Desde que aparecieron con fuerza en el panorama crítico latinoamericano, los denominados estudios culturales han tenido un efecto benéfico innegable sobre las áreas de conocimiento centradas en lo humano y lo social, pues han sido la chispa de un sinnúmero de debates en torno a objetos de estudio, enfoques de trabajo, relaciones entre áreas y, en especial, en torno a los alcances éticos y políticos de la investigación y la producción de saber en estos campos de saber. Si en unos años, al recapitular su historia, halláramos que esa fue su única función, tendríamos que reconocer que fueron una tramoya de singular y extraordinaria calidad. Por lo menos para los estudios literarios en Latinoamérica, ese llamado a la reflexión disciplinar y la paleta de asuntos que hemos tenido que plantearnos en consecuencia son de todo punto necesarios y oportunos.
Última actualización el Martes, 29 de Marzo de 2011 18:12