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Fundación José Ortega y Gasset

Circunstancia

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Circunstancia. Año X - Nº 29 - Septiembre 2012

Artículos

POLÍTICAS PÚBLICAS DE MEMORIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA DE NACIONES: EL 12 DE OCTUBRE Y LOS BICENTENARIOS DE LA INDEPENDENCIA EN LAS LEGISLACIONES DE ESPAÑA, MÉXICO Y VENEZUELA.

Georg T. A. Krizmanics

 


Resumen-Palabras clave / Abstract-Keywords / Fechas

I. Introducción

II. Consideraciones teóricas y metódicas
Espacio iberoamericano de memoria
Políticas de memoria
Orden y discurso
Observaciones respecto al corpus


III. Resumen de resultados
a) Acerca del 12 de octubre

El 12 de octubre como “Fiesta” o “Día de la Raza”
b) Acerca del V Centenario del Descubrimiento de América
El 12 de Octubre como “Día de la Resistencia Indígena”
Los bicentenarios

IV. Consideraciones finales

Referencias bibliográficas
Notas

 


I. Introducción

Huelva, España, enero de 2011: El alcalde Pedro Rodríguez inaugura, después de 518 años, el primer monumento a Colón en el centro de la ciudad cuyo puerto fue punto de partida para la empresa colombina. El mensaje político vinculado al monumento es la “reivindicación de lo nuestro”:

“[N]uestra seña de identidad universal es que Huelva es cuna del descubrimiento […]. Nos eligieron para el descubrimiento, pero luego Huelva pasó sin pena ni gloria. El oro y la plata del Nuevo Mundo se quedaron en los puertos de Sevilla y Cádiz. No lo digo por enfrentarnos con ellos, sino porque nunca llegaron aquí los frutos de ese acontecimiento y, cuando se celebró el quinto centenario (1992), nos dieron las migajas.” (Rodríguez, citado en Gallego, 2011)

Los comentarios del alcalde de Huelva crean un contexto en el que se enfrentan historia y política. Una característica del discurso político en general es que el pasado siempre tiene lugar en el ahora. Mientras que las narrativas históricas, de las cuales se sirve un determinado actor político, siguen una estructura diacrónica, las modificaciones y actualizaciones que éste emplea en ellas son siempre sincrónicas (Marchart, 2005: 23). En sus declaraciones, el alcalde onubense se refiere al pasado con tres miradas de las cuales la más lejana visualiza el punto de partida de la expedición de Colón, a ésta le sigue la época del imperio colonial español y, por último, la mirada hacia los sucesos más recientes en torno al quinto centenario. A pesar de esta estructura diacrónica, la ubicación de los sujetos no sigue la misma lógica. El nosotros y el ellos marca una diferencia que se mantiene en el tiempo y que insinúa que tanto ellos como nosotros siguen siendo los mismos que hace 518 años. Las explicaciones del alcalde evidencian que el monumento a Colón se hace en conmemoración a la deuda histórica que se concertó en el momento de “haber sido elegidos para el descubrimiento”. Viene él a cobrar esta deuda, “los frutos del descubrimiento” –el “oro y la plata del Nuevo Mundo”– de los que Huelva se vio privada después de la hazaña colombina. No queda del todo claro quiénes fueron los que eligieron a los onubenses y, por consecuencia, contrataron la deuda con ellos, pero se deduce que son los que encomendaron la empresa de la expedición, es decir, los Reyes Católicos. Si uno sigue la lógica del alcalde, deducirá que el heredero de la deuda tiene que ser el Estado español actual. Reinhart Koselleck (1993: 333-357) habló al respecto de una polaridad entre el espacio de experiencia y el horizonte de expectativa, de la que surge, mediante procesos de negociación y luchas hegemónicas, la conciencia histórica de determinados grupos sociales. La conciencia histórica no se puede pensar, como advierte Assmann (2005: 139), como independiente de una determinada conciencia social, pertenencia o, como lo define este autor, identidad colectiva. El espacio de experiencia describe, en este sentido, la totalidad del pasado accesible por una persona o un grupo. El horizonte de expectativa, en cambio, se refiere a la anticipación de un futuro concreto expresándose a través de deseos, miedos, imaginaciones y visiones. Estos son, según el alcalde, el cobro de la deuda mediante la financiación de proyectos de “telecomunicaciones, el AVE, el aeropuerto, la carretera Huelva-Cádiz y la autovía de la Sierra.”


Imagen 1: Portada de la página web del Ayuntamiento de Huelva (huelva.es, 31 de marzo de 2012).

Colón con el dedo índice estirado (imagen 1), es uno de los emblemas destacados de la polaridad entre espacio de experiencia y horizonte de expectativa en el ámbito iberoamericano. El significado de esta imagen está sujeto a negociaciones que se desarrollan en el presente, donde los actores involucrados tienen una correspondiente experiencia y un determinado horizonte de expectativa, ligadas a la evolución según avanza el tiempo. En estas negociaciones, varios actores de una sociedad compiten por la hegemonía de una narrativa única que, como consecuencia, llega a tener un fuerte impacto en la construcción discursiva de identidades nacionales (Wodak et al., 2007: 338). El pasado puede ser definido, por lo tanto, como la totalidad heterogénea, no obstante hegemónica (aunque desafiada), de los discursos con los que una sociedad determinada se describe en el tiempo y mediante los que se reconoce en términos identidarios (Marchart, 2005: 23).

Cambiando de continente, observamos que en Caracas, Venezuela la popularidad de Colón y de todo lo que representa es diametralmente opuesta a lo que se vivió a principios de 2011 en Huelva. En la capital venezolana, el 12 de octubre de 2004 fue derrumbada y secuestrada, durante unas horas, la estatua de Colón instalada hasta este momento en la Plaza Venezuela, por un grupo de manifestantes reunidos con motivo del Día de la resistencia indígena. Los manifestantes acusaron a Colón de genocida y le compararon con el entonces presidente estadounidense George W. Bush. En el acto se hicieron varias alusiones paródicas al derrumbamiento de la estatua de Saddam Hussein por soldados estadounidenses en abril de 2003, en Bagdad (Bracci, 2004). También en estos sucesos el pasado tiene lugar en el ahora y se enfrentan historia y política.

