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EURE (Santiago)
versión impresa ISSN 0250-7161
EURE (Santiago) v.29 n.87 Santiago ago. 2003
http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612003008700001
Miguel Lacabana*
Globalización y desigualdades socioterritoriales:
la expansión de la periferia metropolitana de Caracas**
Keywords: metropolitan expansion, socio-territorial heterogeneity, ways of life, Caracas.
Palabras clave: expansión metropolitana, heterogeneidad socioterritorial, modos de vida, Caracas
La saturación de la periferia con mayor desarrollo, conformada por los Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire y el Litoral, presiona la expansión metropolitana sobre el Tuy Medio. Mediante el desarrollo de infraes-tructuras y servicios, proyectos de transporte masivo y de construcción de viviendas privadas y públicas para sectores medios vulnerables y empobrecidos, esta área va adquiriendo un perfil social más heterogéneo respecto al carácter meramente popular y concentrador de pobreza que la caracterizaba en las décadas anteriores. La hipótesis inicial que daba a esa heterogeneidad social una dirección positiva para atenuar las desigualdades socio-territoriales y los fenómenos de sobre-segregación y encierro territorial de los sectores populares va dando paso a una visión más compleja, donde el último de dichos fenómenos, unido a expresiones de aislamiento territorial de los sectores medios, tiende a reproducirse al interior de esta periferia, siguiendo el patrón de desigualdad y fragmentación del Área Metropolitana de Caracas.
Para avanzar en la comprensión de estos procesos, analizamos las estrategias de reproducción y modos de vida de los sectores populares y sectores medios empobrecidos y vulnerables asentados en esta área, con base en los resultados de investigaciones adelantadas por el Área Urbano Regional de CENDES1.
El artículo se compone de tres partes: una primera que ubica a Caracas en el sistema jerárquico de ciudades globales y discute tanto la existencia de una "Caracas ciudad-región global" como de una ciudad dual; la segunda da cuenta de la expansión metropolitana y el papel de los Valles del Tuy Medio en este proceso, y la tercera nos remite a un conjunto de hipótesis sobre la heterogeneidad social, las estrategias y modos de vida en la interfaz periurbana. Finalmente, las reflexiones finales recogen nuestras dudas acerca de la mayor heterogeneidad social y su relación con mejores condiciones de vida en los sectores pobres del área en estudio.
Caracas no escapa a este modelo general, y muestra los rasgos típicos de las metrópolis latinoamericanas de comienzos del siglo XXI. El Área Metropolitana de Caracas (AMC) ha desbordado sus límites urbanos como resultado de la progresiva difusión de población, actividades, funciones y relaciones diferenciadas en un territorio mayor, ante la relativa saturación del valle y la constante elevación de los precios de la tierra. Superando barreras topográficas se ha ido conformando la Región Metropolitana de Caracas (RMC), con el valle de Caracas como centro urbano principal que se articula a través de terrenos montañosos con las sub-regiones de su periferia: Altos Mirandinos, Litoral Central, Guarenas-Guatire y los Valles del Tuy Medio (VTM).
Figura 1. Región Metropolitana de Caracas
Sin embargo, la RMC no puede asimilarse al concepto de ciudad-región global en el sentido de Scott (2001), dado que una mirada a su estructura productiva nos indica que en la RMC no existen clusters de actividades productivas conectadas a la economía global como las que estos autores refieren, con excepción de algunos servicios avanzados localizados en el distrito de negocios de la ciudad primaria. La RMC tampoco forma parte del mosaico de las ciudades-regiones globales que son núcleos espaciales esenciales de esa economía global, ni es un actor político principal en la escena mundial, aun cuando Caracas tiene un cierto protagonismo por la importancia de Venezuela como país exportador de petróleo. Si bien en la RMC se localizan algunas industrias, otras regiones del país concentran las actividades productivas de bienes, y Caracas tiene una economía fuertemente especializada en servicios. Esto no significa que los problemas referidos a la escala regional metropolitana no están presentes; por el contrario, tal como lo planteamos en este trabajo, son cada vez mayores.
