límites de este trabajo. Sin embargo, vale la pena mencionar que a través del programa de orquestas juveniles e infantiles -que aspira llegar a todo el país- los lazos con las regiones se han estrechado también mediante asesorías y los encuentros musicales, entre otros.


Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile (1970). Sentados: Jaime de la Jara, Francisco Quezada, César Araya, Erich Hoffmann, Fernando Ansaldi, Sergio Prieto, Azis Allel (violines), Abelardo Avendaño, Manuel Díaz (violas), Roberto González, Arnaldo Fuentes (violonchelos). De pie: Adolfo Flores. Director: Fernando Rosas.

2. LOS PROBLEMAS DE LA REALIDAD: LA EDUCACIÓN DE LOS MÚSICOS Y DEL PÚBLICO

Uno de los rasgos menos difundidos sobre Fernando Rosas y, desde nuestra óptica, un leitmotiv en su trayectoria, es la preocupación por la formación musical tanto de los músicos como del público.

Con anterioridad a dedicarse profesionalmente a la música, aún siendo estudiante de derecho y alumno libre de filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso, con su círculo de jóvenes amigos manifestó un profundo interés por lo que denominaron "problemas de la realidad" -según él mismo recuerda-, concluyendo en sus reflexiones que, más que la adscripción a concepciones ideológicas y políticas determinadas, la educación era una de las principales tareas para desarrollar. "Para nosotros -apunta- ella aparecía como el compartir entre profesores y alumnos la afición por el conocimiento"25.

Consecuente con esta convicción y de manera paralela a las actividades antes reseñadas, participó, tanto en el ámbito de la enseñanza formal y sistemática en instituciones de educación superior, como en actividades de extensión desarrolladas en éstas y en otros organismos. Así, mientras en los años sesenta y comienzos de los setenta Fernando Rosas se abocó a tareas pedagógicas en los departamentos de música de la Universidad Católica de Valparaíso y de Santiago, a partir de mediados de los setenta aumentó en forma creciente su trabajo en proyectos formativos de extensión, con una fuerte proyección hacia las regiones.

En la esfera universitaria, en las aulas del naciente Departamento de Música de la Universidad Católica de Valparaíso, desde 1960 y por dos años, impartió las cátedras de Análisis e Historia de la Música. Luego, en su homólogo en Santiago, en 1961 ofreció Lectura de Partituras al piano y, a partir de 1968, Apreciación Musical y Estética Musical, además de ramos optativos -para alumnos del Departamento- y extracurriculares dedicados a nociones de dirección de orquesta y otras materias. A esto se suma la docencia realizada por tres años (desde 1965) en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Escuela de Ingeniería de esa misma universidad; junto a dos semestres efectuados en la Escuela de Pedagogía en Música de la Universidad de Talca (1982) y en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile (1984), con el curso de Apreciación Musical26.

Con el paso por la universidad, Rosas dejó huellas significativas, entre otras, por su contribución a la organización de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Católica de Valparaíso y a la elaboración de un plan de estudios orgánico del entonces Departamento de Música de la Universidad Católica de Chile, el cual, como recuerda Juana Subercaseaux, tuvo sus cimientos en las actividades vinculadas a la Orquesta de Cámara. Con sus miembros -dice- "se fueron creando cursos, experimentando. Se abría una cátedra, se evaluaba, se buscaban rumbos"27. Este ejercicio académico, unido a la implementación de ramos teóricos y a nuevas ideas de cursos, paulatinamente conformó una base estructural propicia para consolidar una escuela instrumental. Aunque el programa fue sancionado por la Vicerrectoría Académica de la institución con posterioridad, continúa Subercaseaux, "académicamente hablando, Fernando Rosas había hecho todo este trabajo de armar el Departamento de Música, el que bajo su dirección se transformó en Instituto, dando inicio a las carreras…"28. Esto permitió abrir también la Escuela de Pedagogía, con el objetivo de elevar el nivel de preparación de profesores de educación básica y media. Como señala el propio Rosas "si se estaban formando instrumentistas para las futuras orquestas, nos pareció conveniente formar profesores para los futuros estudiantes"29. La Escuela, creada en 1965 gracias a un convenio con el Ministerio de Educación, duró hasta 1972 y en ella tuvieron activa participación Juana Corbella y Cora Bindhoff30.

Desde una perspectiva en el tiempo, se advierte que Rosas ha tenido un proyecto personal -de antigua data- de formar en la música a diversos sectores de la sociedad. En 1994, en el marco de discusión del seminario "Situación de la Músi ca Clásica en el Chile de Hoy", resume su postura señalando: "lo que tenemos que tratar es que a los 14 millones de chilenos o a un porcentaje alto, le llegue la música que se hace en Chile, y que sea lo mejor posible, tal como planteó Juan Pablo [Izquierdo], en un nivel de excelencia"31.