Todo esto, pone de manifiesto que existe un espacio iberoamericano de memoria, cuya puerta de entrada representan los acontecimientos en torno al 12 de octubre de 1492. A lo largo del proceso de formación de las naciones en el ámbito iberoamericano, a partir del siglo XIX, el 12 de octubre cobra una importancia clave en los respectivos calendarios conmemorativos oficiales. A continuación, se presenta un resumen de los principales resultados de un análisis comparativo de la legislación concerniente a la conmemoración del 12 de octubre en España, México y Venezuela. Estos evidencian, por un lado, la influencia multivectorial de los países estudiados en el significado que subyace en esta fecha y, por otro lado, señalan que los órdenes, relaciones de poder y estructuras discursivas identificadas en torno al discurso conmemorativo, también son de importancia primordial en la legislación referente a los bicentenarios del inicio de los procesos de independencia en América Latina y, por ello, fundamentales para su interpretación. El período de investigación comprende la existencia de la Comunidad Iberoamericana de Naciones (CIN) desde su constitución en 1991 hasta agosto de 2010.[1] Para evaluar la transcendencia de las conmemoraciones tanto alrededor del V centenario –organizadas bajo el liderazgo de los gobiernos del español Felipe González– como de los incipientes bicentenarios –organizadas por iniciativa de algunos gobiernos latinoamericanos– se persiguió la pregunta de ¿en qué medida estas conmemoraciones influyeron en las transformaciones del espacio de memoria de la CIN? ¿Se han producido cambios en el discurso sobre el espacio de memoria? ¿Qué ordenes, relaciones de poder y discursos dominan las transformaciones del espacio de memoria y qué mecanismos de inclusión y de exclusión subyacen en éstos?

A estos avances introductorios siguen algunas consideraciones teóricas y metódicas que formaron la base para el trabajo analítico llevado a cabo. La tercera parte está explícitamente dedicada a la presentación de las conclusiones de la investigación.


II. Consideraciones teóricas y metódicas


Espacio iberoamericano de memoria

Con el término espacio iberoamericano de memoria propongo abarcar tanto temporal como espacialmente el ámbito de esta investigación. Este espacio se caracteriza por la existencia de pasados polifónicos[2] y de memorias doblemente compartidas[3]. La línea divisora principal que lo subdivide, poblado por múltiples culturas de memoria, es la que separa los antiguos poderes coloniales, España y Portugal, de sus ex colonias caribeñas y latinoamericanas con el español o portugués como idioma oficial. Es una línea que proporciona orden a este espacio y cuyo punto de partida claramente son los acontecimientos en torno a 1492. A esta claridad se opone, sin embargo, la complejidad de mecanismos de inclusión y de exclusión de carácter político, económico, social y cultural en los que se manifiestan diferentes visiones hacia los acontecimientos en torno a este año.

La funcionalidad de políticas de memoria depende esencialmente de un calendario conmemorativo que contiene las fechas más emblemáticas de una comunidad de memoria. Según el ritmo que marca el calendario, la comunidad revive el pasado que así llega a formar parte del presente. La comunicación entre pasado y presente se establece y se mantiene con formaciones culturales (textos, ritos, monumentos) y comunicación institucionalizada (recitación, perpetración, contemplación) lo que Assmann (2005: 37 s.) llama figuras de memoria. Profundamente enraizado en el calendario conmemorativo iberoamericano está el 12 de octubre, día para el que se indica la llegada de Cristóbal Colón a esferas que él creía la India. Ideas relacionadas a este hecho, como el llamado descubrimiento de América tienen que ser simbolizadas como objetos para penetrar la memoria (Assmann, 2005: 37). Así, el 12 de octubre 1492, pensado como descubrimiento de América, se encarna en Colón y se caracteriza por la imaginación del descubrimiento como lugar místico, un Nuevo Mundo. Colón, moldeado en estatua, es producto de la idealización del hecho (descubrimiento), y de su personalidad, de acuerdo a un determinado sistema de ideas que prevalece en una sociedad (Halbwachs, 2006: 389 s.). Esta idealización, la condensación de contenido (Colón, descubrimiento, etc.), es decir, el sentido que se le atribuye a un objeto (símbolo), forma parte del sistema de anclaje en la memoria colectiva.

Con motivo de los bicentenarios del inicio de los movimientos de independencia (2009-2011), el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero buscó prolongar la influencia de gobiernos españoles en el calendario conmemorativo iberoamericano. Sin embargo, parece poco probable que una vez más se logre establecer una fecha con una transcendencia semejante a la del 12 de octubre. La importancia que se le da a la empresa por parte de este gobierno se explica por el hecho de que ninguna política puede prescindir de su justificación histórica. Para estos fines, los políticos se sirven de la historia como mero revoltijo de ejemplos textualizados y mitificados del que cogen las piezas útiles según su parecer (Kovács et al., 2004: 817). Con el paso del tiempo también evolucionan las demandas de legitimar los respectivos proyectos políticos. La importancia futura de la CIN como actor en el escenario internacional depende considerablemente de una adaptación de la conciencia histórica –es decir, la justificación histórica de su proyecto político– a las condiciones que rigen actualmente a nivel global. En éstas el horizonte de concepciones sociopolíticas y de demarcaciones ideológicas ya no se define principalmente según visiones del futuro, sino que es más bien la postura hacia un pasado determinado que viene a ser el indicador relevante para un posicionamiento ideológico (Gerbel et al., 2005: 7). Crucial en este contexto parece ser, ante todo, la disposición de España a enfrentarse a un proceso de introspección histórica en cuanto a su pasado colonial que vaya más allá de una glorificación del mismo. El compromiso con el análisis de los crímenes cometidos en el pasado, junto a las implicaciones que de estos derivan para la sociedad en su conjunto – Elazar Barkans (2000) habla al respecto de guilt of nations – se contempla cada vez más como parámetro para clasificar la condición socio-civil de un Estado (Gerbel et al., 2005: 8).

Políticas de memoria

Mediante la historia, los actores políticos pueden conseguir la creación de referencias conjuntas entre grupos difusos de una sociedad pluralista, por lo que constituye una herramienta para generar identificación y legitimación política. En cuanto se refiere a la política de memoria como categoría de análisis, facilita concebir la instrumentalización política de la historia, los motivos y las modalidades de su construcción, la función de su presencia y la virulencia política en el presente. Esta concepción amplia de políticas de memoria incluye a las políticas públicas de memoria como subcategoría de las mismas, cuyo autor es única y exclusivamente el estado (Sandner, 2001: 7). El concepto de políticas de memoria comprende, por lo tanto, dos significados: Por un lado, describe una categoría de análisis y, por otro, una estrategia política, es decir, la instrumentalización política de la historia. Cada actuación social que se sostiene fundamentalmente en puntos de referencia histórica y/o que intenta influenciar la interpretación de la historia se considera una política de memoria, independientemente de las predominantes relaciones de poder (Molden, 2009: 45). La pluralidad de los actores políticos de memoria y sus intereses divergentes corresponde a la pluralidad de la sociedad. No obstante, las élites políticas son de importancia destacada, puesto que como líderes interpretativos definen el conjunto fundamental de ideas, normas, valores y símbolos de la sociedad (Sandner, 2001: 11). De ahí que la investigación que se llevó a cabo se focalizó especialmente en este discurso de élites que se expresa, entre otros, en los textos legislativos y las declaraciones oficiales consideradas.