Ahora bien, si nos atenemos a varios trabajos donde Caracas aparece formando parte de la red de ciudades globales o -dicho de otra forma- inserta en el sistema jerárquico o jerarquía global de ciudades, podemos hablar de Caracas, ciudad en proceso de globalización. Esta adscripción de Caracas al sistema de ciudades globales está relacionada con la localización de servicios avanzados que forman parte de la economía global. De hecho, los trabajos de Friedmann (1986) así como los del Grupo de Loughbourough (1999), donde Caracas aparece en dicha red, se basan en la localización de oficinas de las empresas de cuatro tipos de servicios avanzados (banca y finanzas, contabilidad, publicidad y asesoría legal). En este sentido, las ciudades son el punto de vinculación de las economías nacionales con la economía global a través de su participación en la producción de servicios avanzados (Sassen, 2002).
Esta concentración de servicios avanzados en Caracas tiene estrecha relación con la importancia, tanto nacional como internacional, de la actividad petrolera. Venezuela es el segundo o tercer abastecedor de petróleo de EE.UU., y tiene relaciones privilegiadas con la economía norteamericana2. Sin embargo, es a partir de 1989, con las nuevas formas de inserción global de la economía venezolana -que se concretó en la apertura petrolera y minera (con la reincorporación de las empresas petroleras transnacionales al proceso de extracción de crudo), la internacionalización de la banca privada nacional y la privatización de las telecomunicaciones, entre otras actividades económicas- cuando la ciudad se especializa en servicios avanzados y se concentran en ella los headquarters locales de empresas transnacionales.
El proceso de apertura económica y su impacto sobre la ciudad se da en el marco del cambio en las formas de organización dominante de los flujos transfronterizos y sus actores claves. A partir de los 80 prevalecen los procesos de privatización, desregulación y apertura de las economías nacionales a las empresas extranjeras, así como la creciente participación de los actores económicos nacionales en los mercados globales y el papel de las ciudades como territorios estratégicos de las nuevas formas de organización económica y de las actividades estratégicas de la economía global (Sassen, 1999 y 2002).
La concentración en la metrópoli de la población ocupada con un nivel de formación superior, particularmente en los sectores de servicios avanzados, finanzas, comunicaciones, minería y petróleo, demuestra que Caracas ejerce también las funciones técnicas y de control de importantes actividades de producción material, entre las que se destaca la petrolera. Es decir, el desarrollo de los servicios avanzados, telecomunicaciones y finanzas, así como la concentración del control, dirección y gestión de las actividades productivas -principalmente el petróleo- caracterizan el liderazgo económico del AMC como centro nacional y su potencial como ciudad en proceso de globalización. Además, no hay que olvidar que siendo Caracas una ciudad primada, en el sentido de concentrar las élites económicas, políticas y sociales, es también el centro de poder y de decisión, y por lo tanto, localización privilegiada para las empresas.
No son exclusivamente las prácticas de agentes transnacionales, sino en buena medida las prácticas proactivas a la articulación global emprendidas por agentes económicos y actores nacionales, las que explican el proceso de globalización de la ciudad. Este proceso se articula tanto a los cambios económicos asociados a la apertura como también a otros procesos que se venían desarrollando en la metrópoli con la participación de distintos actores, y que han ido creando las bases territoriales para la nueva inserción global. En la conformación del nuevo distrito global de negocios de Caracas (Municipio Chacao) fue determinante la participación del capital financiero e inmobiliario nacional, lo que coincide con la afirmación de De Mattos (2002) para las ciudades latinoamericanas: "[...] el capital inmobiliario ha cobrado una mayor importancia en la definición de la orientación y el contenido del desarrollo metropolitano [...]" (8). Una parte importante de las intervenciones urbanas que dieron lugar a un cambio de centralidad de Caracas fueron anteriores al proceso de apertura económica, y por lo tanto, "[...] no debería descartarse la hipótesis de que las tendencias que ahora han cristalizado no pueden considerarse totalmente novedosas, sino como la lógica y previsible culminación de una urbanización capitalista [...]" (De Mattos, 2001: 6).
En el marco del proceso de globalización, la creciente importancia de las metrópolis en los países periféricos ha venido acompañada de la profundización de las desigualdades urbanas. Diversos estudios que ponen el énfasis en los procesos de reestructuración, en la producción y el consumo asociados a la globalización apuntan hacia la conformación de metrópolis duales, donde el avance de procesos de especialización funcional lleva a articular plenamente ciertos fragmentos de la ciudad a la economía global, mientras otros están totalmente marginados de ésta y se vinculan directamente a la economía de la pobreza (Ciccollela & Mignaqui, 2000; Sassen, 1999). Esta visión se vería reforzada a través del análisis de ciertos efectos socio-territoriales de la descentralización -como componente de la reestructuración política- que dan cuenta de la creciente segmentación institucional y del distanciamiento entre municipios pobres y ricos, que obstaculizan la gobernabilidad de la ciudad y refuerzan la desigualdad socio-territorial.