Bajo esta premisa, todas sus acciones convergen hacia ese objetivo. No obstante, también tiene el convencimiento de que cualquier intento por enriquecer el nivel cultural se entronca dentro de un proceso formativo desde la infancia y la juventud. No en vano, por una parte, apoyó las carreras de pedagogía e instrumentales antes mencionadas y ofreció conciertos educacionales con los conjuntos universitarios y, por otra, a esa labor se ha abocado con más ahínco desde los años ochenta, junto a la Orquesta de Cámara de Chile, en especial con el proyecto de orquestas juveniles e infantiles.

Con la Orquesta de Cámara de Chile, bajo su dirección, desde 1982 apoyó esta labor educativa mediante los Conciertos Itinerantes32 y los ciclos de conciertos educacionales en establecimientos de la capital, los que en la actualidad alcanzan al centenar. Bajo la dirección artística de Rosas, este programa incluye comentarios, también a su cargo, que complementan la audición del repertorio. A éstos se suman los conciertos que efectúa paralelamente -desde 1991- a las temporadas de conciertos del Ministerio de Educación, en capillas, auditorios de colegios, iglesias y, en el Teatro California desde 1994 y su repetición en las Temporadas de Mediodía del Teatro Municipal y en el Centro Cultural Montecarmelo33.

Tal como se ha señalado, Fernando Rosas es un creador de orquestas y el conocimiento directo de la experiencia del programa de orquestas juveniles implementado en Venezuela motivó, en 1992, la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, de la cual fue su director titular hasta 2001. Ese mismo año propuso y participó en la creación de la Fundación Nacional de Orquestas Juveniles con sede en Santiago, de la que hasta hoy se desempeña como su director ejecutivo.

La Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil -vinculada a la Orquesta de Cámara de Chile- nació en virtud de una realidad específica que afectaba la praxis musical de los jóvenes, según lo señala Claudio Pavez, actual Coordinador Nacional de la Fundación de Orquestas Juveniles y músico de la Orquesta de Cámara de Chile:

"como una respuesta a una actividad musical juvenil deprimida, baja en el número de estudiantes, de instrumentos, en la cantidad de jornadas docentes en las universidades y con un reducido número de integrantes de las orquestas juveniles de esas instituciones. Lo que en el mediano y largo plazo pondría en peligro a la actividad musical profesional del país, al no tener una base de desarrollo"34.

Con su centena de estudiantes -provenientes de la enseñanza superior y de profesores particulares- más la asistencia de instructores a cargo de enseñar y supervisar el estudio, el mismo año de su creación la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil se presentó en conciertos, y recibió el Premio de la Crítica APES35, a lo que siguió más adelante la grabación de una casete y discos compactos. Como consecuencia del buen resultado, la idea se proyectó para todo el país.

Si bien el modelo de Venezuela y el apoyo del entonces Ministro de Educación, Ricardo Lagos, se unieron para dar curso a la iniciativa, Fernando Rosas reconoce en Jorge Peña Hen al verdadero visionario y precursor de empresas de esta naturaleza36. En la década del sesenta, cuando fue asiduo visitante de La Serena, conoció de cerca el trabajo con la orquesta infantil por él formada. Aunque confiesa que, por esos años, no estaba totalmente convencido del resultado musical con niños, actualmente no duda en afirmar: "la herencia de Peña está creciendo"37.

Este proyecto "estrella" se encuentra en plena ejecución en Santiago y regiones y -además de reportar un rédito futuro- conjuga intereses mantenidos por Rosas durante su trayectoria. Por otra parte, desde una óptica más general y retrospectiva, con satisfacción percibe que su trabajo orientador hacia el público ha rendido frutos, según lo expresara hace algunos años:

"Creo haber creado un público que se acostumbró a verme en el rol de director y en el de profesor, o guía, para introducirse a la música. Con los jóvenes, especialmente, he tenido una relación directa y rica. Ellos se han sentido acogidos en nuestros conciertos y el contacto que se establece no es formal e impersonal como sucede en muchos conciertos tradicionales. Por el contrario, se establece un diálogo en el cual intérpretes y público se enriquecen mutuamente"38.

3. GESTIÓN CULTURAL

Antes de que existiera la actual denominación de "gestor cultural", Fernando Rosas ya lo era. Su capacidad de organización y de convocatoria -como se dijo al inicio-, unida a los numerosos contactos personales con músicos e instituciones nacionales y extranjeras, se conjugaron en la realización de un trabajo de difusión que desarrolló al menos en dos ámbitos que nos interesa subrayar: la producción de conciertos y la transmisión de programas de televisión.

a. Producción de conciertos

Programar conciertos y agenciar su producción con efectividad y creatividad ha sido una labor que ha cumplido Fernando Rosas desde la creación de sus primeros conjuntos. Lo prueban las diversas giras, recitales y temporadas por él organizadas bajo el alero universitario, como sociedad independiente en la Agrupación Beethoven y, más adelante, vinculado al Ministerio de Educación y a la Fundación Beethoven. En este contexto, la capital, Santiago, y las regiones del país se han visto favorecidas con nutridas programaciones de excelencia musical, caracterizadas ya sea por un renovado y atractivo repertorio y(o) por estar a cargo de solistas y conjuntos de renombre internacional, como queda en evidencia a continuación.