Orden y discurso

Las nociones discurso y orden son las categorías de análisis aplicadas. Emplear discurso como noción subraya, por un lado, que el proceso de constituir orden sigue las características de una práctica discursiva y, por otro lado, que el discurso es proclive al cambio. Cada práctica es de carácter discursivo (Hall, 1997: 226), por lo que el discurso no se limita a lo simplemente dicho, sino que comprende todos los actos del sujeto y las formas de expresión que en ellos le son posibles (oral, por escrito, por tallado, etc.). Estas formas de expresión dependen de un marco institucional que las hace posible o que las sanciona. De hecho, se (re)genera un orden que posibilita la organización social y que es, por lo tanto, preferible al caos que imposibilita la convivencia en sociedad. A orden se le atribuye consecuentemente una connotación tendencialmente positiva.

El sistema de orden, como sistema posibilitador de una sociedad surte, así, efecto directo en los miembros que la constituyen. Las personas, en sus funciones como autores de discursos en general y de discursos políticos de memoria en particular, no pueden realizar actos de habla sin haber cumplido anteriormente con las precondiciones para ser identificados como hablantes legítimos.[4] Ahí yace la asimetría de la posibilidad del acto de habla que está inscrito en un orden mediante mecanismos de inclusión y de exclusión. Una vez reconocido como hablante cabe la posibilidad de que se perciba lo dicho, sin embargo, será en dependencia de las convenciones establecidas en el discurso que reglamentan lo que permite ser expresado verbalmente.[5] Los autores reproducen, con el logro de llevar a cabo un acto de habla, los mecanismos de inclusión y de exclusión que subyacen en un orden determinado. Prácticas discursivas son, por consiguiente, prácticas estructuradas por un sistema de reglamento; pero, al mismo tiempo, también son prácticas que estructuran un determinado sistema de conocimiento y su respectivo sistema de reglamento. Esto no quiere decir, sin embargo, que discursos son meras máquinas que producen enunciados según un esquema formal. Cada enunciado es único y no puede repetirse de manera idéntica; aun si se repitiera literalmente su significado, el contexto no sería el mismo. Cambiaría su valor informativo y el efecto que provocaría en el discurso sería otro; la situación simplemente sería distinta. Estas consideraciones sugieren que un momento de cambio es inherente al discurso, ya que pueden producirse enunciados con efectos de alteración duraderos en el sistema de reglamento, de modo que pueden producirse fracturas discursivas e, incluso, generarse nuevas formaciones discursivas (Diaz-Bone, 2006: párr. 14).

Los documentos escritos considerados en el análisis se entienden como una prueba de un acto de habla exitoso cuya especificidad yace en que el acto original puede, ocasionalmente, haberse desprendido de su autor concreto. Sin embargo, no se persigue en este trabajo la identificación del origen de un acto de habla. Más bien, se parte del supuesto de que los textos legislativos analizados son el resultado de un discurso político técnico y de élite. Como actores principales se consideran los correspondientes gobiernos, ya que los textos legislativos llegaron a cobrar validez jurídica con los votos de los diputados pertenecientes a los partidos en el gobierno nacional.

Observaciones respecto al corpus

Entre las razones, que explican el porqué se eligieron España, México y Venezuela como casos de esta investigación, destacan las diferencias en tomar la iniciativa y la insistencia posterior en organizar y llevar a cabo las conmemoraciones del V centenario y de los bicentenarios por parte de los respectivos gobiernos.

El liderazgo de los gobiernos de Felipe González Márquez (1982-1996) en la organización de las conmemoraciones del V centenario y de las actividades relacionadas, a principios de los años 80 del siglo pasado, se deduce del hecho de que fueron la fuerza motriz para que su realización también tuviese transcendencia internacional. No obstante, la puesta en marcha de las actividades no hubiera tenido el mismo éxito sin un interlocutor potente en América Latina. La cooperación entre el gobierno González y el gobierno del mexicano Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), por un lado, consolidó las pretensiones del gobierno español y, por otro, dio protagonismo a los intereses del gobierno mexicano. Así, el gobierno Salinas no dudó en defender una visión histórica propia frente a la versión propagada por parte de las élites políticas españolas. El rol activo desempeñado por el gobierno mexicano hizo proliferar el debate sobre la (re)interpretación ideológica del 12 de octubre en toda América Latina.

El papel destacado tanto de la administración mexicana como de la española en las conmemoraciones del V centenario a nivel internacional contrasta con el protagonismo más bien reducido de los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa (desde 2006) y de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) durante los bicentenarios, aunque por motivos distintos, como sugieren los resultados del análisis. Es el gobierno de Hugo Chávez Frías (desde 1999) que reivindica un liderazgo ideológico en las conmemoraciones bicentenarias en el ámbito iberoamericano. Bajo los mandatos de Chávez cambia la percepción histórica nacional, lo que conlleva a enfrentamientos entre líderes de este país y sus homólogos españoles.

Para analizar las controversias que emergieron y reemergieron en torno a los bicentenarios entre estos tres países comparé la legislación acerca del 12 de octubre, del V centenario y de los bicentenarios. La validez jurídica de los documentos que componen el corpus se limita casi exclusivamente al nivel nacional. La validez jurídica de los acuerdos internacionales depende de la voluntad política de las partes signatarias para incorporarlos al marco jurídico nacional. No obstante, incluir los documentos internacionales en el análisis permitió observar que existe una relación de las diferentes jurisdicciones entre sí en algunos aspectos, al comparar las formaciones discursivas identificadas como características en cada caso de acuerdo al marco teórico y metódico arriba resumido.

La formación del corpus se basó esencialmente en consultas electrónicas vía internet con sus innegables ventajas y sus posibles inconvenientes. El sondeo de la legislación nacional emprendido, se llevó a cabo según la disponibilidad de los documentos en su formato digital que proporcionaron los diarios oficiales de España (Boletín Oficial del Estado (BOE)), México (Diario Oficial (DOF)) y Venezuela (Gaceta Oficial). Por ello cabe la posibilidad de que más allá de los documentos consultados existan otros textos relevantes sin haber sido digitalizados todavía. Según informa el BOE en su página web, las ediciones históricas son accesibles a partir del año 1661 hasta el año 1967. La documentación de la legislación actual se da desde el año 1960. El banco de datos del DOF comprende el período de 1917 hasta el presente. En el caso de la Gaceta Oficial no se pueden hacer declaraciones iguales, ya que la página web no hace referencia al período disponible. En el transcurso de la investigación se experimentó, sin embargo, que los datos empiezan a principios de los años 1940. Sobre las disposiciones que determinan la digitalización no consta información. No obstante, tienen que existir estas disposiciones, puesto que durante el sondeo se evidenció que no todo el archivo realmente existente fue digitalizado. El estado de documentos digitalizados más completo parece ser el que facilita el BOE. La disponibilidad de datos del DOF y de la Gaceta Oficial es parecida.