Sin embargo, el énfasis en los procesos de diferenciación social y socio-territorial como efecto del avance de la exclusión y el empobrecimiento en la ciudad y de la ciudad ponen en entredicho esta visión dual (Cariola & Lacabana, 2001). En un artículo anterior afirmamos que estamos en presencia de "múltiples ciudades en el territorio metropolitano" (10), lo cual coincide con las precisiones de Marcuse y Van Kempen (2000), quienes proponen la metáfora de la layered city para ejemplificar la superposición de agentes, actores y procesos de dominación y subordinación. Este proceso está claramente descrito en De Mattos (2001), quien también hace referencia al trabajo de Soja sobre la ciudad fractal, fragmentada y polarizada; es decir, configuraciones urbanas que no se corresponden con el modelo de ciudad dual.
Las transformaciones sociales inciden en la forma como se estructura y se vive la metrópoli a través de la dinámica de segregación socio-territorial que ahora cobra una significación cualitativamente diferente, asociada a la yuxtaposición de diversos modos de vida que propician la atomización y el aislamiento residencial, reforzando la fragmentación metropolitana en múltiples territorios desiguales más que en dos escenarios mutuamente excluyentes.
Esta perspectiva enfatiza la dimensión socio-cultural de los procesos de transformación metropolitana. Da cuenta de los cambios en las prácticas socio-culturales y modos de vida de los sectores y grupos sociales residentes en distintos fragmentos de la ciudad a través de sus estrategias residenciales como prácticas adaptativas que conllevan formas particulares de producir y vivir el espacio residencial, incluida la sociabilidad y la construcción de identidad. Cambios en los modos de vida de los diversos sectores sociales en cada fragmento socio-territorial y de la ciudad como cuerpo social frente a la emergencia tanto de valores y pautas de consumo propias de la sociedad globalizada, así como de la violencia y la desestructuración de tejidos socio-culturales asociados al empobrecimiento y desintegración de la sociedad metropolitana (Cariola & Lacabana, 2001). Es decir, el proceso de globalización de Caracas, pensado como la articulación de procesos globales y locales, no debe entenderse como un impacto sobre un actor, la ciudad, sino como un impacto diferenciado sobre grupos sociales diversos, territorios cambiantes, procesos de dominación y subordinación. Además, en la coyuntura actual de Venezuela, debe entenderse en el marco de los cambios socio-políticos en marcha.
Más allá de las consideraciones de las formas de inserción de Caracas en la red mundial de ciudades y en la economía global como un todo, entendemos la RMC como un área funcionalmente integrada, donde existe la ciudad primaria y su interfaz periurbana o sub-regiones periféricas, hacia donde la ciudad se expande y con la cual interactúa fuertemente en términos de recursos, mercancías, energía y población3. La tradicional distinción entre urbano y rural desaparece de hecho y el conjunto pasa a nombrarse en términos generales como urbano, más allá que se distinga claramente la ciudad primaria y su interfaz periurbana. En definitiva, estamos frente a una nueva forma de paisaje urbano (Friedmann, 2001).
En el proceso de expansión metropolitana, mientras Caracas ha ido perdiendo su dinamismo poblacional, las subregiones de la periferia se expanden a un ritmo mayor captando un segmento importante de población excluida del mercado de la vivienda en el centro metropolitano. Las tasas de crecimiento de la población han sido mayores en las sub-regiones metropolitanas que en la ciudad primaria, particularmente en los Valles del Tuy, donde la participación de la población en el conjunto de la RMC se ha ido incrementando en forma sostenida. De hecho, el AMC ha perdido participación relativa en la población nacional y en el conjunto de la RMC, reflejando los procesos de diferenciación territorial.
La expansión metropolitana está relacionada principalmente con las lógicas de acumulación del capital inmobiliario y con la dinámica de construcción de viviendas que ha abierto nuevas opciones de asentamiento en la periferia para sectores medios empobrecidos o vulnerables, incapaces de pagar el costo de localizaciones centrales, con las lógicas de localización del capital comercial y de recreación que contribuyen a generar nuevas centralidades suburbanas, y con el desarrollo de sistemas de transporte y de infraestructuras de vialidad que permiten la movilidad de la población en el ámbito interurbano. El centro metropolitano se consolida como mercado de trabajo principal que opera para toda la región -e incluso fuera de sus límites-, y da ocupación tanto en las actividades más especializadas y globalizadas como en aquellas actividades informales ligadas a la economía de la pobreza.