Durante su período vinculado a las universidades, dos años después del X Festival de Música Chilena convocado por el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile y sólo a una versión de concluir su realización sistemática39, en 1968 Fernando Rosas organizó un festival de música contemporánea en Valparaíso40, el que, desde 1970, continuó en Santiago, en la Universidad Católica de Chile. En sus jornadas en la capital presentó algunas particularidades. La Orquesta de Cámara abrió un concurso para obras orquestales, con el fin de estrenar aquellas ganadoras durante los días del evento. Además, se encargaron composiciones a creadores nacionales41 y se le otorgó al evento un carácter internacional, tanto en el repertorio como en la selección de intérpretes. A modo de ilustración, en el IV Festival -1971- se presentaron Duke Ellington y su orquesta de jazz, Astor Piazzolla y su Conjunto 9, el director y compositor norteamericano Günther Schuller condujo a la Orquesta de Cámara en obras de Charles Ives, Mario Davidowsky, Morton Feldman y suyas. Fernando Rosas hizo lo propio con composiciones de Stravinsky y las obras comisionadas, las que en esa ocasión correspondieron a Bahirava, de Tomás Lefever, y Variaciones Serenas (In Memoriam Pelayo Santa María), de Juan Orrego Salas42. Volvió a dirigir esta última el 2000 -esta vez con la Orquesta de Cámara de Chile-, también en el Festival de Música Contemporánea UC43.

En esa misma línea -cosmopolita y variada- el año 1972 Rosas inauguró la Primera Temporada Internacional de Conciertos en el Teatro Oriente -que aún se mantiene-, en la cual incluyó a la Orquesta de Cámara por él dirigida y a otros grupos nacionales, además de contar con la presencia de artistas extranjeros, los que, en algunos casos, volvieron a Chile posteriormente a actuar en los ciclos organizados por la Agrupación Beethoven44. De igual forma, y con similares características, la Primera Temporada Internacional de Conciertos de Cámara (1973) tuvo una completa programación, la que, en esa ocasión, incluyó a varios coros nacionales, tales como el Coro de la Universidad Técnica del Estado, dirigido por Mario Baeza, el Coro de la Universidad Católica de Valparaíso, a cargo de Jaime Donoso, y el Coro Municipal, por Waldo Aránguiz45.

No menos intensa fue la actividad que desarrolló Rosas en su condición de independiente con la Agrupación Beethoven. Fundada a mediados de 1976, durante el gobierno militar, fue una de las organizaciones privadas sin fines de lucro de mayor prestigio y aporte al país.

"Esta fue una sociedad que hicimos con Adolfo Flores -señala Rosas-. La formamos con la mentalidad de los años en que no podíamos asociarnos bajo ninguna inspiración doctrinaria, lo hacíamos como asociaciones civiles. La agrupación organizaba temporadas, concursos, otorgaba becas, de todo un poco. Nos mantuvimos hasta 1989 en que pusimos amistoso término. Adolfo Flores permaneció con la Radio y yo organicé la Fundación [1990]"46.

Esta apretada síntesis refleja el amplio radio de acción que abarcó la Agrupación, cuya cara más pública, sin duda, fueron las temporadas y la Radio Beethoven, la que -reestructurada- todavía está en el aire.

La primera temporada de conciertos (1976) de la Agrupación Beethoven se realizó en la Parroquia de la Transfiguración, pero más adelante los escenarios se diversificaron: Teatro Municipal, Teatro Caupolicán, Teatro Gran Palace, Teatro Oriente, entre otros lugares. Continuando en la senda iniciada en los años anteriores, la programación mantuvo la política de presentar una rica variedad tanto en intérpretes como en repertorio. Es así como en las primeras versiones actuaron músicos tan disímiles como Ravi Shankar, The Waverly Consort, Preservation Hall Jazz Band, el Cuarteto Beethoven de Roma47, Les Luthiers, Los Niños Cantores de Viena, Nikolais Dance Theatre48, Jean Pierre Rampal y el Conjunto Pro Música de Colonia49, entre los extranjeros, a los que se sumaron el Grupo Cámara Chile, Grupo Musical Hindemith -ampliación del Quinteto Hindemith-50 y el Coro de la Agrupación Beethoven51, entre varios otros nacionales. En los trece años que perduró la Agrupación Beethoven dio a conocer y acercó al público capitalino -y en varias ocasiones al de regiones- a los mejores solistas y conjuntos internacionales y nacionales.

Radio Beethoven, por su parte, que también tuvo a Fernando Rosas en su dirección, se inició más tarde (1981). Según recuerda Adolfo Flores, a diferencia de otras emisoras que también difundían música clásica, la Radio Beethoven se dedicó exclusivamente a ella52. En su programación con frecuencia incluyó repertorio e interpretaciones de solistas y conjuntos visitantes, reforzando y aportando con ello a un mayor desarrollo del conocimiento y del gusto musical del público.