III. Resumen de resultados

a) Acerca del 12 de octubre

El 12 de octubre como “Fiesta” o “Día de la Raza”

El 12 de octubre se establece durante las primeras tres décadas del siglo XX como día festivo nacional anual en un gran número de países iberoamericanos bajo la denominación de Fiesta o Día de la Raza.[6] Acontecer importante para la difusión y el reconocimiento oficial del 12 de octubre como festivo fue la emigración masiva de españoles a América Latina incentivada por el auge económico después de las guerras de independencia a mitades del siglo XIX. Así, en primer plano de las conmemoraciones estaba al principio la herencia española de las repúblicas hispanoamericanas. La figura de identificación más importante era Cristóbal Colón, en el que muchos inmigrantes veían reflejados su propio destino. Colón como descubridor y primer colono, representaba la primera piedra que puso la base para la difusión de la religión, el lenguaje y, por ende, la civilización.[7] Si bien de todo esto se puede hacer la lectura de que existe una base común de los contenidos conmemorativos al respecto, éstos evolucionan distintamente según cada contexto nacional.[8]

La idea de introducir un día conmemorativo dedicado a Colón aparece en los textos legislativos españoles por primera vez en un decreto del año 1888, que se promulga para reglamentar la planificación del IV centenario del Descubrimiento de América. La exposición de motivos, por parte del Presidente del Consejo de Ministros Práxedes Mateo Sagasta, que precede el decreto, justifica este proceder, haciendo referencia al contexto contemporáneo a partir de los siglos XVIII y XIX, cuando en el curso de los procesos de formación de estado-naciones son establecidos festivos cívicos.

“Desde que cundió la afición y se estableció la costumbre de dar cierto culto á los héroes celebrando magnificas fiestas seculares, acudió á la mente de muchos españoles la idea de consagrar una de estas fiestas al hombre extraordinario, cuya gloria refleja mayor luz sobre España, redundando también en provecho de las otras naciones, ya que para todas hay Nuevo Mundo, por donde la civilización de Europa se dilata triunfante.” (Gaceta de Madrid, 1888: I/60/553)

El 12 de octubre fue concebido para celebrar la existencia del imperio colonial español cuando éste se desvanecía. Se desvanecía realmente, mas persistió en el imaginario para encontrar su refugio más sólido en la cultura que “se dilata triunfante.”

“No es de extrañar que al acercarse el cuarto centenario del descubrimiento de América, deseen celebrarle con espléndida gratitud las principales naciones colonizadoras y las que de sus enérgicas y florecientes colonias han nacido luego. Ni es de extrañar tampoco que todas estas naciones, incluso la poderosa República de origen británico, hagan justicia á España y reconozcan sus derechos á tomar la iniciativa y el primer puesto en la solemne conmemoración con que se debe honrar al gran navegante.” (Gaceta de Madrid, 1888: I/60/553)

El triunfo perpetuo de la dilatación cultural, la existencia de la raza, es presentado como evidencia real para naturalizar la reivindicación del liderazgo y hacerlo una causa justa. Por ello, todas las naciones, tanto colonizadoras, como las que han nacido de ellas, tienen que hacer justicia a España. El descubrimiento por Colón, en cambio, recalca el derecho a tomar la iniciativa y el primer puesto en la solemne conmemoración, la cual tendría que ser un acto de reafirmación del liderazgo. Así, consta en la exposición precedente al Real Decreto que “declara día de fiesta nacional el 12 de Octubre del presente año”, y que es sancionado por la Reina Regente Maria Cristina, que antes de poner la celebración del aniversario del descubrimiento de América “en práctica, [el gobierno de Antonio Cánovas del Castillo] consideró oportuno indagar el parecer de todas las naciones americanas, […] para ver si, de común acuerdo, podía vestir aquel homenaje mayor importancia” (Gaceta de Madrid, 1892: III/269/1077). Para obtener esta importancia mayor el IV centenario no podía marcar otra cosa que el comienzo de la celebración oficial anual del 12 de octubre en todos los países americanos o, sino, por lo menos en los territorios de las antiguas colonias españolas. Pero no es hasta mayo de 1918 cuando Alfonso XIII autoriza la presentación de un proyecto ley a las Cortes, elaborado por el presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura y Montaner, que propone la perpetuidad de la conmemoración. En él se explica el largo lapso de tiempo transcurrido entre 1892, año en el que se había encomendado por primera vez la elaboración del proyecto ley (Gaceta de Madrid, 1892a: 290/134), y 1918 por “[m]iramientos que en [la] conmemoración [del IV centenario] retraían á España de adelantarse á los Estados Ibero-Americanos […], mas hoy la mayor parte de ellos tiene ya establecida la fiesta nacional.” (Gaceta de Madrid, 1918: 137/443-444) Lo más probable es que en 1892, al haber sido España todavía poder colonial, su propuesta fue recibida con recelo por muchos dirigentes de las repúblicas latinoamericanas. Mas las crecientes ambiciones imperialistas de Estados Unidos y la pérdida de los últimos territorios ultramarinos de España en la guerra con el país norteamericano en 1898, bien podrían haber volcado las opiniones a favor de la propuesta española de 1892. Finalmente en junio de 1918 fue sancionado el proyecto como ley por Alfonso XIII declarando “fiesta nacional, con la denominación de Fiesta de la Raza, el día 12 de Octubre de cada año.” (Gaceta de Madrid, 1918a: 167/688)

En México, al igual que en España, el 12 de octubre como día festivo oficial se declara por primera vez en 1892. Sin embargo, la anualidad del mismo no se da hasta 1929, cuando Emilio Portes Gil, Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos, firma el decreto que declara “fiesta nacional el 12 de octubre, ‘Día de la Raza,’ y aniversario del descubrimiento de América.” (DOF, 1929: LVI/38/1)[9] Al principio la conmemoración es dominada por homenajes a la herencia española, no obstante, el contenido conmemorativo sufre, poco a poco, importantes transformaciones de acuerdo a la ideología nacional, el mestizaje. Una de ellas se observa en la conmemoración del 12 de octubre de 1929 en la ciudad de México, cuando la ceremonia oficial en el Paseo de la Reforma se prolonga más allá de la estatua de Colón, integrando al homenaje el monumento a Cuauhtémoc, el último emperador azteca (Rodríguez, 2004: 82-88).