La conformación de la RMC asume una diferenciación económico-territorial donde la ciudad primaria se especializa en las actividades económicas más dinámicas y competitivas, como las del terciario superior vinculadas al rol de metrópoli global emergente en el área del Caribe, en tanto la periferia asume de preferencia las funciones ligadas a la producción material, además de la actividad residencial característica de las periferias metropolitanas. Como nítida expresión de la diferenciación socio-territorial, Caracas se reserva para los sectores de mayores ingresos, mientras las sub-regiones periféricas constituyen principalmente el área residencial para los sectores medios empobrecidos y vulnerables (Cariola & Lacabana, 2001).
También la periferia manifiesta una diferenciación socio-territorial que se ha venido gestando a lo largo de los años. Las tres subregiones de la periferia, con un desarrollo más antiguo y articulado en el ámbito metropolitano debido a diversas condiciones favorables (los Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire y el Litoral Central hasta antes del desastre natural), han constituido una alternativa residencial significativa para sectores medios vulnerables e incluso para sectores de ingresos medio altos, y en menor medida, para sectores medios empobrecidos.
Los VTM con condiciones locales de distinto tipo, más adversas y caracterizados por la concentración de grandes urbanizaciones populares producto de anteriores políticas públicas de erradicación, se abrieron como la opción económicamente más favorable para sectores medios empobrecidos desde mediados de los 80. En los últimos años, la saturación de las tres primeras sub-regiones y las restricciones derivadas de los desastres naturales de Vargas van dejando a los VTM como el área de expansión más viable de la RMC, no solamente para sectores sociales pobres y empobrecidos, sino también para los sectores medios vulnerables.
Una primera y larga etapa desde comienzos de los 60 hasta los primeros años 80 da cuenta de su inicio como periferia industrial y residencial de Caracas. Se desarrolló en el contexto del modelo de sustitución de importaciones impulsado por el Estado, de la expansión económica y el proyecto de la Gran Venezuela ligados al "boom petrolero" de los años 70, a un proceso de urbanización muy rápido y a una mejora sostenida de las condiciones de vida de la población, junto con una fuerte movilidad social ascendente (Lacabana & Cariola, 2001).
En los 60 se comienzan a sentir los efectos de la migración rural urbana y el cambio de uso de las tierras agrícolas en los VTM. La construcción de autopistas que los comunican con Caracas y la electrificación rompen su aislamiento y generan oportunidades para la localización de industrias y el crecimiento de la población en sus principales centros urbanos. Durante los años 70 se implementan políticas de desconcentración espacial del país, que tienen fuerte influencia en los cambios de los VTM y en su relación con Caracas. La prohibición de localizar nuevas industrias en Caracas y la obligación de trasladar las que se consideraban contaminantes, unida a una política de desconcentración industrial que terminó incentivando la localización industrial en un apéndice geográfico del AMC llamado "Area B marginal"4, permitió que las empresas se dirigieran fundamentalmente hacia los VTM (Rofman, 1978).
El mecanismo inexorable de expansión de las ciudades se acelera en los años 70 como consecuencia de las políticas públicas; se producen cambios en la relación funcional y un nuevo tipo de integración con Caracas que permiten identificar los VTM como parte de la periferia de ésta. Este proceso continúa en una segunda etapa durante los 80 y 90, pero con características diferentes y en el marco del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones y la apertura progresiva de la economía venezolana al proceso de globalización.
Esta segunda etapa se desarrolla en el contexto de la profunda crisis que afecta a la economía venezolana desde inicios de los 80. En 1989 se implementa un plan de ajuste y apertura de la economía que se planteó como la vía de vinculación con los procesos de globalización y que cambió la composición de la estructura sectorial de la economía, con pérdida de importancia relativa del sector industrial y crecimiento del sector terciario, el cual afectó negativamente la estructura del mercado de trabajo, la distribución del ingreso y dio lugar a un incremento sostenido de la pobreza y la desigualdad. Además, marcó el progresivo abandono del Estado de la estrategia de desarrollo social de largo plazo por las políticas sociales compensatorias y focalizadas (Lacabana & Cariola, 2001).