El fin de la Agrupación Beethoven no significó terminar con la gestión cultural de Fernando Rosas. Con la creación de la Fundación Beethoven (1990), y desde la presidencia de la entidad, "gestiona y desarrolla actividades que promueven, difunden y potencian la actividad musical en el país, incentivando además la participación de personas y empresas en el desarrollo musical del país", como anuncia su página web53. En este marco fundó los Conciertos de Verano de la Quinta Vergara de Viña del Mar, que a la fecha llevan 12 versiones, con una masiva asistencia de público, que refleja claramente la intención de Rosas de llegar con la música al mayor número de personas posible. Del mismo modo, por un convenio con el Consejo Nacional de la Cultura, la Fundación administra la actividad que desarrolla la Orquesta de Cámara de Chile y apoya fuertemente el proyecto de orquestas juveniles e infantiles.

Por otra parte, y en estrecho vínculo con el organismo anterior, como propulsor en la creación de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (2001), Fernando Rosas participa como su Director Ejecutivo. En este plano, el ámbito de la gestión rebasa la producción de conciertos -aunque también los hay-, por cuanto la entidad otorga becas a niños y jóvenes, capacita a profesores y directores, asesora proyectos de orquestas juveniles e infantiles de distintas regiones del país, junto con administrar la temporada de las orquestas Sinfónica Nacional Juvenil y Estudiantil Región Metropolitana, entre otras actividades54. Cabe mencionar que actualmente hay alrededor de 140 conjuntos orquestales activos, varios en zonas de escasos recursos. De ahí la importancia social que Rosas le otorga a un programa de esta naturaleza.

b. Programas de televisión

"Música Viva". Bajo ese título Fernando Rosas inauguró un tipo de programa fundacional en la televisión chilena, un medio tan esquivo como mezquino con la difusión de la música de concierto. No obstante, sus cualidades comunicativas le permitieron penetrarlo y ser un rostro conocido en diferentes períodos. Él mismo, evocando uno de ellos señala: "Curiosamente, aunque he empleado la mayor parte de mi vida en organizar cosas y dirigir orquestas, mi nombre se ha hecho conocido en Chile, por una circunstancia enteramente distinta, la televisión"55.

En efecto, a partir del primer programa -"Música Viva"-, emitido desde 1961, quincenalmente y por varios años a través de Canal 4 de la Universidad Católica de Valparaíso, se gestaron otros que realizó posteriormente en Canal 13 de la Universidad Católica (1966 y 1970) y en Televisión Nacional de Chile. En este último canal, entre 1970 y 1976, condujo "Música-Música", el que hasta entonces fue emitido por el período más extenso en un programa de este tipo. En 1972 la Revista Musical Chilena informa que la mayoría de los conciertos de la primera Temporada Internacional de Conciertos del Teatro Oriente y del III Festival de Música Contemporánea de la Universidad Católica,

"fueron retransmitidos por las radios universitarias y por los canales de televisión a todo el país. Durante el curso del año, los conjuntos del Instituto de Música grabaron programas para el Canal Nacional, los que salieron al aire todos los días sábados, en un programa llamado "Música-Música"56 .

En la década del ochenta, otros espacios musicales conducidos por Rosas fueron "Más Música", con el cual volvió al canal de la Universidad Católica de Valparaíso, y "Música-Música", transmitido esta vez por la frecuencia de Radio Beethoven, entre 1981 y 1990. Sin embargo, el programa que más continuidad ha alcanzado es "Música", en el canal ARTV, el que desde 1996 hasta la actualidad sobrepasa el centenar de capítulos, repetidos además en diferentes horarios, como sucede con varios de esa red cultural. Junto a éstos -específicamente musicales- ha participado en programas más misceláneos de Canal 13, tales como "Proyecciones" (1983), "Creaciones" (1990 hasta 1993), y como invitado a distintos espacios televisivos y radiales.

Desde nuestra perspectiva, estos programas han cumplido con tres objetivos de diferente índole. Primero, junto con atraer a los amantes de la música, se convirtieron en un valioso soporte didáctico para docentes y escolares, no pocas veces desprovistos de material musical imprescindible para la labor educativa. Segundo, han sido un medio de difusión masivo del trabajo creativo e interpretativo de compositores, solistas y conjuntos nacionales y extranjeros. Tercero, por diversas razones -económicas, enfermedad, distancia, etc.- hay quienes sólo pueden acceder a la música de concierto por esta vía. A propósito del brusco término de "Música-Música", Rosas agrega lo siguiente: "La extraordinaria gratificación para todo esto ha sido el haber constatado en repetidas ocasiones que este programa fue para muchos el único contacto con la música que han tenido en sus vidas"57.