Según se específica en las consideraciones precedentes al decreto Nº 2.028 firmado por el presidente venezolano Hugo Chávez (Gaceta Oficial (Extraordinario), 2002: 5605/1-2), el 12 de octubre fue declarado Día de la Raza a partir de la Ley de Fiestas Nacionales de 11 de junio de 1921 que posteriormente fue derogada por la Ley de Fiestas Nacionales de 17 de junio de 1971. La ley de 1921 no es accesible electrónicamente, en cambio, sí lo es la ley de 1971. Se trata de una reforma parcial que introduce cambios en el artículo 1º de la ley de Fiestas Nacionales de 11 de junio de 1921, donde se enumeran las fechas, entre ellas el 12 de octubre, que son fiesta nacional, sin referencia ninguna a las denominaciones correspondientes (Gaceta Oficial, 1971: 29.541/220.867-868). Ahora bien, contrariamente a lo expuesto en el decreto de 2002, no se encuentran referencias al 12 de octubre denominado como Día de la Raza en la Gaceta Oficial y eso teniendo en consideración la abundancia del los datos acerca de la fecha. El primer documento disponible que hace referencia al programa conmemorativo en el Aniversario del Descubrimiento data de 1943 y hasta 2002 sólo para 1946, 1976, 1997 y 1999 no se encuentran disposiciones publicadas al respecto.

Como principal responsable de la programación firma el Ministerio de Interiores; además, destaca el rol del Ministerio de Educación. Este es incitado a excitar “a todos los Directores de los Planteles de la República a dictar, la víspera del aniversario del Descubrimiento de América, conferencias […] sobre la significación de ese hecho memorable.” Además, se le encarga dictar en los días 11 y 12 “conferencias radiadas sobre el Descubrimiento y la Conquista de América.” (Gaceta Oficial, 1943: 21.221/141.822) Estas directivas se mantienen hasta el año 1977 –con la excepción de que en 1974 se añade la transmisión televisiva– cuando la Conquista desaparece como contenido recomendado a figurar en las conferencias. A partir de este año se emplea una formulación más general que estipula la promoción de “programas radiales y televisivos sobre el significado del Descubrimiento de América.” (Gaceta Oficial, 1977: 31.335/136.136)

El centro geográfico de las ceremonias oficiales durante todas estas décadas hasta el 2002, el lugar de memoria per se del Aniversario del Descubrimiento de América, es la Plaza Colón, ubicada en la Plaza Venezuela de Caracas y donde hoy sólo quedan los restos del monumento al navegante. Cada 12 de octubre, debajo de la estatua, se celebraban ofrendas florales, desfiles militares, guardias de Honor y se cantaba el Himno nacional venezolano. A partir de 1986 y hasta 2002, además, se entonaban los Himnos nacionales español e italiano (Gaceta Oficial, 1986: 33.573/258.779). A las ceremonias oficiales, que duraban alrededor de dos horas, asistieron siempre representantes del Ejecutivo Nacional, como también, ininterrumpidamente desde 1949, la Representación Diplomática española y, desde 1961, la italiana (Gaceta Oficial, 1949: 23.043/167.402; 1961: 26.673/197.959). A partir de 1977 se observa una continua preocupación por la participación de los ciudadanos en los actos, lo que deja pensar que ésta no era especialmente abundante. Además, se incita reiteradamente a los “Gobernadores del Distrito Federal, de los Estados, Territorios y Dependencias […] que además de los actos oficiales de rigor se efectúen […] festejos de carácter popular que permitan al pueblo de Venezuela disfrutar del regocijo que corresponde a tan patriótica celebración.” (Gaceta Oficial, 1981: 32.329/244.208) Todo ello evidencia, primero, que las conmemoraciones del Aniversario del Descubrimiento de América en Venezuela se llevaron a cabo con representaciones eurocéntricas en combinación con los símbolos patrios por excelencia: el himno, la bandera y el escudo; segundo, la identificación de las élites políticas con estas representaciones, independientemente de los cambios de régimen hasta 2002, y tercero, la preocupación por parte de las élites políticas de que estas representaciones sean aceptadas plenamente por los ciudadanos.

b) Acerca del V Centenario del Descubrimiento de América

Con la dogmatización de la ideología relacionada al 12 de octubre en España, expresada con el concepto de hispanidad, bajo Franco, se produce un enfriamiento de las relaciones con y por parte de los países latinoamericanos, que perdura hasta los años 1970.[10] Al terminarse la dictadura se mantiene, en efecto, el significado tradicional de este día festivo, sin embargo, cambian las modalidades dogmáticas de comunicación a un proceder más pragmático. En vez de centrar las políticas exteriores exclusivamente en Hispanoamérica, término utilizado preferentemente a partir del siglo XIX (Pereira Castañares, 1986: 131-156), el gobierno español propulsa a principios de los años ‘80 la denominación Iberoamérica, lo cual también abre las puertas a Brasil y Portugal. No obstante, ambos términos tienen sus orígenes en la época colonial (Carilla, 1989: 342).

El hecho de que el término Iberoamérica haya podido ser rescatado, se debe esencialmente a que tanto el gobierno de transición, como posteriormente el gobierno González supieron aprovechar, en el transcurso de la llamada tercera ola de democratización (Huntington, 1991), el momento de cambios políticos profundos para revivir el término adaptando sus significados tradicionales. En el marco de las preparaciones para el V centenario se levantaron las relaciones hispano-latinoamericanas por primera vez, a base de un consenso democrático mutuo. El nuevo proceder pragmático en las políticas exteriores españolas, caracterizado por la aumentada disposición a transigir y aunado a una agenda resuelta, con el objetivo de hacer del año conmemorativo 1992 un hito de la España moderna (BOE, 1992: 3/115-116), consiguió la rehabilitación del país en América Latina. Esto no quiere decir, sin embargo, que no sigan persistiendo discrepancias de opiniones en el campo de la memoria, ya que las transformaciones introducidas, en un principio, sólo envolvían significados tradicionales en un lenguaje de acuerdo a las nuevas circunstancias.

