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1Cámara digital en mano y provistos de los recuerdos y una sesuda investigación de 3 años, los realizadores de “Actores Secundarios” nos transportan al último periodo de la dictadura militar chilena. Pero esta vez no se trata de un relato épico sobre los actores tradicionales de la lucha por la democracia, sino de una generación prácticamente olvidada y que movilizó a miles de adolescentes contra un régimen que los ahogaba.

2“Actores Secundarios” es una crónica construida de los fragmentos de la memoria de un grupo de dirigentes estudiantiles que desafió al miedo y la represión policial, pero que no tuvo espacio en la democracia transicional que se construyó en Chile a partir de 1989. Ignorados en un principio, este grupo de adolescentes de escuelas públicas y privadas logró, durante los años más duros de los paros y protestas (1983-86), organizarse y llevar al espacio público el desencanto de muchos jóvenes y las aspiraciones de derrotar al régimen en las calles. Sus palabras de hoy reflejan los riesgos de aquellos años y el exceso de ideologismo previo a la caída de los socialismos reales. Ellos no tenían conciencia de los peligros a los cuales se exponían, pero sí de aquello contra lo que luchaban: la municipalización de la educación, la falta de libertades y el autoritarismo reinante.

4Los autores del filme logran reflejar los anhelos y contradicciones de personas a quienes la llegada de la democracia dejó sin banderas de lucha, porque eran muy jóvenes, porque estaban “marcados” con el activismo, o porque simplemente no clasificaban como “responsables” en un período donde la desmovilización jugó a favor de una transición democrática temerosa del poder militar, pero especialmente de un aumento las demandas sociales. Los escolares rebeldes no calzaban en este esquema, pues se formaron en la lucha contra el régimen y estaban listos para enfrentar a una dictadura que supuestamente no respetaría el resultado del plebiscito de 1988. Pero ocurrió lo contrario y paradójicamente esto marcó el declive del movimiento.

5Si bien la nostalgia de los compañeros caídos y una cierta idealización se apoderan de los instantes finales del documental, ello no quita valor al rescate de un episodio de la historia reciente de Chile que revaloriza a una de las movilizaciones antiautoritarias más importantes de las últimas décadas.

6Recomendamos exhaustivamente este documental, pero especialmente su comentario y análisis, pues la movilización “pingüina” de 2006 no deja reivindicar muchas de las peticiones y demandas de la generación estudiantil de los 80’. No es menor la alusión que hacen los realizadores a la recreación de la toma del Liceo Arturo Alessandri en 2004, y que costó la expulsión de varios estudiantes sólo por haber hecho memoria de lo ocurrido hace casi 20 años. La sola alusión a un pasado conflictivo desencadena todavía hoy las furias autoritarias de no pocos líderes políticos actuales.