4. REGISTROS SONOROS

Si bien Fernando Rosas grabó discos desde temprano en su carrera, nos atrevemos a creer que -pese a los vaticinios de los años 60- ha privilegiado la experiencia de la música en vivo y el contacto directo con el público por sobre la música envasada. Si se establece una relación entre los numerosos conciertos ofrecidos y la producción fonográfica, esta última se ve claramente disminuida. Por otra parte, tampoco es extraña esta escasez si se considera que -por razones que aquí no alcanzamos a desarrollar- el índice histórico de producción fonográfica de música orquestal en el país es bajo58, en comparación con la de otros repertorios. Pese a lo anterior, cuenta con registros que, en ciertos casos, ya son documentos históricos, no sólo desde la perspectiva temporal, sino porque en ellos participaron destacados músicos fundadores solistas y de orquesta que, en ocasiones, ya no se encuentran activos o fallecieron, por contener obras "especiales", que no se han vuelto a ejecutar, o bien por tratarse de producciones restringidas y, por lo tanto, poco conocidas.

En una apreciación general del repertorio se observa que hay un predominio de la música barroca y clásica, incluyendo registros dedicados exclusivamente a los grandes maestros. No obstante, con el paso de los años incrementó la presencia de compositores chilenos.

Los primeros discos son de la década del sesenta y corresponden a interpretaciones de la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile bajo la dirección de Fernando Rosas, salvo la primera, está compartida con el Conjunto de Música Antigua. Este disco (1965)59 en una de sus caras contiene la Sinfonía Nº 4 en Si bemol mayor, de T. Albinoni, y Cuarteto para Orquesta en Fa mayor, de C. Stamitz, y, en la otra, Intermedios de La Pellegrina, de Malvezzi-Cavalieri, y Scherzi Musicali, de C. Monteverdi, a cargo del último grupo mencionado. También son de esta época la segunda60 y tercera grabación que incluye Concierto en La menor para oboe y orquesta, de Antonio Vivaldi, con la participación de Enrique Peña en oboe solista, Andante para cuerdas del compositor nacional Alfonso Leng, Sonata en Sol menor, Op. 2 No 6, de T. Albinoni, y Divertimento en Re mayor K.V. 136, de W. A. Mozart61.

UNCTAD III (Doscientos años de música en la Catedral de Santiago de Chile) es el título del disco editado y distribuido por Asfona en 197262, que ubicamos entre los "especiales". Contiene el Te Deum Ecuménico (Oratorio para la UNCTAD III) y el reestreno de la Misa Chilena (sic.) en Sol mayor, del maestro de capilla de la citada catedral (1793-1812), José Campderrós, transcrita por Samuel Claro63, musicólogo especialista en la música colonial. La primera obra se compuso especialmente para la ocasión y fue producto de una creación colectiva, recordada por el propio Fernando Rosas no sin un dejo de humor:

"El Te Deum fue hecho en casa y ha sido la obra más increíble de la música en Chile […]. Los compositores fueron Guillermo Rifo, Adolfo Flores y yo, única vez en mi vida que he participado en una composición ]…], la obra duró dieciocho minutos con un rotundo éxito".

Se hizo una presentación en la Catedral que estaba repleta. Este fue el Te Deum de la UNCTAD, quizás la única obra sinfónica de creación colectiva realizada en Chile. ¡Tenía un olor a pastiche, fenomenal!"64

No menos singular es el registro Messiah (1976), una de sus obras preferidas y, tal como se mencionó, en la cual se perfeccionó tempranamente en su carrera. En este caso es una grabación de circulación limitada. En su interior indica: "grabación particular. Por orden y responsabilidad del interesado". Contiene selecciones corales del oratorio de G. F. Haendel, a cargo del Coro de Madrigalistas dirigido por Guido Minoletti, bajo la conducción de Fernando Rosas.

Desde la década del noventa y acorde a un proceso operado en el país de producción fonográfica creciente -entre otros gracias a FONDART- la Orquesta de Cámara de Chile, perteneciente a la División de Cultura del Ministerio de Educación bajo la dirección de Rosas, cuenta con discos compactos, en los cuales, además de los compositores tradicionales del repertorio universal, se incorporan obras de creadores nacionales. A modo de ejemplo, en 1993, en el disco compacto Orquesta de Cámara de Chile, vuelve a aparecer el Andante para cuerdas de Alfonso Leng, junto a la Entrada de la Reina de Saba (del oratorio Salomon) de Haendel, Gymnopedie Nº 1, de Satie, Concierto en Re menor para dos oboes, cuerdas y continuo P. 302, de A. Vivaldi65, y Sinfonía N° 29 en La mayor, de W. A. Mozart66. En otra producción de 1995, la totalidad de la música es de compositores chilenos, incluyendo a Leng, esta vez con las Doloras Nº3 y Nº 4, Variaciones Serenas, para orquesta de cuerdas Op. 69, de Juan Orrego Salas, Concertante para oboe y fagot, de Federico Heinlein67; Passacaglia y Fuga para orquesta de cuerdas, de Carlos Riesco, y Crónicas Americanas, para narrador y orquesta de cámara -con texto de Pablo Neruda-, de Fernando García68.