Desde mediados de los 80, y hasta avanzados los 90, estas grandes tendencias nacionales se expresan localmente en la concentración de migrantes de Caracas en condiciones de pobreza, con una problemática social ligada a la falta de empleo y el déficit de servicios básicos. La recepción de habitantes de Caracas se da principalmente por la vía de la construcción de grandes urbanizaciones populares aisladas, que se destinan en un primer momento a damnificados de los barrios del AMC y luego a cubrir necesidades de vivienda de los sectores populares en condición de pobreza, y mediante edificios de viviendas de interés social en los centros urbanos existentes destinadas a trabajadores del sector formal público de Caracas (maestros, policías, empleados y obreros). El desplazamiento de población de bajos recursos generó fuertes conflictos con las autoridades y habitantes locales, por el deterioro en la ya deficiente prestación de servicios públicos y porque se oponían a que los VTM se convirtieran en un área estigmatizada por la concentración de población en condición de pobreza. Sin embargo, la política estatal de vivienda encontró en esta área la posibilidad de desarrollarse por las condiciones topográficas y el bajo costo de los terrenos disponibles y es, en definitiva, la que dio lugar al fenómeno de "sobre-segregación urbana" como expresión de la concentración territorial de la pobreza.
A partir de los 90, el desarrollo territorial del Tuy se da en el marco de la nueva crisis social y política que no sólo replantea y recoge los elementos derivados de los problemas estructurales, sino que incorpora desequilibrios y problemas emergentes. La reestructuración económica y del Estado dejó vigentes transformaciones que tienen relación con una menor intervención estatal en la economía y con la reestructuración del mercado de trabajo que contribuyeron a expandir la pobreza, hacerla más intensa y heterogénea, y a aumentar las desigualdades sociales. Entre los efectos más evidentes de este proceso, además de la profundización y la expansión de la pobreza estructural y la concentración de ingresos en un grupo menor de altos ingresos, se destaca la emergencia de un nuevo segmento social de sectores medios empobrecidos así como el incremento de la vulnerabilidad de sectores medios no pobres (Cariola & Lacabana, 2001). En la actualidad, más allá de los postulados de la nueva constitución y los esfuerzos del nuevo gobierno por revertir estas tendencias, puede decirse que muchas de ellas siguen operando, pero a su vez, nuevos instrumentos de participación y nuevas formas de gestión impulsan el desarrollo local.
Los VTM se han transformado en un foco de atracción de inversiones inmobiliarias para sectores medios en condiciones de vulnerabilidad o ya empobrecidos con medianos y bajos ingresos. Se construyen desde pequeñas urbanizaciones hasta urbanizaciones-ciudades como Valles de Chara, diseñada para albergar a una población de 100.000 personas, con todos los servicios básicos incluyendo educación básica, media y superior, comercio, transporte y recreación. Es decir, esta sub-región de la periferia ha llegado a ser una opción para los sectores medios que no tienen capacidad económica para adquirir vivienda en Caracas y que se apoyan en la Ley de Política Habitacional, la cual promueve viviendas de interés social. Paralelamente, el nuevo gobierno nacional está desarrollando conjuntos habitacionales de mejor calidad, que si bien en parte se destinan a damnificados de la tragedia natural ocurrida en el litoral central de Venezuela en diciembre de 1999, en su mayoría se orientan a un mercado de sectores medios empobrecidos.
Otro elemento central en el desarrollo territorial del Tuy ha sido la construcción del ferrocarril metropolitano a partir de 1995. Este conectará los VTM con Caracas en 14 minutos y su inauguración será en el año 2004. Es un proyecto nacional que responde a los lineamientos del Plan Nacional de Ferrocarriles y al Plan Nacional de Ordenamiento del Territorio y que ha generado fuertes expectativas sobre el crecimiento de la sub-región, tanto entre los empresarios como entre la población local y metropolitana. En este proceso, nuevos actores interesados entran en escena, surgen organizaciones de promoción del desarrollo local que se transforman en actores claves del proceso y al mismo tiempo aumenta el número y la complejidad de los actores primarios y secundarios.
Mientras tanto, la problemática social continúa centrada en el problema del desempleo y en la falta de oportunidades laborales, especialmente para la mujer. Bajas tasas de actividad femenina y altas tasas de desocupación, así como una elevada participación del sector informal en el conjunto de la ocupación contribuyen a la desigualdad socio-territorial respecto a la ciudad primaria.