El gobierno de México, particularmente en persona de Miguel León-Portilla, el entones coordinador de la Comisión Nacional del V Centenario 1492–1992, no solamente criticó la imagen histórica propagada por parte del gobierno español, sino que también hizo una contrapropuesta terminológica en 1984: Encuentro de Dos Mundos, a su vez causa de vivas polémicas (León-Portilla, 1992: 164). La cuestión era conflictiva, pero no solamente en términos de políticas exteriores, sino también, interiores. La propuesta Encuentro de Dos Mundos, por un lado, permitió al gobierno mexicano presentarse a nivel internacional como progresista rechazando abiertamente sospechas de tutela por parte del gobierno González. Por otro lado, parece que también estaba pensado para calmar las reivindicaciones de los movimientos indígenas mexicanos. Estos, sin embargo, no dudaron que sólo se había puesto una etiqueta nueva a un contenido eurocéntrico que consideraban caducado.

El reconocimiento de las críticas y la consideración de la contrapropuesta terminológica por parte del gobierno González posiblemente fue el gesto simbólico más importante para transmitir a sus interlocutores latinoamericanos el compromiso real con el nuevo ajuste en las políticas exteriores españolas después de la dictadura franquista. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las concesiones eran más bien superficiales. Ello se evidencia, por ejemplo, en el hecho de haberse aferrado al lema descubrimiento de América para la exposición mundial de Sevilla ’92 (BOE, 1988: 239/28902-28907) de gran efectividad publicitaria y atención pública a nivel mundial.

En México, en cambio, tanto en el período legislativo de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) como en el de Salinas, paradójicamente, sólo se introdujo parcialmente el término Encuentro de Dos Mundos en la legislación. Cuenta de ello da que en este país el 12 de octubre, desde su establecimiento en 1929 y, ahora como antes, sigue denominándose Día de la Raza y aniversario del descubrimiento de América.

A pesar del desgarro en el seno del gobierno mexicano, que se manifiesta en la discrepancia entre legislación nacional y la agenda perseguida en las políticas exteriores, se puede considerar como exitosa la creación de la terminología Encuentro de Dos Mundos. Destaca la legitimación internacional de la misma por medio de un acuerdo alcanzado en la UNESCO (1988: 130 EX/Decisiones, 9.2) y la incorporación de la terminología en legislaciones nacionales de otros estados, lo que indica cierto nivel de relevancia.

No obstante, las limitaciones en la divulgación legislativa de la terminología evidencia por ejemplo el caso de España, donde los legisladores no se han declinado definitivamente ni por una, ni por otra, resultando en la coexistencia de descubrimiento y Encuentro de Dos Mundos. A este proceder también se podría atribuir una determinada lógica que busca relacionar los dos conceptos terminológicos, al insinuar una sucesión cronológica de ambos. Consiguientemente tendría que haber ocurrido primero el descubrimiento, seguido por el encuentro.

Dirigiendo la mirada a la legislación venezolana, se observa que el uso de Encuentro de Dos Mundos es más bien marginal, a pesar de que bajo la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) se decretase la reforma del decreto Nº 174 de 1984 “mediante el cual se creó la Comisión coordinadora de los planes nacionales de celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América.”, para crear, cambiando el nombre, “la Comisión Nacional para la Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América – Encuentro de Dos Mundos.” (Gaceta Oficial, 1989: 34.301/270.997-999) Como ya se ha visto también más arriba, domina el término descubrimiento. Perdura incluso dos años después de haber asumido la presidencia por primera vez Chávez en 1999, hasta desaparecer bruscamente en 2002 con el decreto Nº 2028 (Gaceta Oficial (Extraordinario), 2002: 5605/1-2).

El 12 de Octubre como “Día de la Resistencia Indígena”

Aunque el cambio de nombre del 12 de octubre en Día de la resistencia indígena por el gobierno Chávez deja presumir una fractura brusca, el programa conmemorativo oficial al respecto refuta este supuesto, demostrando el apego a las anteriormente establecidas tradiciones. El lugar de memoria cambia, ya no es la Plaza Colón, sino el Panteón Nacional el sitio privilegiado para la ceremonia oficial. Igualmente se celebran ofrendas florales, pero ahora ante el “Sarcófago que guarda los restos mortales de El Libertador y Padre de la Patria, Simón Bolívar, y en el Monumento Simbólico del Cacique Guaicaipuro.” Con las mismas palabras de antaño se incita a los distintos ministerios a dictar “conferencias sobre el significado de tan magna fecha, […promover] programas radiales y televisivos sobre dicha celebración […y exhortar] a la ciudadanía a concurrir a los actos programados por tal motivo.” (Gaceta Oficial, 2003: 37.793/330.540-330.541). El gobierno Chávez combina, por un lado, la tendencia conservadora de ritos, mediante la adhesión a la fecha del 12 de octubre y algunos aspectos tradicionales de conmemorarlo y, por otro lado, su potencial creativo, al adscribirle un nuevo significado (compárese Kertzer, 1998: 377).

El 12 de octubre es una fecha conmemorativa establecida en todo el mundo, lo que asegura al gobierno Chávez una atención aumentada para lanzar sus mensajes. Así lo aprovecha para difundir el ideario del socialismo del siglo XXI que incluye el afán de avanzar el establecimiento de una alianza de pueblos indígenas y hacerla un factor relevante en las relaciones internacionales (Gaceta Oficial, 2006: 38.545/350.083-350.084).


Los bicentenarios

Ante todo cabe resaltar que las observaciones acera de los bicentenarios aquí expuestas no son más que un primer balance que tendría que ser sometido a una revisión continua según avanza el ciclo conmemorativo. La primera parte del mismo se dio entre 2009 y 2011 comprendiendo las conmemoraciones bicentenarias del inicio de los movimientos de independencia. La segunda parte estará dedicada a la consumición de la independencia que se iniciará a finales de esta década. El punto final, previsiblemente, se dará con el bicentenario del fallecimiento de Simón Bolívar en 2030.

Si la esencia de las conmemoraciones del V centenario giraba en torno a la originalidad, expresada por el término descubrimiento, los debates que se generan en el marco de los bicentenarios se escandalizan por lo mismo. Sin embargo, no se trata de descubrimiento en términos físicos, sino más bien en términos de descubrimiento de valores, característicos para la actual CIN. De la originalidad que expresan ambos conceptos descubrimiento/descubrimiento de valores los gobiernos aquí en cuestión derivan una pretensión supuestamente legítima para hacerse con el liderazgo dentro de la comunidad.