Finalmente, cabe mencionar los discos compactos dedicados a la Novena Sinfonía en Re menor, Op. 125, Coral, de L. van Beethoven; el oratorio Joshua, de G. F. Haendel; la Pasión según San Juan BWV 245 en conmemoración a los 250 años de la muerte de Johann Sebastian Bach; el registro de la gira a Europa69, a los que suman otros dos conduciendo la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil: Requiem de Mozart, en el primero, y Sinfonía N° 5 en Do menor, Op. 67, de L. van Beethoven, y Pedro y el lobo, cuento musical, Op. 67, de S. Prokofiev, en el segundo70.

Corolario

En el transcurso de esta comunicación hemos destacado principalmente la participación de Fernando Rosas en los proyectos que consolidó y que aportaron al desarrollo de la difusión musical. Sin embargo, como artista sensible a los acontecimientos de su tiempo, también ha sido partícipe de otras instancias de significación para el país. Por ejemplo, y para mencionar sólo algunas, en reiteradas oportunidades ha colaborado en la organización de equipos de trabajo y ha presentado ponencias en seminarios sobre políticas culturales o educación, abordando temas tales como centralismo, infraestructura, implementación o financiamiento. En otros planos, con motivo de la UNCTAD III, tuvo a su cargo el programa musical inaugural y el de otros conciertos en honor de las delegaciones visitantes. Estrenó el año 1978 la cantata Caín y Abel71, más conocida como Cantata de los Derechos Humanos, encargada al compositor Alejandro Guarello, obra paradigmática por haberse interpretado durante el gobierno militar. Además, condujo las obras Se unen la tierra y el hombre y Crónicas americanas, ambas del compositor Fernando García. La primera, junto a la Orquesta Nacional Juvenil, con motivo del traslado de los restos de Pablo Neruda a Isla Negra (1992) y la segunda, con la Orquesta de Cámara de Chile, en conmemoración del centenario del poeta72.

Se puede abundar en datos sobre la presencia de Fernando Rosas en eventos de diversa índole, asociaciones musicales con personas y conjuntos o resultados de iniciativas que dan cuenta de su capacidad de producción y liderazgo. Sin embargo, a través de ellos queda en evidencia que en él se funden y se confunden las ideas con la acción y la vocación, plasmadas en una práctica musical viva y comprometida con diferentes sectores de la sociedad. Este rasgo es consecuente con su discurso y con la prolífica y sostenida gestión cultural realizada durante toda su carrera, ya sea desde el ámbito institucional o del privado.

NOTAS

1Rosas 1979: snp.

2Curriculum Vitae, p. 4.

3Realizó sus estudios primarios (1937 - 1943) en el Colegio Alemán, Hermanos Maristas y Sagrados Corazones Padres Franceses de Viña del Mar, establecimiento este último en el que completó su enseñanza secundaria (1944 - 1949).

4Entre ellas una misa de Haydn (1954) y una obra para coro a cappella de Free Focke, dirigida por el propio compositor (1955). Cf. Crónica 1955: 45. Un ejemplo de festival coral fue el organizado por el Coro de Cámara de la Universidad de Chile de Valparaíso (1957) en el Aula Magna de la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso, en el cual, entre otros, actuó el Coro de la Universidad Técnica Federico Santa María, conducido entonces por Silvio Olate. Cf. Crónica 1957: 91.

5Antecedentes curriculares.

6Crónica 1960: 107. El decreto oficial de la creación de la Escuela de Música, hoy Instituto de Música, es de 1971. Cf. Peña y Guarello 2005: 29.

7Este conjunto causó expectación en el público. Durante dos años se llamó Orquesta Inter-Universitaria por contar con el apoyo de la Universidad Técnica Federico Santa María. Cf. Crónica 1961: 135.

8Su director titular era Waldo Aránguiz, que se mantuvo hasta 1966, año en que asumió Hugo Villarroel. Cf. Corbella 1999: 44.

9Parra 2002: 424.

10Rosas 1998: 53.

11Rosas 1998: 53.

12Crónica 1967a: 104.

13Participó en temporadas de la Universidad Católica de Valparaíso, Aula Magna de la Universidad Técnica Federico Santa María, Instituto Chileno-Alemán de Cultura, Temporada Oficial de Cámara del Instituto de Extensión Musical, Temporada Oficial de la Sociedad Musical de Ovalle, Temporada del Teatro Municipal de Santiago, Temporada de Conciertos del Teatro Municipal de Viña del Mar, Temporada de la Biblioteca Nacional, entre otras.

14Según testimonio de F. Rosas, esa gira se realizó en 1968 (Rosas 1998: 54). No obstante, nos inclinamos por la señalada en Crónica 1967b: 96-97, por ser registro de la época.

15Crónica 1970b: 112, destaca el éxito y reproduce elogiosos comentarios de prensa.

16Crónica 1970a: 69.

17Crónica 1971a: 66.

18[El Mercurio] 1977: 98.

19Conciertos en Curitiba, São Paulo, Río de Janeiro, Vitoria, Salvador y Brasilia. Cf. Crónica 1974: 140.