En los VTM sigue operando el proceso de desindustrialización por el cierre de empresas; el sector de la construcción tiene poca influencia local, pues las empresas traen sus propios trabajadores de fuera; el sector servicios crece, por un lado, en virtud del incremento de las actividades informales, y por otro, se va complejizando progresivamente al ritmo del crecimiento y diferenciación social de la población; los planes oficiales de empleo generan escaso empleo local, caracterizado por la inestabilidad y los bajos ingresos; el desempleo es elevado y Caracas continúa siendo la principal fuente de empleos.
Puede afirmarse que la confluencia de los impactos de la globalización y las tendencias económicas nacionales con el proceso de metropolización de Caracas, con los grandes proyectos nacionales de infraestructura y con las respuestas locales a los mismos vuelve más heterogéneos económica y socialmente a los VTM, y a su vez, abre la puerta para la posibilidad de implementar una estrategia de desarrollo local que integre la potencialidad de los seis municipios y sus ciudades, dando lugar a nuevas formas de centralidad metropolitana. Sin embargo, en la actualidad esta sub-región periférica se transforma en un escenario de conflictos por el empleo, la tierra y los servicios, por la falta de participación de los gobiernos locales en los proyectos nacionales y a su vez, por la incapacidad de estos gobiernos de responder a las expectativas y demandas de la población.
Expresión del inmediatismo son las estrategias residenciales puestas en práctica por estos sectores sociales para solucionar su problema de vivienda y/o para crear fuentes alternativas de ingresos. En la periferia del Tuy las estrategias residenciales principales contribuyen a la concentración de la población pobre: la invasión de tierras, la consolidación con ampliación de las viviendas en antiguas urbanizaciones populares y el traslado a viviendas de interés social producto de nuevas políticas del Estado en esta periferia.
- Para los sectores populares residentes de las grandes urbanizaciones populares construidas en los 80 con el fin de albergar damnificados de los barrios caraqueños, la estrategia residencial ha sido consolidar y ampliar sus viviendas. La subdivisión y/o ampliación de la vivienda es una práctica común de los sectores populares en condición de pobreza que contribuye a la densificación de los asentamientos y al deterioro de la calidad de vida por el incremento del déficit de servicios. Es parte de la estrategia de sobrevivencia de estos sectores dado que la familia extendida, además de dar habitación al familiar que no la tiene, permite optimizar los ingresos o bien incrementarlos mediante el alquiler de partes de la vivienda.
- Junto con consolidar la vivienda se ha buscado consolidar las relaciones vecinales, integrándose y construyendo la identidad social en torno al territorio. Las luchas vecinales por lograr mejoras en los servicios y en la calidad de vida, así como el permanente refuerzo de las relaciones familiares entre los grupos domésticos que migraron juntos han contribuido en este proceso, mientras la desestructuración de tejidos vecinales, a causa del avance de la inseguridad y la delincuencia, operaron en sentido contrario.
- El aislamiento geográfico y la gran concentración de hogares pobres en estas urbanizaciones populares dieron lugar a un fenómeno que denominamos "sobre-segregación urbana", que produjo cambios en los modos de vida y desajustes importantes no sólo en las estrategias económicas de sobrevivencia, sino en las estrategias cotidianas de los hogares. Particularmente, las escasas oportunidades de empleo han generado el desarrollo de actividades informales ligadas a la economía de la pobreza. Si bien hay una proporción de trabajo formal entre los habitantes locales, el mercado de trabajo se caracteriza por la informalidad y la precariedad de las condiciones de trabajo y los ingresos. Es decir, las oportunidades que se abren para los sectores pobres con estos trabajos dan escasa viabilidad a sus estrategias de sobrevivencia para mejorar su situación de pobreza. Por otra parte, la inseguridad y la violencia cotidiana se incrementaron y las redes vecinales, así como la vida cotidiana, se desestruc-turaron, generándose conflictos privados (familiares) y comunitarios (públicos). Esta situación, sumada a la falta de oportunidades de trabajo, replegó a estos sectores al ámbito del barrio y la casa, minimizando sus relaciones con los centros urbanos de la periferia y con la metrópolis.