El posicionamiento del gobierno español de Zapatero referente a los movimientos independentistas en América Latina parte de la base de que la ilustración, como fuerza motriz de estos, se extendió desde la Península Ibérica a las colonias hispanoamericanas. Ello se puede interpretar como el reiterado descubrimiento de América por España. De manera que en la legislación española al respecto, aprobada en su conjunto bajo las dos legislaturas de Zapatero, no se resaltan los esfuerzos emancipadores de las ex colonias, sino el papel de la sociedad española como facilitador de su emancipación. Según esta visión, la emancipación era una lucha conjunta de los pueblos en ambos lados del atlántico en contra de fuerzas absolutistas, cuyo resultado fue, finalmente, el logro de la independencia. Asimismo, se elaboró la Constitución de Cádiz en 1812, representada como documento de referencia para los valores compartidos en estas luchas y el origen de la compartida tradición de derecho. La consecución de la independencia se describe, en su totalidad, como un proceso harmónico donde palabras como guerra brillan por su ausencia. No obstante, se reconoce con insistencia, el protagonismo de los países iberoamericanos en cuanto a la organización y ejecución de los bicentenarios. La participación de la España oficial no puede, por lo tanto, exceder de un mero acompañamiento a las conmemoraciones (BOE, 2007: 113/20314). Es tanto más sorprendente que el gobierno Zapatero, al mismo tiempo, se haya empeñado considerablemente en lograr incorporar la declaración de la Constitución de Cádiz al calendario conmemorativo de la CIN (sin esta insistencia la pretensión quedaría seguramente desapercibida.)

Completamente opuesto a la posición del gobierno Zapatero se presenta la visión de los hechos según la legislación venezolana aprobada por el gobierno Chávez. El acto emancipador propio, la liberación del yugo español, del imperio español a través de una lucha sacrificada se pone de relieve como, por ejemplo, en las consideraciones al decreto Nº 7.374 de 2010 (Gaceta Oficial, 2010: 39.402/375.794-375.795). A España, queda borrosa la distinción entre la España actual y el Imperio Español, no se le atribuyen en ningún momento características positivas. Por el contrario, los textos, como ejemplifica el anteriormente citado, resaltan el rol precursor en las luchas libertadoras sudamericanas con Francisco de Miranda y Simón Bolívar como figuras de identificación y ejemplos a seguir para el pueblo. Se establecen similitudes entre las luchas libertadoras del pasado y del presente, es decir, se presentan las luchas actuales como la continuación de las de en aquel entonces y se define como objetivo la conclusión de estas luchas en el presente. Asimismo, en un acuerdo con motivo de conmemorar el 198º Aniversario de la Declaración de la Independencia, se resta importancia a la Constitución de Cádiz al presentar la declaración de la Independencia venezolana de 1811 como “primer proceso constituyente de América Latina y tercer ejemplo mundial de organización y civilización de los pueblos.” (Gaceta Oficial, 2009: 39.218/370.280)

Lo llamativo de los textos legislativos mexicanos, aprobados todos en la legislatura de Calderón es, sobre todo, la desorientación programática tanto en cuanto a la legislación hacia adentro como en la de hacia afuera. Destaca que incluso medidas muy relevantes para la ejecución de las conmemoraciones en 2010 no se tomaron o sufrieron varios cambios hasta este mismo año (DOF, 2009: DCLXVI/9/32-33; 2010: DCLXXVII/12/81-83; 2010b: DCLXXXII/1/54-56).[11] A pesar de tratarse de una conmemoración de la independencia, queda sin explicitar de quién se independizó México originalmente. Palabras que podrían evocar la sensación de lucha o conflicto son evadidas. El objetivo más eminente es, sin duda, presentar y crear por medio de las conmemoraciones una imagen cohesionada de la sociedad mexicana que transmita solidaridad y unión. El sentimiento más apelado es el orgullo. El año 2010, denominado Año de la Patria por ser el año del Bicentenario del Inicio de la Independencia y Centenario del Inicio de la Revolución, consecuentemente, “debe ser motivo de orgullo y de reflexión sobre nuestro compromiso con la Patria y por ende, una oportunidad para reasumirlo.” (DOF, 2010a: DCLXXVIII/3/18) En los textos se refleja claramente la problemática situación de la seguridad interna, causada por el crimen organizado y aún más agudizada debido a la militarización de la lucha en su contra, por parte del Ejecutivo Federal. Este se adscribe el deber de “honrar la memoria de los actores en la Independencia y la Revolución de México para actualizar sus ideales y preservar en la Nación nuestra fidelidad con la legalidad, la justicia, la democracia y la seguridad, preservando lo mucho que hemos conseguido como Nación en doscientos años de ser orgullosamente mexicanos.” (DOF, 2010a: DCLXXVIII/3/18)

Es todavía muy temprano para valorar de manera sustentable las consecuencias que puedan tener las conmemoraciones de los bicentenarios organizados a iniciativa de los estados latinoamericanos en el espacio de memoria de la CIN, no obstante, se puede identificar sobre todo una tendencia: Las polémicas que emergieron con motivo de las conmemoraciones del V centenario siguen acompañando las relaciones entre España y los países latinoamericanos. El resurgimiento de las polémicas, que hasta el inicio de los bicentenarios persistieron latentemente, se debe ante todo al hecho de que no fueron concluidas en los años 1990. El gobierno español en el poder, independientemente de su proveniencia ideológica, sigue intentando consolidar su liderazgo en la comunidad. Sólo que los gobiernos de Zapatero se distinguieron por haber perseguido esta agenda de una manera más prudente, teniendo en cuenta, por lo menos parcialmente, la experiencia del V centenario.


IV. Consideraciones finales

Entonces, ¿qué órdenes, relaciones de poder y discursos dominaron las transformaciones del espacio de memoria en la CIN?

Los documentos analizados presentan formaciones discursivas que parcialmente disponen de una trayectoria de más de 100 años y que evidencian, por lo tanto, en algunos ámbitos, mecanismos de inclusión y de exclusión tenaces. El ejemplo especialmente controvertido y anteriormente ampliamente discutido es el del descubrimiento. Desde una perspectiva comparativa de las denominaciones alternativas a la terminología tradicional del 12 de octubre como descubrimiento de América, la denominación Día de la Resistencia indígena parece ser la más combativa. A diferencia de Encuentro de Dos Mundos establece una línea divisora clara entre los dos mundos o las dos culturas que enfrenta los pueblos indígenas con lo otro. Además, hay que tener en cuenta que encuentro insinúa un evento puntual, mientras que resistencia expresa más bien un lapso de tiempo. Por consiguiente, Encuentro de Dos Mundos tiende a anclar el significado en el pasado cuando Día de la Resistencia indígena insinúa la continuidad de la lucha. De ahí que el gobierno Chávez presente este día como parte de un proyecto contrahistórico para enfrentar los “prejuicios coloniales y eurocéntricos que subsisten en el estudio y enseñanza de la historia y la geografía” (Gaceta Oficial (Extraordinaria), 2002: 5605/1-2). Este proyecto es inherente a la premisa general del proyecto bolivariano que persigue la recuperación de la historia minimizada y ocultada por la historia oficial (Sulbarán, 2010). Ésta se atribuye, según esta lógica, al antiguo régimen, es decir, a los gobiernos anteriores a las legislaturas de Chávez, mientras que él, atribuye a su propio gobierno, la defensa de la historia alternativa o no oficial. ¿Hasta cuándo puede seguir proclamándose no oficial este proyecto historiográfico oficial? ¿Persigue el gobierno Chávez mediante este proyecto verdaderamente ideas emancipadoras o se trata meramente de un cálculo político con la única finalidad de perpetuarse en el poder? La denominación Día de la Resistencia indígena no solamente le da a este gobierno la posibilidad de señalar llamativamente una deficiencia de la historiografía global, sino también implica la creación de un clima político explosivo dominado por la polarización, cuya consecuencia es, por ejemplo, el derrumbamiento de la estatua de Colón en Caracas.