20Rosas 1998: 51.

21Orquesta Sinfónica de Profesores (1943 - 1986), llamada Pro Música entre 1986 - 1990, y Orquesta de Cámara de Chile, desde 1992, dependiente del Ministerio de Educación. Cf. Quezada 2001: 211-212.

22Rosas 1998: 55. Germán Domínguez dirigía entonces el Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación.

23G.M.[Guillermo Marchant] 1998: 92.

24Información registrada en los antecedentes curriculares.

25Rosas 1979: snp.

26Información registrada en los antecedentes curriculares.

27Subercaseaux 1997: 36.

28Subercaseaux 1997: 37.

29Rosas 1998: 55.

30Más en Subercaseaux 1997: 36-37.

31Carrasco y Rodríguez (eds.)1994: 148.

32Ver intervención de Germán Domínguez, en Guarello y Peña 2003: 32-33, 37-41.

33Información de lugares en antecedentes curriculares.

34Pavez 1994: 175.

35Pavez 1994: 176.

36Guarello y Peña (eds.) 2003: 34-35.

37Guarello y Peña (eds.) 2003: 35.

38Rosas 1998: 56.

39Merino, 1980: 80-105. Recuérdese que bienalmente se efectuaron once versiones entre 1948 y 1969. Luego de un largo receso, se realizó en 1979 otra versión para obras orquestales. El año 1998 se realizó una nueva versión para conjuntos de cámara. Cf. Aharonian 1998: 53-59, Carrasco 1998: 76, Corrado 1998: 59-66, Matthey 1998: 66-75, Solovera 1998: 77-79.

40Se advierten discrepancias entre los datos curriculares que tenemos a la vista y la información de Revista Musical Chilena. Los primeros, consignan el año 1967, bajo el nombre de Festivales Anuales de Música Contemporánea, mientras que la segunda lo data en 1968 como Semana de la Música Contemporánea. Cf. Crónica 1972: 86.

41Cf. Crónica 1971a: 66 y Crónica 1972: 86, respectivamente.

42Crónica 1972: 86-89.

43Orrego Salas 2005: 405.

44Por ejemplo: el Conjunto Pro Música de Colonia, los Solistas de Zagreb, entre otros. Cf. Crónica 1973: 115.

45Crónica 1973: 116.

46Rosas 1998: 56.

47Crónica 1976: 124.

48Crónica 1977: 87.

49Crónica 1978: 158.

50Crónica 1976: 124.

51Crónica 1978: 157.

52Flores 1994: 188.

53www.fundacionbeethoven.com

54Peña y Guarello (Eds.) 2005: 24-25.

55Rosas 1979: snp.

56Crónica 1973: 116.

57Rosas 1979: snp.

58Ver Vera Rivera 2000.

59RCA Victor LMC-1. Lleva impresa una nota sobre la grabación informando que se efectuó "en el Aula Magna de la Universidad Técnica Federico Santa María y completada y compaginada en el estudio de Radio Splendid de Santiago".

60La segunda grabación contó con Enrique Peña y Emilio Donatucci como solista en oboe y fagot, respectivamente. Cf. Rosas 1998: 54.

61VOX VB 102, distribuido en Chile por Asfona.

62Astral SVB 104. Participaron: la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica, el Coro del Instituto de Música (preparado por Guido Minoletti); solistas: Patricia Brockmann y Florencia Centurión (sopranos), Carmen Luisa Letelier (contralto), Juan José Letelier (bajo), Fernando Rosas (director general). Grabación y efectos sonoros: Santiago Pacheco. Equipo técnico: Radio IEM de la Universidad de Chile; Utilería: Teatro Municipal; además de Mario Baeza: director de los coros y Fernando Rosas: dirección general. Mayores datos en Crónica 1971b: 79-81.

63Crónica 1971b: 79-81.

64Rosas 1998: 54

65Sergio Marín, Jorge Galán (oboes). www.fundacionbeethoven.com/centrocds.htm - 21k.

66Vera Rivera 1999: 37-38.

67Guillermo Milla y Pedro Sierra como solistas en el oboe y fagot, respectivamente.

68Narrador: Pedro Sánchez.

69www.fundacionbeethoven.com/centrocds.htm - 21k.

70En Mozart participaron: Coro de Estudiantes, Ingeniería y Medicina de la U. Católica de Chile, Víctor Alarcón: director; solistas: María José Brañes, Mariana Ossandón, Osvaldo Navarro y Gonzalo Simonetti; y en Prokofiev: Pedro Sánchez, narrador. Cf. www.fundacionbeethoven.com/centrocds.htm - 21k.

71Parra 2002: 424.

72Crónica 1993: 127 y Crónica 1994: 80.