Como modo de vida, esta particular superposición de espacios residenciales con espacios productivos ligados a la economía de la pobreza contribuye al aislamiento y aleja a los sectores populares de un concepto de vida moderno, evidenciando las desigualdades con otros sectores sociales. "Ese mantenerse circunscrito a un solo tipo de espacio vital urbano, si bien refuerza los modos de vivir la cotidianidad, las redes sociales y las representaciones que se construyen en la vida social, las mantiene restringidas a un ámbito social muy acotado, poco diferenciado y poco diverso, lo cual incide en la pobreza de herramientas para comprender, interpretar y relacionarse con las exigencias del modo de vida urbano moderno contemporáneo [...]" (Guitián, 1998:180).
El encierro territorial responde a la tendencia a concentrar los esfuerzos para la sobrevivencia en el plano doméstico. El deterioro de las condiciones de reproducción material por la caída de ingresos va acompañado, desde el punto de vista subjetivo, con sentimientos de inseguridad y frustración crecientes, dando lugar a respuestas defensivas que se concentran en el ámbito de lo privado. Estas respuestas han sido un problema de los hogares y no de los grupos sociales organizados (Cariola, 2002). Sin embargo, en la coyuntura reciente, esta tendencia al repliegue al ámbito doméstico parece estar cambiando. Surgen nuevas experiencias colectivas y se fortalecen algunas anteriores en el marco de un proyecto que les da coherencia dentro de la propuesta oficial de democracia participativa8. Estas experiencias repercuten en una revalorización del ámbito público y pueden incidir positivamente para flexibilizar el mencionado encierro territorial.
El traslado a la periferia está asociado a la búsqueda de seguridad e independencia residencial por parte de familias jóvenes a través de la vivienda propia que no pueden pagar dentro del AMC. En general, conlleva una reorganización de la vida cotidiana con altos costos en términos de tiempos de traslado al empleo en la ciudad, disminución del tiempo libre y de las oportunidades de convivencia familiar, de ruptura de las relaciones vecinales previas y de reorganización de los roles de producción y reproducción al interior de los hogares, ya que muchas de las mujeres deben abandonar transitoriamente sus empleos para dedicarse al cuidado de los hijos. La reorganización de las estrategias económica y cotidiana frecuentemente va asociada al desarraigo respecto del conjunto de relaciones socio-territoriales desarrolladas en la ciudad, y afecta en forma diferente el modo de vida de acuerdo a la homogeneidad o heterogeneidad social del medio residencial. En el primer caso, es más fuerte la tendencia a permanecer en el nuevo ámbito residencial, superando el desarraigo inicial, integrarse a la comunidad socio-territorial y reconstruir la identidad por afinidad con los nuevos vecinos. Al contrario, en comunidades socio-territorialmente heterogéneas con fuerte presencia de sectores populares recientemente ascendidos, junto a segmentos empobrecidos de la clase media, se generan conflictos socio-culturales que conducen al aislamiento, encierro y a la posterior salida del ámbito residencial de los hogares de sectores medios.
heterogeneidad socio-territorial de la periferia del Tuy Medio?
Esta expansión, ligada al desarrollo del ferrocarril metropolitano y a las propias condiciones de los VTM, así como a una amplia oferta inmobiliaria, está dando lugar a una mayor heterogeneidad social y económica. Se desarrollan nuevas actividades económicas formales, especialmente de servicios acordes con los nuevos sectores sociales, pero también actividades informales. Ambas pueden tener un impacto positivo sobre el empleo local, pero insuficiente para absorber la nueva fuerza de trabajo y generar empleos no precarios. La mejora de los sistemas de transporte puede hacer de Caracas un mercado de trabajo viable para muchos de estos sectores y atenuar, de paso, la conflictividad que genera la distancia sobre su vida cotidiana.
La mayor heterogeneidad socio-económica no se ha traducido directamente en una disminución de las desigualdades socio-territoriales. Si bien el fenómeno de sobre-segregación parece haberse superado con la llegada de los nuevos habitantes, con el desarrollo de urbanizaciones para sectores sociales más solventes y con la apertura de nuevas actividades económicas en las viejas urbanizaciones populares, persiste la reproducción de tendencias al encierro territorial de los sectores populares y al autoaislamiento territorial, principalmente por parte de sectores medios vulnerables. La persistencia de estas tendencias se enmarca en un patrón de expansión metropolitana marcado por la desigualdad y la fragmentación socio-territorial.
Conflictos de diverso tipo acompañan la expansión metropolitana, y particularmente, los rápidos cambios que se están produciendo en los VTM. Las demandas de viejos y nuevos actores se entrecruzan y potencian en un marco de debilidad de las instituciones locales para dar una respuesta integral a las mismas. Sin embargo, en el contexto de la nueva constitución, una nueva institucionalidad y formas de organización novedosas de los distintos sectores sociales -desde los actores empresariales hasta los sectores populares- se hacen presentes para contribuir con el desarrollo local, la mejora de la calidad de vida y la reducción de las desigualdades.
En este sentido, el desafío es una mayor integración social y urbana de los seis municipios y sus respectivas ciudades con los viejos y nuevos desarrollos residenciales que puede dar lugar a nuevas centralidades metropolitanas, pero además, una mayor integración de la RMC, que contribuya con la reducción de las desigualdades socio-económicas y socio-territoriales.
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* Profesores/investigadores del Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela. E-mail: cariola@cantv.net, lacabanm@rect.ucv.ve
** Una primera versión de este artículo fue presentado como ponencia en el VII Seminario Internacional de la Red Iberoamericana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, realizado en Camagüey (Cuba) en noviembre de 2002.
1 Lacabana, M. & C. Cariola (2001-2002). "Globalización y metropolización: impactos territoriales en la interfaz periurbana de Caracas". Caracas: CENDES-CONICIT. Cariola, C. & M. Lacabana (2000-2002). "Transformaciones en el trabajo y reestructuración social. ¿Quiénes son los viejos y los nuevos pobres?". Caracas: CENDES-CDCH/UCV.
2 Al momento de escribir este artículo, Venezuela se consideraba el tercer abastecedor de petróleo a EE.UU. luego de recuperar la producción después del "paro petrolero" -también conocido como "golpe petrolero"- que sumió al país en una fuerte inestabilidad política y económica, cuyos efectos estarán vigentes por mucho tiempo.
3 La RMC abarca 17 municipios distribuidos en tres entidades político-territoriales (Distrito Capital, antes Distrito Federal, Estado Miranda y Estado Vargas). Cinco municipios corresponden al Área Metropolitana interna o valle de Caracas, que según la actual constitución conforman un territorio funcional denominado Distrito Metropolitano, y los doce restantes pertenecen a las sub-regiones periféricas.
4 El Área B Marginal es actualmente parte de la Región Metropolitana de Caracas, y en los 70 recibió incentivos especiales para la localización industrial.
5 Es el caso de la urbanización-ciudad Valles del Chara, localizada en un área de mayor altura, con mejor clima y más accesible desde la autopista que comunica Caracas con el centro del país, y de las pequeñas urbanizaciones para sectores medios ubicadas en Charallave, el centro urbano más dinámico de los VTM y más cercano a la metrópolis.
6 Uno de los casos emblemáticos de la política de erradicación de barrios de Caracas señalada anteriormente es analizado en nuestro estudio sobre la urbanización popular El Cartanal, que se inauguró en 1986 alojando alrededor de 400 familias damnificadas, para ir creciendo hasta estar conformada actualmente por 12 sectores, habitados por aproximadamente 9.000 familias, que suman 50.000 habitantes. Con el transcurso de los años se han desarrollado otras urbanizaciones populares a su alrededor y -fundamentalmente- asentamientos informales por invasión de tierras que prácticamente duplican esa población.
7 Algunas empresas localizadas en Caracas aprovechan la mano de obra cautiva desempleada en estas urbanizaciones para encargar tareas poco calificadas y sub-pagadas, como el remate de las costuras de ropa, cuyo costo es más elevado si se realiza por trabajadores formales dentro de los establecimientos industriales. Además, la ampliación del mercado local ha permitido que muchas mujeres dejaran empleos de baja calidad en la ciudad y optaran por implementar sus propias actividades informales de venta en pequeña escala en la casa o en la calle.
8 Entre estas experiencias se destacan las de las Mesas Técnicas de Agua, impulsadas por la empresa hidrológica de la Región Metropolitana (Hidrocapital) para asegurar la participación organizada de las comunidades en la solución de problemas de agua, y las de los Consejos Comunales de Planificación, como organizaciones de participación en el desarrollo local.
9 La gran urbanización Valles del Chara reproduce este concepto integrando en su desarrollo áreas destinadas a instituciones de educación superior, lo que eleva la calidad de los servicios ofrecidos.