La institucionalización de las relaciones entre los estados latinoamericanos y los países de la Península Ibérica con la construcción de la CIN no ha conllevado una aumentada homogeneización del discurso sobre el espacio de memoria que comprende esta comunidad. Las legislaciones nacionales analizadas divergen especialmente en cuanto a los bicentenarios. El significado y las terminologías referentes al 12 de octubre, en cambio, siguieron a grandes rasgos una trayectoria similar, aunque con especificidades nacionales, entre las que destacan las introducidas por el primer gobierno de Chávez en 2002. Teniendo en cuenta que el 12 de octubre en los países latinoamericanos no es el día festivo más significativo y es, claramente, de menor importancia que los días festivos dedicados a los procesos de independencia, es interesante observar que a pesar de las críticas todavía se siga conmemorando y con pocas alteraciones en cuanto a la estructura conmemorativa introducida hace aproximadamente 100 años.

Es en la legislación española donde aparecen en mayor cantidad referencias a la CIN. Al mismo tiempo, evidencia el esfuerzo más elevado de todos los gobiernos a influenciar el espacio de memoria de la comunidad, según concepciones de memoria propias. Las legislaciones mexicana y venezolana con respecto al V centenario y los bicentenarios sólo hacen marginalmente mención de la CIN. Curiosamente destacan al respecto en los tres casos medidas legislativas acerca de monedas, timbres y sellos postales conmemorativos.

Cualquier gobierno español parece ser consciente de que el peso político de España en las relaciones internacionales y dentro de la misma Unión Europea depende decisivamente de la calidad de las relaciones mantenidas con los países latinoamericanos. El desafío más severo en este sentido son, sin duda, las políticas del gobierno Chávez que defiende, a parte de los gobiernos españoles, la más ambiciosa agenda de políticas de memoria, consciente –al igual que ellos– de las posibilidades de poder político que conlleva.

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Referencia bibliográfica

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Notas

[1] Las reflexiones del texto subyacente se basan en la investigación llevada a cabo por el autor para su tesina defendida en la Universidad de Viena en 2010 bajo el título “Generación de los Bicentenarios. Erinnerungsräume der Iberoamerikanischen Staatengemeinschaft: Spanien, der 12. Oktober und die nationalen Unabhängigkeiten Mexikos und Venezuelas.“ Bajo: http://othes.univie.ac.at/11697/1/2010-10-19_0105124.pdf, 31 de marzo de 2011.

[2] Esto evidencia por ejemplo la publicación de Molden/Mayer (2009).

[3] Esta formulación se toma de Troebst (2006).

[4] Compárese Austin (1975: 15) y su condición A. 2 para lograr un acto de habla: “the particular persons and circumstances in a given case must be appropiate for the invocation of the particular procedure invoked.”

[5] Compárese Austin (1975: 14) y su condición A. 1 para lograr un acto de habla: “There must exist an accepted conventional procedure having a certain conventional effect, the procedure to include the uttering of certain words by certain persons in certain circumstances.”

[6] Para los debates contemporáneas sobre la denominación del 12 de octubre como Fiesta/Día de la Raza véase Rodríguez (2004, 99-124).

[7] Una buena visión general sobre las raíces de la Fiesta/Día de la Raza ofrecen Rodríguez (2004, 24-66) y Rachum (2004).

[8] Especialmente para los casos de España y México véase Rodríguez (2004, 67-98).

[9] Compárese también las informaciones acerca del 12 de octubre en la página del estado referente el bicentenario en México: http://www.bicentenario.gob.mx.

[10] Según una orden firmada por el Ministro de Asuntos Exteriores Serrano Suñer el “vocablo «hispanidad» encierra un doble concepto. A la vez que significa el conjunto de naciones que integran el mundo hispano, también expresa su peculiar espíritu y entendimiento de la vida, su común tradición histórica y superior destino universal.” (BOE 1941, 138/3552)

[11] Problemas de transparencia en torno a las conmemoraciones resaltan por ejemplo Luz Haw (2010) y Amador Tello (2010).





Resumen:
El 12 de octubre de 1492 es la puerta de entrada al espacio iberoamericano de memoria. Los resultados obtenidos del análisis comparativo de la legislación concerniente al 12 de octubre en España, México y Venezuela evidencian, por un lado, la influencia multivectorial de estos países en el significado que subyace a esta fecha y, por otro lado, los resultados señalan que los órdenes, relaciones de poder y estructuras discursivas identificadas acerca de este discurso conmemorativo son de importancia primordial en la legislación referente a los bicentenarios del comienzo de los procesos de independencia en América Latina y, por ello, fundamentales para su interpretación. ¿Se han producido cambios en el discurso sobre el espacio de memoria a partir del V centenario y los bicentenarios? ¿Qué ordenes, relaciones de poder y discursos dominan las transformaciones de este espacio y qué mecanismos de inclusión y de exclusión subyacen en éstos?

Palabras clave:
Políticas de memoria; análisis de discurso; Comunidad Iberoamericana de Naciones; bicentenarios; V centenario.

Abstract:
October 12, 1492 is the door to the Ibero American space of memory. The results obtained from a comparative analysis of the legislation concerning October 12th in Spain, Mexico and Venezuela indicate, on the one hand, the multivectoral influence of these countries regarding the meaning of this date and, on the other hand, results show that the identified orders, power relations and discursive structures concerning this commemorative discourse are of primary importance to the legislation on the bicentenaries of the beginning of the independence movements in Latin America, and therefore fundamental for their interpretation. What are the transformations in discourse on October 12th, and especially between the quincentenary of the so called discovery and the bicentenaries? What are the orders, power relations and discourses that dominate the politics of memory in the Ibero-American Community?

Keywords:
Politics of memory; discourse analysis; Ibero-American Community of Nations; bicentenaries, quincentenary.



Fecha de recepción: 11/04/2012

Fecha de aceptación: 04/09/2012
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