73Dependió del Ministerio de Educación y en la actualidad depende del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

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Discografía citada

Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile (OCUC). Conjunto de Música Antigua de la Universidad Católica de Chile (CMAUC) 1965 Tomasso Albinoni: Sinfonía Nº 4 en Si bemol mayor. Carl Stamitz: Cuarteto para Orquesta en Fa mayor. OCUC, Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Chile. Director: Fernando Rosas. Malvezzi-Cavalieri: Intermedios de La Pellegrina. Claudio Monteverdi: Scherzi Musicali. CMA. UC, Conjunto de Música Antigua de la Universidad Católica. Directora: Silvia Soublette. Santiago: RCA Victor LMC 1.

ORQUESTA DE CAMARA DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE 1969 Tomasso Albinoni: Sonata en Sol menor, Op. 2, No 6. Antonio Vivaldi: Concierto en La menor para oboe y orquesta, Enrique Peña: oboe solista. W. Amadeus Mozart: Divertimento en Re mayor, K.V. 136. Alfonso Leng: Andante para cuerdas. Orquesta de Cámara de la Universidad Católica. OCUC. Director: Fernando Rosas. Santiago: Astral VB 102. Serie Clásica.

Unctad III. Campderrós, José de 1972 Te Deum Ecuménico. Misa Chilena en Sol mayor. Director: Fernando Rosas. Santiago: Astral SVB 104. Editado y distribuido por "Asfona".

Haendel, Georg Friedrich 1976 Messiah. Selección Corales de El Mesías. Coro de Madrigalistas dirigido por Guido Minoletti. OCUC. Director: Fernando Rosas. Santiago: Grabación particular.

Orquesta de Cámara de Chile73 1988 Conciertos en Europa 1998. J. Christian Bach: Sinfonía en Mi bemol mayor. Blas Atehortúa: Contraste para violín, viola y orquesta, Jaime de la Jara, violín solista, Penelope Knuth, viola solista. Claudio Santoro: Ponteio. Saverio Mercadante: Concierto en Si bemol mayor para clarinete y orquesta, Luis Rossi, clarinete solista. Celso Garrido-Lecca: Antaras para doble cuarteto y contrabajo. W. Amadeus Mozart: Sinfonía Nº 29 en La mayor, K.V. 201. Orquesta de Cámara de Chile. Director: Fernando Rosas. CD [sin sello].

1993 Georg Friedrich Haendel: Entrada de la Reina de Saba (del oratorio Salomon). Erik Satie: Gymnopedie Nº 1. Antonio Vivaldi: Concierto en Re menor para dos oboes, cuerdas y continuo, P. 302, Sergio Marín y Jorge Galán, oboes solistas. Alfonso Leng: Andante para cuerdas. W. Amadeus Mozart: Sinfonía N° 29 en La mayor, K.V. 201. Orquesta de Cámara de Chile. Director: Fernando Rosas. CD Alerce, CDAL 0212.

1995 Alfonso Leng: Doloras Nº3 y Nº4. Juan Orrego Salas: Variaciones Serenas, Op. 69. Federico Heinlein: Concertante para oboe y fagot, Guillermo Milla, oboe solista, Pedro Sierra, fagot solista. Carlos Riesco: Passacaglia y fuga. Fernando García: Crónicas Americanas, Pedro Sánchez, narrador. Orquesta de Cámara de Chile. Director: Fernando Rosas. CD Alerce, CDAL 0237.

1996 Ludwig van Beethoven: Novena Sinfonía en Re menor, Op. 125, "Coral". Coros Crecer Cantando y del Museo de Bellas Artes, Director: Víctor Alarcón. Miryam Singer, soprano solista; Pilar Díaz, contralto solista; Alejandro Prieto, tenor solista; Patricio Méndez, barítono solista. Orquesta de Cámara de Chile. Director General: Fernando Rosas. CD grabado y producido en Chile por Radio Beethoven/ERREBE Producciones EMI.

2000 Conmemoración 250 años de la muerte de Johann Sebastian Bach (1685-1750). J. S. Bach: Pasión según San Juan, BWV 245. Coro Bellas Artes, Director: Víctor Alarcón. Gabriela Lehmann, soprano solista; Pilar Díaz, contralto solista; Rodrigo del Pozo, tenor solista; Esteban Sepúlveda, barítono solista; Leonardo Aguilar, bajo solista. Continuo: Patricio Barría (cello), Alejandro Reyes (órgano). Orquesta de Cámara de Chile. Director General: Fernando Rosas. CD grabado y producido en Chile por Radio Beethoven/ERREBE Producciones.

ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL JUVENIL 1994 Ludwig van Beethoven: Sinfonía N° 5 en Do menor, Op. 67. Sergei Prokofiev: Pedro y el lobo, cuento musical, Op. 67, Pedro Sánchez, narrador. Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. Director: Fernando Rosas. CD Alerce, CDAL 0202.

2002 Requiem de Mozart, K.V. 626. Coro de Estudiantes de Ingeniería y Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Director: Víctor Alarcón. María José Brañes, soprano solista; Mariana Ossandón, contralto solista; Osvaldo Navarro, tenor solista; Gonzalo Simonetti, bajo solista. Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, Director General: Fernando Rosas. Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile.